Padre no hay más que uno 3 (2022), de Santiago Segura

A punto de llegar las celebraciones navideñas Javier, el ‘padre cuñao’ de cinco hijos, acoge en su casa a su suegro, abandonado por su esposa, que se ha ido con un jovenzuelo. Milagros, madre de Javier, se siente atraída por él. Mientras tanto, los pequeños Paulita y Dani han roto por accidente la figura artesanal del niño Jesús que Javier aprecia porque la coloca en el Belén desde que era niño. Encuentran por internet una igual, pero conseguir los 350 euros que cuesta no será fácil. Rocío, que quiere cantar los premios del sorteo de Navidad con los niños de San Ildefonso, ha sido relegada a pastorcilla en la función escolar, cuando siempre había sido la Virgen María, una de las protagonistas. Por último, Sara, la hija mayor, ha roto con su novio, Ocho, pero contra todo pronóstico, Javier ayudará a éste a recuperarla, pues teme que inicie una relación más preocupante con un célebre cantante mayor que ella…

Tiene mérito que Santiago Segura no muestre ni de lejos signos de agotamiento en esta tercera entrega de su comedia amable, cuya primera parte adaptaba la argentina Mamá se fue de viaje, que no ha tenido continuaciones. Como en las anteriores, el amiguete no pretende ni de lejos inventar la pólvora, pero ofrece lo que espera el público que sepa lo que va a ver, sobre todo una buena ración de risas, y hasta algún momento entrañable, en especial al final de la cinta. Como en las anteriores, el propio Segura ha escrito un guión bastante eficiente y cuidado, con Marta González de Vega, su colaboradora habitual.

En este tiempo han surgido numerosas imitaciones de Padre no hay más que uno, como Llenos de gracia, El refugio y Cuidado con lo que deseas, pero o no dan con el tono familiar, o se pasan de ‘infantiloides’ y moñas. Por el contrario, Segura sabe dar entretenimiento inteligente a chavales y a mayores, a veces con detalles picantes que pasan desapercibidos para la chavalada, como cuando los progenitores son sorprendidos en actitud cariñosa, uno de los momentos más divertidos de esta entrega. Critica la frivolidad de las relaciones actuales, donde se rompe a la primera de cambio, lo que hasta se puede comunicar por whatsApp, y ofrece un estupendo “trap” blanco, que contrasta con la explicitud de este estilo tan de moda entre los jóvenes.

No se oculta la deuda de la franquicia, desde el primer film, con La gran familia, oda a las familias numerosas, y de hecho esta vez hay secuencia entre las tiendas de belenes de la Plaza Mayor de Madrid, y se habla del emblemático Chencho. Los más cinéfilos descubrirán referencias a otras películas clásicas como Las campanas de Santa María, a la saga de Torrente (con un perro que se llama José Luis, y una mención al Atlético de Madrid), y hasta a los mismísimos Ginger Rogers y Fred Astaire en un estupendo baile inicial de Santiago Segura con Toni Acosta, que da vida a Marisa, madre del clan. Ambos tienen ya tomado el pulso a sus personajes, al igual que los niños, con Luna Fulgencio (Rocío) mostrando un gran carisma, y la pequeña Sirena Segura que esta vez tiene más cancha como Paulita. Tienen sus momentos de gloria secundarios habituales como Silvia Abril y Leo Harlem (los cuñados) y Loles León (Milagros). Y realiza un meritorio trabajo Carlos Iglesias, fichado en el último momento para sustituir al inicialmente previsto Antonio Resines, enfermo por entonces de Covid.

Cabe citar el trabajo del compositor Roque Baños, inspirado en cualquier género en el que trabaje. El propio Santiago Segura introduce la proyección en los cines con un vídeo grabado para la ocasión que imita con mucha gracia el de cierta estrella de Hollywood para un gran éxito reciente.