2 de Mayo · Fundación Malvinas
  • 2 de Mayo


    =Hundimiento del ARA Gral Belgrano =Cronología de acontecimientos anteriores =Por la parte argentina =Por la parte británica =Hundimiento =Operación de rescate =¿Crimen de guerra o acción bélica? =El Portaviones ARA 25 de Mayo =Breve Crónica de un frustrado ataque a la Flota Británica =Comunicados del Estado Mayor Conjunto =Comunicados de Gran Bretaña

Día a día lo que ocurrió en Malvinas y en el mundo durante el conflicto armado


El Hundimiento del Crucero General Belgrano: Fuera de la zona de exclusión declarada por los británicos, el submarino atómico inglés Conqueror, hunde al Crucero ARA General Belgrano, con un saldo de 323 muertos. El Aviso Sobral también atacado, informa que varios tripulantes murieron. Posteriormente se informó que fueron ocho, entre ellos el capitán de la nave. Es derribado un Sea Harrier en Puerto Argentino. Propuestas simultáneas de paz por parte de Perú y la ONU.
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El Crucero General Belgrano


- El Estado Mayor Conjunto, en un comunicado, precisó que no se registraron nuevos enfrentamientos con la fuerza de tareas británica. Asimismo, confirmó que habían sido derribados dos aviones Harrier y que otros dos habrían caído al mar. El EMC puntualizó que existen versiones sobre supuestos daños al enemigo que no pudieron verificarse y que la pista del aeropuerto de las islas está en condiciones de operar.

- Otro comunicado del Estado Mayor Conjunto: "El Estado Mayor Conjunto comunica que un submarino británico atacó al crucero ARA General Belgrano alcanzándolo con el impacto de un torpedo que le produjo averías. Cabe destacar que el ataque se llevó a cabo al SE de la isla de los Estados y fuera de la denominada "zona de exclusión". Buques propios se han destacado hacia el área para apoyar al crucero, en caso de ser necesario".

- Buenos Aires: El Presidente de la República, General Galtieri, señaló en la reunión del gabinete nacional que "la Argentina no va a levantar la bandera blanca" al referirse a las acciones bélicas en el Atlántico Sur. 
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- Washington: El Departamento de Estado dijo que la disputa entre Gran Bretaña y la Argentina por las islas Malvinas está en una "etapa muy peligrosa" y reitera que Estados Unidos sigue dispuesto a ayudar a ambas partes a encontrar "un pronto acuerdo".

- Pekín: El gobierno de China criticó a los Estados Unidos por respaldar a Gran Bretaña en la crisis de la Malvinas.

- Washington: El secretario británico de Relaciones Exteriores, Francis Pym, y el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, discutieron el apoyo logístico y material que el presidente Reagan prometió a la flota británica que atacó a las Malvinas.

- Bogotá: Pese a la posición oficial asumida por el gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala, el excanciller colombiano, Alfredo Vázquez Carrizosa, afirmó que "el ataque británico es un acto carente de justificación. No puede haber nada más grave que este enfrentamiento militar".

- Bonn: El canciller de Alemania Federal, Helmut Schmidt, dijo que "la solidaridad del gobierno de Bonn con Inglaterra no debe ser un cheque en blanco" en un reportaje publicado por el semanario alemán "Der Spiegel". En el mismo artículo se dice que éste opinó que la reacción británica ante la Argentina "es una reacción anacrónica, prácticamente utilizando perimidos métodos del siglo XIX".

- Caracas: En lo que se considera el más decidido apoyo al gobierno argentino, el presidente de Venezuela, Luis Herrera Campins, declaró que su país "se ha puesto a disposición de la Argentina".


 

Hundimiento del ARA Gral Belgrano

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El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el domingo 2 de mayo de 1982, durante la Guerra de las Malvinas, a consecuencia del ataque del submarino nuclear británico HMS Conqueror.

Luego de intensas negociaciones, donde faltaba la propuesta inglesa a la propuesta de paz efectuada por el Perú, Thatcher y su gabinete deciden y dan la orden al submarino atómico Conqueror torpedear y hundir el crucero A.R.A. "Gral. Belgrano", buque argentino que no entrañaba peligro militar para la flota, ya que estaba a más de 300 millas de la misma, regresando al continente argentino y fuera de la zona de exclusión declarada por los británicos.

La contraofensiva naval argentina se había dado marcha atrás, toda vez que se consideraba inviable la misma ante el desnivel de fuerzas entre ambas armadas y la inminencia de resultados pacíficos del conflicto.

Si consideramos que la peligrosidad de un buque se mide por su poder de fuego, el verdadero objetivo británico debería haber sido el portaaviones "25 de Mayo", ya que su alcance es tan largo como la autonomía del vuelo de sus aviones de combate, y no el Crucero "Belgrano", que poseía un alcance de escasos 20 Km.

El comandante del submarino inglés "Conqueror" hace repetir tres veces las ordenes de disparar sus misiles, ya que hasta ese momento las ordenes no habían sido esas.

El hecho generó una polémica en ambos países, al haberse producido fuera del área de exclusión establecida por el Gobierno británico alrededor de las islas. Es el único caso de un barco hundido en guerra por un submarino nuclear.

El hundimiento del crucero argentino permitió a los británicos la superioridad naval en la zona. El ataque causó la muerte de 323 argentinos —prácticamente la mitad de las bajas de ese país en todo el conflicto—.



Cronología de acontecimientos anteriores

Por la parte argentina

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Mapa de las Islas Malvinas, con la toponimia en idioma español


A comienzos de marzo de 1982, la flota argentina apostada en Puerto Belgrano entró en estado de alerta debido al endurecimiento de las relaciones diplomáticas con el Gobierno británico por la soberanía reclamada por Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur.

El comandante del ARA General Belgrano, Héctor Bonzo, resume así la primera notificación que tuvo por parte del Estado Mayor sobre la acción bélica a emprender sobre Malvinas:

[...] se nos pidió un secreto total y absoluto con respecto a esta decisión, visto que el factor sorpresa sería prioritario en esta maniobra [...]


Como consecuencia, comenzó la preparación para que las unidades comprometidas en la acción pudieran zarpar con el objetivo de recuperar las islas.

El día 28 de marzo partió la flota de mar. Pero el Belgrano, dado que se encontraba en fase de reparaciones anuales, fue el único buque que tuvo que posponer su partida. Las labores de mantenimiento implicaban su estadía en puerto durante dos meses más.

El mantenimiento necesario consistía en:

  • Rectificación y nivelación de la artillería.
  • Puesta a punto de sistemas de control de tiro.
  • Ajuste de circuitos de la unidad de control de los misiles Sea Cat antiaéreos de corto alcance.
  • Inspección y mantenimiento de las turbinas.
  • Mantenimiento en calderas, electricidad, auxiliares y control de averías.
  • Actualización de la parte electrónica.
  • Tratamiento preservador del casco y la superestructura.
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El ARA General Belgrano


Finalmente, después de anular dos veces su salida, el día 16 de abril de 1982 el ARA General Belgrano partió bajo las órdenes del comandante Héctor Bonzo. Su dotación fue conformada por oficiales, sub-oficiales, cabos, marineros, conscriptos y dos civiles, encargados de la cantina del buque, voluntarios en la misión.

Normalmente, en tiempos de paz, la tripulación del buque rondaba los 750-770 hombres, pero en este caso se llegó a 1.093 tripulantes. El 100% de la dotación fue distribuida en tres horarios de guardias rotativas. De este modo, cada tripulante cumpliría 8 horas de guardia por día, mientras no se estuviera entablando combate. Esta modalidad mantenía al buque en permanente estado operativo y con posibilidad de inmediata respuesta en todos los sistemas y servicios.

La misión original que se le asignó al buque fue:

  • Navegar hasta el teatro de operaciones (zona de conflicto) y estacionamiento en la Isla de los Estados, derrota costera y tratar de velar intenciones.
  • Cumplir tareas relacionadas con la vigilancia de los accesos Sur al teatro de operaciones (TOAS), interceptar unidades del enemigo, de acuerdo con órdenes, y disuadir en el marco regional.
  • Evitar el contacto táctico con unidades del enemigo que portaran misiles superficie-superficie.
  • En caso necesario, y de acuerdo con la situación, proceder al reabastecimiento en la Base Naval Ushuaia.

Después de permanecer unos días patrullando en la zona de Isla de los Estados, el 22 de abril a las 18,30, el Belgrano tomó el puerto de Ushuaia, para reabastecerse y cambiar un lote de munición. Este puerto se convirtió así en el último lugar argentino donde estuvo el crucero.

La mañana del 24 de abril, la embarcación abandonó el puerto. Cuatro días más tarde, el día 28, se reunió al norte de Isla de los Estados con los destructores Piedrabuena y Bouchard y el petrolero de YPF Puerto Rosales, conformando así el Grupo de Tareas 79.3 (GT 79.3). Los destructores tenían la función de protegerlo, formar una cortina y tratar de ponerlo a salvo, tanto de enemigos de superficie, como aéreos o submarinos.

El General Belgrano, como nave capitana del grupo, se debía mantener en espera en la zona entre los meridianos de Isla de los Estados y el Banco Burdwood. Para la segunda fase se introduciría el concepto de la interceptación de unidades enemigas y/o neutralización, actuando en coordinación con otros grupos de tareas.

El día 29 de abril entre las 9,00 y las 16,00 hs, completó de manera satisfactoria el reabastecimiento de 125 toneladas de combustible en maniobra de navegación (conocida como "operación LOGOS") por parte del petrolero Puerto Rosales.
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Isla de los Estados


La tarde del sábado 1 de mayo, minutos después de las 20,00, el crucero recibió nuevas órdenes. Eran urgentes y de claro carácter ofensivo. El GT 79.3 se convertiría en uno de los brazos de una maniobra de pinzas que se abalanzaría contra los británicos desde el sur, mientras que el GT 79.2, conformado por el portaaviones 25 de Mayo, sería el otro brazo de la maniobra.

El GT 79.3 se ubicaría hacia al este y tendría como misión desgastar al enemigo utilizando los misiles MM-38 Exocet transportados por los dos destructores, ocho en total. En el caso del crucero, su función sería la de rematar con sus cañones a los buques británicos dañados, ya que el alcance y pegada de sus torres de 6 pulgadas lo convertían en una herramienta válida. Para entonces, las alternativas evaluadas por el comandante Bonzo y su plana mayor incluían la entrada a la denominada Zona de Exclusión Total (ZET), contacto táctico con los buques británicos, rechazo de posibles ataques aéreos y soportar posibles ataques de submarinos nucleares en la zona de operaciones.

Las órdenes dadas a los buques del GT 79.3 indicaba la previsión de movimiento hacia las 05:30 del 2 de mayo, con un rumbo 335º que los acercaría a la Task Force británica transitando ya dentro de la ZET. Debido a problemas en el portaaviones por su baja velocidad y la escasez de viento suficiente en la zona, se obligó a retrasar el ataque.

