Elizabeth Taylor: "Lo tuve todo, pero pagué esa suerte con desastres"

Elizabeth Taylor: "Lo tuve todo, pero pagué esa suerte con desastres"

Primera biografía autorizada

La periodista Kate Andersen Brower publica un libro con cartas y entrevistas inéditas de la mítica actriz, además de testimonios de amigos y familiares 

Elizabeth en una imagen de 'La gata sobre el tejado de zinc'

Elizabeth Taylor, en una imagen de 'La gata sobre el tejado de zinc' 

Getty Images

Pocas estrellas ha tenido Hollywood tan brillantes como Elizabeth Taylor. Niña prodigio del cine, hizo el salto a la edad adulta delante de la cámara con éxito, enamorando al público con su extraordinaria belleza, su cabello negro azabache y sus increíbles ojos de color violeta, con una rara mutación que la hizo poseedora de una doble hilera de pestañas. 

Su fama mundial solo es comparable a la que protagonizaron mujeres como Jackie Kennedy, Marilyn Monroe y la reina Isabel II de Inglaterra. Ganó dos premios Oscar por encarnar a una prostituta de lujo en Una mujer marcada (1960) y a la frustrada e irascible Martha de ¿Quién teme a Virginia Woolf? (1966) -el tercero se lo concedieron por su labor humanitaria-, se casó ocho veces con siete hombres diferentes y, pese a sus fracasos sentimentales, siempre apostó por el amor. A lo largo de sus 79 años de agitada vida acarreó graves problemas de salud y fue una activista incansable contra el sida, que se llevó por delante a amigos íntimos como Rock Hudson. 

Echándose una siesta al lado de James Dean en una pausa del rodaje de 'Gigante'

Echándose una siesta al lado de James Dean en una pausa del rodaje de 'Gigante' 

Libros Cúpula

La suya fue una vida apasionante en todos los sentidos que la periodista Kate Andersen Brower se ha encargado de dar a conocer en la que es la primera biografía autorizada de la actriz angloestadounidense. A través de casi 500 páginas, Andersen Brower recorre la intensa trayectoria de Taylor echando mano de entradas de diario, cartas y poemas inéditos escritos por la intérprete, entrevistas con más de doscientos familiares y amigos cercanos y transcripciones de entrevistas extraoficiales que dan forma a Elizabeth Taylor, la fuerza y el glamour de un icono (Libros Cúpula).  "He tenido suerte toda mi vida. Se me ha concedido todo: aspecto, fama, riqueza, honores, amor. Pero he pagado esa suerte con desastres, enfermedades terribles, adicciones destructivas, matrimonios fracasados", confió a la revista Life poco antes de cumplir los sesenta esta mujer nacida en Londres el 27 de febrero de 1932 de padres estadounidenses.

Su padre era marchante de arte y su madre, Sara, se empeñó en que su pequeña hija fuera la actriz famosa que ella no pudo ser. En Inglaterra vivían en el campo y Elizabeth era feliz montando a caballo. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial los Taylor regresaron a Estados Unidos. En Los Ángeles, Elizabeth empezó a trabajar para la Universal con nueve años en la comedia There's One Born Every Minute y más tarde logró un contrato como estrella infantil para MGM, que creó "un patriarcado artificial alrededor de ella", en palabras del director George Stevens, que la dirigió en Un lugar en el sol y Gigante

Mi padre me pegó, pero sé que cuando me hacía aquello estaba borracho y no quería hacerlo"

En La cadena invisible entabló amistad con un joven Roddy McDowall. Admiraba a Katharine Hepburn y no soportaba al tirano de Louis B. Mayer. Con 12 años ya era toda una estrella gracias al papel de Velvet en Fuego de juventud, donde coincidió con Mickey Rooney y Angela Lansbury y se pasó el rodaje cabalgando. La joven actriz otorgaba gran vulnerabilidad a sus personajes. Empezó a ganar mucho dinero y su padre, que se sentía humillado económicamente, la llegó a pegar. Con los años, Elizabeth no lo culpó por ello: "Me lancé a la fama repentinamente y él había sido un hombre muy orgulloso, guapo y digno (...) Sé que cuando me hacía aquello estaba borracho y no quería hacerlo". 

