Para una película como ‘La zona de interés’, mira este drama lleno de terror KINBEN ESPANOLAS

Advertencia desencadenante: el siguiente artículo menciona la violencia física y el abuso sexual.

El panorama

• Haneke’s
  La cinta blanca
  conecta sutilmente la brutalidad en las aldeas antes de la Primera Guerra Mundial con el ascenso de la Alemania nazi, instando a los espectadores a recordar las lecciones de la historia.
• A través de una cruda cinematografía en blanco y negro y una escalofriante violencia implícita, Haneke crea una atmósfera llena de terror en
  La cinta blanca.
• La exploración de la película del mal sistémico, que abarca desde niños hasta adultos, sirve como un conmovedor recordatorio del legado actual del nazismo.

Después de su semi-retiro no oficial, Michael Haneke se ha alejado del centro de atención y silenciosamente ha desaparecido del radar. Pero no olvidemos que fue una figura definitoria del cine de la década de 2000. Uno de sus mayores logros es su triunfo consecutivo en el Festival de Cine de Cannes, ganando dos Palmas de Oro seguidas. La primera de estas victorias fue para su película de 2009. La cinta blancaque merece especial atención y reevaluación después del gran éxito del drama sobre el Holocausto del año pasado. La zona de interés. De muchas maneras, La zona de interés es un sucesor espiritual de La cinta blancapero Haneke toma Zona director Jonathan GlazerLa espeluznante realización cinematográfica disociativa va aún más lejos, justo donde está sentado el público.

¿Qué es ‘la cinta blanca’?

Si La zona de interés puede llamarse un drama del Holocausto, entonces La cinta blanca es un drama anterior al Holocausto. Ambientada un año antes de la Primera Guerra Mundial, La cinta blanca tiene lugar en un pueblo agrícola alemán ficticio, donde están sucediendo una serie de bromas misteriosas y mortales. Los aldeanos viven bajo el puño de hierro de unas pocas figuras patriarcales. Uno de ellos es El Pastor (Burghart Klaussner), que castiga las transgresiones menores de sus hijos reprendiéndolos públicamente, azotándolos y atando cintas blancas en sus brazos. Como el bondadoso maestro del pueblo (Christian Friedel) comienza a sospechar de los niños como culpables de los crímenes, pronto descubre que el mal está de arriba a abajoy no hay justicia en un sistema podrido.

Dirigida por un austriaco, La cinta blanca Fue filmada íntegramente en Alemania y hablada en alemán. Después de una pequeña controversia, la película finalmente representó a Alemania en los Oscar y obtuvo con éxito una nominación a la Mejor Película en Lengua Extranjera, junto con otra a la Mejor Fotografía. Sus nominaciones son muy merecidas, ya que la fotografía en blanco y negro de la película, marcadamente contrastante, sólo resalta el sentido de actitudes didácticamente moralizantes del pueblo. Michael Haneke fue uno de los primeros defensores de la cinematografía digital con su película HDCAM. Ocultoy mientras La cinta blanca Fue su última película rodada en celuloide, la estética brillante y nítida de la película ciertamente habla de una sensibilidad moderna a diferencia de las películas de época exuberantes y llenas de nostalgia. Más tarde, Glazer llevaría este enfoque a una urgencia aún más contemporánea, dando a su Zona de Interés una apariencia digital inspirada en los reality shows.

Haneke esconde ante el público el verdadero mal de ‘La cinta blanca’

Sin embargo, la cinematografía no es ni siquiera el aspecto más sorprendente de La cinta blanca. La cinta blanca Está narrado por The Teacher después del hecho, con la voz de un actor mayor. Este recurso omnisciente sitúa la perspectiva de la película al menos unas décadas más tarde, y todos sabemos lo que ocurrió en Alemania entre los años 1930 y 1940. Lo más notable de la película es que todos los niños crecerán y se convertirán en adultos de la Alemania nazi, y este hecho no lo pronuncia en absoluto Haneke: no necesita pronunciarlo. El escalofriante conocimiento que el público tiene sobre el nazismo hace que toda la experiencia de ver la película sea aterradora; Es como un choque de trenes que sabes que se avecina. El enfoque de Glazer es colocar el mal del Holocausto detrás de un muro, utilizando la implicación para alimentar la imaginación del público; Haneke va un paso más allá y lo sitúa directamente en el auditorio del público, alimentándose de nuestro conocimiento profético. Entabla una conversación directa con nosotros, involucrándonos en lo que de otro modo sería un drama banal de asuntos internos. El mantra de “mostrar, no decir” del cine de Hollywood ha llevado a que las voces en off sean en gran medida mal vistas, pero Haneke encuentra una manera de utilizarlo con un significado amplio y potente.