El informe recibido por el GT 79.3 a la 1,00, dio a entender una posible cancelación de la operación, ya que la flota británica había cesado los ataques aéreos contra Puerto Argentino y Pradera de Ganso, además de iniciar el movimiento de los portaaviones que se alejaban de la Isla.

La cancelación definitiva del ataque llegó a las 05,00 hs, sorprendiendo al GT 79.3 mientras estaba en pleno movimiento. Se recibió entonces un mensaje del comando superior donde se ordenaba un cambio de las operaciones planificadas con anterioridad. Ahora debía mantenerse en un área más hacia el oeste en espera de nuevas órdenes.

A las 15,20 el Belgrano se dispuso rumbo 290º, ubicándose a 100 millas de la Isla de los Estados y a 35 de la ZET, de esta manera el GT 79.3 realizaba un giro por estribor con la proa hacia el este, manteniéndose así en el área de espera indicada.


Por la parte británica

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Base naval Faslane, HMNB Clyde


Después de ser notificados de la acción bélica emprendida por Argentina el 2 de abril de 1982, reclamando la soberanía de las Islas Malvinas (en inglés Falklands), el día 4 de abril la flota británica envió un total de 108 buques (liderados por portaaviones a los que acompañaban destructores, fragatas y submarinos además de las auxiliares) con destino a las islas. De esta expedición formó parte el submarino de propulsión nuclear HMS Conqueror.

El Conqueror, comandado por Chris Wreford Brown zarpó desde su base de Faslane, HMNB Clyde, ubicada al sureste de Escocia, y además de su tripulación, llevaba un grupo de comando de unos 12 hombres denominado SBS (Special Boat Squadron). Portaba además 32 torpedos MK24 y MK8 más antiguos, pero suficientemente probados y con una carga de torpex de 340 kg.
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El embarco de ese grupo comando se veía justificado debido a que el día 3 de abril Argentina había tomado posesión por la fuerza de las Islas Georgias. Era probable que los SBS intentarían un golpe de mano en aquellas costas, y de hecho esa plaza sería vuelta a capturar por los británicos el 25 de abril.

El submarino nuclear recorrió entonces una distancia que equivale a un tercio del total de la línea ecuatorial. Sus órdenes emanarían no del comandante de la Fuerza de Tareas en el Atlántico Sur, sino del Comando Estratégico de Submarinos en Northwood, próximo a Londres.

Las principales características del HMS Conqueror eran:

  • Velocidad de hasta 28 nudos sumergido
  • Movimientos discretos y reservados
  • Un reactor nuclear Rolls-Royce PWR como propulsión
  • Independencia operativa
  • Autonomía de 4.500 millas náuticas a 18 nudos
  • Excelentes sensores y gran capacidad en armas

Cabe destacar que el término reactor nuclear alude a su planta propulsora, y a diferencia de los submarinos que poseen propulsión diésel-eléctrica (obligados a exponer su snorkel en superficie para recargar baterías), 
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los nucleares realizan todas sus operaciones en inmersión, pues su pila atómica produce el vapor para mover las turbinas. Tienen casi inagotable capacidad material para permanecer sumergidos, ya que la limitación no está en el combustible sino en la resistencia humana. Todas estas características otorgaban a esta unidad y sus similares, una operatividad y poder ofensivo de máximo nivel.

El 28 de abril se le ordenó navegar hacia el Oeste para que localizase naves enemigas, pues se le proveyó información sobre la presencia de unidades argentinas al norte de Isla de los Estados.

Después de 700 millas en dos días, arribó a su estación. En la misma noche del 30 de abril, mientras realizaba tareas de patrullaje, se obtuvo el contacto de un grupo de buques gracias al sonar de largo alcance, lejos de rutas comerciales y navegando en concierto. De inmediato, el comandante Wreford Brown ordenó acercarse hasta obtener un alcance visual y llegar a profundidad de periscopio. El mar estaba relativamente calmo y se tenía buena visibilidad. El sonar de largo alcance había superado aún las expectativas de los más optimistas en la tripulación. Se ordenó descender, aumentar la velocidad y continuar con el mismo rumbo. Una hora más tarde descubrió a los buques argentinos.

Fue entonces que, en la mañana del 1 de mayo, tuvo en su periscopio al Grupo de Tareas 79.3 (GT 79.3), en plena fase de reabastecimiento de combustible. El buque se encontraba a unas 200 millas de las Islas Malvinas. Todavía el Conqueror no había recibido la orden para atacar. Por lo tanto, se dedicaron a seguir de cerca a la fuerza de tarea enemiga, persecución que se prolongaría por 30 horas y unas 400 millas.



Hundimiento

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Fotografía del hundimiento del ARA General Belgrano

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Sucesos en el Atlántico Sur durante el hundimiento del Belgrano


El hundimiento del ARA General Belgrano se produjo el día 2 de mayo de 1982 a las 17:00 horas en Latitud 55°24´S y Longitud 61°32´W. Coordenadas: 55°24′00″S 61°32′00″O (mapa)y fuera de la zona de guerra establecida.

Pocos minutos antes de las 16,00 hs el submarino nuclear HMS Conqueror recibió la orden de hundir al ARA General Belgrano.

A las 16,02, mientras los artilleros que se encontraban de guardia probaban algunos mecanismos y la Torreta II buscaba posibles blancos en el horizonte, el buque se sacudió violentamente fruto de una poderosa explosión, seguida del cese inmediato de energía e iluminación que paralizó a los 1093 tripulantes. 
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Este fue el primero de los 3 torpedos MK-8 lanzados por el Conqueror desde una distancia de 5 km aproximadamente (aunque solo los 2 primeros dieron en el blanco, el tercero golpeó en el casco del Bouchard sin explotar).

El capitán del submarino declaró después que la elección del arma usada fue dictada por la antigüedad del mismo crucero: un torpedo de la Segunda Guerra Mundial hundiría a un crucero del mismo período. El primer torpedo mató a 274 tripulantes.

Unos momentos más tarde una segunda explosión se produjo a la altura de proa de la nave. Este segundo impacto provocó el desprendimiento de 12 metros de la proa del barco.
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Inmediatamente comenzó la inclinación a babor, cesó la fuerza motriz y se apagaron las luces, la generación eléctrica de emergencia también quedó inutilizada.

Hacia las 16,05, se dio la orden de zafarrancho de siniestro, pudiendo constatarse que únicamente las líneas con la Central de Control de Averías estaban totalmente disponibles. Esta se encontraba en la cubierta 05. Los puestos de combate de Control de Averías distribuidos en todo el buque estaban en una situación muy crítica, habían sido gravemente afectados por las explosiones y los daños causados eran demasiados y muy importantes como para controlarlos con los medios disponibles en ese momento.
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Se inició la apertura de las puertas estancas que daban a la cubierta principal para permitir agilizar la evacuación de las zonas inferiores, tarea extremadamente complicada debido a que la red de parlantes había quedado fuera de servicio.

En la cubierta principal se localizaba la Central de Comunicaciones, el responsable de la misma ordenó el procedimiento necesario para esas situaciones, incluyendo el embolsado de las claves secretas en bolsas lastradas. Estas bolsas fueron arrojadas luego al mar. El personal de la Central colaboró activamente en todo lo que fuese necesario.

Una cubierta más abajo se encontraba el cuarto de radio y, cercano al camarote del comandante, se encontraba el CIC (Centro de Información y Combate del buque). Los daños en esta sala fueron variados y provocaron algunas heridas al personal por caída de tuberías y parte de los tableros de información. Pese a la oscuridad y otros inconvenientes, todo el personal salió y logró llegar a la cubierta principal. Los compartimientos de máquinas C-1 y C-2 fueron afectados por el primer torpedo británico. El impacto fue justo en la cuaderna 106 del mamparo popel del compartimiento, la explosión no dejó supervivientes en ese sector.

La sala C-1 tuvo un repentino corte de energía, pues los generadores principales 1 y 2 habían cesado ya de operar. El comedor de la tripulación, ubicado sobre el compartimiento C-2, fue el área más afectada y donde más efecto tuvo sobre la tripulación, debido al humo las linternas individuales no lograban alumbrar más allá de 30 centímetros.

Los tambores de combustible del helicóptero fueron arrojados al mar, para que no explotaran. La Central de Tiro pudo ser evacuada rápidamente gracias al inmediato funcionamiento de las linternas y a que el zafarrancho de siniestro se había dado justo en el momento en que los problemas comenzaron a agravarse. En las torretas 4 y 5 de popa, el humo que salía era muy denso, puesto que el torpedo había impactado en las proximidades de la cámara de proyectiles de la Torreta 4 y su correspondiente santabárbara. Las unidades de Control de Averías definieron al sector como área de destrucción total.

La enfermería se situaba en la tercera cubierta. Cuando las explosiones se produjeron, el encargado de guardia organizó el desalojo en medio de la oscuridad reinante. Poco después llegó el médico cirujano que comenzó a prestar ayuda a los heridos y quemados. Un enfermero comenzó a recibir personal que llegaba desde popa, bañados en petróleo y con quemaduras, proveyéndolos sábanas y cubrecamas. El trabajo de primeros auxilios era intenso, además de los heridos y quemados, se debió atender a los hombres con principios de asfixia debido al humo. El personal de sanidad corría por las cubiertas bajas, revisando los camarotes para que no hubiera personal malherido que pudiera quedar abandonado. En el momento que concluyeron en que no había internados en la enfermería y que los camarotes estaban vacíos, se procedió a recoger mantas y se dirigieron hacia la cubierta.

Durante esos minutos, el personal comenzó a dirigirse a las estaciones de abandono asignadas. El buque tenía 72 balsas salvavidas, de las cuales 62 eran las necesarias y el resto eran de reserva. Las órdenes llegaban a través de simples megáfonos de mano y se retransmitían gritando lo más alto posible. Abundaban los heridos, quienes llegaban cargados a hombro por sus compañeros. El jefe de sanidad, una vez supervisada la evacuación de los internados en la enfermería, se dirigió también a la cubierta y junto a otro oficial de sanidad, aplicó morfina a los casos más graves.

Hacia las 16,10 la inclinación (escora) aumentó 1° por minuto, por lo que el barco ya tenía 10° a babor. El casco comenzó a hundirse con mayor incidencia de popa, debido a la gran entrada de agua al hangar y a la sala de máquinas. Como prevención, se comenzaron a arrojar las balsas al agua, que se abrieron automáticamente al caer. Quedaron flotando al costado sujetas por las amarras. Pocos minutos más tarde se estabilizó la inclinación y creó la esperanza de que el buque se mantendría más tiempo a flote. Por la rapidez de los sucesos, algunos tripulantes llegaron a cubierta muy desabrigados y se les comenzó a auxiliar con lo que se tuvo a mano, se improvisaron una especie de ponchos a partir de las mantas de lana de las camas. Varios intentaron el descenso a las cubiertas inferiores para ayudar a sus compañeros, y algunos perdieron su vida en ese intento.
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A las 16,23 el comandante Héctor Elías Bonzo dio la orden de abandonar la nave. Comenzó así la maniobra de abandono. La marejada que había dificultó la visión y comunicación entre las balsas, por lo cual algunas quedaron sobrecargadas con 30 personas y otras subocupadas con no más de 3 personas. A las 16:50 la escora de 60° preanunciaba el hundimiento, y en 10 minutos el crucero fue engullido por las aguas aproximadamente en el punto 55°24′0″S 61°32′0″O del Océano Atlántico.