Su madre, ferviente cristiana, le enseñó que no podía acostarse con ningún hombre hasta que estuviera casada con él. Su primer marido, Nicky Hilton, también tenía la mano larga. Era alcohólico y violento. Durante la luna de miel, le dio una patada en el vientre que le provocó un aborto. "Mis dolores eran terribles. Incluso pude ver al bebé en el váter". La unión acabó cuando ella estaba a punto de hacer los 19. "Cuando me casé con Nick, me caí de mi nube dorada y me di un porrazo", dijo.  

Un retrato de estudio de cine de Elizabeth Taylor sosteniendo dos cachorros

Un retrato de estudio de cine de Elizabeth Taylor sosteniendo dos cachorros 

LA CÚPULA

El playboy y empresario Howard Hugues quiso incluirla en su larga lista de conquistas, pero Elizabeth siempre huyó de él. Su insistencia fue tal que incluso le ofreció dos millones de dólares por casarse con él. La actriz tuvo muchos amigos íntimos y la mayoría gays. A Montgomery Clift le conoció en el rodaje de Un lugar en el sol y se volvieron inseparables. Ambos derrochaban una ardiente sensualidad, eran increíblemente guapos. "Teníamos un lenguaje que nosotros entendíamos, podíamos leernos mutuamente en segundos, incluso por teléfono", apuntó. 

Con él ejercía de protectora, igual que hizo con James Dean durante el rodaje de Gigante. Añoró haber tenido una infancia corriente y a George Hamilton le confesó que deseaba "ser una niña pequeña otra vez". El libro describe a una mujer que fue tan bella como inteligente, directa, empática, tenaz, honesta y sensible. Su segundo enlace fue con al actor británico Michael Wilding, 20 años mayor y con quien tuvo dos hijos. 

Entabló una gran amistad con Montgomery Clifft, James Dean y Rock Hudson

Pero no fue hasta que conoció al productor Mike Todd que se rodeó de la pasión y el drama que necesitaba en su vida. La envolvió con diamantes, viajes y Elizabeth pensó en retirarse de la actuación hasta que el rodaje de La gata sobre el tejado de zinc le devolvió la ilusión. La felicidad, que se completó con el nacimiento de Liza, se truncó demasiado pronto tras morir él en un accidente de avión. Quedó devastada por el dolor y buscó refugio en los brazos del mejor amigo de Todd, Eddie Fisher, casado con la actriz Debbie Reynolds, que la acusó de robarle el marido públicamente y se ganó el favor del público. "Con Fisher alguien me necesita. Quizá yo pueda hacer feliz a alguien", pensó. 

La mala fama persiguió a Taylor durante una época y odió rodar Una mujer marcada, película que MGM le obligó a hacer por contrato y que le reportó su primera estatuilla dorada. Con el paso del tiempo, Reynolds y ella limaron asperezas. Fisher fue su cuarto marido, otro tipo que abusó de  su confianza y que no pudo hacer nada en cuanto Taylor cruzó su mirada con la de Richard Burton en el rodaje de Cleopatra. Aquello era pasión y con él vivió sus años más felices y también difíciles. "Oír su voz me produce un orgasmo", escribió ella sobre el amor de su vida. 

Oír la voz de Richard Burton me produce un orgasmo"

Con Cleopatra, Taylor se convirtió en la primera actriz en cobrar un millón de dólares. Sabía lo que valía y nunca tuvo miedo de pedir lo que quería. Vaticinó que la película sería grandiosa... y cara. La acusaron de ser una vampiresa alcohólica -le encantaba beber Jack Daniels con hielo y Dom Pérignon- y destrozafamilias por su relación con el actor galés, por aquel entonces casado y con dos hijas. A Burton también le iba el alcohol y tenía fama de mujeriego. Se escribían cartas en las que se declaraban su fogoso amor. Su relación levantó tal interés mediático que inventaron a los paparazzi. No podían salir sin ser perseguidos. 

