Críticas de Anna Christie (1930) - FilmAffinity
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Anna Christie

Drama. Romance Mientras está dedicado a la bebida, el capitán Chris Christoferson (George F. Marion), recibe una carta de su hija deseando quedarse un tiempo con él en busca de recuperación. Su padre la invita entonces a un viaje en su barcaza transportadora de carbón... y será cuando Anna (Greta Garbo), conozca al marino Matt (Charles Bickford), con quien sostendrá una compleja relación. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
30 de noviembre de 2005
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Primera película sonora de Garbo, dirigida por Clarence Brown ("Ana Karenina"). Basada en la obra teatral homónima de Eugene O'Neill (1921), ganadora del Pulitzer de teatro. Obtuvo 3 nominaciones a los Oscar (actriz principal, fotografía y director).

La acción tiene lugar en NY en 1928/9. Narra la historia de una muchacha de 20 años, Anna Christie (G. Garbo), que busca el apoyo del padre, Chris Christophersson (George F. Marion), al que no ha visto en los últimos 15 años, para pasar junto a él una temporada de descanso. La película habla de emigrantes, trabajo de menores, violencia contra la mujer, violación, prostitución, prisión, clínica psiquiátrica, fobias, marinos, NY, alcoholismo, religión, prejuicios religiosos, transporte de carbón, vejez, marginación, machismo, etc. Anna nace en Suecia hacia 1908, de donde emigra con la familia a EEUU en torno a 1913. Su madre, separada del padre, su tío y sus primos se establecen en Saint Paul (Minnesota) en una granja agrícola. Al morir la madre, el tio y los primos la hacen trabajar a destajo, la importunan y acosan sin piedad, hasta que un primo la viola y ella huye. Condicionada por su pasado, Anna desarrolla una enfermedad psíquica (claustrofobia, agorafobia, fobia a los hombres, etc.). Cuando un juez la condena, junto con sus compañeras, a 30 días de prisión por prostitución, estallan los síntomas de la enfermedad y es trasladada a una clínica psiquiátrica, donde es atendida hasta la curación. Durante la convalescencia debe llevar una vida gratificante de descanso, que decide pasar junto al padre, su único recurso. La vida en una barcaza de transporte de carbón desde la costa oriental a NY, le proporciona las condiciones que permiten su curación. El rescate de unos náufragos, le hace conocer a un irlandés (Matt), de quien se enamora, pero la conquista de su felicidad se verá dificultada por los prejuicios religiosos de Matt, su comportamiento machista, la oposición del padre a que se case con un marino y a sus propias exigencias de situar las relaciones hombre/mujer en coordenadas de respeto e igualdad.

La música aporta fragmentos acertados, pero escasos, que introducen y cierran la obra. La fotografía ofrece encuadres de gran belleza (puente de Manhattan), movimientos de cámara soberbios (giro desde el puent hacia la imagen de los rascacielos, mientras en la parte inferior aparece la barcaza de Anna) y composiciones magníficas (mesa del bar con carrusel al fondo). El guión, adaptado a la actriz, construye una narración en la que la expresión corporal tiene gran importancia. La interpretación de Garbo es extraordinaria. Su voz grave y profunda sedujo al público. Excelente intervención de Marie Dressler, en la cima del éxito a los 61 años. La dirección impone a la narración un ritmo pausado, coherente con la profundidad del drama.

La obra, que elevó a la actriz a mito del cine, conserva la fuerza dramática original y es de un gran interés.
Miquel
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12 de octubre de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Greta tardó en salir en pantalla con la llegada del cine sonoro, ya que la Metro tenía miedo de la reacción del público ante la voz de Greta (muchas grandes actrices y actores no pasaron la criba del sonoro por su voz), ya que ella es sueca. E hicieron una buena jugada al plasmar a la protagonista como sueca, por si acaso... pero Greta tenía un buen inglés que incluso tuvo que forzar el acento sueco para su papel.

Esta película famosa por su primera frase, un momento tan esperado para el público, ya que Greta en aquella época era una de la grandes actrices del momento, la frase es: "Gimme a whisky, ginger ale on the side, and don't be stingy, baby!".

Esta película es un remake de 1922 con el mismo título, tuvo un éxito enorme en taquilla y catapultó al estrellato de nuevo. Si bien, la película tiene subidas y bajadas, por un diálogo a veces poco trabajado o unas interpretaciones que repitiéndolas más veces hubieran quedado mejor, la fuerza de Greta (siempre me ha gustado sus interpretaciones en el cine mudo) hace que la película gane y mucho. Hay que contar con la oscarizada Marie Dressler con un papel secundario pero bien ejecutado.