[...] una vez que ya me encontraba en la balsa recostado, alguien me avisa que el buque se estaba hundiendo...ahí fue donde me asomé y vi los últimos momentos del Belgrano, allí, cerca, irse a pique...totalmente [...]
 

Comandante Héctor Bonzo



 

Operación de rescate

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Avión Neptune SP-2H.


Una vez que la noticia del hundimiento del ARA Gral Belgrano llegó al continente, se dispuso inmediatamente el operativo de rescate. De tal operación formaron parte las siguientes unidades:

2 Aviones Neptune
1 Avión Fokker
1 Avión Electra
Buques Gurruchaga, Bahía Paraíso, Bouchard y Piedrabuena.

Al destructor Piedrabuena se le ordenó regresar a toda máquina al lugar, mientras el Bouchard seguiría aún alejado. Las condiciones meteorológicas eran precarias, había una fuerte tormenta que dificultó seriamente a los buques llegar a la zona. El Piedrabuena fue el primero en hacerlo, pero en el punto de contacto (donde se presumía que había sido el ataque) no quedaban rastros, ni del ARA General Belgrano, ni de las balsas salvavidas.

Aproximadamente a las 09,00 del lunes 3 de mayo, el avión Neptune 2-P-111 de la armada argentina, comandado por el capitán Pérez Roca, avistó en la zona una gran mancha de petróleo, pero la localización de las balsas seguía siendo negativa.
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Sin embargo, durante esa búsqueda de sector, cerca de las 13,00, el suboficial Ramón Leiva desde un blister trasparente que el Neptune tenía en su morro, logró el contacto visual con las balsas. Rápidamente se dio aviso a las demás unidades de búsqueda del avistamiento de un gran campo de botes salvavidas que se extendía por aproximadamente dos millas marinas (unos cuatro kilómetros a la redonda), y que se encontraban cerca del destructor Piedrabuena.

Comenzaron así los trabajos de rescate, siempre dificultados por la fuerte tormenta que azotaba el Atlántico. En gran parte de las balsas se encontraba algún fallecido, heridos, quemados, y la mayoría de los supervivientes presentaba principios de hipotermia en algunas partes de su cuerpo (en casi todos los casos las piernas).

[...] hacía muchísimo frío, nos orinábamos encima para calentarnos la cintura, nos poníamos las manos en el pecho y nos vomitábamos encima para calentar un poco el cuerpo [...] el principal temor en ese momento era de que alguna persona muriera congelada, estábamos con temperaturas bajo cero [...] (en el momento del rescate por parte de los buques) cada cual tenía que tratar de subir de alguna forma..., en el caso mío, me tuvieron que atar, porque me encontraba bastante congelado, como la mayoría... y ya realmente no teníamos mucha fuerza para soportar un último esfuerzo...era muy difícil [...]

En la madrugada del 5 de mayo, los buques arribaron al puerto de Ushuaia con los supervivientes, que fueron transportados por vía aérea a Bahía Blanca, donde los esperaban sus familiares.
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Los sobrevivientes desembarcan en el puerto de Ushuaia luego de haber sido rescatado por la tripulación del Destructor A.R.A. Bouchard


La operación de rescate se extendió hasta el día 9 de mayo, verificando la imposibilidad de que quedaran más supervivientes o cadáveres en la zona.

Los buques recogieron un total de 793 tripulantes, entre los que resultaban 23 fallecidos.

El total de bajas sufridas en el ataque ascendió finalmente a 323.
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Malvinas: la historia secreta del ataque al Belgrano y la dramática búsqueda a ciegas de los sobrevivientes en el Atlántico Sur

2 de Mayo


Por Marcelo Larraquy

Periodista e historiador (UBA)



El 2 de mayo, Margaret Thatcher decidió con su gabinete de guerra el hundimiento del crucero en un almuerzo en su residencia de campo, luego de que Argentina amenazara con un ataque naval a la flota británica. Ese día cambió la guerra. En el libro “La Guerra Invisible” se revela la misión de los aviones exploradores que lograron detectar a los sobrevivientes, después de volar en la oscuridad, por encima de las olas, en un mar embravecido
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A las 16.01 el submarino británico HMS Conqueror disparó el primero de los dos misiles MK8 que dieron en la popa y proa del barco. La increíble imagen fue tomada por el teniente de fragata Martín Sgut desde una de las balsas


El 30 de abril de 1982 Estados Unidos abandonó la mediación entre Argentina y Gran Bretaña y decidió la asistencia militar a su aliado histórico. La OTAN, antes de la comunicación pública, ya había entregado misiles, combustible, municiones, material de inteligencia en la base logística británica de la isla Ascensión, en medio del océano Atlántico. Ese día, se inició el bloqueo aéreo y naval británico, la zona de exclusión total sobre las islas. Todas las naves que circularan sin autorización sería consideradas hostiles y susceptibles de ser atacadas. Ese día, también, las emisiones electrónicas de los barcos británicos fueron detectadas por los radaristas con el equipo móvil de contramedidas en Puerto Argentino. Al día siguiente se bombardeó Puerto Argentino.

En su libro La Guerra Invisible, Marcelo Larraquy revela el seguimiento sobre el crucero General Belgrano antes del impacto, y cómo se logró detectar la posición de las balsas de los sobrevivientes, tras casi un día de búsqueda.


Un extracto del libro se publica a continuación.


El hundimiento del Belgrano


(…) Con la caída de las primeras bombas del 1º de mayo, el presidente peruano Fernando Belaúnde Terry presentó de urgencia una propuesta de paz que contemplaba el retiro de tropas de ambos países, una administración cuatripartita de las islas y el compromiso de resolver el conflicto en el término de un año. Mientras se efectuaba un desesperado intento de pacificación, una flota de submarinos nucleares británicos detectó y comenzó a monitorear las posiciones del portaviones 25 de Mayo y del crucero ARA General Belgrano.

La Armada había desplegado su flota para impedir un desembarco británico, que —suponía— podría producirse sobre la costa este de la isla Soledad. La flota se dividió en dos grupos. El mayor incluía el 25 de Mayo y otras seis embarcaciones, que permanecieron en el límite de la zona de exclusión. El segundo grupo, conformado por el General Belgrano y dos destructores, se desplazó 260 millas al sur, en previsión de la llegada de la flota enemiga.

En la tarde del 30 de abril, el General Belgrano había sido descubierto. Uno de los submarinos, el Conqueror, comenzaría a trackearlo, a seguirlo a distancia. El Conqueror poseía un reactor nuclear como fuente de energía —pero no armas nucleares—, que le permitía realizar el patrullaje sin emerger. Tenía una marcha silenciosa, difícil de detectar, y una velocidad superior a las naves de superficie.

El crucero General Belgrano estaba en condiciones de generar daño con sus cañones. Alrededor de él navegaban los destructores ARA Piedrabuena y ARA Hipólito Bouchard, con Exocet MM-38 (mar-mar 38).

Por el norte, a la altura de Puerto Deseado, a 120 millas de la costa, se ubicaba el portaviones 25 de Mayo con sus aviones A-4Q Skyhawk embarcados. Y, en medio de los dos grupos, entre el norte y el sur, se hallaban las corbetas francesas Clase A-69, que también podían lanzar Exocet MM-38.
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A las 16.32 el capitán Bonzo ordena abandonar la nave. De los 1093 tripulantes, 770 llegaron a las balsas, 323 murieron en el mar (Fernando Massobrio)


La Marina argentina estaba decidida a una batalla naval, la más importante después de la Segunda Guerra Mundial. En la tarde del 1º de mayo un avión Tracker de exploración estimó que había detectado siete barcos enemigos. El 25 de Mayo se desplazó hacia esa posición para lanzar el ataque. Pero, como el sol se ponía a las seis de la tarde, debieron esperar el crepúsculo matutino. No tenían sistema para realizar vuelos nocturnos. Por la noche otro Tracker confirmó la localización. Eran trece buques de la Fuerza de Tareas, 80 millas al este de Puerto Argentino y a 200 millas del 25 de Mayo. Casi en forma simultánea, un avión enemigo permaneció media hora en el aire a 60 millas del portaviones. Los había detectado. Ya no sería una acción sorpresiva: la flota británica los esperaría. Sin embargo, el plan de ofensiva continuó. Desde el centro, las corbetas Granville, Guerrico y Drummond se acercarían a los blancos y, luego de lanzar su ataque, se dirigirían a las islas y permanecerían protegidas alrededor de ellas. Desde el portaviones, que luego movería su posición junto a sus naves escoltas, en el amanecer del 2 de mayo despegarían seis aviones A-4Q, con cuatro bombas MK-82 de 230 kilos cada una.

Por la noche, el viento calmó. Más tarde, casi había desaparecido. No había nudos de viento para iniciar la operación, en esa área, en medio del Atlántico Sur. Se necesitaba aligerar los aviones para que despegaran. Deberían partir solo con una bomba cada uno y, como el enemigo los esperaba, calcularon que podrían llegar a perder por lo menos cuatro de las seis unidades aéreas. En consecuencia, el ataque se canceló. Se ordenó a las corbetas que retrocedieran hacia el oeste y se prefirió esperar otra oportunidad para el uso del 25 de Mayo en una ofensiva naval.

Pero nunca más la hubo.

El almirante Isaac Anaya dio la orden de replegar las naves hacia la costa. El destructor Santísima Trinidad, para evitar ser torpedeado, fue replegado cerca de Puerto Madryn. Anaya pensaba que, si perdía una embarcación, ya no la podría reponer. La decisión de hacer retroceder a la flota naval argentina demostraba que en la guerra que acababa de comenzar no había un comando conjunto al que se subordinaran las tres fuerzas. Cada fuerza iba tomando sus propias decisiones. (…)

En la madrugada del 2 de mayo, el crucero General Belgrano realizó una maniobra que lo acercaría a las fuerzas navales británicas. Llevaba más de mil tripulantes a bordo. La idea de la Armada seguía siendo no comprometerlo en un ataque frontal, sino utilizarlo como elemento de distracción para el grupo del portaviones Hermes mientras el portaviones 25 de Mayo mantenía latente un enfrentamiento con el Invincible. La acción era riesgosa porque el Belgrano debía atravesar la zona de exclusión, una densa barrera de submarinos, fragatas y destructores británicos.

Horas más tarde, el almirante Gualter Allara, que había servido como agregado naval en el Reino Unido y era el jefe de la Flota de Mar, ordenó el repliegue, en cumplimiento con las órdenes de Anaya. Las naves iniciaron el regreso.

Pero el crucero General Belgrano, que ya estaba 35 millas fuera de la zona de exclusión, desplazándose hacia la isla de los Estados, al sur del océano, ya tenía encima al Conqueror, que lo venía trackeando.

