Dirección: John McTiernan
Reparto: Antonio Banderas, Dennis Storhoi, Diane Venora, Omar Sharif
Título en V.O: The 13th warrior
Nacionalidad: USA Año: 1999 Duración: 98 Género: Aventuras Color o en B/N: Color Guión: William Wisher, Warren Lewis Fotografía: Peter Menzies Jr. Música: Jerry Goldsmith
Sinopsis: En el año 922 Ahmed Ibn Fahdlan, un importante emisario expulsado de su tierra natal, se cruza en el camino de unos guerreros del Norte que están siendo atacados por unas feroces y desconocidas criaturas que devoran todo aquello que se encuentran a su paso.

Crítica

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De toda la camada de directores comerciales y de acción surgida en Hollywood en los 80 es, sin duda, John McTiernan el que ha terminado mereciendo cierto respeto hasta por parte de los críticos menos favorables a ese tipo de cine. Y "El guerrero nº 13" demuestra, de nuevo, que McTiernan, a diferencia de tanto odiado cineasta moderno procedente del videoclip y la publicidad, lleva el suficiente clasicismo fílmico en sus venas como para, cuando hace falta, poder mostrarse austero, compositivo y elegante en lo visual, al tiempo que evita el riesgo de que sus actores acaben convertidos en simples marionetas. Con un par de agujeros de guión del tamaño del ego de Michael Crichton (autor de la novela original, productor ejecutivo-ejecutor y responsable del despido de McTiernan tras el rodaje) y una dirección artística de caerse de espaldas (y casi habría que considerar también al impresionante rebaño de greñudos figurantes escandinavos como parte del diseño de producción), la película triunfa, ante todo, en su cometido de resultar un espectáculo adrenalínico, virilote y más que digno dentro de sus pragmáticos márgenes palomiteros. Película hermosa desde el punto de vista plástico, aunque a ratos desconcertante desde el narrativo, y de desarrollo episódico y más bien altibajero, entretiene lo suficiente como para que a uno le empiece a atraer la idea de un revival (siempre que sea a este nivel, claro) de cuantos subgéneros del cine histórico de espadazos nos hicieron disfrutar de pequeño.Lo mejor: la turbia atmósfera de los neblinosos bosques nórdicos impregnados de violencia atávica y paganismo. Lo peor: la más bien chapucera forma de introducir la historia de amor (?) de Maria Bonnevie.