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Es su a�o: ha recuperado el control de su marca, firmado el vestido de Meghan Markle para la recepci�n de su boda con el pr�ncipe Enrique y abierto una tienda de 700 m2 en Mayfair, Londres. La apuesta de Stella McCartney por una est�tica de lujo sin pieles animales ha resultado ganadora. "Cualquier cosa forzada es un error".
Lleva m�s de la mitad de sus 47 a�os, cumplidos el 13 de septiembre, en el mundo de la moda trabajando en las vertientes creativa e industrial, aspectos que en la mayor�a de las firmas recaen en personas diferentes. Su compa��a funciona con estructura piramidal y ella sentada en la butaca ubicada en lo m�s alto de la jerarqu�a. Hasta el pasado mes de marzo su nombre y marca comercial pertenec�a al 50% a Kering, el grupo de lujo del franc�s Fran�ois Henri Pinault. Pero hace ocho meses adquiri� la mitad ajena y ahora ella es la �nica due�a y se�ora de su destino. Por carambolas del azar, el a�o del #metoo ha sido importante, en t�rminos empresariales, para esta mujer.
En el 23 de Old Bond Street (nada que ver con James Bond, sino con la principal arteria de Mayfair, el barrio de lujo londinense), donde ha abierto su �ltima tienda, de 700 m2, campa el musgo verde aterciopelado como en los belenes navide�os, junto a piedras que forman caminos y llevan a un jard�n dispuesto dentro de paredes de cristal. El amor de McCartney por la naturaleza emerge enclaustrado en medio del edificio, contrapunto al asfalto de la ciudad. Paredes de hormig�n al desnudo que hacen de pantalla, lamparones de color pintados adrede, restos de vigas viejas que conviven con una escalera de caracol met�lica, gravilla y plantas de temporada. Todo distribuido con armon�a en cuatro pisos sobre los que McCartney, hablando en plural, dice: "Delata lo que somos a todos los niveles. Cuenta la historia de la sostenibilidad, de la moda, del deseo y del lujo. He puesto todo mi cuerpo y mi alma en la creaci�n de la tienda, con mi equipo, claro".
Siguiendo la tendencia vista en otros nombres de la moda, en la tienda cuelgan pocas piezas: espacio para pasear, hablar y mirar sin que las perchas ni la ropa agobien. Son prendas seleccionadas que van desde un pantal�n o chaqueta de una interpretaci�n de pata de gallo hasta unas deportivas plateadas que combinan tres materiales en dos plataformas. Una mezcla de clasicismo y modernidad que McCartney defiende: "La mujer que se viste aqu� es sexy de forma natural, sin esfuerzo, segura de s� misma y moderna. No nos da miedo ser sexy, pero queremos serlo con espontaneidad, cualquier cosa forzada es un error, s�lo hay que venir a la tienda y ver que todo tiene algo llamativo".
Herencia Sonora
Su apellido acarrea connotaciones ecol�gicas, veganas, sostenibles y musicales. Una de las blusas que cuelga en la tienda lleva la frase All is love estampada innumerables veces. El vestido de Meghan Markle para la recepci�n del d�a de su boda con el pr�ncipe Enrique pertenece a la serie Made with Love. Enunciados que suenan m�s a t�tulos de canciones de The Beatles que a indumentaria para llevar y lucir. Hay algo muy brit�nico en las creaciones de McCartney. "La moda brit�nica no teme a tener su propia voz. Siendo la cuna del punk, se refleja con fuerza en la moda y el dise�o; puede ser desastrada y elegante, pero tambi�n ecl�ctica y exc�ntrica al mismo tiempo. Entiende las diferentes culturas que concurren en ella y las funde en su propia voz", explica. Articula con fluidez sus reflexiones sobre su producci�n. Se ha aprendido bien la lecci�n de qu� es para ella la moda.
Rechaza las preguntas relativas a su bagaje familiar, a su infancia y adolescencia o a lo que implic� crecer y formarse con normalidad (alejada de los focos en escuelas estatales) en una familia con un padre beatle. La misma protecci�n que le aplicaron a ella la repite ahora con su familia m�s cercana: su marido, el director creativo de Hunter, Alasdhair Willis; y sus dos hijos y dos hijas, de 14, 12, 10 y 8 a�os. Menores desconocidos para el p�blico en general, ni con las caras pixeladas.
Aunque en sus creaciones es un tanto atrevida, la dise�adora es de actitud y pensamiento convencional. La receta para el vestido de la exactriz Meghan Markle el d�a que se convirti� en duquesa de Sussex fue cuello alto, hombros insinuantes al descubierto y largo ampuloso en blanco nieve (color de la pureza) haciendo casi cola. Una atinada mezcla de su estilo que combina lo cl�sico con lo sexy. "El vestido del d�a de la boda debe reflejar lo que eres, y yo he tenido el honor de dise�ar vestidos de novia para grandes mujeres. Siempre he sentido una gran responsabilidad cuando me conf�an ese momento".
Uno de los frentes en los que combate activamente McCartney es el de la lucha contra el c�ncer de mama, enfermedad que se llev� a su madre Linda a la edad de 56 a�os, destacada fot�grafa, creadora de men�s vegetarianos y defensora de los animales. En este �ltimo campo Stella hace honor al dicho que apunta de tal palo, tal astilla. En su cruzada contra el c�ncer este a�o ha contado con los actores Sof�a Vergara e Idris Elba, entre otros, para su campa�a, que consiste en dise�ar lencer�a y otras prendas; el dinero procedente de su venta va destinado a centros m�dicos contra la dolencia como el Linda Centre, parte del Royal Liverpool University Hospital.
Lujo sin piel natural
El uso de materiales alternativos a la piel animal es otra de las batallas que ha convertido en se�a de identidad para su marca comercial. "Una de nuestras mayores diferencias respecto al resto de firmas es que no utilizamos pieles de animales. Cuando yo entr� en el mundo de la moda, y ahora formo parte de �l con plenitud, no se hab�a o�do hablar de tal cosa, puesto que era una industria basada en la venta de pieles de animales, especialmente en los bolsos m�s que en la ropa. Me repitieron hasta la saciedad que nunca ser�a capaz de crear un negocio de accesorios de lujo porque la piel y el lujo iban asociados", asegura la creadora como quien se cuelga una medalla al demostrar que los equivocados eran los otros, no ella.
En Companies House (el registro mercantil brit�nico) las cuentas de Stella McCartney Ltd. hablan de buena salud, con unas ventas de 46 millones de euros en 2016 y unos beneficios de 10 millones de euros; un aumento, en relaci�n a 2015, de 34 millones de euros en las ventas y de siete millones de euros en los beneficios. La compa��a don� en 2016 unos 43.000 euros a organizaciones ben�ficas. Pero en su empresa resaltan el informe EP&L (Enviromental Profit & Loss) que mide el impacto del negocio y la cadena de proveedores en el medio ambiente. Y en este �mbito de la ecolog�a y la sostenibilidad Stella McCartney sale siempre bien parada.
Hoy cuenta con 54 tiendas, dos de ellas en Espa�a, y hace cuatro colecciones para mujeres, dos para hombre, dos de lencer�a y dos de ba�o al a�o. En su tienda de Mayfair lo m�s barato, 51 euros, es un gorrito en rojo con una borla de los que tej�an antes las abuelas. El dise�o m�s caro es un vestido de noche del que cuelga un precio de 3.850 euros. Y entre el gorrito de ni�os y el traje de gala, un amplio abanico de opciones.
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