Los vestidos de novia con los que jam�s te casar�a el cura de tu pueblo inundan la pasarela

Cristiano Bobbo debe de estar ojipl�tico, y no ser�a de extra�ar que se declarara un d�a de estos en rebeld�a. El p�rroco de las localidades venecianas de Oriago y Ca'Sabbioni (Italia), tuvo sus 10 minutos de fama en 2018, cuando propuso imponer una tasa de un euro por cada cent�metro que excediera el escote de los vestidos de novia del (su) l�mite de decencia: la l�nea de la clav�cula. En aquel momento empezaban a proliferar los palabras de honor y los escotes en uve, que a Bobbo le parec�an la mar de indecorosos.

Si aquello le escandalizaba, no queremos imaginar qu� le deben estar pareciendo las propuestas nupciales de �ltimos desfiles de marcas como Wona Concept, Giambattista Valli, Swiatly, Eva Lendel, Katy Corso, Andrea Lalanza, Yolancris... protagonizados por minifaldas, transparencias, no-pants, escotes hasta el ombligo y much�simo cors� (incluso con liguero incorporado). Pasarelas donde a los c�digos tradicionales -el blanco como s�mbolo de pureza, los velos, los tules, los encajes...- no se han superpuesto �nicamente los de las tendencias de la moda; sino los de las de las alfombras rojas m�s arriesgadas. Si un vestido que deja los pezones a la vista es pol�mico a�n hoy en un photocall de cine, �tiene lugar en una iglesia? Estamos hablando de recintos donde a�n rigen normas de decoro. Por poner un ejemplo, estas son algunas de las que rigen en la Sagrada Familia de Barcelona en pleno 2024:

• No se permite acceder con ropa que presente transparencias.
• No se permite el acceso con camisetas de tirantes que no cubran los hombros.
• No se permite el acceso con ropa de ba�o.
• Los pantalones o faldas deben cubrir, como m�nimo, medio muslo.

Y ahora, pl�ntate en la Sagrada Familia de esta guisa en tu propia boda:

Por no hablar de si la novia es m�s favorable a las transparencias que a la mini:

No ser�a la primera vez que un cura se niega a casar a unos novios porque la novia iba muy descocada para la ocasi�n, seg�n su percepci�n. O que la obliga a taparse con alguna prenda porque el hecho de que ense�e los hombros le parece una abominaci�n. Lo cual tiene su miga si tenemos en cuenta que la 'inventora' del vestido de novia blanco, la que impuso la tendencia sin duda m�s duradera del mundo de la moda, fue la reina Victoria de Inglaterra en 1840. El vestido, con arreglo a los c�nones del momento, ten�a los hombros descubiertos y un escote muy pronunciado, que iba a caer justo encima del pecho. Bueno, pues jam�s la hubiesen casado en la Sagrada Familia.

Nada es nuevo, ni bajo el sol ni ante la boda

Que la moda nupcial no es independiente de la corriente general de la moda es obvio. El hecho de que Sharon Tate se casara en 1968 con un vestido baby-doll minifaldero al m�ximo (o mejor dicho, al m�nimo) expresa la coherencia del vestido de novia con su �poca. El rito, el fondo persiste, las formas se actualizan. Lo mismo sucede a la inversa. En los 80, la d�cada que podr�a haber llevado por eslogan "m�s es m�s", el vestido de Lady Di (1981) recargado de vol�menes, no hac�a sino expresar la tendencia mainstream, el zeitgeist.

Pero lo cierto es que a partir de ese momento, de los a�os 80, la moda nupcial parece estancarse en una serie de esquemas. Pueden cambiar los escotes, los cortes, el n�mero de elementos, pero el vestido blanco largo y preferentemente de cintura alta y falda amplia (ya sea rizada, de capa, de godets...) se convierte en una especie de uniforme con escasos cambios, nada m�s lejos de su concepto que ser rupturista. Se profundiza en ello en el documental 'El vestido zombi. El traje de novia, un signo entre la vida y la muerte', que analiza el vestido nupcial como un signo que ha perdido sus valores tradicionales -como los de la pureza o la virginidad- para convertirse en un s�mbolo de poder econ�mico o estatus social. El experto Rom�n Padin nos lo recordaba recientemente: "La belleza apol�nea o voluptuosa pero siempre juvenil que nos gu�a necesita de cuerpos cuidados desde la boca al pie, desde el cabello al coraz�n". Mostrarlo cuesta dinero, as� que al hacerlo estamos hablando, inevitablente, de status.

