BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA
COMO COLECCIONISTA
BÁRBARA DE BRAGANZA, AN APPROACH TO HER SIDE AS A COLLECTOR
BÁRBARA DE BRAGANÇA, UMA ABORDAGEM AO SEU PAPEL COMO COLETOR
GARCÍA MARTÍNEZ, José Luis
Universitat de València (UV)
Av. Blasco Ibáñez 28
46010 València
joselusgarcia@gmail.com
ORCID ID: 0000-0001-6128-480X
RESUMEN: La presente invesgación
analiza la faceta coleccionista de la
reina Bárbara de Braganza tomando
como referencia a su predecesora en
el trono español, Isabel de Farnesio, y
a parr de las pinturas y piezas de
orfebrería que donó al monasterio de
las Salesas Reales. Para ello
analizamos previamente la educación
recibida y su papel en la corte de
Fernando
VI.
Adjuntamos
la
transcripción
del
inventario
correspondiente a las pinturas.
PALABRAS CLAVE: coleccionismo;
siglo XVIII; Bárbara de Braganza;
Corrado Giaquinto; Paul Bril; El Greco.
ABSTRACT: The present invesgaon
analyzes the side collector of the
queen Bárbara de Braganza taking as
reference to its predecessor in the
Spanish throne, Isabel de Farnesio,
and from the painngs and
goldsmithing pieces that donated to
the monastery of the Salesas Reales.
For this we analyze previously the
educaon received and its paper in
the court of Fernando VI. A3ached is
the transcript of the inventory
corresponding to the painngs.
KEYWORDS: collecng; 18th century;
Bárbara de Braganza; Corrado
Giaquinto; Paul Bril; El Greco.
RESUMO: Esta pesquisa analisa o lado
do colector da rainha Bárbara de
Bragança, com referência ao seu
antecessor no trono espanhol, Isabel
de Farnesio, e de pinturas e peças de
ourives doadas ao mosteiro da
Salesas Reales. Para isso, analisou
recebeu previamente educação e seu
papel na corte de Fernando VI. A
transcrição do correspondente ligado
ao inventário pinturas.
Ars Bilduma
ISSN 1989-9262
UPV/EHU Press
(CC BY-NC-ND 4.0)
PALAVRAS-CHAVE: coletando; século
XVIII; Bárbara de Bragança; Corrado
Giaquinto; Paul Bril; El Greco.
h3ps://doi.org/10.1387/ars-bilduma.17366
BIBLID [(2018), 8; 121-138]
Recep.: 24/11/2016 Acept.: 30/01/2017
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1. INTRODUCCIÓN
Nada nuevo aportamos al decir que son los monarcas, a par:r de la
in;uencia que ejercen desde su Corte, quienes marcan las pautas de los
coleccionistas de su reino y por tanto del mercado del arte nacional. Con
recursos casi ilimitados, con una red de contactos internacional a par:r de
las embajadas, y bien asesorados por sus pintores de cámara, se dedican a
comprar obras de arte o colecciones completas que salen al mercado en
subasta pública.
El análisis de la faceta coleccionista de Bárbara de Braganza se asienta
sobre tres claves básicas con las que hacernos una idea sobre sus gustos e
intereses: la educación recibida y ambiente arDs:co que vivió en la corte
portuguesa; el papel de su antecesora en el trono, Isabel de Farnesio, ya
que fue esta quien marcó la prác:ca coleccionista de la primera mitad del
setecientos; y el conjunto de pinturas y piezas de orfebrería que donó a las
Salesas Reales.
Durante su reinado se incorporaron al servicio de la corona destacados
maestros italianos para dirigir la decoración de los Reales Si:os. 1 Siguiendo
la línea del reinado anterior donde se había llamado al romano Andrea
Procaccini y a un grupo de retra:stas piacen:nos formado por Giacomo
1
Aunque en esta inves:gación nos centramos en el estudio de la pintura, ello no quiere
decir que Bárbara de Braganza y Fernando VI obviaran la escultura en su mecenazgo, ya
que destacaron escultores como Felipe de Castro y Giovanni Domenico Olivieri
encargados de la retraDs:ca oIcial y decoración de los reales si:os. Para saber más
sobre el arte de la escultura durante su reinado se puede consular entre otros trabajos
BELDA NAVARRO, B.: “La escultura en el reinado de Fernando VI”, et. al., BONET
CORREA, A.; BLASCO ESQUIVIAS, B. (coord.): Un reinado bajo el signo de la paz.
Fernando VI y Bárbara de Braganza (1746-1759). Madrid, Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, 2003, pp. 263-283.
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
Bonavia, Bartolomeo Rusca y Felipe Fedeli, para las labores de pintura al
fresco que tradicionalmente habían desempeñado en España los italianos. 2
Del grupo de pintores franceses que llegaron a la corte durante el reinado
de Felipe V, solamente Louis-Michel van Loo estuvo ac:vo durante el
reinado de Bárbara de Braganza y Fernando VI, realizándoles retratos en
poses enfá:cas según la retraDs:ca francesa de corte.
Pero también hubo pintores nacionales al servicio de los monarcas como
Andrés de la Calleja quién entre otros encargos, realizó unos cobres para
un altar portá:l de la reina además de encargarse de la conservación de las
colecciones reales, realizar tareas de inventario y tasación de cuadros, y ser
el encargado de elegir y restaurar las pinturas que debían decorar el
Palacio Real Nuevo.3 También destacamos a un grupo de ar:stas españoles
formados en el taller de Michel-Ange Houasse, pintor de cámara de Felipe
V, como Antonio González Ruiz, Juan Bau:sta de la Peña y Pablo
2
URRÍES DE LA COLINA, J. J.: “La pintura en el reinado de Fernando VI”, et. al, BONET
CORREA, A.; BLASCO ESQUIVIAS, B. (coord.): Un reinado bajo el signo de la paz.
Fernando VI y Bárbara de Braganza (1746-1759). Madrid, Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, 2003, pp. 245-263.
3
Pintor de cámara desde 1734, sería des:nado al palacio del Buen Re:ro donde se
acumulaban pinturas rescatadas del Alcázar. Por orden del marqués de Villafranca el
pintor comenzó a ocuparse hacia 1746 con la dirección de “Dn San:ago Amiconi: en la
eleccion proporcion y compostura de las Pinturas con que se a de adornar el Nuevo
Real Palacio, como en la construcción de sus Marcos y demas cosas prezisas a su
colocacion”. En 1748 recibió la comisión “de elegir y recoger de los Palacios de Madrid
y Si:os Rs hasta 250 pinturas que se le proporcionaron, y compusieron por estar mui
maltratadas, y se les hicieron los marcos con que actualmente sirven (…)”, Archivo
General de Palacio (AGP), Madrid, Personal, 2680/57, reproducido en URRIAGLI
SERRANO, D.: “Coleccionismo de pintura en España en la segunda mitad del siglo XVIII”.
et. al. SAZATORNIL RUIZ, L. y JIMÉNO, F. (eds.): El arte español entre Roma y París
(siglos XVIII y XIX). Madrid, Collec:on de la Casa de Velázquez, n º 143, 2014, pp. 239256.
