Genios del Arte, Historia

Edgar Degas, la obsesión de un artista por el movimiento

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Hilaire Germain Edgar Degas, o simplemente Edgar Degas: es un nombre que resuena en los pasillos del arte, un maestro de la danza y la luz. Aunque él mismo rechazaba la etiqueta de impresionista, su obra destila una realidad cruda y una pasión inquebrantable.

Nacido el 19 de julio de 1834 en la vibrante ciudad de París, Francia, Degas creció en una familia acomodada que alentó su talento artístico desde temprana edad. En 1855, tras un encuentro con Jean Auguste D. Ingres, se inscribió en la École des Beaux-Arts de París, donde su destino se entrelazó con otros artistas notables como Bazille y Manet. Inspirado por los grabados japoneses y enamorado de la fotografía, Degas eliminó los encuadres tradicionales, otorgando a sus escenas una instantaneidad única.

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Degas, un revolucionario enamorado del movimiento, encontró su musa en las bailarinas, en la vida urbana parisina y, sobre todo, en la belleza. Su paleta capturó la gracia y la energía de estas artistas en el escenario. Obras como “Clase de danza” y “Las bailarinas en el escenario” son ventanas a un mundo donde el arte y la vida se funden en un abrazo eterno.

Edgar Degas, un enigma en el mundo del arte, desafiaba las etiquetas y se resistía a ser encasillado. Aunque se le asocia con el impresionismo, él prefería llamar a su arte realismo. Su paleta vibraba con la pasión por el movimiento, las bailarinas, la vida urbana y, sobre todo, la belleza.

Su enfoque en la representación humana, con un toque de realidad que revelaba imperfecciones, lo catapultó entre los artistas más reconocidos de su tiempo. Pero en 1880, problemas de visión lo llevaron a explorar nuevas técnicas. El carboncillo, la acuarela y el pastel se convirtieron en sus aliados. El pastel, una técnica mixta sin disolventes, inventada por el pintor alemán Johaim Thiele, le permitió expresarse con menos esfuerzo visual.

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En esta década, Degas inmortalizó a mujeres trabajadoras: bailarinas, artistas, lavanderas y sombrereras. La serie “The Little Milliners” en 1882 captura la esencia de la vida cotidiana con un toque de genialidad. Así, Degas se sumergió en la belleza y la realidad.

Recibió el respeto de sus contemporáneos y gozó de mayor reconocimiento en vida que muchos de sus colegas del siglo XIX. El 27 de septiembre de 1917, la muerte lo encontró debido a un aneurisma cerebral. Sus restos descansan en el cementerio de Montmartre, pero su legado trasciende la tumba.

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