Capilla ardiente, tradición solemne para despedir a reina Isabel II - Grupo Milenio
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Capilla ardiente, una tradición solemne para despedir a la reina Isabel II

Entre los soberanos que disfrutaron de una capilla ardiente en Westminster Hall figuran el rey Eduardo VII (1910); el rey Jorge V (1936), abuelo de la reina Isabel II; y el rey Jorge VI, su padre (1952).

La capilla ardiente de la reina Isabel II abrirá sus puertas el miércoles hasta su funeral previsto el lunes para que miles de ciudadanos puedan darle un último adiós, en una tradición que remonta a varios siglos.

¿Qué es la capilla ardiente?

La presentación de los restos mortales al público - en un ataúd cerrado - es un honor que reciben los reyes, las reinas consortes y, en ocasiones, los antiguos primeros ministros para permitir que la población les rinda un último homenaje.

Desde 1910 y la muerte del rey Eduardo VII, Westminster Hall, la parte más antigua en pie del homónimo palacio, acoge las capillas ardientes de los soberanos.

Capilla ardiente

Foto: AFP

Los féretros cerrados reposan en un catafalco, en medio de este salón de 900 años de antigüedad.

Militares de la guardia real, de la infantería o del regimiento de caballería de Casa Real velan los restos mortales de la difunta monarca, cabizbajos y de espaldas al ataúd.

El público desfila ante el féretro para rendirle un homenaje sin demorarse.

El último precedente

El féretro de la reina madre Isabel, que murió el 30 de marzo de 2002, se expuso durante tres días en Westminster Hall, antes de su funeral en la Abadía de Westminster diez días después.

Unas 200 mil personas se acercaron a recogerse ante su ataúd.

¿Quién tuvo también derecho?

Entre los soberanos que disfrutaron de una capilla ardiente en Westminster Hall figuran el rey Eduardo VII (1910); el rey Jorge V (1936), abuelo de la reina Isabel II; y el rey Jorge VI, su padre (1952).

Ataud reina Isabel

Foto: AFP

Además de estos soberanos, William Gladstone, primer ministro en el siglo XIX, y el jefe del gobierno durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, también se beneficiaron de este privilegio.

¿Dónde se exponía antes el féretro?

Durante el siglo XIX, la población podía recogerse ante los restos mortales de los soberanos en el Castillo de Windsor, mientras que en el siglo XVIII tenía lugar en el Palacio de Kensington.

La reina Victoria pidió expresamente que su cuerpo no se presentara al público.

hc

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