Isabel Preysler (Manila, 1951) gana en las distancias cortas. Nada más aparecer por la puerta de su sala de estar, el lugar donde desayuna cada mañana mientras lee la prensa, su belleza y su elegancia resultan obvias, como ocurre cada vez que pisa una alfombra roja. Pero basta con cruzar con ella dos palabras para notar que se trata de una mujer inteligente, de ideas claras, con un amplio sentido del humor y, por encima de todo lo demás, enamorada de su familia. Durante la sesión deja claro que también es una persona perfeccionista, incluso cuando uno de sus perros, Celine, se resiste a que le fotografíen y ella consigue mantener la pose ideal. Al preguntarle por su faceta de icono de estilo, responde sorprendida con un ¿tú crees que lo soy? Por supuesto.

Aunque no tiene perfil en las redes sociales, sus looks acumulan miles de likes desde hace décadas y su capacidad para darles un twist a los clásicos la ha convertido en un referente atemporal. Quizás por ello ha encontrado en Nacho Aguayo, director creativo de la enseña Pedro del Hierro, su pareja fashion perfecta: «Con él me entiendo muy bien, me encanta lo que plantea. Sus creaciones me empujan a sentirme favorecida, segura y cómoda». Sin embargo, lejos de su papel como celebrity, empresaria o cabeza de uno de los clanes más emblemáticos de nuestro país, ahora mismo de lo que disfruta al máximo es de ser abuela.

isabel preysler
Juan Aldabaldetrecu
Americana de Pedro del Hierro y vesitdo

¿Cómo es Isabel Preysler?

Creo que tienen que definirte los demás. Yo, por ejemplo, me considero fácil, pero, si preguntas a mis niñas, seguramente te digan que de eso nada (ríe).

¿Cuáles son tu mejor y tu peor cualidad?

Por lo que me han comentado a lo largo de los años –Miguel (Boyer) y Mario (Vargas Llosa), por ejemplo–, mi mayor virtud es la alegría de vivir. Siempre han destacado eso de mí. Lo peor... ¡Soy muy maniática! La verdad, me gustaría serlo menos para no hacerles la vida imposible a los que están a mi alrededor (ríe). Eso sí, mis hijos ya están acostumbrados y dicen: «Bueno, son cosas de mami».

Veo cosas mías en los gestos de mis hijos. Tengo la suerte de que los cinco son buenas personas. Además, todos han organizado sus vidas para ser felices, y eso me hace sentirmuy orgullosa

¿Se parecen a ti?

Ninguno. Mis tres hijas se parecen más a sus padres, aunque les veo cosas mías en los gestos y en las maneras. Y los chicos igual. Lo que está claro es que tengo la gran suerte de que los cinco son muy buenas personas. Cuando eres más joven, no le das tanta importancia a la bondad, pero, con el tiempo, te das cuenta de que es tremendamente importante. Además, todos han organizado sus vidas para ser felices, y eso me hace sentir orgullosa como madre.

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Juan Aldabaldetrecu
Camisa y pantalones de Pedro del Hierro, cinturón de Hermés y sandalias de Giuseppe Zanotti.

Tamara va a convertirse en marquesa de Griñón. ¿Cómo la ves en esa faceta?

Bien, sobre todo porque a ella le ha hecho una ilusión especial: es algo que le ha dejado su padre. Me alegro de que Carlos (Falcó) pensase en ella para este título; Tamara le quería muchísimo.

Las dos sois consideradas iconos de estilo. ¿Cómo llevas tú ese título?

No sé cómo puedo serlo, porque visto de manera normal. Tamara entiende mucho más que yo. No sigo las tendencias, me pongo lo que creo que me queda bien y con lo que me siento cómoda.

¿Recuerdas cómo fue tu primer contacto con la firma Pedro del Hierro?

Claro. Ocurrió en los 70. Yo tenía un baile en París y Pedro me hizo un vestido precioso. Desde entonces, mantuvimos el contacto. Me encanta porque sus diseños de aquella época, como los de Nacho ahora, son atemporales y fáciles de llevar. Con ellos te sientes favorecida, que, al final, es lo que queremos todas.

¿Conoces el secreto de un buen estilismo?

Es muy importante notarse guapa y segura. Para mí, esa es la clave. Sin embargo, mi estado ideal es en casa o en el jardín con una coleta y la cara lavada. O en mi cuarto de estar, leyendo, viendo una película o una serie...

¿Cuál es el último libro que has leído?

Tiempos recios, de Mario. Como le acompañé en uno de sus viajes por Guatemala, he disfrutado mucho encontrándolo todo perfectamente reflejado en sus páginas.

¿Y la última serie?

Durante la cuarentena vimos un montón. The Loudest Voice, sobre el fundador de Fox News; The Morning Show, la nueva temporada de Vikingos, La casa de papel...