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Pernícharo, y a Carlos Casanova, pintor de miniaturas, o Luis Meléndez,
iluminador de libros de coro para real capilla del palacio de Madrid. 4
Pero el hecho más señalado del reinado de Bárbara de Braganza y
Fernando VI, fue la incorporación de dos acreditados maestros italianos. El
primero de ellos fue Jacopo Amigoni, quien se incorporó al servicio de los
monarcas por mediación de su amigo Carlo Broschi “Farinelli”, 5 con una
intensa ac:vidad como retra:sta y decorador de los Reales Si:os. Y el otro
gran pintor fue Corrado Giaquinto, quien llegó a España en 1753 para
con:nuar las labores decora:vas de las residencias reales que había
iniciado su antecesor en el cargo, destacando sus pinturas al fresco del
Palacio Real Nuevo y del Palacio Real de Aranjuez, así como una importante
producción de pintura de caballete para los reclinatorios de la reina y del
rey, con un amplio programa pasionista.6
2. BÁRBARA DE BRAGANZA, ¿EDUCADA PARA GOBERNAR?
Primogénita de los reyes portugueses Juan V y Mariana de Austria, por
tanto sobrina carnal del Archiduque Carlos de Austria, pretendiente al
trono español durante la Guerra de Sucesión española, nació en Lisboa el 4
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
de diciembre de 1711. El hecho de ser la única hija legí:ma del matrimonio
real, que tres de sus cinco hermanos varones muriesen durante la infancia
y superar una enfermedad con altas tasas de mortalidad como la viruela,
fue el detonante para recibir una esmerada educación como futurible reina
de Portugal.
La educación recibida le permi:ó con siete años leer y escribir con
destreza, dominar las lenguas clásicas, laDn y griego, y modernas como el
portugués, alemán, francés, italiano y castellano, así como formación en
historia, é:ca y polí:ca. También destacó en la música, llegando a ser tan
buena compositora como intérprete de clave gracias a su maestro
Domenico ScarlaU quién le acompaño también durante su reinado en
España.7
Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro, junto con el valenciano Gregori
Mayans, una de las Iguras más destacadas de la primera Ilustración
española, vio en la Igura de doña Bárbara el referente modélico de la
imagen femenina que él había reivindicado, convir:éndola en el proto:po
del talento de la mujer. La que se convir:ó en reina de España por
matrimonio, fue para Feijoo, la constatación de que una mujer instruida
podía estar a la altura de un hombre en asuntos de gobierno, siendo
ejemplo de lo que podían conseguir las mujeres con una buena educación. 8
4
Ibid., pp. 247-249.
5
Otro de los ar:stas italianos que llegó de la mano de Farinelli fue Antonio Joli,
quién se encargó de las escenograTas de las obras de teatro que se
representaron en la corte entre 1750 y 1754, así como de la realización de
unas vistas del Palacio Real Nuevo y del Palacio Real de Aranjuez. Su sucesor
fue Francesco Baaglioli, también colaborador de Farinelli en la
ornamentación de arquitecturas eTmeras, realizando las escenograTas en los
reales coliseos del Buen Re:ro y Aranjuez. Ibídem, p. 261.
7
BARRENECHEA ELORZA, M. T.: María Bárbara de Braganza, princesa de Asturias.
Madrid, Eidos, 1956. El famoso lu:er Diego José Fernández Caparrós, realizó tres claves
para doña Bárbara de Braganza e incluso la reina le encargó uno como regalo para
Carlo Broschi “Farinelli” que el cantante bau:zó como “Correggio”. También hay
constancia de la colaboración entre este lu:er y Farinelli para realizar un clave “di
registro” para la reina, y para el cual Domenico ScarlaU compuso las sonatas K. 356 y
K. 357. MORALES, L.: “El veratense Diego Fernández Caparrós, constructor de claves de
la Familia Real española de 1722 a 1775”, Axarquía, n º 2, 1997, pp. 48-50.
6
Ibid, pp. 254-258.
8
FEIJOO MONTENEGRO, B. J.: Cartas eruditas y curiosas, V vol., 1742-1760. El IV
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El ascenso al trono español de Bárbara de Braganza se inscribe en la
polí:ca de alianzas matrimoniales que ideó Isabel de Farnesio para
emparentar a su descendencia con la realeza europea de primera clase. Así
en enero de 1729 se produce el intercambio de princesas entre la infanta
portuguesa y Mariana Victoria de Borbón, des:nadas a casarse
respec:vamente con los herederos del trono de España y del trono de
Portugal. Además esta propuesta de doble matrimonio nace del especial
interés de los monarcas españoles tras el dramá:co repudio de Mariana
Victoria “Mariannina”, que residía en Versalles desde 1722 des:nada a
contraer matrimonio con el joven Luís XV.9
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
corte.10 La parmesana vio en ella una potencial amenaza, ya que si los
príncipes de Asturias tenían descendencia, desplazarían a sus propios hijos
de la sucesión al trono español. Incluso en la etapa de exilio de Isabel de
Farnesio en el palacio de La Granja de San Ildefonso de Segovia, esta
some:ó a la portuguesa a un cuidadoso espionaje por medio incluso de
sus propios hijos, en especial su hija María Antonia, de lo cual queda
constancia en la correspondencia que mantuvieron madre e hija hasta su
matrimonio con el duque de Saboya.11
Esta doble alianza es por tanto el resultado de una compleja estrategia
matrimonial diseñada por Isabel de Farnesio mo:vada por la urgente
necesidad de reparación de la afrenta sufrida por la joven infanta española.
Mientras que por el lado portugués suponía restablecer a Bárbara de
Braganza como reina consorte en uno de los tronos de mayor relevancia
entre las potencias católicas de primera grandeza, ya que a la princesa de
Asturias, como primogénita, le hubiese correspondido ocupar el trono luso
de no haber exis:do la ley sálica en la sucesión a la corona portuguesa.
Hubo una intensa producción de pasquines, pan;etos y coplillas que se
ensañaban con ella destacando por encima de todo su avaricia, tacañería y
carácter an:español por el favori:smo que prestó a su país y a su hermano
José I. Así como también se ensañaron con su aspecto Tsico, crueles
alusiones a su esterilidad y la acusación de haber conver:do a Carlo
Broschi “Farinelli” en su amante. 12 Una campaña de despres:gio que
apunta a Isabel de Farnesio y a su círculo de colaboradores, que de esta
manera descaliIcaban ante el pueblo, a unos monarcas incapaces de
engendrar descendencia a los que había que eclipsar para dejar el camino
expedito a su hijo, el futuro rey Carlos III.
A su llegada a España, la princesa de Asturias estuvo some:da a una vida
diTcil debido al aborrecimiento que por ella sin:ó la reina Isabel de
Farnesio, que hizo cuanto pudo por humillarla y mantenerla aislada de la
10 BARRENECHEA ELORZA, Op. cit., p. 87.
volumen escrito en 1753 con un total de 26 cartas, donde estudia el sistema de
Newton, la causa de Ana Bolena y la Masonería, entre otros asuntos se lo dedica a la
reina Bárbara de Braganza para reaIrmar uno de los principales asertos de su obra, el
talento de las mujeres.
9
FILIPE PIMENTEL, A.: “El intercambio de princesas: arte y polí:ca en las Iestas de la
boda entre Fernando de Borbón y Bárbara de Braganza”, Quintana, n º 10, 2010, pp.
49-73.
11 Se trata de un total de 171 cartas cruzadas entre diciembre de 1748 a febrero de 1750
que se encuentran en el Archivo Histórico Nacional (=AHN). Esta correspondencia en
parte ha estado analizada por LÓPEZ-CORDÓN CORTEZO, M. V.: “Reinas madres, reinas
hijas: educación, polí:ca y correspondencia en las cortes dieciochescas”, Historia y
Polí4ca, n º 31, 2014, pp. 49-80.
12 EGIDO, T.: Sá4ras polí4cas de la España Moderna, Madrid, 1973, p. 248, encontramos
reproducidos pasquines contra la reina Bárbara de Braganza. De estas acusaciones
tampoco se libraron otras reinas como María Luisa de Parma o Isabel II, denigradas por
cues:ones morales, ya que fueron acusadas de predisposición a la lascivia y la lujuria
que les llevaron a la inIdelidad y al adulterio.