El comandante del submarino, el capitán Christopher Wreford-Brown, lo informó a (a la base de) Northwood. El objetivo original del comandante en jefe de la Marina Real, el almirante Fieldhouse, en control de la Operación Coporate, era localizar y golpear sobre el 25 de Mayo, que transportaba una escuadrilla de doce aviones A-4Q Skyhawk. Su eliminación era parte de la estrategia de dominio del mar alrededor de las islas antes del desembarco. Pero, dado que el portaviones no podía ser hallado en el cuadrante norte por los otros submarinos, el Spartan y el Splendid, Fieldhouse coincidió con (el almirante) Woodward en la nueva doctrina operativa: dejar fuera de combate al Belgrano.

Woodward, desde el Hermes, creía que su flota podría ser atacada desde el noroeste y el sudoeste. El capitán Wreford-Brown pensaba, además, que sería un desperdicio no hacer nada con el Belgrano luego del trabajo que le había llevado encontrarlo y rastrearlo. Esperaba que se modificaran las reglas del enfrentamiento y le dieran permiso para atacar fuera de la zona de exclusión.
2 de Mayo

“El proyectil había dado en la sala de máquinas de popa, ingresó 2 metros dentro del buque antes de explotar e hizo un boquete de 20 metros de largo por 4 de ancho. Por allí el Belgrano embarcó en segundos 9500 toneladas de agua”, relató el comandante (GENTILEZA ASOCIACION AMIGOS DEL CRUCERO GENERAL BELGRANO)


El domingo 2 de mayo por la mañana, el gabinete de guerra se reunió en Chequers, la casa de campo oficial de Margaret Thatcher, en las afueras de Londres. Debía decidirse si se ordenaba el ataque al crucero fuera de la zona de exclusión. Se debatió cuál era su amenaza real para la Fuerza de Tareas. Si podía averiárselo pero no hundirlo. Si se debía impactar solo al Belgrano y no a los destructores que lo escoltaban, para permitir la búsqueda de sobrevivientes.

La decisión se tomó antes del almuerzo. Se intentó revestir el ataque de un propósito defensivo: pese a su lejanía de la zona de operaciones, el crucero Belgrano, junto al portaviones 25 de Mayo, podría realizar una acción de pinzas sobre la flota británica, y debían neutralizar esa amenaza.

Entonces se dio paso al mayor sacrificio de vidas de la Guerra de las Malvinas.

En la tarde del 2 de mayo, el Conqueror ya estaba a 2000 metros de distancia del Belgrano. El crucero no contaba con sonar para detectar submarinos. Sin advertencia previa, después de treinta horas y 400 millas de seguimiento, atacaron al barco, que se alejaba hacia el sudoeste, a 60 kilómetros fuera de la zona de exclusión, donde no había una unidad británica que pudiera percibir su amenaza.

El Conqueror disparó tres torpedos Mark-8. Los dos primeros golpearon en el Belgrano, y el tercero en uno de los destructores que lo acompañaba, el Hipólito Bouchard, pero en este blanco no explotó. Lo haría a cien metros. Sintieron la detonación. Fue un cimbronazo que hizo mover al destructor.

Desde el Bouchard intentaron comunicarse con el Belgrano, pero ningún circuito funcionó. Presumieron que había sido atacado y entonces decidieron dispersarse; también lo hizo el otro destructor, el Piedrabuena.

Después de los impactos, el Conqueror se alejó a 15 kilómetros y a través del periscopio observó cómo el Belgrano se inclinaba a babor. En una hora el crucero, construido en los Estados Unidos, que había salido indemne de las bombas del ataque a Pearl Harbor, se hundió en el mar.

El primer impacto de los torpedos mató en forma instantánea a doscientos setenta y cuatro tripulantes. Poco después, se descargó un temporal sobre los sobrevivientes que se habían lanzado a las balsas.
2 de Mayo

“El barco hizo un movimiento, volvió a surgir del agua y se hundió definitivamente en forma vertical. En el fondo del mar explotaron las calderas y se hizo un gigantesco torbellino de agua”, recordó un sobreviviente


La negociación por el cese de fuego entre el presidente de Perú, Gran Bretaña y la dictadura argentina estaba delineándose ese mismo día. Eran siete puntos: cese inmediato de hostilidades, retiro mutuo de fuerzas militares, presencia de representantes ajenos a las partes involucradas en el conflicto, reconocimiento de reclamos y conflictos sobre la situación de las islas, consideración de aspiraciones e intereses de los habitantes locales en la solución definitiva, participación de varios países en el convenio de acuerdo y plazo para suscribir un acuerdo definitivo antes del 30 de abril de 1983.

A las cinco de la tarde del 2 de mayo llegó el primer despacho al búnker (de la base aeronaval de Río Grande). Algo había sucedido con el Belgrano. No se sabía qué. El destructor Piedrabuena había enviado un mensaje que había llegado distorsionado al Comando de Aviación Naval, en la Base Espora. (…)

En la base de Río Grande, se decidió el despegue del avión Neptune 2 P-112 para localizar a los sobrevivientes del crucero General Belgrano.

Se trataba de un avión fabricado en Estados Unidos en 1962, con motores algo fatigados y sin armamento defensivo. Los pilotos navales de A-4Q o de Aermacchi lo pedían para que les marcara la posición de un blanco en las ejercitaciones de mar. El Neptune tenía una autonomía de hasta catorce horas de vuelo y podía alcanzar 10 o 15 mil pies de altura. Contaba con un radar potente, de un alcance de hasta 160 millas náuticas, y un equipo de contramedidas electrónicas que le permitía detectar en la pantalla la aparición del radar enemigo

Las tres tripulaciones del Neptune habían pasado casi todo abril dando vueltas por el aire, inspeccionando a todos los barcos que estuviesen en la zona de operaciones. Habían volado relajados, tomando mate, emitiendo radar a diestra y siniestra. Pero, en los últimos días del mes, cuando ya intuían que la flota británica se acercaba, empezaron a restringir la emisión. Cada vez que emitían radar, el radar enemigo los interceptaba.

A partir de entonces, se decidió numerar a las tripulaciones que utilizaban los dos Neptune. La tripulación 1, a cargo del comandante Julio Pérez Roca; la 2, comandada por el capitán de corbeta Carlos Washington Marioni, y la 3, al mando del capitán Ernesto Proni Leston.

Para la jornada del 1º de mayo habían recibido la orden de dar la vuelta alrededor de las islas Malvinas, pero luego del primer bombardeo británico se determinó que exploraran hacia el sur. Existía la posibilidad de ubicar al HMS Exeter, una fragata D42. Pero no la encontraron. Cuando regresaban, escucharon en la radio las voces de los pilotos de la Fuerza Aérea: “Lo tengo acá a la izquierda”, “giro por derecha”. Sentían la tensión del combate, anonadados por las comunicaciones que escuchaban adentro de su avión.

En la tarde del 2 de mayo, cuando se enteraron de que algo había sucedido con el Belgrano, recibieron la orden de despegar para buscar a los sobrevivientes. Pasaron algunas horas en el búnker a la espera de precisiones, hasta que llegó un punto dato y se obtuvieron las coordenadas. A las nueve de la noche la tripulación 3 salió a explorar la zona del hundimiento del crucero.

En el punto dato estaba uno de los destructores, el Piedrabuena, comandado por el capitán Horacio Grassi, que navegaba a seis millas del Belgrano al momento del impacto. Como indicaba la doctrina, el destructor se había dispersado y cinco horas después regresó a la zona del ataque como buque de rescate. Grassi informó a la tripulación del Neptune que llevaba varias horas de búsqueda y no veía nada. Ya era la madrugada del lunes 3 de mayo.
2 de Mayo

El rescate de las balsas. Estuvieron más de 48 horas a la deriva en un mar furioso con vientos de 120 kilómetros por hora


El capitán Proni Leston bajó a cien pies por radar altímetro, 30 metros por encima de un mar embravecido, al borde de las crestas de las olas, al límite del descenso. Pudieron corroborarlo: la visibilidad horizontal era nula. Empezaron a coordinar con el Piedrabuena qué podrían hacer. Decidieron tirar bengalas desde el avión para provocar una iluminación diurna que le permitiera al buque ver las balsas de sobrevivientes. La bengala se detona a cierta altura y desciende en un paracaídas. La luz dura cuarenta segundos. Pero desde el Piedrabuena no vieron siquiera las bengalas: la niebla lo tapaba todo. Después tiraron otra bengala a dos millas, bien cerca del Piedrabuena, sobre la proa, a fin de que fuera útil para la visibilidad, pero no había modo. Tenían la esperanza de que al menos los sobrevivientes pudieran escuchar los motores del Neptune aunque no vieran el avión. Si se desplegaba la antena radar de las balsas, oirían su sonido y se enterarían de que los estaban buscando.

La imposibilidad de captar siquiera un signo, de no ver nada, los hizo pensar que la previsión de la deriva de las balsas podría estar errada. La corriente del mar y la dirección de las olas superaban sus cálculos y las habían alejado aún más.

Desde el primer momento de la búsqueda, en la madrugada, el Neptune de la tripulación 3 había girado en torno a las 20 millas del punto dato. Luego corrió el radio de búsqueda a 30 y, finalmente, lo extendió a 40 millas. Pero no habían hallado nada. Ya eran las seis de la mañana. Habían despegado a las nueve de la noche. Nueve horas en el aire. Se estaban quedando sin combustible. En consecuencia, les ordenaron el regreso.

En el retorno a la base de Río Grande, la tripulación 3 se cruzó con la número 1, del comandante Pérez Roca. Le avisaron que habían estado toda la noche en contacto con el Piedrabuena sin novedades. El Neptune siguió buscando en la oscuridad.

A las ocho amaneció y la luz abrió un mejor panorama. El radio de búsqueda se hizo más amplio y a las 9:55 obtuvieron una señal en la frecuencia internacional de socorro, que había establecido contacto con una de las balsas. Tenían dificultades para emitir, pero llegaron a informar que estaban a 60 millas al este de la isla de los Estados, y el Neptune voló en esa dirección hasta que abajo, a las 13:20, tuvieron el primer contacto visual. Una balsa, y después otra y otra. Avisaron al Piedrabuena, y luego volaron otros aviones para intensificar la búsqueda. A las tres de la tarde llegaron las primeras unidades de rescate. Ya habían pasado casi veinticuatro horas del impacto.

Los nadadores se tiraron hacia las balsas, que tenían los bordes cubiertos de petróleo. Algunas estaban atadas entre sí mediante cabos. Los sobrevivientes se encontraban paralizados y con los músculos entumecidos, sin fuerza para moverse ni para tomarse de una red. Se caían al agua cuando intentaban subir la escalerilla de los barcos de rescate.

El primero en llegar fue el aviso ARA Francisco de Gurruchaga. A lo largo de la jornada, rescató a 380 náufragos; después llegó el Piedrabuena que sacó de las balsas a 273 tripulantes, el Bahía Paraíso a 70, el Bouchard a otros 64.

El operativo continuó durante la tarde y la noche del 3 de mayo, bajo la tormenta, y también al día siguiente. Se rescataron setecientos setenta tripulantes, muchos de ellos con heridas y quemaduras; veintitrés habían muerto en las balsas, veintiocho habían desaparecido en el mar.