Le planteamos la cuesti�n a Juan Carlos Mesa, cuya marca, Maison Mesa, viste cada a�o a muchas novias de Alta Costura. "Es verdad que esto es una tendencia que ya se lleva viendo en las pasarelas de novias desde hace unos a�os, sobre todo lo que se refiere a las transparencias, la lencer�a, la corseter�a... Es un tema que viene mucho del extranjero, especialmente de Estados Unidos, donde s� hay un segmento de novias que lleva mucho este tipo de cosas. Pero aqu� en Europa, o por lo menos en Espa�a, es raro que haya clientas que usen este tipo de vestidos. Siempre tienes alguna clienta que te puede comprar una pieza as�, pero es una entre mil. Aqu� en Espa�a, lo que m�s tira son las transparencias, no totales, pero s� en combinaci�n con otros tejidos".

No es 'real', es concepto

Inevitable preguntarse entonces si las tendencias que hemos visto sobre la pasarela responden a una demanda real del mercado o se trata de una puesta en escena m�s conceptual. Le pregunto a Yolanda P�rez, directora creativa y co-fundadora de la marca catalana Yolancris, que centra el tiro en la diversidad "El porqu� de estas piezas responde a nuestro deseo de ofrecer dise�os que se alejen de lo convencional, que puedan abarcar un mayor n�mero de estilos y llegar a m�s mujeres. Tambi�n hay una apuesta mayor por la versatilidad y el juego de piezas. Que las novias puedan combinar y volver a utilizar las prendas m�s all� de su gran d�a. Lo cierto es que cada vez m�s hay novias que desean romper moldes". Y a�ade "por nosotras pasan variedad de novias y estilos, precisamente porque nuestras colecciones se enfocan a abarcar el mayor n�mero posible de estilos, en llegar a todas las novias".

Para, Julien Dossena, director creativo de Rabanne, a quien entrevistamos en el �ltimo n�mero de Yo Dona, lo que estamos analizando aqu�, esos vestidos de novia que parecen 'imposibles', ser�a una manifestaci�n m�s de la moda en su aspecto m�s 'performativo', que es el que se ha impuesto en nuestro tiempo. "En un desfile hace ya mucho tiempo que no vas a ver qu� vas a comprar", explica por su parte Mesa; "para eso ya tienes la tienda o la web. Lo que quieres ver cuando ves un desfile es un concepto y una idea de marca. T� quieres identificarte con ese concepto y con esa idea. Y quieres que sean marcas contempor�neas. Lo que te gusta de un desfile es que te haga decir: 'guau, c�mo me va este rollo', que te emocione, que te llegue, y eso har� que acabes entrando en la tienda y comprando, no esa prenda exactamente, pero s� otra que comparta su esp�ritu".

Y lo normal, lo que ves cada d�a, lo que viste en la boda de tu prima, ni sorprende ni emociona. "Si lo que pones en un desfile de moda nupcial es todo muy comercial, lo que vas a conseguir es una serie de vestidos todos ellos bastante parecidos entre s�, algo muy mon�tono, pesado y que a ning�n cliente le va a apetecer comprar. Sin embargo, si ves un desfile y dices 'vaya, mira qu� chulo, qu� atrevido, qu� bonito, voy a ver qu� m�s tienen..., �pum!, te metes en la web de la marca, ves algo que se ajusta m�s a tu estilo y te lo compras". Es decir, que acabar�s comprando el vestido de Wona Concept que ves a continuaci�n, pero probablemente en una versi�n mucho m�s sutil y edulcorada, aunque comparta el 'esp�ritu' del original:

Mesa lo sabe bien por experiencia propia: "Siempre incluyo novias en mis desfiles, a veces muy radicales. A alguna clienta le gusta exactamente lo que he sacado a la pasarela, mientras otra me pide una variaci�n m�s 'tranquila' de lo que ha visto. Para m� eso es muy importante, que vean el sentido que yo le doy a mis novias y a partir de ah� adaptarlo a su propio gusto".