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La consecuencia de esta campaña de despres:gio fue la construcción de
una imagen nega:va de la reina a par:r de una serie de tópicos repe:dos
reiteradamente por los historiadores, construyendo un relato histórico
distorsionado, más inquino si cabe cuando se trata de personajes históricos
femeninos que han tenido una signiIcación polí:ca importante.
Su contacto inicial con el trono y su primera etapa como reina, puede
seguirse a través de la correspondencia que mantuvo con sus padres
donde se observa, con una gran Idelidad, los avatares por los que pasó la
monarquía española en general y la reina en par:cular. 13 Y donde además
se aprecia la frustración personal y amargura con que vivió doña Bárbara
todos esos hechos.
3. EL PAPEL DE LA REINA EN LA CORTE DE FERNANDO VI
Frecuentemente se ha recurrido a estereo:pos que han servido a la
sociedad patriarcal para descaliIcar y discriminar a las mujeres, en el caso
de las reinas de España estereo:pándolas como esposas y madres, beatas,
nulas y sumisas, o descaliIcándolas como intrigantes cuando en realidad
eran mujeres polí:cas muchos más competentes que sus consortes. Ello es
evidente en la visión sesgada del relato histórico construido entorno a
Bárbara de Braganza y su antecesora la reina Isabel de Farnesio, quienes en
numerosas ocasiones suplieron en el gobierno a sus respec:vos consortes
acusados de debilidad mental, Felipe V maniaco depresivo y su hijo
Fernando VI con un principio de demencia que se agravó con la muerte de
su esposa.
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A ambas reinas la historiograTa las ha relegado a meros personajes
secundarios, obviando su imagen de mujeres cultas y con capacidad para el
gobierno.14 Dos mujeres cuya experiencia vital debería volver a ser
analizada para revelar el verdadero papel que ejercieron en buena parte de
la polí:ca internacional europea del siglo XVIII, pero con dos posturas
claramente enfrentadas: la belicosidad de la parmesana, una Igura clave
en la polí:ca dinás:ca del setecientos europeo, frente el paciIsmo de la
portuguesa, con cuyo gobierno se inició la recuperación económica de
España tras la Guerra de Sucesión.
En el caso de Bárbara de Braganza, el carácter inseguro y la inexperiencia
de Fernando VI ante los asuntos de gobierno, pero también la complicidad
que entre ambos se generó, reaIrmaron la conIanza del rey en su esposa
implicándola en los asuntos del reino y par:cipando con su asistencia en
los despachos con los ministros. Así lo demuestra la correspondencia que
se cruzaron José de Carvajal y Lancaster, Secretario de Estado, y Fernando
de Silva Álvarez de Toledo, Mayordomo mayor, donde se nos retrata a una
reina interesada en los nombramientos, sobre todo de aquellos personajes
aInes y leales a su persona, así como su inclinación hacia la causa
lusitana.15
La reina mostró una especial atención a la polí:ca exterior, manteniendo
informado a su padre en todo momento acerca de las ges:ones que estaba
llevando a cabo la diplomacia española, según se desprende de sus cartas.
Incluso supo aprovechar muy bien su amistad con el embajador francés
14 LÓPEZ-CORDÓN, M. V.: “Reinas madres, reinas hijas: educación, polí:ca y
correspondencia en las cortes dieciochescas”, Historia y Polí4ca, n º 31, 2014, pp. 4980.
13 PINTO FERREIRA, J. A.: Correspondencia de D. Joao V e Dª Bárbara de Bragança, Rainha
de Espanha . Lisboa, 1945.
15 OZANAM, D.: La diplomacia de Fernando VI. Correspondencia entre Carvajal y Huéscar,
1746-1749. Madrid, CSIC, 1975.
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para propiciar una reconciliación entre la monarquía francesa y
portuguesa, muy dañadas desde 1721. 16 Asesorada por los embajadores de
Inglaterra, Francia y Portugal, eligió a eIcaces polí:cos como el marqués de
la Ensenada, Secretario de Hacienda, Guerra, Marina e Indias, además de
ser su secretario personal, y mantuvo a otros del reinado anterior como a
José de Carvajal y Lancaster, Secretario de Estado, que pusieron en marcha
una polí:ca paciIsta con el obje:vo de recomponer el reino.
Su sen:do común y buen criterio en la elección de los ministros permi:ó
un largo período de paz para España, necesitada de salir de las inacabables
y agotadoras guerras de las décadas precedentes. En el preámbulo de las
Ordenanzas de intendentes, promulgada por Fernando VI en octubre de
1749, se vislumbran los principios del reinado de ambos: “cuarenta y ocho
años de sangrientas y con:nuadas guerras que han sufrido mis reinos y
vasallos (…) son las causas que han reducido a un deplorable estado el
gobierno económico, la administración de jus:cia y la causa pública,
porque todo se ha confundido con el ruidoso estrépito de las armas”.
La nueva dirección paciIsta de la polí:ca española permi:ó una estabilidad
de la que los reyes se beneIciaron dedicando gran parte de su :empo a su
gran pasión, la música. Su reinado fue conocido como “El reino de los
melómanos”, y Carlo Broschi, nombrado director general para todo
quehacer musical en la corte, fue el encargado de organizar, sin limitación
de presupuesto, conciertos, óperas y Iestas en los jardines de Aranjuez. 17
16 BARRENECHEA ELORZA, M. T.: María Bárbara de Braganza (…), p. 98.
17 Para saber más sobre las cuentas del reinado de Bárbara de Braganza y Fernando VI
consultar GÓMEZ-CENTURIÓN JIMÉNEZ, C.: “La reforma de las Casas Reales del
marqués de la Ensenada”, Cuadernos de Historia Moderna, n º 20, 1998, pp. 59-83. En
esta inves:gación si observamos los datos de la Tesorería Mayor en los periodos de
1747 a 1748, y de 1749 a 1750 sacan a la luz unos gastos que ascienden a 60.832.116 y
80.736.351 millones de reales respec:vamente. Unas can:dades que nos revelan el
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
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Además siempre estuvo presente en la vida de la reina y del rey Domenico
ScarlaU, que además de profesor de música que acompañó desde la
infancia a Bárbara de Braganza, muy probablemente fue una suerte de
Igura paterna y asesor para ambos en los duros años que vivieron como
príncipes de Asturias, aislados de la corte y con visitas restringidas por
orden de Isabel de Farnesio.18
La reina fue indudablemente mucho más culta que su marido y más
inclinada al cul:vo y protección de las artes, contagiando a su marido la
aIción por la música. La reina fue consciente de que la educación recibida
era una pieza fundamental para las damas de la nobleza y que a estas se
les debía exigir, pero también facilitar, una formación acorde a su
pertenencia social donde tuviese un fuerte protagonismo la palabra, la
escritura y la acción polí:ca.19
A ella se debe la fundación del Real Monasterio de la Visitación de Nuestra
Señora, Ins:tuto de San Francisco de Sales, o más conocido como las
Salesas Reales.20 Una fundación de patronato real concebida como un
palacio-monasterio, diseñado por el arquitecto francés François Carlier y
esfuerzo económico que supuso para las arcas públicas la reforma de los Reales Si:os,
el ocio de los monarcas amantes del teatro, la ópera y los conciertos, y el gusto por la
compra de objetos suntuarios. Un tren de vida que de bien seguro consumió gran parte
de estos presupuestos.
18 En su testamento doña Bárbara de Braganza no se olvidó de ellos, así a Domenico
ScarlaU le dejó 2.000 doblones y una sor:ja y a Farinelli los “papeles de música” y tres
clavicordios, en SANCHEZ DE PALACIOS, M.: “Bárbara de Braganza”, Temas españoles, n
º 378, 1958, p. 27.