Fuente: Infobae.com
www.marcelolarraquy.com


 





Seis gambetas a la parca

Por Nicolás Kasanzew

2 de Mayo

Teniente de navío médico Alberto Deluchi Levene


Aprestándose para entregar la guardia en las cubiertas bajas del crucero Belgrano, el teniente de navío médico Alberto Deluchi Levene alcanzó a caminar unos 20 metros cuando, en el preciso lugar donde se encontraba 20 segundos antes, hizo impacto el torpedo inglés. Fue su primer esquive a la parca.

Al sacar de su camarote los elementos de supervivencia regulares, al oficial de 37 años se le ocurrió llevarse también una manta de lana: la arrolló y se la puso en bandolera. Cuando estaba a punto de subir a su balsa asignada, alguien le dijo, angustiado, que había un marino bajo arresto en un habitáculo de la tercera cubierta. Es decir, en las entrañas del barco que se estaba hundiendo. No lo dudó, se lanzó a rescatarlo acompañado del teniente de fragata Alejandro Torrontegui. A oscuras, con el crucero chirriando y escorándose cada vez más, bajaron a los quintos infiernos, pero el castigado ya no se encontraba allí. Estaban bajo la línea de flotación, el buque podía dar una vuelta campana en cualquier momento, pero lograron subir rápidamente al exterior. Fue la segunda gambeta del médico a la muerte.

Sin embargo, al asomarse a cubierta Deluchi constató que estaba desierta. Las balsas ya se encontraban en el mar. Por haber tratado de salvar a otro ser humano, ahora corría un mayor peligro él mismo.

Torrontegui saltó hacia una balsa y desapareció de su vista. Deluchi infló su chaleco salvavidas y se zambulló en el mar. Al emerger, vio una sombra: el casco del crucero se le venía encima. Le había llegado la hora, pensó, y se encomendó a Dios. Pero en ese momento lo levantó una ola y lo lanzó lejos de la nave. Por tercera vez, el teniente le había hurtado el bulto a la dama de la guadaña.

Con enorme esfuerzo nadó hacia una balsa y al llegar, arrojó en ella su bolso de supervivencia y su manta. Pero quiso subirse y no pudo. Estaba extenuado, sus dedos resbalaban por el borde pegajoso, todo empetrolado. Se agarró de una cuerda y una vez más espero el fin. Con el agua a 4 grados, la hipotermia acabaría con él en pocos minutos más. De repente, vio cuatro brazos que se extendían hacia él y lo izaban. Eran los dos conscriptos que ocupaban la balsa. El médico había burlado a la desdentada por cuarta vez.

Echado en el piso, castañeando los dientes en un estado de semiconciencia, Deluchi escuchaba gritos de socorro y veía que nuevos náufragos iban subiendo a la balsa.

Al recuperarse, tomó naturalmente el mando de los 10 conscriptos y los dos suboficiales y los aleccionó: "Si se duermen, se mueren. Aguanten despiertos toda la noche, como cuando iban al boliche los sábados. Mañana nos van a rescatar".

Deluchi me cuenta que rezaban todos a cada rato y eso infundía mucha fuerza. "Como se sabe, en la guerra no hay ateos", sonríe.

La balsa tenía el techo rajado y con cada ola de 10 metros, impulsada por un viento de cien kilómetros por hora, entraba torrencialmente el agua helada. Se cernía nuevamente el fantasma de la hipotermia. Pero entonces el oficial extendió su manta de lana, para que todos pudieran cubrirse con ella hasta los hombros. "Esa manta nos salvó de morir", me dice Deluchi. Se había librado de la huesuda por quinta vez.

Cuando finalmente, en la tarde del 3 de mayo, apareció primero un avión explorador Neptune y luego el aviso Gurruchaga, en la balsa estalló de júbilo, seguido por una oración de agradecimiento. Un nadador de rescate se lanzó desde el buque trayéndoles una cuerda y comenzó la harto difícil operación de trasbordo. La balsa bajaba y subía en el mar embravecido y había que aprovechar el movimiento ascendente para agarrar a cada náufrago y jalarlo a bordo. Deluchi esperó a que todos los demás fueran rescatados; se quedó último, sosteniendo, con las pocas fuerzas que le quedaban, la cuerda que unía la balsa al buque. Debería soltarla en el momento de levantar los brazos para que lo izaran, pero si lo hacía antes de tiempo se iba a caer al mar entre la balsa y el Gurruchaga. Pudo calcular el momento justo y sintió como lo depositaban sobre la cubierta. Por sexta vez había eludido a la indeseada.

-¿Cómo soportó tu espíritu todas esas horas terribles?

-Me ayudó la convicción de que estamos llamados a una vida trascendente, eterna. No sería igual para alguien que piense que todo se termina con la muerte. Cuando zarpamos, me di por perdido. Desconté que íbamos a entrar en combate y nos iban a hundir. Entonces una noche abrí al azar un Evangelio que llevaba conmigo, con ese papel de misa arrugado, y justo di en la epístola de San Pablo a los Corintios, que habla de la resurrección. Asombrado, lo vi como un llamado a la fe, la tranquilidad, la fortaleza. Y ya encaré con un ánimo muy distinto la posibilidad de perder la vida: yo no me iba a entregar, Cuando desde la balsa escuchaba los gritos de socorro de mis camaradas, y no podía hacer nada por ellos, me preguntaba: ¿Por qué ellos, y no yo? Y era porque el Creador sabe cuál es el tiempo de cada uno.

Ya de vuelta en su carrera de médico militar, Deluchi se dió cuenta que - orgánicamente- no era capaz de trenzar y transar. "No vas a ascender más, porque no sos dócil" le dijo un camarada. Y el ya capitán de fragata, pidió el retiro. Optó por una nueva carrera, esta vez en la ciencia. Y no le fue nada mal, llegó a ser presidente de la Academia de Flebología. Pero la Armada se perdió a un extraordinario oficial.

Fuente: La Prensa








El Portaviones ARA 25 de Mayo

 

2 de Mayo de 1982 – Breve Crónica de un frustrado ataque a la Flota Británica

2 de Mayo
Luego de la recuperación de las islas Malvinas, el día 2 de abril de 1982, y de las Georgias del Sur el día siguiente, la Armada Argentina implementó una serie de medidas para optimizar sus capacidades operativas, conforme se materializaba la escalada del Conflicto con el Reino Unido de Gran Bretaña.

En tal sentido la Flota de Mar buscó mejorar su capacidad de Exploración a partir de los Medios Aéreos embarcados, principalmente, en su portaviones A.R.A. 25 de Mayo.

El 25 de abril los ingleses reusurpan las islas Georgias del Sur, a partir de ese momento comenzó una tensa calma en las islas Malvinas en espera de la presencia del enemigo en ellas.

Por entonces la Flota de Mar argentina procuraba interdictar los movimientos de la Flota británica. Para los cual había desplegado dos Grupos de Tareas, uno al norte de Malvinas, y otro al Sudeste de estas.

El primero de ellos se centraba en el portaviones A.R.A 25 de Mayo, desde el cual los aviones Tracker realizaban misiones de Exploración para detectar el enemigo, sobre el cual en los últimos días de abril se autorizó abrir fuego. 
2 de Mayo
El 29 de abril con el buque a unas 150/200 millas náuticas al norte del Estrecho San Carlos comenzaron vuelos de exploración a máxima distancia que al día siguiente, 30 de abril, por la noche dieron como resultado que se obtuvieran contactos MAE de frecuencia de radares ingleses al N-NE de Puerto Argentino.

En las primeras horas del 1º de mayo se materializa el ataque de un avión británico Vulcan al aeropuerto de esa localidad, a ello se sumó horas más tarde bombardeo naval inglés, la vigilia en Malvinas había terminado.

Ese día a primera hora se había realizado un vuelo de exploración desde el portaviones sin llegar a tener contactos radar. 
2 de Mayo
Un segundo vuelo a 15,13 horas obtiene contacto radar con seis buques medianos y uno grande, era un Grupo de Tareas de la Flota británica. Ambos Grupos estaban a 150/200 millas de distancia; uno, el argentino, sabía dónde estaba el enemigo, no así el británico. La ventaja táctica estaba de nuestro lado. Sin embargo, la falta de capacidad de ataque y operación nocturna de los A4Q, impidió que se materializaran acciones ofensivas de inmediato.

En este punto se continuaron las tareas de exploración desde el portaviones a fin de mantener la posición de la Flota inglesa, para que a primeras horas del día 2 de mayo se materializara un ataque con seis aviones A4Q con cuatro bombas MK82 cada uno. La última posición del enemigo se obtuvo a las 23,00 hs del 1º de mayo por medio de un vuelo de exploración de un Tracker.

El Comandante británico sabía que había sido detectado, pero no tenía la certeza de la posición de la fuerza naval argentina. Su problema era ubicarnos, para ello ordenó vuelos de exploración con sus aviones Harrier. Uno de ellos interceptó al avión Tracker mencionado en el párrafo anterior, avión que pudo eludir a su perseguidor volando nocturno a ras del agua. Pero ese Harrier obtuvo la posición, cuanto menos bastante aproximada, de la Flota argentina.

Esto se tradujo en que en la misma se cubrieran puestos de combate y se autorizara al destructor Santísima Trinidad a lanzar sus misiles sobre el avión inglés, que nunca entró en el alcance de los mismos.
2 de Mayo


En la noche de marras por lo menos tres veces se tocó “combate” en el Grupo de Batalla argentino, cada vez que secciones de acciones Harrier se acercaran al Grupo de Batalla argentino, que hizo que pocos durmieran, esto permitió al Comandante británico conocer la posición de los buques argentinos, como asimismo apreciar cabalmente su capacidad de combate.

El Comandante del H.M.S. Invincible luego del Conflicto refirió que: “Los Tracker a lo largo de los 45 días de combate fueron un serio dolor de cabeza, porque sabiendo que me habían detectado, en diez y siete oportunidades envié a mis Harrier para derribarlos, sin poder concretar nunca este objetivo”.

La situación táctica obligaba a mantener la posición del enemigo británico, así fue como a las 05,28 del 2 de mayo se destacó un avión Tracker a confirmar su presencia, para que luego en pocas horas más despegara un segundo avión con la tarea de ir al punto dato que obtuviera o confirmara el primero, y mantener exploración en contacto con el enemigo para guiar el ataque de seis aviones A4Q.

El prevuelo de la misión lo realizó el Personal del Departamento Operaciones del buque, en el mismo estaban presentes los tripulantes del avión explorador y los Oficiales de la Tercera Escuadrilla Aeronaval de Ataque, con quienes se determinaron todos los detalles de la operación a realizar. Un hecho demoró la ejecución de la tarea, la falta de viento, cosa poco común en esas latitudes.

