Entre dos mundos (2022), de Arie Posin

Tessa, fotógrafa adolescente, tiene poca confianza en sí misma. Empieza a abrirse a Skylar, estudiante al que ha conocido durante una proyección, con el que inicia un romance, pero éste muere tras un accidente de coche. Desde ese momento empieza a vivir situaciones que ella interpreta como señales de que Skylar podría estar contactando con ella desde el más allá, por ejemplo cuando se enciende su móvil, que se suponía que estaba estropeado, y muestra una foto que le envió el fallecido.

Insulsa revisión en clave adolescente de Ghost, pero sin la trama de suspense, ni el humor que aportaba Whoopi Goldberg, por lo que no acaba de funcionar. Intenta aprovechar la popularidad de la joven Joey King, tras Mi primer beso, con una producción similar, pues tiene el mismo tono empalagoso, en la que ha sido emparejada con Kyle Allen, uno de los jets, en la versión de West Side Story dirigida por Steven Spielberg. Ambos realizan trabajos aceptables, pero no tienen la chispa de Demi Moore y Patrick Swayze.

El film tiene también un director competente, Arie Posin, responsable de Historia de un secuestro. Pero éste no consigue ocultar los puntos débiles de un libreto escrito por Marc Klein, bastante decepcionante, sobre todo porque entre sus trabajos figura el imaginativo libreto de Serendipity. Le falta desarrollar más la parte en que los protagonistas se enamoran, que se desarrolla en flash-backs, y que tiene un gran potencial. En el resto del film fracasa, pues no logra darle interés, ni siquiera dejar claras las ‘reglas’ que establecen qué puede hacer el fallecido Skylar en el mundo de los vivos.