19 FRANCO RUBIO, G. A.: “El salón parcialmente iluminado. Prejuicios y contradicciones y
tópicos sobre las mujeres en los espacios de sociabilidad de la España ilustrada” et. al.
CARZOLIO DE ROSSI, M. I.; FERNÁNDEZ PRIETO, R. I.; LAGUNAS, C. (coords.): El An4guo
Régimen: una mirada a dos mundos: España y América. Madrid, Prometeo Libros,
2010, pp. 151-174.
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decorado por Jacopo Amigoni.21 Fue este su legado más importante, ya que
tuvo la función de ins:tución docente femenina para las hijas de la
nobleza, resumiendo en esta fundación algunos de los aspectos que
conformaban la personalidad de la reina: su respaldo a la educación
femenina y su contribución al patronazgo cultural y arDs:co.
Hasta ese momento, las fundaciones conventuales patrocinadas por otras
reinas españolas siempre se habían caracterizado por tratarse de
monasterios de clausura habitados por órdenes religiosas dedicadas a la
vida contempla:va como el de las Descalzas Reales, fundado en 1554 por
la reina viuda de Portugal Juana de Austria, hermana de Felipe II, o el de la
Encarnación, levantado a instancias de Margarita de Austria en 1611. 22
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4. ISABEL DE FARNESIO, LA PRIMERA REINA COLECCIONISTA DEL
…...SETECIENTOS EUROPEO
Es inevitable al analizar la faceta coleccionista de Bárbara de Braganza no
establecer paralelismos con su predecesora, la reina Isabel de Farnesio, 23
quién había heredado de su madre, Dorotea SoTa de Neoburgo, el interés
por el arte.24 Al igual que Bárbara de Braganza recibió una completa
formación que le permi:ó hablar y escribir en varias lenguas (italiano, laDn,
alemán, francés y castellano), estudiar retórica, IlosoTa, geograTa,
astronomía e historia, y desarrollar un gran interés por la música, la
literatura y la pintura.25
Isabel de Farnesio marcó la línea arDs:ca de la corte española, pero
también del coleccionismo de la primera mitad del setecientos español
caracterizado por la ausencia de pintura mitológica y de género que
responde a una tendencia in;uida por la reina. Esta situación cambió a
par:r de 1746, cuando la reina ya viuda, muestra un interés renovado en la
adquisición de pequeños cuadros de género para decorar gabinetes que
20 Para saber más sobre esta construcción COLMENARES ORGAZ, A.: “El Monasterio de la
Visitación de Madrid (Salesas Reales)”, BoleAn de la Sociedad Española de Excursiones,
vol. 24, nº 4, 1916, pp. 257-283; SOROA PINEDA, A.: “El Real Monasterio de la
Visitación de Madrid”, Villa de Madrid, n º 28, 1969, pp. 63-15; AGUILÓ ALONSO, M.
P.; LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, A.; TÁRRAGA BALDÓ, M. L.: “La Reina Bárbara de Braganza y
la fundación del Monasterio de las Salesas Reales de Madrid”, et.al. La mujer en el arte
español, VIII Jornadas de Arte, 1997, pp. 229-238.
21 En la decoración de las Salesas Reales también par:cipó el pintor español Antonio
González Velázquez, discípulo de Corrado Giaquinto, realizando decoraciones al fresco
y oleos. URRÍES DE LA COLINA, op.cit., pp. 260-261.
22 SANCHEZ HERNÁNDEZ, L.: Patronato regio y órdenes religiosas femeninas en el Madrid
de los Austrias: Descalzas Reales, Encarnación y Santa Isabel. Madrid, Fundación
Universitaria Española, 1997.
23 En 1731 se convierte en la heredera de los ducados de Parma, Piacenza, Guastalla y del
gran ducado de Toscana, estados italianos que pasan a la corona española según lo
dispuesto en el Tratado de Londres de 1718 y el Tratado de Viena de 1725, heredados
por el futuro Carlos III quien renunció a ellos por el Reino de las Dos Sicilias, según lo
establecido en el Tratado de Viena de 1738. Sobre la coyuntura histórica que convir:ó
a Isabel en heredera del ducado farnesino, son fundamentales los estudios de DREI, G.:
I Farnese. Grandezza e decadenza di una dinas4a italiana, Roma, 1954, pp. 247-295 y
NASALLI ROCCA, E.: I Farnese, Varese, 1969, pp. 209-251.
24 LAVALLE-COBO, T.: Isabel de Farnesio. La reina coleccionista. Madrid, Fundación Caja
Madrid, 2002.
25 SIMAL LÓPEZ, M.: “Isabel de Farnesio y la Colección Real española de escultura.
Dis:ntas no:cias sobre compras, regalos, restauraciones y el encargo del Cuaderno de
Aiello”, Archivo Español de Arte, n º 315, 2006, pp. 263-278.
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BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
monopolizó su avidez coleccionista, al acumular una gran can:dad de
cuadros de pequeño formato de las escuelas ;amenca y holandesa. 26
Procaccini, por encargo de la reina, en 1729 durante la estancia de la corte
en Andalucía.28
Llegó a poseer una colección de más de novecientas pinturas, de las cuales
cerca de trescientas cincuenta obras se conservan en la actualidad en el
Museo de Prado gracias a las adquisiciones realizadas por su hijo Carlos III
en la almoneda de sus bienes. La colección de pinturas reunida estuvo
des:nada a decorar su residencia favorita, el palacio de La Granja,
redecorada para tal In por René Carlier y Andrea Procaccini, este úl:mo
asis:do por sus discípulos Sempronio Subissa: y Domenico Maria Sani.
Además adquirió un apostolado de Pedro Pablo Rubens que perteneció al I
duque de Lerma, un lote de pinturas procedentes de la colección del I
marqués de Leganés, en 1744 compró varias obras de la colección del
presidente del Consejo de Cas:lla, el cardenal Molina, entre ellas algunas
obras de Bartolomé Esteban Murillo como la “Sagrada Familia del pajarito”,
una de sus obras favoritas. Y tras el incendio del Alcázar, en el cual se
perdieron obras de gran valor, la reina aprovechó para incluir en su
colección personal un lote de pinturas, entre las que se encontraban seis
obras de Tintoreo de tema religioso.
El bloque inicial de su colección personal de pinturas se conIguró a par:r
de herencias familiares y la compra de la colección de Carlo Maraa, 27 por
lo que se componía mayoritariamente de pinturas de la escuela italiana
con obras de Bellini, Correggio, Andrea del Sarto, Tintoreo, Tiziano o
Bassano. Pero también había pinturas de la escuela ;amenca y holandesa,
adquiridas gran parte al marchante Florencio Kelly, así como obras de la
escuela española de las cuales reunió vein:cuatro pinturas de Murillo,
once de Ribera y tres de Velázquez, sin contar las obras de Vicente
Carducho, Valdés Leal o Claudio Coello, la mayor parte reunidas por Andrea
26 URRIAGLI SERRANO, op.cit., pp. 239-256.
27 La colección de arte de Isabel de Farnesio se incrementó tras la muerte en 1740 de su
Da materna Mariana de Neoburgo, reina de España tras su matrimonio con Carlos II, de
quien heredó más de ochenta pinturas, de entre las que se encontraban varias de Luca
Giordano, así como obras de la escultura de cámara Luisa Roldán. A ello se añade que
con la muerte de su madre en 1748, heredó dis:ntos bienes que le fueron enviados
desde Parma. Entre ellos Iguraban varias esculturas de carácter religioso entre las que
destacaba un Cristo de Algardi, tasado por Felipe de Castro en 1766 en 30.000 reales
de vellón, AMJ, Casa Real, caja 31, exp. 4.021, fol.9. La colección de pinturas de Carlos
Maraa estaba compuesta por 270 pinturas, de las cuales 124 fueron adquiridas por
Isabel de Farnesio.