Para explicarlo en pocas palabras hay Tablas que determinan la cantidad y el tipo de bombas que se necesitan para batir un blanco, ellas determinaban que en esa situación táctica el número era cuatro. El viento real, casi nulo, permitía que, con el buque a máxima velocidad, alcanzara una velocidad relativa que sólo se traduciría en una carga de una bomba por avión. Así las cosas, con el prevuelo realizado, se decidió esperar más viento real para lanzar el ataque.
2 de Mayo


Si analizamos la capacidad aérea y contraaérea británica de los seis aviones A4Q que hubiesen despegado, cuatro tenían posibilidad de llegar al blanco y lanzar sus bombas y dos podrían haber regresado al buque.

De dieciséis bombas lanzadas, el 25 %, cuatro, hubiese alcanzado un buque, que si hubiese sido un portaviones hubiese significado su neutralización. Salir con una bomba por avión no hubiese causado daño significativo alguno al enemigo, con pérdida de vidas y de la mitad de la capacidad aérea de ataque e interceptación embarcada propia.

No empeñar esos aviones en ese momento, a partir de un análisis de las probabilidades de éxito en esa misión, permitiría mantener la capacidad de ataque e interceptación de la Flota que se traduciría en un futuro además en la pérdida de dos buques de combate británicos, los H.M.S. Ardent y Antelope, este último también atacado por aviones de la Fuerza Aérea Argentina, con una pérdida británica de 6700 toneladas, amén de averías a por lo menos dos Fragatas enemigas más.

El avión Tracker que había sido lanzado a las 05,28 no obtuvo contacto con la Flota inglesa, la misma había tomado un arrumbamiento E en alejamiento del Grupo de batalla argentino, no obstante, durante esa mañana, aviones Harrier se aproximaron al mismo en repetidas oportunidades para conocer su posición, con el consabido toque de combate en nuestras Unidades.

Cabe recordar que existía la posibilidad cierta de un ataque aéreo sobre el Grupo naval propio, lo que obligaba a tener una sección de A4Q sobre cubierta a cinco minutos de aviso como Interceptores. De hecho, el tiempo de catapultaje se cumplió en cada alarma de combate y, en al menos una o dos oportunidades, se lanzó una segunda Sección que estaba de reserva.

En una pausa de combate, el Comandante del Portaviones conversa con el copiloto del avión explorador guiador y le da su apreciación táctica: la capacidad antiaérea de ambas Flotas era la misma, la capacidad misilística antisuperficie también, se suponía que los Harrier embarcados era un número similar a los A4Q y que estos podrían enfrentarlos con éxito, cuando habló de la amenaza submarina dijo algo así como mejor no pensarlo.

Empeñar seis A4Q en una misión de ataque, significaba además que la capacidad de interceptación con esos aviones desde el portaviones quedaba reducida a cero. La sección, dos aviones, que quedaría abordo preveía mantener un avión como de reserva para el ataque y el segundo como tanquero, para reabastecer los aviones atacantes en su regreso al portaviones en caso de ser necesario.

El demorado vuelo de exploración despegó a las 14,35 horas, se realizó a exploración máxima distancia, obtuvo contactos radar y MAE sobre el enemigo, aterrizó a las 19,00 horas, su tripulación vio que en el personal del buque rostros con distinta expresión que a la mañana, el crucero A.R.A General Belgrano había sido hundido, la amenaza submarina se había materializado. Seguirían días y noches interrumpidos por cubrir puestos de combate.

Si el 2 de mayo de 1982 se hubiese materializado el ataque a la Flota inglesa, quizás se recordaría como el día de la Aviación Naval, pero no fue así. Sin embargo dos días más tarde una sección de aviones Super Etandart, guiados por un avión Neptune, hundieron el destructor británico H.M.S. Shefield sin duda una clara muestra de nuestra voluntad de presentar batalla. Y así ese día que significó en Bautismo de Fuego de la Aviación Naval argentina luego fue instituido como día de la “Aviación Naval Argentina”.

La noche del 1 al 2 de mayo quedó en el imaginario de sus protagonistas como la llamada “Noche del Banzai”.









La Armada Argentina al encuentro de la flota británica

2 de Mayo

Con la intención de hacer frente a la zona de exclusión impuesta por el Reino Unido durante la Guerra de Malvinas y continuando con el seguimiento de la flota que desarrollaron distintos medios aéreos y navales argentinos, la Armada procuró realizar una acción decisiva sobre el despliegue británico.

Ya luego de la reocupación de las Georgias a partir del 25 de abril de 1982, se trabajó en el alto mando argentino la intención de interceptar a la flota británica que se encontraba en transito desde la isla de Ascensión hacia el archipiélago de Malvinas. A efectos, aglutinó sus medios y los organizó en función de generar un efecto tenaza sobre las fuerzas británicas haciéndose valer de distintos tipos de buques, entre modernos y antiguos, además de medios aeronavales.

Es así que la famosa Fuerza de Tareas 79 busca desde fines de abril de 1982 asestar un golpe a la flota británica que permita dilapidar el esfuerzo de guerra británico y equilibrar una balanza que decantaba para el lado del estado europeo, que proponía en su Operación Corporate el uso de medios y tecnología bastante más adelantada que la que contaba la Argentina por entonces.

El esfuerzo argentino se concentró en una quincena de buques, contando portaaviones, cruceros, destructores y medios de apoyo, para hacer frente a una flota de decenas de embarcaciones y diversos grupos de tarea integrados. Esta enorme flota fue captada para el día 30 de abril hacia el noreste de Puerto Argentino, lo que fomentó la decisión de tomar una acción determinante en el plano aeronaval.

Para el 1 de mayo, en horas de la tarde, la flota argentina ya contaba con la ubicación de al menos 6 buques británicos, captados por el esfuerzo de las tripulaciones de aeronaves S2E Tracker del ARA 25 de Mayo. Esta ventaja decantaba para la Argentina a razón de que los británicos no contaban con la ubicación de las fuerzas de tareas argentinas para la tarde de ese día. Con esa información la Armada dio luz verde para que en las primeras horas del 2 de mayo se atacara con unos 6 aviones A-4Q cargados con 4 bombas MK82 a esos blancos conseguidos horas antes, mientras las distintas fuerzas de tareas enfilaban hacia la agrupación enemiga.
2 de Mayo

Pese a esto, las condiciones climatológicas no acompañaron la intención argentina. Tengamos en cuenta que para el despegue de las aeronaves A-4Q implicaba no solamente contar con buena velocidad por parte del ARA 25 de Mayo, sino también ser asistidos por buen viento para fomentar su sustentabilidad y la posibilidad de llevar carga útil. Además, a este problema, ya para la tarde de este día sucedería el fatídico hundimiento del ARA General Belgrano, llevando a que el miedo estratégico submarino termine por zanjar la suerte de esta intrépida planificación contra una flota muchas veces mas grande que la argentina.

Hagamos un repaso de la composición de los medios de combate de la Fuerza de Tareas 79.


Fuerza de Tareas 79


Grupo de Tareas 79.1 (GT 79.1)

ARA Veinticinco de Mayo (V-2)
2 de Mayo

Uno de los buques capitales mas importantes. El ARA 25 de Mayo proveía proyección de fuerzas a la flota con el aporte de sus 8 A-4Q en diferentes configuraciones, entre ataque, reabastecimiento, exploración y diversión. Además contaba con el apoyo de aeronaves para exploración S-2E Tracker, además de helicópteros Sea King y Alouette.

ARA Santísima Trinidad (D-2)
Un factor importante para proveer defensa aérea a la flota. El ARA Santísima Trinidad se apoyaba en sus Sea Dart para armar un paraguas defensivo, además de contar con lanzadores de misiles MM-38 y un cañón automático Vickers de 115mm. Es importante recalcar que tanto el D-2 como el D-1 se encontraban en el estado del arte en materia de equipamiento militar, siendo botado este en AFNE en 1974. Este modelo también fue utilizado por los británicos (Tipo 42).


Grupo de Tareas 79.2 (GT 79.2)


ARA Hércules (D-1)
2 de Mayo

El ARA Hércules, D-1, gemelo del ARA Santísima Trinidad, constituía el otro pilar de la defensa aérea de la flota. Iniciada su construcción en 1973, fue entregado a la Armada Argentina en 1976.

ARA Comodoro Py (D-27)
2 de Mayo

El viejo destructor clase Gearing y ex USS Perkins se ofrecía a la flotilla como escolta. Botado en 1945, contaba con 6 cañones de 5 pulgadas, además de tubos Oerlikon de 20 mm para defensa aérea de punto. Además, en 1976 se le instalaron lanzadores MM-38 Exocet.


Grupo de Tareas 79.3 (GT 79.3)


ARA General Belgrano (C-4)
2 de Mayo

El ARA General Belgrano, ex USS Phoenix y botado en 1938, encabezaba otro de los ejes de la Fuerza de Tareas. Siendo cabeza de una de las pinzas, se apoyaba en sus 15 cañones de 152 mm en torres triples, además de su defensa antiaérea con dos montajes de misiles Sea Cat.

ARA Bouchard (D-26)
2 de Mayo

El Bouchard fue un destructor clase Allen M. Sumner que fue incorporado en 1972 a la Armada Argentina. Siendo un veterano de la Segunda Guerra Mundial, sufrió distintas modernizaciones a efectos de mantenerlo activo. Contaba con cañones de 127mm, además de tubos lanzatorpedos y 4 lanzaderas de misiles MM-38.

ARA Piedrabuena (D-29)
2 de Mayo

De la misma clase que el Bouchard, el Piedrabuena se ofrecía como buque escolta del ARA General Belgrano, apoyado por sus cañones y misiles. Es importante recalcar que todo el GT 79.3 era veterano de la Segunda Guerra Mundial bajo pabellón estadounidense. Para el año 82 ya contaban con cuatro décadas de servicio.


Grupo de Tareas 79.4 (GT 79.4)


ARA Drummond (P-1)

ARA Guerrico (P-2)

ARA Granville (P-3)
2 de Mayo

Las tres corbetas clase A-69 D`Estienne d`Orves fueron construidas por Francia, siendo la Drummond y Guerrico destinadas inicialmente para Sudáfrica. Este país por haber sido embargado, llevo a que el destino final sea la Argentina. Las tres corbetas se encontraban para entonces en el estado del arte, siendo incorporadas en el 78 (2) y en el 81.

Su armamento consistía en misiles MM-38 además de lanzatorpedos Mk32, un cañón de 100 mm y 4 cañones antiaéreos (2 de 40mm y otros 2 de 20mm).


Fuente: https://www.zona-militar.com/








¡Reino Unido ataca al Crucero ARA General Belgrano!

2 de Mayo

Luego de los bombardeos de parte de aviones Sea Harrier y Avro Vulcan ocurridos el día 1º de mayo, la Task Force decide dar un golpe a las fuerzas argentinas que cambian la situación táctica de la Flota de Mar. El ataque por parte de un submarino nuclear al Crucero ARA General Belgrano significan la interrupción de las avanzas gestiones diplomáticas llevadas adelante por el presidente peruano Fernando Belaunde Terry.