¿Cómo vivisteis el confinamiento?

Qué tragedia. Reconozco que fuimos unos privilegiados. Además, cuando decretaron el aislamiento, mi hija Ana estaba aquí, así que he tenido a mi nieto conmigo todos esos meses. Él se convirtió en la alegría de la casa. Y con el resto de mis hijos no dejé de hablar ni un solo día.

¿La crisis te ha llevado a hacer balance?

Sí. Creo que ahora vamos a valorar más lo verdaderamente importante. Es momento de priorizar cosas como, por supuesto, la familia, la amistad, los afectos, el cariño... Hemos aprendido que no hay que perder el tiempo con lo que no merece la pena. Decías que el hijo de Ana (Boyer) ha sido la alegría de la casa durante este tiempo. ¿Disfrutas de tus nietos de una manera distinta que de tus hijos? Desde luego. La verdad es que a mis nietos los estoy disfrutando mucho más, sin comparación. También creo que, hoy en día, la experiencia de la maternidad resulta muy diferente de como era en mi época.

«A mis nietos los estoy disfrutando más que a mis hijos, no hay comparación. También creo que ahora se vive la maternidad de una manera muy diferente a como lo hacíamos en mi época»

isabel preysler
Juan Aldabaldetrecu
Camisa de rayas de Equipment, pantalones de Pedro del Hierro y salones de Aquazzura.

Si analizas tu vida con perspectiva, ¿en qué momento dirías que te encuentras ahora mismo?

En un momento bueno, en el que soy feliz y estoy tranquila. Me encanta mi papel de abuela y de pareja de Mario. Valoro enormemente todo lo que me ha pasado.

¿Y qué te hace feliz?

Las pequeñas cosas. Mis nietos. Cuando veo la foto de cualquiera de ellos, me encuentro siempre con una sonrisa. Si alguien me ve, debe de pensar: «¿Qué está mirando con esa cara?». Pero es que me hacen tremendamente feliz.

¿Cómo es un día en normal para ti?

Nunca son iguales. Por lo general, me levanto, desayuno en mi sala de estar mientras leo el periódico y me pongo a diseñar mi plan para el resto de la jornada. Bueno, antes estoy un rato con mi nieto. Después hago gimnasia –que me da una pereza terrible, por cierto–. Y, normalmente, almorzamos todos en familia. Ahora somos muchísimos: están mi madre, Mario, Tamara, Ana y Fernando. Luego, por las tardes, si tengo un hueco, me permito algún tratamiento: con la edad son cada vez más necesarios... Y, además, durante la cuarentena he engordado (ríe).

Hace tiempo comentaste que, a lo largo de tu existencia, siempre has querido ser un hombre. ¿Sigues pensando lo mismo?

Antes lo pensaba porque consideraba que ellos disponían de mucha más libertad que nosotras. En mi casa, mis padres eran muy estrictos con las mujeres: teníamos un horario para estar en casa, podíamos salir menos... Y, encima, vas creciendo y te das cuenta de que los hombres siempre cuentan con ventaja, mejores puestos de trabajo... Pero ahora ya no. Lo cierto es que me encanta ser mujer.

Es maravilloso tener una pareja inteligente, con una buena conversación y a la que le puedes pedir una opinión que sabes que va a ser acertada. Te cansas de todo menos de la inteligencia
isabel preysler
Juan Aldabaldetrecu
Camisa y pantalones de Pedro del Hierro y cinturón de Just One.

¿Cuál es la cualidad que más valoras en un hombre?

La inteligencia. Te cansas de todo menos de la inteligencia. Es maravilloso tener un compañero, una pareja, que sea inteligente, que ofrezca siempre conversación, al que puedas pedirle una opinión que sepas que va a ser acertada.

¿Y en una mujer?

La amistad. La sinceridad. Yo me considero muy buena amiga de mis amigas, y eso es lo que espero de vuelta.

isabel preysler
Juan Aldabaldetrecu
Jersey de Pedro del Hierro y vaqueros de Mother

¿Cuál crees que es el mejor consejo que les has dado a tus cinco hijos?

Siempre he pensado que los amigos ejercen casi más influencia que los padres en la vida de un niño. Por eso, desde que eran pequeños, les he insistido en que lo importante es rodearse de personas sanas. Eso es lo que le aporta tranquilidad a una madre. A las niñas –en edad de salir–, les decía que estuvieran con un chico trabajador y que fuese buena persona. Con eso ya tienes la mitad ganado.

¿Te queda algún sueño por cumplir?

No. Me gustaría ver a mis nietos mayores y casados, pero eso no será posible. Aunque tampoco quiero vivir tantos años como para llegar a ello... Para mí, el mejor sueño es que mi familia esté bien. Meterme en la cama y pensar: «Todo va bien, que siga igual». No pido más.