Tras su fallecimiento se procedió a la almoneda de su colección personal de
pinturas con el In de saldar sus deudas, al no formar esta parte del
patrimonio inalienable de la Corona, 29 y por el especial interés de sus hijos,
las obras que la componían fueron tasadas a la baja por Antonio Rafael
Mengs para así favorecer su adquisición por parte de estos. 30 Carlos III
adquirió todas las obras de la escuela italiana y española, para vincularlas
al patrimonio real debido a la escasez de este :po de obras en el mercado
y su excesivo precio. Pero obvió las pinturas de las escuelas ;amenca y
28 DOMINGUEZ-FUENTES, S.: “Unos cuadros de Isabel de Farnesio tasados por Antón
Rafael Mengs para el infante don Luis”, Mélanges de la Casa de Velázquez. Nouvelle
série, n º 36 (1), 2006, pp. 215-229.
29 El inventario lo realizó Domenico Maria Sani, por encargo de los jueces de la
testamentaría, quién sucedió a Procaccini en sus cargos, y tuvo un papel destacado en
la dirección arDs:ca de la corte madrileña al ser el profesor de dibujo del futuro
Fernando VI. Ibídem, pp. 215-229.
30 LUNA, J.J.: “Inventario y Almoneda de algunas pinturas de la colección de Isabel de
Farnesio”, BoleAn de la Sociedad Española de Arte y Arqueología, n º 29, 1973, pp. 359369.
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holandesa del gusto de su hermano, el infante don Luis, que entre otras
obras adquirió “La Torre de Babel” de Pieter Breughel el Viejo, a su vez
vendida en la almoneda de sus bienes en 1787 por tan solo 100 reales de
vellón y actualmente localizada en el Museo Boymans-van Beuningen de
Roerdam.31
Pero Isabel de Farnesio, en su faceta como coleccionista, destacó en el
interés mostrado por la escultura, adquirido en la educación recibida en la
corte parmesana como demuestra la presencia en el palacio de la Granja
de lienzos y bronces que reproducían las esculturas más famosas de la
colección familiar de los Farnesio. Hasta su llegada al trono de España la
escultura no había ocupado un lugar destacado en el interés coleccionista
de la Casa de Austria, monopolizado por la pintura. Y aunque su esposo
Felipe V, al ocupar el trono español, prestó un interés renovado hacia este
género conIscando la colección de escultura del XI almirante de Cas:lla, 32
no se puede aIrmar que esta acción tuviese como obje:vo llenar un vacío
31 DOMINGUEZ-FUENTES, op.cit., p. 225.
32 Con la colección del XI almirante de Cas:lla se procedió a instalar galerías de esculturas
en los jardines del Buen Re:ro y del Alcázar madrileño. Los bienes del almirante fueron
incautados en 1707, debido al apoyo que prestó al archiduque durante la Guerra de
Sucesión. La galería estaba compuesta por un total de cincuenta esculturas y los gastos
de traslado y montaje de las obras en el jardín de la Reina del Alcázar en 1709,
ascendieron a 7.333 reales de vellón, AGS, Dirección General del Tesoro, inventario 24,
leg. 841, fols. 194-201. Asimismo también se tomaron de la colección del almirante
para la decoración de los interiores del Buen Re:ro “doce estatuas de mármol blanco
medianas de medios cuerpos” y “dos cabezas de mármol blanco de Génoba con sus
plintos”, colocadas “enzima de bufetes en el palacio”, AGP, Administra:va, leg. 773, fol.
91 r y v., reproducido en SIMAL LÓPEZ, M.: “Isabel de Farnesio y la Colección Real
española de escultura. Dis:ntas no:cias sobre compras, regalos, restauraciones y el
encargo del Cuaderno de Aiello”, Archivo Español de Arte, n º 315, 2006, p. 268.
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
de las colecciones reales, sino que más bien fue un acto de boDn de guerra
contra el patrimonio de un destacado austracista. 33
Es por tanto a Isabel de Farnesio a quien se debe la adquisición de la
colección de escultura an:gua de la reina Cris:na de Suecia, 34 y la
adquisición en 1728 del conjunto de estatuas que el marqués del Carpio
había reunido en Italia.35 Como reina de España se hizo con la dirección
arDs:ca de la corte española y el gusto italiano fue imponiéndose a par:r
33 Otra importante conIscación fue la biblioteca del austracista Antonio Folch de
Cardona, arzobispo de Valencia, cuyos fondos fueron la base sobre la cual se creó la
Biblioteca Nacional en GARCÍA MARTÍNEZ, J. L.: “El desaparecido patrimonio mueble
del Palacio Arzobispal de Valencia”, Revista de Patrimonio (e-rph), n º 14, 2014, pp.
185-186.
34 Isabel de Farnesio tras la muerte de Felipe V fue desterrada al palacio de La Granja,
donde emprendió un proyecto para ordenar la colección de esculturas para
posteriormente editar una descripción de la misma. Un hecho sin precedentes en la
corona española que recayó sobre el abate Eu:chio Aiello e Liscari, concluyendo el
trabajo en 1751 con dos manuscritos en italiano, el más extenso en la actualidad se
encuentra desaparecido y se conoce a par:r de VICENS GIL DE TEJADA, B.: “Rápido
examen de una descripción manuscrita de la Galería de Escultura del Real Palacio de
San Ildefonso”, La Razón, nº 2, 1861, pp. 394-400. Y un segundo tomo, el Saggio del
Primo Tomo, Il quale con4ene la Descrizione di tuFe le Divinità, ed Eroi che adornano la
Celebre real Galleria di San Yldefonso, localizado en el archivo del Ministerio de
Asuntos Exteriores de Madrid, SIMAL LÓPEZ, op.cit., pp. 271-272. Para saber más sobre
esta colección de esculturas en LUZÓN NOGUÉ, J. M.: “La colección de esculturas de
Cris:na de Suecia y su traslado a España”, actas Congreso Internacional España y
Suecia en la época del Barroco (1600-1660), Madrid, Consejería de Educación y Cultura,
1998, pp. 897-922; SALAS, X.: “Compra para España de la colección de an:güedades de
Cris:na de Suecia”, Archivo Español de Arte, 1940-1941, pp. 242-246; TÁRRAGA BALDÓ,
M. L.: “La colección de esculturas de la reina Cris:na de Suecia llega al puerto de
Alicante”, et. al. Arte, Poder y sociedad en la España de los siglos XV a XX. Madrid,
2008, pp. 279-290.
35 CACCIOTTI, B.: “La collezione del XII marchese del Carpio tra Roma e Madrid”,
BolleJno d’arte, n º 86-87, 1994, pp. 133-196.
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de la contratación de ar:stas de esta nacionalidad desplazando a los
franceses, dirigió la remodelación de los Reales Si:os e inició una polí:ca
de adquisiciones con el obje:vo de completar los vacíos de las colecciones
reales.
5. LA COLECCIÓN DE ARTE DE LA REINA BÁRBARA DE BRAGANZA
El reinado de los “Reyes Melómanos” con:nuó con la tendencia
coleccionista que estableció Isabel de Farnesio durante su reinado, es decir,
una preferencia por el arte de la escuela italiana, pero hubo un cambio en
la moda de decoración de interiores que tuvo consecuencias importantes.
