Una nueva vida (2017), de Kurt Voelker

Bill Palet, profesor universitario, trata de salir adelante tras el fallecimiento por cáncer de su esposa, a la que estaba muy unido. Para cambiar de aires acepta un trabajo como profesor de matemáticas en un instituto de una pequeña localidad californiana, al que asistirá como alumno Wes, su hijo. Ambos comenzarán a superar la etapa de duelo tras conocer a sendas mujeres especiales, pues Wes se enamora de Lacy, compañera de clase que tiene una imagen de princesa, pero que en realidad se autolesiona y está necesitada de cariño. Por su parte, su progenitor se queda deslumbrado cuando conoce a Carine, la profesora de francés del chico.

Kurt Voelker debutó como guionista de Noviembre dulce, drama romántico de presupuesto más o menos elevado con Keanu Reeves y Charlize Theron. Pero después se reconvirtió en realizador de serie B con la desconocida Park, de 2006. Once años después de aquélla, firma como director y guionista su segundo trabajo de aire 'indie', que por su tono y temática quiere recordar a títulos como Los descendientes, con un personaje central que afronta la pérdida de su mujer, al tiempo que debe hacerse cargo de su prole. 

Por desgracia, el tal Voelker no tiene el talento de Alexander Payne, y abusa de secuencias melosas y forzadas. Se hacen insoportables sobre todo los flashbacks de la fallecida, una mujer tan ideal que no resulta creíble. Pese a todo, el film tiene un pase, sobre todo porque tiene a dos grandes al frente, J.K. Simmons, quizás no a la altura de Whiplash, y Julie Delpy, lejos del nivel de Antes del amanecer; pero ambos hacen gala de su sobrada profesionalidad.

Resulta bastante insulso el título en español, Una nueva vida, que coincide con el de otros largometrajes, por ejemplo el protagonizado por Jesse Metcalfe en 2010. Se llama originalmente The Bachelors, o sea "los solteros".