Su estilo de vida frenético iba acompañado de alcohol y discusiones legendarias. No en vano, Kate Andersen Brower se detiene en explorar a fondo la relación del quinto -y efímero sexto- marido de la actriz. "Éramos mutuamente autodestructivos. Quizá nos habíamos amado demasiado", declaró sobre un hombre que la agasajó con las joyas más caras del mundo, incluida la Perla Peregrina. Hicieron en total once películas juntos, entre ellas ¿Quién teme a Virginia Woolf?, de Mike Nichols. El director, amigo de ambos, aseguró que "hay tres cosas que nunca vi hacer a Elizabeth: mentir, ser desagradable con alguien y ser puntual".

Elizabeth y Richard durante su primera boda en Montreal en 1964

Elizabeth y Richard durante su primera boda en Montreal en 1964

Getty Images

Burton era competitivo, se sentía culpable por haber abandonado a su familia y el Oscar que obtuvo Taylor no ayudó en nada a una relación debilitada. Estuvieron casados diez años, luego pasaron catorce meses separados y se volvieron a unir. "Somos como imanes -decía Elizabeth- que de forma alterna nos atraemos pero, inexorablemente, luego nos rechazamos". A los 44 años sabía que jamás amaría a nadie como a Richard, pero se negó a ser la víctima. 

Del séptimo cónyuge, el ex senador republicano John Warner, aprendió a moverse en política cuando quiso recaudar fondos para la lucha contra el sida, una causa en la que se volcó a raíz de la muerte de Hudson y a la que le costó encontrar apoyo mientras su carrera como actriz palidecía. En la mansión de Georgetown no era feliz y, a la vez que aumentaba su ingesta de alcohol y analgésicos para sus dolores de espalda, también engordó mucho. 

Richard (Burton) y yo somos como imanes que de forma alterna nos atraemos pero, inexorablemente, luego nos rechazamos"

La lectura del libro nos descubre a una Elizabeth Taylor que se va reinventando en cada altibajo de su vida. Sus adicciones la llevaron a desintoxicarse en la clínica Betty Ford y publicó un libro de autoayuda. Nunca dejó de hablarse con Burton y su muerte, en agosto de 1984 la dejó "muda de dolor". Tres semanas antes de fallecer, Richard le dijo a su hermano: "Elizabeth y yo no rompimos y no romperemos jamás". Un amor al límite el suyo que queda reflejado en una carta sin fecha del actor a Taylor: "Bien, en primer lugar, debes saber que te venero. Segundo, y con riesgo de repetirme, te amo. Tercero, y aquí hago gala de mi dominio del idioma, no puedo vivir sin ti". 

Coco Chanel le insistió en que crease un perfume y Taylor se hizo rica con la venta de Passion y White diamonds, fragancias muy populares. En 1990 estuvo a punto de morir por una neumonía de la que se recuperó milagrosamente y también hizo frente a un tumor cerebral. El libro da cuenta de su lucha contra las numerosas enfermedades que contrajo. Tenía escoliosis y osteoperosis y acabó en silla de ruedas. Eso sí, siempre aparecía en público muy bien maquillada y peinada y luciendo sus espectaculares joyas. Glamur hasta la muerte.

Con Rock Hudson en el rodaje de 'Gigante'

Con Rock Hudson en el rodaje de 'Gigante'

Libros Cúpula

Celebró su última boda con el trabajador de la construcción Larry Fortensky el 6 de octubre de 1991 en Neverland, propiedad de su íntimo amigo Michael Jackson. El rey del pop siempre confió en la actriz. "Ella comprende", afirmó. Fortensky era demasiado vulgar, 20 años más joven y terminaron su matrimonio cinco años después. 

Entre sus numerosos romances menos conocidos figuran Frank Sinatra, Carl Bernstein y se besó con David Lynch. Su última conquista fue más bien platónica con Colin Farrell, actor irlandés 44 años más joven que le recordaba a Richard, le leía poesía y fue un gran compañero en sus dos últimos años de vida, apagada por una insuficiencia cardíaca congestiva. "Su personalidad era tan sencilla", rememora Lionel Ritchie. Para su amiga Demi Moore, "la vida de Elizabeth fue más cautivadora de lo que podía serlo cualquier película". En definitiva, "una estrella mayor que la vida misma" como fue calificada por los medios anglosajones. 

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