Tal es así que la moda rococó importada de Francia por los nuevos
monarcas, prescindió de tapices y pinturas, ganando espacio las colgaduras
de seda y papeles pintados. Una tendencia que se alargó durante los
reinados de Carlos III y Carlos IV, 36 e imitada por la nobleza que se deshacía
de sus cuadros “vendidos como vejeces en almonedas”, ya que “entró (…)
la moda, por no decir locura, de despojar sus casas de estos apreciables
ornamentos, es:mando en mas una enIlada de piezas cubiertas de
texidos, y ridículas tallas”.37
36 Durante el reinado de Carlos III, importantes colecciones de la nobleza salieron a la
venta en sucesivas subastas, de tal forma que con el asesoramiento y mediación del
primer pintor de cámara, el rey adquirió obras de gran importancia para las colecciones
reales, adquiriendo las colecciones de: la duquesa de Arcos en 1762, tasadas y
seleccionadas por Corrado Giaquinto; del marqués de la Ensenada, de la cual Antonio
Rafael Mengs seleccionó más de treinta obras en 1769, así como también seleccionó
obras de la colección del marqués de la Florida en 1789 y del marqués de los Llanos en
1774, URRIAGLI SERRANO, “Coleccionismo de pintura en España (…)”, pp. 239-256.
37 PONZ, A.: Viage de España, en que se da no4cia de las cosas mas apreciables, y dignas
de saberse, que hay en ella. Madrid, D. Joaquin Ibarra Impresor de Cámara de S.M., t.
V, 1776, p. 17, reproducido en ibídem, pp. 239-256.
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
El interés coleccionista de Bárbara de Braganza se puede estudiar a par:r
de la colección de pinturas y piezas de orfebrería que donó a las Salesas
Reales. Una residencia palaciega dentro de un monasterio donde la reina
se disponía a vivir los úl:mos años de su vida, es decir, donde Ijaría su
residencia en caso de viudedad, lejos de los ambientes cortesanos donde
hallar tranquilidad y reposo, alejada de posibles con;ictos con Isabel de
Farnesio.
Las Salesas Reales fue la consecuencia del par:cular gusto arDs:co de la
reina, educada en una corte enriquecida con el oro y los diamantes de las
minas recién descubiertas en Brasil. En este palacio-monasterio quería
emular en lujo y ostentación a otras cortes europeas como las de Francia y
Austria, y tomaba como referencia el palacio-convento de Mafra, mandado
construir por su padre como promesa a su madre tras el nacimiento de la
infanta. El gusto arDs:co de la reina estuvo fuertemente in;uenciado por
el de su padre, atraído por los objetos suntuarios de París y por el gusto en
la arquitectura, escultura y pintura de la Roma papal. Incluso el rey
portugués fundó en esta ciudad una academia para la formación de ar:stas
portugueses.
Este proyecto personal de Bárbara de Braganza se realizó por tanto en un
gusto por el barroco italiano, destacando la ausencia de escultura de
madera policromada, sus:tuida por las esculturas en mármol de Carrara de
Domenico Olivieri, tanto en imágenes como en relieves, así como el uso de
mármoles, jaspes y bronces en los altares en lugar de los tradicionales
retablos de madera dorada, indica:vo de una dirección personal por parte
de la monarca.38
38 MARTÍNEZ GONZÁLEZ, J. J.: “Las ideas arDs:cas de la reina Bárbara de Braganza”, et. al.
Actas del Congresso a Arte em Portugal no século XVIII, II, Braga, Cámara Municipal,
1973, pp. 377-401.
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Pasando a analizar la donación de la reina, esta es:puló que los bienes
donados no se podrían enajenar el patrimonio mueble de las Salesas
Reales, y esta se hizo en presencia del notario y secretario del rey, Antonio
MarDnez Salazar, y en presencia de los tes:gos el cardenal arzobispo de
Toledo, el arzobispo inquisidor general y confesor del rey, y Juan Francisco
Gaona Portocarrero, conde de Valparaíso, secretario de despacho universal
de Hacienda.39
La colección donada, y perteneciente a sus bienes libres, ascendía a un
total de ciento siete pinturas de las cuales había: dos De Francischelo; una
de Joseph Philipar; una de Cignaroli Veronese (GiambeUno Cignaroli);
treinta y cuatro De Corrado (Corrado Giaquinto); quince De Jordan (Luca
Giordano); ocho Del Basan (Jacopo Bassano); nueve Del Brille (Paul Bril);
dos De Murillo (Bartolomé Esteban Murillo); tres De la Escuela de Ruben
(Peter Paul Rubens); cuatro De la Escuela de Velazquez (Diego Rodríguez de
Silva y Velázquez); dos Del Greco (Doménikos Theotokópoulos); dos De
Zurbalan (Francisco de Zurbarán); dos De Panini (Giovanni Paolo Panini);
cuatro De Carlos Marata (Carlo Maraa); dos De la Escuela de Solimene
(Francesco Solimena); tres De Jacobo Zoli; 12 Copia de TintoreFo; una De
Andrea Vasano.40
Del conjunto de las obras donadas llama la atención la preferencia por las
obras de ar:stas contemporáneos con un total de treinta y nueve pinturas,
destacando el conjunto de pinturas atribuidas a Corrado Giaquinto con un
total de treinta y cuatro. Hay por tanto una preferencia por la escuela del
39 Inventario de alhajas, ornamentos y pinturas donados por la Reina Bárbara de
Braganza, al Monasterio de las "Salesas Reales" de Madrid. Archivo General de
Simancas (=AGM), PTR, LEG, 39, DOC. 110 - 718V.
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
barroco tardío italiano y del barroco pleno con autores como Luca
Giordano y Carlo Maraa, así como una preferencia por la escuela
veneciana del Renacimiento representada por Jacopo Bassano y copias de
Tintoreo. Encontramos también una representación de la escuela
;amenca centrada en dos autores, Paul Bril y la escuela de Rubens, y la
escuela española se encuentra representada en número tes:monial,
destacando las dos pinturas atribuidas a El Greco, un autor hasta ahora
desapercibido en el coleccionismo del setecientos.
Traducido en porcentajes encontraríamos un 9,3% de obras de la escuela
española, con una preferencia por la escuela andaluza, un 11,2% de la
escuela ;amenca y un 79,5% de obras de la escuela italiana, a falta de
iden:Icar y adscribir a una escuela a Francischelo, Joseph Philipar, Jacobo
Zoli y Andrea Vasano.
De los géneros representados en esta donación destacamos vein:ocho
pinturas de género entre bodegones, paisajes y retratos, y la ausencia de
pintura mitológica. La mayoría son obra de Corrado Giaquinto con dieciséis
pinturas, destacando los retratos de Bárbara de Braganza y Fernando VI. Le
sigue Paul Bril con seis, Jacopo Bassano y Giovanni Paolo Panini con dos
cada uno, y Francisco de Zurbarán y Luca Giordano con una cada uno. El
resto de las pinturas, setenta y nueve, son de temá:ca religiosa destacando
un apostolado compuesto por once lienzos de Corrado Giaquinto, y una
pintura de “Nuestra Señora del Buen Consejo” atribuida a Paul Bril, donada
por Mariana de Austria, madre de la reina. Lo que traducido en porcentajes
supone un 73,8% de obra de temá:ca religiosa frente al 26,2% de pinturas
de otros géneros, des:nadas a decorar la “Sala del Capitulo”, la “sala baja
de Recreación”, el “Transito dela Cocina al Refectorio” y la “Sala alta de
Labor”.
40 “Ibid”, imagen 52-70, ver Documento nº1, transcripción literal del autor del inventario
de pinturas.