Frente Continental


El Comando de la Fuerza Aérea Sur continúa trabajado febrilmente en el alistamiento de unidades, previendo que el enemigo continuaría su empresa por abatir los objetivos atacados el día de ayer en las Islas Malvinas. Al amanecer, se reciben las ordenes preparatorias para las siguientes operaciones predispuesta, que se ejecutarían en el transcurso del día al confirmarse la información sobre blancos enemigos. Se ordena el alistamiento de las siguientes unidades:


En la Base Aérea Militar “Rio Gallegos“ (BAM GAL):

– Cuatro (4) escuadrillas, doce (12) A-4B Skyhawk para ataque a objetivos navales /terrestres en Malvinas, con reabastecimiento, armadas con tres BRP y cañones por avión.

-Cuatros (4) escuadrillas, doce (12) A-4B Skyhawk para ataque a cabecera de playa en Malvinas, con reabastecimiento, armadas con tres BRP y cañones.

-Cuatro (4) secciones, ocho (8) A-4C Skyhawk para ataque a objetivos navales/terrestres en Malvinas, con reabastecimiento, armadas con cañones y BRP.


En la Base Aérea Militar “San Julián” (BAM SJU):

-Dos (2) escuadrillas integradas por cinco (5) aviones M-5 Dagger para ataque a objetivos navales/Terrestres en Malvinas, armados con cañones y dos BRP.


En la Base Aérea Militar Rio Grande (BAM GRA):

-Tres (3) escuadrillas, integradas por siete (7) Mi-5 Dagger para ataques a objetivos navales /terrestres en Malvinas, armados con cañones y dos BRP.


Base Aérea Militar Trelew (BAM TRE):

-Dos (2) secciones, de cuatro MK-62 Camberra para ataque a objetivos navales/terrestres en Malvinas, armados con cuatro BRP.
2 de Mayo

Bombarderos BAC Canberra Mk-62 en plataforma, con las marcas utilizadas durante la gesta de Malvinas.


Base Aérea Militar “Santa Cruz” (BAM SCZ):

-Dos (2) secciones, seis (6) IA-58 Pucara para ataque a objetivos navales/terrestres en Malvinas, armados con cañones y bombas Napalm.


Desde la Base Aeronaval Rio Grande despega a las 8:33 un avión de exploración Lockheed “Neptune” matrícula 2-P-112, a cubrir diversos puntos de interés, el cual arriba en horas de la tarde sin novedad.


Frente Malvinas


El Ejercito Argentino continua con el reagrupamiento de las fuerzas en el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM). El Regimiento de Infantería 12 (RI 12) permanece en Puerto Argentino a las órdenes del 2do jefe de regimiento, quien recibe la orden del Comandante de Brigada de segregar la Compañía B, la cual se constituirá en reserva helitraspoirtada de la posición del lugar.

Por parte del Comando de Aviación Naval, aterriza a las 08:30 el Beechcraft King Air 4-G-45 en la Estación Aeronaval Calderón,  el cual traslada personal del Comando de Aviación Naval, y repuestos para los  aviones beechcraft T-34C.
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2 de Mayo
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T-34C “Mentor” en la Estación Aeronaval Calderón                                 T34-C “Mentor” luciendo el esquema empleado en su despliegue a Malvinas


A las 12:00 hs., se ordena a una sección de T-34C “Turbo Mentor” realizar una patrulla de reconocimiento armado en la zona de Cabo Leal y Punta León, la cual despega a las 12:30hs, arribando a las 14:00 hs. sin  novedad.

La Fuerza Aérea Argentina despliega desde la Isla Borbón cinco (5) aviones IA-58 Pucara hacia la BAM Cóndor, en el istmo de Darwin.


Operaciones en la Base Aérea Militar Malvinas (BAM Malvinas)

Se produce una alerta roja entre las 16:7 y 16:17 hs. El ataque enemigo finalmente no se produce. Se detecta a las 14:43 aproximación de helicópteros británicos en la península San Luis, los cuales finalmente no se detecta aterrizaje.


Operaciones en la Base Aérea Militar Condor (BAM Condor)

Se realiza modificaciones en el Puesto de Comando y la Artillería Antiaérea. También se modifica la ubicación del radar.  Regresa desde la Estación Aeronaval Calderón un IA-58 Pucara para recabar información.

Asimismo, realizan misiones de diversión, exploración y reconocimiento el escuadrón Fenix, integrado por aviones LR-35 Learjet, y aviones de la Fuerza Aérea Argentina Fokker F-27 matrículas TC-78, T-44 y T-43, junto a aviones Aerocommander 500.

Asimismo, operan los Helicópteros Bell 212 y CH-47 Chinook en misiones de traslado de material y reconocimiento armado.


Ataque al Crucero ARA General Belgrano (C-4)


El Crucero ARA General Belgrano (C-4) integra el Grupo de Tareas 79.3 junto a los Destructores ARA “Bouchard” (D-26) y ARA “Piedrabuena” (D-29), asistidos por el buque petrolero requisado a la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) “Puerto Rosales.” Desde el día 1º de mayo, el Crucero recibió la orden de ocupar posiciones relativas favorables para iniciar operaciones en su oportunidad, sin asignar objetivos materiales. En la madrugada del día 2 de mayo, se encontraba a 30 millas al sur del borde inferior de la zona de exclusión, junto a los dos (2) destructores que integraban el GT 79.3.
2 de Mayo
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Destructor ARA “Bouchard” (D-26)                                                       Destructor ARA “Piedrabuena” (D-29)


A las 16:00hs. encontrándose fuera de la zona de exclusión, recibe un torpedo disparado desde el submarino nuclear HMS “Conqueror” en la sala de máquinas y el comedor de tropa que ocasiona una gran cantidad de bajas y una gran avería. Seguidamente, se produce el impacto de un segundo torpedo, el cual impacta en la proa, desprendiéndola completamente del buque.

A las 16:23 el Comandante del Crucero ARA General Belgrano (C-4) Capitán de Navío Héctor Elías Bonzo da la orden de abandono de la nave, el cual finalmente a las 17:00 se hunde en las aguas del océano atlántico. Se encontraba a bordo un helicóptero SA.316B “Alouette III (3-H-105) en cual fue perdido en el hundimiento del crucero.
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Crucero ARA “General Belgrano” (C-4) en el muelle del Puerto de Ushuaia


A las 16:35 se recibe el mensaje desde el Destructor ARA “Piedrabuena” (D-26) informando que el Crucero ARA “General Belgrano” se encontraba al garete y sin comunicaciones.  En dicho comunicado, se informa desconocer si el mismo recibió impacto de torpedo, por lo que se pide urgente apoyo aéreo al considerar peligroso acercarse por amenaza submarina.

Inmediatamente el Comando del Área Naval Austral destaca el aviso ARA “Francisco de Gurruchaga “(A-3) que se encontraba como buque estación en la Base Naval Ushuaia. A las 23:30 hs. despega desde Rio Grande el Lockheed P-2 “Neptune” 2-P-112, el cual junto al 2-P-111 tuvieron una destacada actuación en la “Operación Belgrano” en tareas de búsqueda.

Por su parte, desde el Portaviones ARA “25 de mayo” (V-2) luego de la noticia del hundimiento del Crucero A.R.A. “General Belgrano” (C-4) y el ataque al aviso ARA “Sobral” (A-9) se efectúa en horas de la noche un vuelo de búsqueda anti-superficie con el helicóptero Sea King 2-H.234 de una hora de duración.




Movimientos Británicos

La Task Force británica recibe señales de radar, para lo cual envía un avión Sea Harrier desde el Portaviones HMS “Invincible”, el cual detecta las señales de un radar tipo 909 de los Destructores Tipo 42 “ARA “Hércules“ (D-1) y ARA “Santísima Trinidad” (D-2), constando desde los buques de la Armada Argentina que el avión Sea Harrier estaba en persecución del S2E Tracker, que previamente había detectado a la Flota Británica.


Fuente: https://www.zona-militar.com/







Crucero ARA General Belgrano “Irse a pique antes de rendir el pabellón”

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El lema que portaba el Crucero en el puente de mando nos recuerda el valor de la palabra. El invaluable legado del Heroico Almirante Brown forjo el carácter de aquellos bravos marineros que, a bordo del ARA General Belgrano, escribieron una de las páginas más ricas de nuestra historia reciente.

Botado en 1938 bajo el nombre de U.S.S “Phoenix” (CL-16),  fue adquirido por la Armada Argentina en el Año 1951 a la Marina de los Estados Unidos. Originalmente fue nombrado ARA “17 de octubre”, nombre que tuvo hasta el año 1956, cuando le fue impuesto el de General Belgrano.
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Crucero ARA General Belgrano (C-4)


El Belgrano pertenecía a la clase Brooklyn de cruceros ligeros, la cual estaba integrada por un total de 7 buques. A principios de la década de 1950, cinco de estos buques fueron transferidos las Armadas de Argentina, Brasil y Chile: El USS Philadelphia (CL-41) fue vendido a la Armada de Brasil renombrado ”Barroso” (CL-11). Los cruceros USS Nashville (CL-43) y USS Brooklyn (CL-02) fueron vendidos a la Armada de Chile renombrados  Capitán Prat (CL-03) y O`Higgins (CL-02), mientras que  el USS Boise (CL-47)  y el USS Phoenix (CL-46) fueron vendidos a la Argentina, renombrados ARA “Nueve de Julio (C-5) y ARA “17 de Octubre” (C-4) nombre que tuvo hasta el año 1957, cuando le fue impuesto el de General Belgrano.

En 1952 el Belgrano es incorporado a la Fuerza de Cruceros junto a los Cruceros Almirante Brown, 25 de Mayo, La Argentina, y su gemelo 9 de julio.

Formando parte activa de la flota de mar desde el momento de su incorporación, entre 1967 y 1968 se realizan los trabajos de instalación de santabárbaras, directores de tiro y sistemas de lanzamientos de misiles “mar-aire”  Short Sea Cat. De esta manera, se convirtió en el primer buque de la Armada Argentina en contar con un sistema de misiles.
2 de Mayo
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Detalle del lanzador cuádruple de misiles “Sea Cat”                                                    Lanzamiento de misil “Sea Cat”


Durante la disputa territorial con la Republica de Chile en 1978, el Crucero General Belgrano encabezo el grupo de tareas integrado por los destructores ARA Rosales (D-22), Ara Bouchard (D-26) y ARA Piedrabuena (D-29). Este grupo cubriría a la fuerza de desembarco, conformada por los Buques de Desembarco ARA “Cándido de Lasala” (Q-43), y ARA “Cabo San Antonio” (Q-42)


Participación en el Conflicto Malvinas


Luego de la recuperación de las Islas Malvinas, el 16 de abril zarpa de la Base Naval puerto Belgrano con destino a la Isla de los Estados, arribando a la zona el día 19, y redirigiéndose a la ciudad de Ushuaia para reabastecimiento.

El 24 zarpa nuevamente hacia la Isla de los Estados. El Crucero ARA General Belgrano conformaba el Grupo de Tareas 79.3 (GT 79.3) junto a los Destructores ARA “Bouchard” (D-26), ARA “Piedrabuena” (D-29) y el buque petrolero Puerto Rosales. Continuaron los ejercicios del grupo de tareas junto a las lanchas rápidas ARA “Intrépida” (P-85) y ARA “Indómita” (P-86), destacándose las misiones de reconocimiento realizadas por el helicóptero SA316 Alouette III 3-H-105, el cual anavizo en el Crucero el 10 de abril en la cubierta de popa, donde el buque originalmente portaba dos catapultas para operar hidroaviones.