Al igual que Glazer, Haneke también utiliza la implicación. Uno de los primeros ejemplos de violencia es cuando el Pastor golpea a dos de sus hijos mayores por quedarse fuera hasta tarde. Se describe su detallada conferencia; Se rastrea al niño que recibe su bastón. Sin embargo, cuando el azote realmente ocurre, Haneke lo esconde detrás de una puerta, insinuándolo solo a través del sonido. Al igual que en La zona de interés, esta implicación auditiva es incluso más efectiva que la descripción directa; Mientras que la exhibición en toda regla puede insensibilizarnos a la violencia, la implicación nos obliga a llenar el espacio en blanco con nuestra imaginación y, por lo tanto, tener en cuenta plenamente la violencia. Otra similitud con La zona de interés está exponiendo la hipocresía de los adultos. Glazer muestra a su comandante de Auschwitz, Höss (casualmente también interpretado por Christian Friedel) teniendo relaciones sexuales con las personas que quiere exterminar, mientras Haneke corta a El Pastor amonestando a su hijo por masturbarse ante otro patriarca que comete violencia sexual. Una vez más, Haneke utiliza herramientas cinematográficas para sugerir su punto, obligándonos a establecer la conexión.

Michael Haneke sugiere una teoría del mal

¿De dónde sacaron los niños su maldad? No nació de la nada y Haneke lo remonta a la generación de sus padres. Si bien la mayoría de las películas de la Segunda Guerra Mundial se contentan con representar a los nazis como malvados absolutos, casi como una entidad alienígena, Haneke revela sus raíces sistémicas. Al vivir bajo una opresión generalizada, donde la violencia verbal y física es común, los niños recurren a la violencia como salida. Su comportamiento es castigado con aún más violencia, formando un círculo vicioso. Después de observar La cinta blancaNo es difícil inferir de dónde sacaron los arquitectos del Holocausto la idea de marcar a los prisioneros: sus padres se lo hicieron a ellos. Los patriarcas de la aldea frecuentemente hacen sentir culpables, sermonean y reprenden a sus hijos con absoluta condescendencia y cero confianza; no es el diálogo de un padre con sus hijos, sino el de un tirano con sus súbditos. Más adelante en la vida, los niños hablarían de la misma manera que los funcionarios nazis a sus oprimidos. Y cuando el mal es sistémico, transmitido de generación en generación, no está aislado. Cuando está arraigado en el entorno más sencillo y metafórico de un pueblo rural, es omnipresente. El mal del nazismo no es exclusivo de su época y no desapareció milagrosamente después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente después de generaciones de personas que vivieron con él. Eso significa que todavía vive con nosotros, como se ve en la negación del Holocausto, el continuo ascenso del neofascismo de derecha, los regímenes autoritarios y los genocidios que aún tienen lugar. Al establecer este vínculo casi hereditario con el mal, Haneke nos recuerda urgentemente que no olvidemos el pasado.

Sistémica es la cualidad que Haneke expone con razón, no sólo en la violencia física, sino en todas las operaciones de la aldea. Demasiadas películas están ansiosas por pretender que la injusticia es un caso aislado, y una vez que un villano es derrotado, la bondad del mundo se restablece y se puede confiar en el sistema. Pero el mundo no funciona así. El pastor acusa a los niños de quedarse fuera demasiado tarde, cuando nos mostraron a los niños visitando a la familia de un médico herido sin recibir atención. No escuchó ni permitió que sus hijos se defendieran, condenándolos a un castigo inmediato, y es esta sensación de injusticia opresiva la que impregna la película, incluso más terrible que los estallidos de violencia. ¿Les va mejor a los adultos? Cuando El Maestro finalmente reúne pruebas convincentes sobre la complicidad de los niños, los niños se hacen los tontos y lo engañan haciéndole creer que está loco. Cuando se los presenta al Pastor, éste amenaza con denunciarlo por atreverse a cometer la atrocidad moral de difamar a niños respetables. El Maestro ha sido la única alma sensible a lo largo de la película, actuando como un sustituto del público que observa la aldea y, al final de la película, está totalmente derrotado por este muro de tiranía irracional. Desde niños hasta adultos, nadie puede escapar de la cultura sistémica y opresiva del autoritarismo. No hay ninguna pretensión de triunfo sobre el mal, ya que la solución que se nos presenta es que El Maestro abandone la ciudad de una vez por todas.

Esto sin mencionar subtemas como la cultura de la violencia de género contra las mujeres y el abuso de la ideología por parte de la Iglesia para promulgar aún más violencia. Incluso dentro de la filmografía de Haneke, La cinta blanca se ha pasado un poco por alto por su sequedad, pero bajo este exterior de aspecto sencillo, Haneke revela una enorme visión de la naturaleza humana. Al igual que Glazer, identifica correctamente el mal y el abuso como sistémicos e institucionales, y se atreve a elaborar una teoría sobre los orígenes del nazismo. Puede que no sea una experiencia agradable, pero La cinta blanca Es una visualización imprescindible.

La cinta blanca está disponible para alquilar o comprar en Prime Video en EE. UU.

MIRAR EN VIDEO PRINCIPAL