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De entre las piezas de orfebrería que pasaron a integrarse al patrimonio
mueble de las Salesas Reales por donación de la reina, destacamos por el
valor de las piezas:
Una Custodia de oro vaciada y cincelada, de tres quartas de alto,
guarnecida con dos mil seiscientos sesenta y tres diamantes rosas, y
mil trescientas setenta y tres esmeraldas y :ene en su reberso el
escudo de las reales Armas debajo relieve.
Una Cruz de oro demás de un pie de alto para la reliquia Lignum
crucis, con su peana: La cruz esta guarnecida con doscientos
quarenta y un diamantes de diferentes tamaños, y con trescientas y
quarenta esmeraldas. La peana es de hechura de un peñasco, :ene
doscientos treinta y tres diamantes en varias ;ores, y olas de oro
esmaltadas, y quarenta
y cinco esmeraldas bruescas, o
morrallones de varias Iguras, y de estremados tamaños, y en su
reberso las Armas Reales debajo relieve.
Un Caliz de oro con quinientos quarenta y un diamantes rosas, y
quatrocientas y setenta y ocho esmeraldas, y :ene debajo del pie el
escudo de Armas Reales abiertas a buril.
(…)
Un Pla:llo de plata sobre dorada con dos vinagreras y una
Campanilla guarnecidas estas quatro piezas con setecientos setenta
y tres diamantes, y quatrocientas ochenta y ocho esmeraldas, y cada
una de estas piezas :ene las Reales Armas cinceladas debajo relieve.
(…)
Un Pectoral con veinte y dos diamantes rosas con su cadena de oro
para poner en la estatua de medio cuerpo de San Francisco de Sales.
(…)
Un Quadro de Nuestra Señora de Guadalupe con el marco y topete
de oro guarnecido de esmeraldas y rubies que enmodo vendra
media vara de alto.41
41 Ibid., imagen 26-48, descripción de las piezas de orfebrería con incrustaciones de
piedras preciosas.
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
Así como también destacamos por su valor histórico un “(…) Cofrecito de
plata sobre dorada guarnecido con trescientos ochenta y seis diamantes
rosas (…)” el cual perteneció a la emperatriz Leonor de Neoburgo, abuela
materna de Bárbara de Braganza.42
A pesar de no Igurar en el inventario quienes fueron los arDIces de las
piezas de orfebrería donadas, podríamos aIrmar que estas piezas fueron
realizadas por los plateros que estuvieron al servicio de la reina. Así fueron
plateros de oro de la reina: Cristóbal de Alfaro y su hijo Benito de Alfaro,
Francisco Sáez quién también trabajó para las Casas de Benavente, Osuna e
Infantado,43 y el lisboeta Joao de Andrade quién fue una de las personas
que vinieron en 1729 de Portugal como servicio de Bárbara de Braganza.
Otros plateros al servicio de la reina fueron Juan Farquet, Miguel Manso,
José Pita, Fernando Velasco, Yves Larreur, Juan de San Faurí y Félix
Leonardo de Nieva.44
42
Ibid., imagen 29-30.
43 El platero de oro Francisco Sáez, fue durante todo el reinado de Fernando VI y Bárbara
de Braganza, el arDIce de realizar todos los ramos, piochas, sor:jas, marcos de retratos
y joyas en general que hizo por encargo de los reyes a través de Carlos Broschi
“Farinelli”, quién además le entregaba los diamantes y demás piedras que debía u:lizar.
CRUZ VALDOVINOS, J. M.: “Las artes suntuarias en el reinado de Fernando VI”, et. al,
BONET CORREA, A.; BLASCO ESQUIVIAS, B. (coord.): Un reinado bajo el signo de la paz.
Fernando VI y Bárbara de Braganza (1746-1759). Madrid, Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando, 2003, pp. 197-213.
44 LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, A.: “Aportación documental sobre los plateros que trabajaron
para la reina doña Bárbara de Braganza: la tramitación de su testamentaría”, et. al.,
RIVAS CARMONA, J. (coord.): Estudios de platería, Universidad de Murcia, 2007, pp.
131- 146.
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CONCLUSiONES
Posiblemente la colección de pinturas de Bárbara de Braganza era mucho
más abultada que la donación realizada a las Salesas Reales, recordemos
que la colección personal de pinturas de Isabel de Farnesio era de
novecientas pinturas. En todo caso, el beneIciario de la herencia de
Bárbara de Braganza fue su hermano el infante don Pedro, rey de Portugal
por matrimonio al casarse con su sobrina carnal María I. 45 A este le
correspondió la fortuna casi íntegra de la reina en cuya tesorería había el
día de su muerte 10.272.719 reales, más 11.236 que se encontraron en
varias bolsitas, así como 810.000 en diversas acciones. Descontando la
can:dad de 4.112.662 reales en legados, misas, funeral y diversas cuentas,
heredó cerca de siete millones de reales.46 Lo que nos hace pensar, que
como en el caso de Isabel de Farnesio, para saldar sus deudas se procedió
a la almoneda publica de sus bienes libres, entre ellos su colección de
pinturas, que estaría des:nada a la decoración de su residencia privada en
las Salesas Reales.
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
donación de una pintura del mismo autor por la madre de Bárbara de
Braganza, nos hace pensar que la obra de este ar:sta ;amenco fue de gran
es:mación en la corte portuguesa, y que por tanto el resto de las obras
donadas de este pintor las pudo traer de Portugal tras su matrimonio con
Fernando VI.
Podríamos pensar que la preferencia por la escuela italiana se debió a la
in;uencia de Isabel de Farnesio, pero esta se debió más al gusto personal
del padre de la reina por esta escuela, y por tanto a la in;uencia arDs:ca
vivida durante su infancia y juventud en la corte lusa. Por ul:mo cabe
destacar las dos obras de El Greco en esta donación, como un hecho
insólito en el coleccionismo del setecientos, ya que la obra de este pintor
no se tomó como coleccionable hasta el proceso de reivindicación de su
Igura a par:r del úl:mo tercio del siglo XIX.47
Lo que podemos aIrmar a par:r del análisis de esta donación, es una clara
preferencia por la obra de Corrado Giaquinto que supone el 32% de la
colección de pinturas donadas, por tanto un claro interés por el arte
contemporáneo de su época. Llama la atención la presencia del pintor
;amenco Paul Bril, un autor ausente de las colecciones reales y del cual
solo hay dos obras en el Museo del Prado donadas en 1889 por María
Dionisia Vives y Zires, duquesa de Pastrana. Este hecho, sumado a la
45 El testamento de la reina aparece transcrito en GARCÍA VIVES, A.: Fernando VI y doña
Bárbara de Braganza. Madrid, 1917, pp. 139-144. En el nombra como albacea principal
a Francisco Gonzaga, duque de Solferino, su Mayordomo Mayor, y en su defecto
aquella persona que le sucediera en el empleo.
46 SÁNCHEZ DE PALACIOS, op. cit., p. 28.
47 LÓPEZ-YARTO ELIZALDE, A.: “La obra de El Greco en el mercado del arte”, Arbor, vol.
191, n º 776, 2015.
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ANEXO DOCUMENTAL
Inventario de alhajas, ornamentos y pinturas donados por la Reina
Bárbara de Braganza, al Monasterio de las "Salesas Reales" de Madrid.
Archivo General de Simancas, PTR, LEG, 39, DOC. 110 - 718V. 48
Pinturas de la Iglesia
De Francischelo
Enel altar maior un quadro de la Visitacion de Nuestra señora de diez y siete pies, y
medio de alto y nueve y nueve y tres quaros de ancho.
En los dos Altares del Crucero
De Dn. Joseph Philipar
Al lado del Evangelio un quadro de Sn. Fernando de doce pies y tres quaros de
alto, y ocho y dos dedos de ancho.