Me ha gustado bastante por la temática (el secreto que esconde la protagonista) y como se desarrolla el final.
edugrn
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5 de mayo de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta adaptación de la obra teatral de Eugene O´neil podría pasar desapercibida de no ser porque contiene un relevante momento en la historia del cine clásico. Pues cuando se estrenó en 1930 se estaba produciendo el proceso por el que las grandes estrellas del cino mudo debían pasar si querían conservan su brillo en el firmamento de Hollywood, adaptarse a la llegada del sonido. Así Greta Garbo, como una de las mas famosas intérpretes con títulos como "El demonio y la carne" en su haber, causó gran espectación entre sus fans por ver cómo sería su voz y si no supondría un lastre en su carrera. Afortunadamente no lo fue y resultó que su tono de voz era el componente ideal para el misterio y el glamour que transmitía la "divina", y es en una escena de esta cinta donde podemos comprobarlo por vez primera.
Por lo demás de trata de un largometraje aceptable y que se deja ver, pero con algunos altibajos. Sin lugar a dudas su mayor atractivo es su protagonista, aunque precisamente esta actuación, conservando cierto aire de su etapa muda y pese a tener momemtos buenos, está lejos de las soberbias interpretaciones con que nos deleitará en sus siguientes trabajos.
david panadero moya
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1 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mar, con ese halo misterioso que seduce a pesar de su peligro, o precisamente por ello, se convierte en un personaje más en este melodrama portuario. Greta Garbo es Anna, una sueca migrada a EE.UU. que huye de una infancia turbulenta para encontrar una adolescencia tortuosa. En su plena juventud, acaba rodeada por un mundo que aborrece, pero del que no puede escapar. Ambientes marítimos le dan la libertad de la naturaleza pero las relaciones personales que se ve forzada a establecer la oprimen, aunque la atraen. Un constante tira y afloja, en esa fina línea que separa las situaciones complejas de las mal narradas. Un enredo de sentimientos que termina desgastando al espectador. A su favor, exquisita decadencia portuaria y lo llamativo de mostrar a una mujer alcohólica.

Ésta, y otras críticas, en http://blogquenuncaestuvoalli.blogspot.com.es/
Yago Paris
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12 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la obra teatral de Eugene O’Neill, alcoholismo, desarraigo, soledad, machismo, violencia y prostitución asoman su cabeza con enorme crudeza, en esta película dirigida con gran inteligencia por Clarence Brown y protagonizada por Greta Garbo, en lo que supuso su primera película sonora -ya saben, “Gimme a whiskey, ginger ale on the side and don't be stingy, baby!” serán las primeras palabras de la diva. A diferencia del teatro de Tennessee Williams, el hiperbólico teatro de O’Neill ha quedado un poco envejecido por su tono excesivo y enfático y su oscuro pesimismo autocomplacientemente mísero.

“Los marineros no sirven, Anna, nunca vuelven a casa”

Este es un drama tremebundo sobre el peso de la herencia y el fatalismo. Es indudable la gran fuerza dramática de esta historia de una muchacha que vuelve a Nueva York desde una granja en Minnesota, tratando de huir de su oscuro pasado, para vivir con su desconocido y alcohólico padre que habita en un barco carbonero, y donde tratará de rehacer su vida, alejada de un pasado que la aprisiona. Allí conocerá a un brutal y primario marinero –un casi irreconocible Charles Bickford- con el que entablará una relación hasta que todo quede al descubierto y todos los demonios y prejuicios del mundo estallen en el último tercio de la película

“Tú sólo eres lo que eres, como yo”

No entiendo las críticas a la actuación, sencillamente prodigiosa, de la Garbo. Es extraordinario su estilo teatral, declamatorio, muy heterodoxo -a la contra de una clásica interpretación naturalista-, hecho de grandes gestos y expresiones, con su voz profunda, ahuecada, y las mágicas expresiones de su rostro, un verdadero festín para el espectador, o la manera de levantar los brazos o de moverse en escena. Es diferente, sí, pero es de una eficacia apabullante como se demuestra en el último tercio de la película, verdaderamente eléctrico, cuando todas las furias se desatan y la Garbo da una soberbia lección interpretativa que nos deja exhaustos pero satisfechos, en este alegato, a ratos feminista, sobre la libertad y la redención por el amor. Pese a que una buena parte de los problemas morales que plantea su discurso ha envejecido, sigue siendo una poderosa y enérgica película totalmente dominada por la interpretación de Greta Garbo. Notable.

“No le pertenezco a nadie, solo a mí misma. Haré lo que me plazca. Ningún hombre y me importa un bledo quién sea puede decirme que tengo que hacer. No pido a ninguno que me mantenga. Te mantendré solo de una forma u otra. Yo soy mi propio jefe. Métete eso en tu pipa y fúmatelo”
Gould
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