Crítica de “La Rosa Púrpura del Cairo” de Woody Allen (1985)

En plena época de depresión de Estados Unidos, conocemos a Cecilia, una joven casada con un hombre que no la valora y que sólo la utiliza por el poco dinero que puede recaudar, mientras él se dedica a vaguear por las calles con sus amigos. El único instante del día en que Cecilia es feliz es cuando va al cine a ver la película del momento, la cual puede disfrutar una y otra vez, independientemente de cuántas veces la haya visto. Pero su vida cambiará cuando proyecten “La Rosa Púrpura del Cairo” y uno de los personajes principales decida salir de la pantalla para pasar sus días con ella. ¿Existen esos romances de película en la vida real?

Woody Allen nos regala una historia que mezcla constantemente la realidad con la fantasía y/o ficción. Al igual que veremos después con “Medianoche en París» (2011), con la diferencia de que allí el protagonista es quien se embarca en el mundo irreal de los años ‘20 con personalidades como Ernest Hemingway o Salvador Dalí, el director propone una trama creativa e innovadora, que atrapa completamente al espectador. A través de la ingenuidad del personaje de Tom Baxter, que descubre nuestro mundo por primera vez, podremos analizar aquellas situaciones o actividades que para nosotros son completamente normales, pero que para los ojos ajenos es toda una novedad.

Asimismo, y dejando de lado el argumento central de la comedia romántica, podemos observar otras subtramas latentes que son muy interesantes y que también forman parte del estilo característico de Allen: la importancia del cine como escaparate, la infidelidad (e infelicidad) del matrimonio, problemáticas que giran en torno al dinero, la religión, entre otras. Siempre las películas del realizador se vuelven reflexivas, planteando una gran cantidad de interrogantes alrededor de asuntos inherentes al ser humano.

El elenco está muy bien representado con Mia Farrow a la cabeza, acompañada de una gran manera por Jeff Daniels, quien no había sido considerado en primer lugar para el doble rol de personaje ficticio y actor, sino que Allen había pensado primero en Michael Keaton. Pero necesitaba a alguien que en ese entonces todavía no fuera una cara tan reconocida. Daniels había debutado en cine en 1981 y dos años después hizo su salto a la fama con “Terms of Endearment”. La pareja compuesta por el actor y Farrow nos otorgan una historia creíble a pesar del mundo fantástico que los rodea.

En cuanto a los aspectos técnicos, se destaca sobre todo la banda sonora a cargo de Dick Human, un acérrimo colaborador de Woody Allen. También el uso del color y el blanco y negro resalta al utilizarse en pos de un objetivo narrativo. El mundo real tiene tonos vívidos, mientras que el de fantasía carece de color por la época.

En síntesis, “La Rosa Púrpura del Cairo” es una destacable película dentro de la extensa fotografía de Woody Allen, que nos ofrece una historia romántica distinta, combinando la fantasía y la realidad. Con una banda sonora que genera el clima apropiado, podemos analizar todas las temáticas que le preocupan al director desde una mirada ingenua y novedosa, como si estuviéramos conociendo el universo por primera vez.

Puntaje: 

Trailer:

Samantha Schuster