De Franceschielo
Al lado de la Episola un quadro de santa Barbara y san Fran.co Xavier de doce
pies y tres quaras de alto, y ocho y dos dedos de ancho.
En los dos Altares immediatos a la Puerta dela Iglesia
De Cignaroli Veronese
Ala entrada sobre la izquierda un quadro dela sacra familia dedoce pies y tres
quaras de alto y ocho y dos dedos de ancho.
De Corrado
Ala entrada sobre la derecha otro quadro de san Francisco de Sales y dela Beaa
Chanal de doce pies y tres quaras de alto, y ocho y dos dedos de ancho.
Altar de la SachrisUa
De Corrado
Un quadro de un SanUssimo Christo de diez pies y diez dedos de ancho.
Relicario
De Corrado
48 Este documento ha sido transcripto por el autor a par:r de las normas establecidas por
el Comité Internacional de Diplomá:ca, en CÁRCEL ORTÍ, M. M. (ed.): Vocabulaire
Interna4onal de la Diploma4que. València, Universitat de València, 1997.
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
Un quadro del Descendimiento de la Cruz de seis pies y doce dedos de alto y tres
pies y medio de ancho.
Pinturas de la Sala del Capitulo
(...)
Dos reraos de los Reyes nuestros señores.
De Jordan
Ora dela Resurreccion de Lazaro de catorce pies mas quaro de ancho y de diez
menos quatro de alo.
(...)
Otra Pintura de las Bodas de Canaam de las mismas medidas.
(...)
Ora de la Degollacion de los Innocenes de catorce pies menos quaro de
ancho, y nueve menos quaro de alo.
Del Basan
Dos Apaisados de nuebe quaras de ancho y cinco pies de alo
Del Brille
Oros dos Paises de cinco pies y medio de ancho y quaro y quaro de alo.
(...)
Una Nuestra Señora del Buen Consejo de tres y tres quaras de alo, y tres y
medio de ancho Dadiva dela Reyna de Portugal Madre dela Reyna nuestra señora
al mismo Real Monasterio della Visitacion.
(...)
Quaro Floreros decinco pies y quaro de ancho y seis de alo.
(...)
Un San Geronimo, de quaro pies de ancho y tres de alo.
(...)
Oro San Geronimo, de quaro pies de ancho y tres de alo.
Del Jordan
Un Sano Thomas delas mismas medidas.
(...)
Una Magdalena delas mismas medidas.
De Corrado
Ora Pinura de la sacra familia, de nuebe pies de ancho, y tres y medio de alto.
(...)
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Dos Frueros apaisados de cinco pies menos quaro de ancho y quaro menos
quaro de alo.
(...)
Seis Presper:bas apaysadas de ocho pies de ancho y seis menos quaro de alto.
(...)
Un San Juan de Dios de seis pies y quaro de ancho y ocho menos quaro de alto.
De Murillo
Una Sana Isabel Reyna de Ungria de seis pies, y quaro de ancho y ocho menos
quaro de alo.
De la Escuela de Ruben
Una Nuestra Señora con su Niño de una vara de ancho, y cinco quaras de alo en
obalo.
(...)
Una Pinura delas Plagas de Egyto de seis pies y medio de ancho y quaro y
quaro de alo.
(...)
Oro compañero delamisma mano y medidas que la anecedene.
De la Escuela de Velazquez
Una Pinura de Sn. Fran.co de Asis, deres pies de ancho, y quaro de alo.
(...)
Una Sana Juana de la Cruz delasmismas medidas.
(...)
Una Magdalena delas mismas medidas.
(...)
Una Nuestra señora delasmismas medidas.
Pinuras dela sala baja de Recreación
De Murillo
Un San Pedro de Alcanara de nueve pies y quaro de alo, y ocho y medio de
ancho.
Del Greco
Dos Marinas de Sn. Antonio Abad y san Agus:n de cinco pies de alo y quaro de
ancho.
De Jordan
Dos Floreros Adoracion delos Reyes de tres pies de ancho y quaro de alto.
(...)
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
Una Nuestra Señora dela Contemplacion detres pies menos quaro de alo y dos
de ancho.
(...)
Una Pinura de la sacra familia de ocho pies y medio de alo, y seis y medio de
ancho.
(...)
Ora delos Desposorios de santa Cathalina de ocho pies y medio de alo, y seis y
medio de ancho.
De Zurbalan
El Niño de la Espina de siete pies y medio de alo y lomismo de ancho.
(...)
Un Bodegon con diversas Aves y fruas de seis pies y medio de alo y ocho de
ancho.
De Panini
Dos Apaisados Romanos de tres pies menos quaro de alo y cinco menos quaro
de ancho.
Del Basan
El Sepulcro de Chriso de quaro pies y medio de alo y seis de ancho.
(...)
Seis Pinuras Historia de Nuesra señora de tres pies de alo y quaro de ancho.
De Carlos Marata
Quaro Quadrios de dos pies menos quaro de alto y dos de ancho.
De la Escuela de Solimene
Dos Pinuras del Descendimieno de Nuestro Señor y la Resurreccion, de cinco
pies y quaro de alo y tres y medio de ancho.
De Jacobo Zoli
Un san Francisco de Sales y la Beaa Chanal de caorce pies menos quaro de
alo y nueve y quaro de ancho.
(...)
Dos Quadros Compañeros el no sano Thomas de Villanueva de quaro pies, y
quaro de alo, y tres y medio de ancho.
Pinuras del Refecorio
De Corrado
La Cena del señor de once pies y medio de alo y veinte y uno de ancho.
(...)
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Once Aposoles de quaro pies de alo, y res de ancho.
(...)
Un San Pedro, y Sn. Pablo en Prisiones de ocho pies de alo y seis de ancho.
Pinuras del Transito dela Cocina al Refectorio
(...)
Dos Pinuras, la una frutero y la otra dediferentes Aves y Animales de cinco pies y
quaro de ancho y seis de alo.
(...)
Idem quaro Frueros mas.
Pinuras dela Sala alta de Labor
Copia de Tinoreto
El Mone Calbario de cinco pies y quaro de alo y nuebe menos quaro de
ancho.
(...)
Ora pintura del En:erro de Chriso en madera de quaro pies de alo, y cinco
menos quaro de ancho.
(...)
Ora de Nuesra Señora dela Leche con Chrisal de dos pies y medio de alo y
dos deancho.
(...)
Oras dos pinturas de Aposoles de quaro pies de alo, y tres de ancho.
(...)
Un Salbador del mismo tamaño.
(...)
Un San Francisco de Asis de las mismas medidas.
(...)
(...)
Dos Laminas de Christal de un pie y quaro de alo y uno y medio de ancho.
(...)
Una Nuestra señora conel Niño, de tres pies y quaro de alo, y dos y medio de
ancho.
(...)
Una Nuestra señora dela Contemplacion dedos pies de alo y uno y medio de
ancho.
De Jordan
BÁRBARA DE BRAGANZA, UNA APROXIMACIÓN A SU FACETA COMO COLECCIONISTA
JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
Dos Pinuras compañeras, la una el MarUrio de san Lorenzo, y la otra santa
Cathalina, de tres pies y quaro de alo, y dos y medio de ancho.
(...)
Un Florero, de tres pies de alo, y tres y medio de ancho.
(...)
Una Nuestra señora de Belen dedos pies de alo, y dos menos quaro de ancho.
(...)
Un Ecceomo con la Cruz enlas manos detres pies menos quaro de alo, y dos y
quaro de ancho.
Pinturas del Altar en el Transio alo
De Andrea Vasano
Un quadro de vara y media de alo, y cinco quaras de ancho, que representa la
Virgen, san Joseph, el Niño santa Anna y san Juan.
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JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNEZ
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