Durante las primeras horas de 2 de mayo, cambia el rumbo del crucero a 270º/290º, volviendo a la zona a desde la cual había partido el día 1ero. A bordo del crucero, los puestos de combate se cubrían en tres turnos de 8 horas, previéndose que en el acercamiento a la zona de exclusión decretada por el Reino Unido alrededor de las islas Malvinas, se llevara a cabo un ataque desde el sur a la Task Force.

A las 16:00hs. encontrándose fuera de la zona de exclusión, el crucero recibe un torpedo disparado desde el submarino nuclear HMS “Conqueror” que impacta en la sala de máquinas y el comedor de tropa que ocasionando una gran cantidad de bajas y una gran avería. Minutos después impacta un segundo torpedo, impactando en proa, la cual termina completamente desprendida del resto del casco. Finalmente, un tercer torpedo MK-8 idéntico a los que impactaron en el Belgrano, impacta posiblemente en el Destructor ARA “Bouchard” (D-26) sin explotar.
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El Crucero General Belgrano escorado visto desde una balsa


A las 16:23 el Comandante del Crucero ARA General Belgrano (C-4) Capitán de Navío Héctor Elías Bonzo da la orden de abandono de la nave.

Finalmente, a las 17:00 se hunde en las aguas del océano atlántico. De los 1093 tripulantes del Crucero, 323 perdieron su vida. Se trata a la fecha del buque de mayor tonelaje hundido luego de la II Guerra Mundial, y el primero por un submarino nuclear. El ataque al ARA General Belgrano cambio el curso de la Guerra de Malvinas.


Fuente: https://www.zona-militar.com/









Comunicados del Estado Mayor Conjunto


Comunicado n° 12: El Estado Mayor Conjunto comunica al pueblo de la Nación que a partir de las 23:50 horas del día 1° de Mayo no se han registrado nuevas acciones por parte de las Fuerzas Invasoras inglesas.

Durante los ataques los ingleses batieron blancos en forma indiscriminada comprometiendo seriamente a la seguridad personal y los bienes de los malvinenses, evidenciando así con claridad que su único objetivo es destruir sin reparar en los daños que puedan producir sobre la población civil.

La retirada obedeció a su falta de capacidad y fuerza para continuar el ataque, que por sus características e implementación puso de relieve serias falencias de orden profesional.

Las Malvinas permanecen con su aptitud defensiva intacta y con una elevada moral por parte de sus defensores, elementos estos que aseguran la prosecución de una eficaz y coordinada acción hasta lograr el rechazo total del invasor inglés.

Comunicado n° 13: El Estado Mayor Conjunto comunica que una evaluación serena de las acciones militares desarrollada durante el primer día de hostilidades, permite afirmar que los resultados configuran un triunfo de las armas argentinas. Avalan estas conclusiones, los éxitos obtenidos en el rechazo de los ataques aéreos ingleses, en la retirada de las naves inglesas que cañoneaban la isla y los intentos de helidesembarco fallidos por el oportuno accionar de las fuerzas argentinas de la defensa.

Se debe tener presente, que lo actuado hasta aquí, sólo marca el comienzo de las hostilidades, y que la Patria y el pueblo permanecen velando las armas, firmemente decididos a enfrentar y desbaratar los intentos colonialistas ingleses.

La moral y el entusiasmo se mantienen en sus niveles más altos, apoyados en el convencimiento de estar luchando por la verdad y la justicia.

Comunicado n° 14: El Estado Mayor Conjunto, al finalizar el 2° día de operaciones entre las fuerzas argentinas defensoras de nuestra soberanía en las Islas Malvinas y las de la fuerza de tareas invasora inglesa, y en función de los elementos de juicio necesarios para emitir una fundada opinión acerca del resultado parcial que, en lo material, han arrojado los enfrentamientos del día de ayer, comunica:

1) Durante los ataques a la zona de Puerto Argentino fueron derribados DOS HARRIER enemigos y averiados seriamente otros DOS que habrían caído al mar.
2) En el ataque que a partir 17:00 horas llevó a cabo la Fuerza Aérea argentina sobre las unidades Navales inglesas que se habían aproximado a las costas para cañonear la isla, es averiada seriamente con el impacto directo de una bomba de alto poder explosivo, UNA fragata, la que escorada y dañada, se aleja del combate requiriendo el auxilio de otras unidades para hacerlo.
Otras dos fragatas sufren impactos quedando averiadas, aunque sin poder precisar la magnitud del daño infringido.
3) En la segunda ola de ataque con aviones lanzada sobre los buques enemigos, varias unidades recibieron el fuego de las aeronaves, acumulando daños que no ha sido posible evaluar con precisión. La apreciación de los pilotos de nuestra Fuerza Aérea computa la probable caída de CUATRO SEA HARRIER más en el mar.
4) Las versiones sobre mayores daños infringidos al enemigo no han podido verificarse, por lo que quedan en el terreno de las suposiciones, no debiendo computarse como información valedera.
5) Durante el día de la fecha, y hasta la hora de emisión del presente, no se ha registrado actividad bélica en Malvinas.



Comunicados de Gran Bretaña


Inglaterra, Mayo 2, n° 29: Durante las últimas horas del día (de ayer) unidades de la Fuerza de Tareas británica, en las inmediaciones de la islas Falklands y dentro de la Zona de Exclusión Cota l (ZET), han experimentado ataques por parte de cazas y bombarderos argentinos. El comandante de la Fuerza de Tareas adoptó las medidas defensivas necesarias y Sea Harrier de la Royal Navy entablaron combate con Mirage y Canberra argentinos, en las inmediaciones de las islas. Podemos confirmar que un caza Mirage argentino y un bombardero Canberra han sido derribados, mientras que varios aparatos argentinos también experimentaron serios daños. Los informes indican que los argentinos podrían haber derribado uno de sus propios Mirage. No hubo pérdidas de aviones británicos.

Durante el día también tuvo lugar un bombardeo naval del aeropuerto de Puerto Stanley.

Podemos negar categóricamente informes según los cuales una nave británica habría sido seriamente dañada. Las naves de Su Majestad que participaron en la acción sólo experimentaron daños de poca importancia, provocados por esquirlas. No hay informes sobre bajas ni heridas de consideración entre las tropas británicas.






Comunicados del Estado Mayor Conjunto


Comunicado n° 12: El Estado Mayor Conjunto comunica al pueblo de la Nación que a partir de las 23:50 horas del día 1° de Mayo no se han registrado nuevas acciones por parte de las Fuerzas Invasoras inglesas.

Durante los ataques los ingleses batieron blancos en forma indiscriminada comprometiendo seriamente a la seguridad personal y los bienes de los malvinenses, evidenciando así con claridad que su único objetivo es destruir sin reparar en los daños que puedan producir sobre la población civil.

La retirada obedeció a su falta de capacidad y fuerza para continuar el ataque, que por sus características e implementación puso de relieve serias falencias de orden profesional.

Las Malvinas permanecen con su aptitud defensiva intacta y con una elevada moral por parte de sus defensores, elementos estos que aseguran la prosecución de una eficaz y coordinada acción hasta lograr el rechazo total del invasor inglés.

Comunicado n° 13: El Estado Mayor Conjunto comunica que una evaluación serena de las acciones militares desarrollada durante el primer día de hostilidades, permite afirmar que los resultados configuran un triunfo de las armas argentinas. Avalan estas conclusiones, los éxitos obtenidos en el rechazo de los ataques aéreos ingleses, en la retirada de las naves inglesas que cañoneaban la isla y los intentos de helidesembarco fallidos por el oportuno accionar de las fuerzas argentinas de la defensa.

Se debe tener presente, que lo actuado hasta aquí, sólo marca el comienzo de las hostilidades, y que la Patria y el pueblo permanecen velando las armas, firmemente decididos a enfrentar y desbaratar los intentos colonialistas ingleses.

La moral y el entusiasmo se mantienen en sus niveles más altos, apoyados en el convencimiento de estar luchando por la verdad y la justicia.

Comunicado n° 14: El Estado Mayor Conjunto, al finalizar el 2° día de operaciones entre las fuerzas argentinas defensoras de nuestra soberanía en las Islas Malvinas y las de la fuerza de tareas invasora inglesa, y en función de los elementos de juicio necesarios para emitir una fundada opinión acerca del resultado parcial que, en lo material, han arrojado los enfrentamientos del día de ayer, comunica:

1) Durante los ataques a la zona de Puerto Argentino fueron derribados DOS HARRIER enemigos y averiados seriamente otros DOS que habrían caído al mar.
2) En el ataque que a partir 17:00 horas llevó a cabo la Fuerza Aérea argentina sobre las unidades Navales inglesas que se habían aproximado a las costas para cañonear la isla, es averiada seriamente con el impacto directo de una bomba de alto poder explosivo, UNA fragata, la que escorada y dañada, se aleja del combate requiriendo el auxilio de otras unidades para hacerlo.
Otras dos fragatas sufren impactos quedando averiadas, aunque sin poder precisar la magnitud del daño infringido.
3) En la segunda ola de ataque con aviones lanzada sobre los buques enemigos, varias unidades recibieron el fuego de las aeronaves, acumulando daños que no ha sido posible evaluar con precisión. La apreciación de los pilotos de nuestra Fuerza Aérea computa la probable caída de CUATRO SEA HARRIER más en el mar.
4) Las versiones sobre mayores daños infringidos al enemigo no han podido verificarse, por lo que quedan en el terreno de las suposiciones, no debiendo computarse como información valedera.
5) Durante el día de la fecha, y hasta la hora de emisión del presente, no se ha registrado actividad bélica en Malvinas.



Comunicados de Gran Bretaña


Inglaterra, Mayo 2, n° 29: Durante las últimas horas del día (de ayer) unidades de la Fuerza de Tareas británica, en las inmediaciones de la islas Falklands y dentro de la Zona de Exclusión Cota l (ZET), han experimentado ataques por parte de cazas y bombarderos argentinos. El comandante de la Fuerza de Tareas adoptó las medidas defensivas necesarias y Sea Harrier de la Royal Navy entablaron combate con Mirage y Canberra argentinos, en las inmediaciones de las islas. Podemos confirmar que un caza Mirage argentino y un bombardero Canberra han sido derribados, mientras que varios aparatos argentinos también experimentaron serios daños. Los informes indican que los argentinos podrían haber derribado uno de sus propios Mirage. No hubo pérdidas de aviones británicos.

Durante el día también tuvo lugar un bombardeo naval del aeropuerto de Puerto Stanley.

Podemos negar categóricamente informes según los cuales una nave británica habría sido seriamente dañada. Las naves de Su Majestad que participaron en la acción sólo experimentaron daños de poca importancia, provocados por esquirlas. No hay informes sobre bajas ni heridas de consideración entre las tropas británicas.

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