Si las quinielas no se equivocan, la noche del 27 de marzo es muy posible que Chris Miller (Everett, Washington, 1975) y Phil Lord (Miami, Florida, 1975) salgan de la 94.ª ceremonia de los Oscar con su segunda estatuilla bajo el brazo. La primera la recogieron como premio por su trabajo en 'Spider-Man: Un nuevo universo' (2018), y este año parten como favoritos por su faceta como productores de 'Los Mitchell contra las máquinas'. Un galardón que confirmaría su contribución al cine de animación de la última década, en la que pese atener solo dos títulos en su currículo como directores –'Lluvia de albóndigas' (2009) y 'La LEGO Película' (2014)–, su influencia y ascendente es innegable. Desde que en 2002 sacaran su primer proyecto de dibus adelante –la serie 'Clone High', para MTV, que la cadena canceló tras 13 episodios porque uno de sus personajes, un Ghandi fiestero pasado de vueltas, motivó que más de 100 personas iniciaran una huelga de hambre en la India–, su mano se ha dejado ver en films tan distintos como 'Shrek tercero' (2007), 'Kung Fu Panda' (2008), 'Cómo entrenar a tu dragón' (2010) o 'La fiesta de las salchichas' (2016), por citar solo unos pocos.

En estos años, Lord & Miller también han producido, escrito y dirigido proyectos de carne y hueso, ya sea para el cine (la saga 'Infiltrados en el Instituto') como para la TV ('Cómo conocí a vuestra madre', 'Brooklyn Nine-Nine' o 'El último hombre en la Tierra'), alternando éxitos rotundos con fiascos como el que les llevó a abandonar, por "diferencias creativas", la dirección de 'Han Solo: Una historia de Star Wars' (2018),cuando llevaban ya más de la mitad dela cinta filmada. Con 'The Afterparty', este dúo cristaliza un proyecto que "nació hace más de 10 años, cuando en un impasse en la producción de 'Lluvia de albóndigas', Chris escribió un guion demás de 450 páginas para una película de misterio", cuenta Lord.

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Uno dice una cosa, el otro dice otra

"Hacía años que me rondaba esta idea por la cabeza", sigue Miller. "La de rodar una cinta de misterio con un asesinato en una fiesta de viejos alumnos contada desde distintas perspectivas, a lo 'Rashomon', en la que cada perspectiva se enmarcara en un género distinto: una comedia romántica, un thriller, un musical... Esa idea fue evolucionando y, con la explosión del streaming, nos preguntaron si teníamos algo que pudiera funcionar y pensamos que 'The Afterparty' podía encajar. De hecho, cuando era una película, creo que resultaba demasiado episódica y algunas de las tramas no recibían el trato que se merecían. En forma de serie, podíamos ir más allá y dedicarle un capítulo a cada narrador y su punto de vista. Creo que hemos salido ganando. Y no, el guion no tenía 450 páginas", ríe Miller, que con esta serie debuta como director en solitario, pese a que, apunta, "Phil ha estado en ella desde el principio". Algo que Lord confirma: "Tampoco ha sido tan distinto a nuestros proyectos anteriores", ríe. "Llevo pasándole notas sobre la serie desde hace mil años. Pero teníamos muchas cosas sobre la mesa y era lo mejor. Es una de las ventajas de trabajar en pareja".

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La señorita Amapola. La biblioteca. El candelabro.

"Escribir una historia clásica de misterio es como resolver un problema de matemáticas", continúa Miller. "Te planteas: ¿qué personajes necesito para contar lo que quiero contar? ¿Cómo estructuro la trama y dónde coloco las pistas para construir el final que necesito para sorprender al espectador? Para que piensen: 'Vaya, tendría que haber visto eso. Todas las piezas estaban ahí, pero no sabía dónde mirar'. Esa es la esencia y la aspiración última de todo whodunit".

Y para construirlo, Lord y Miller tiraron de los elementos imprescindibles: una víctima, Xavier (Dave Franco), una estrella a lo Justin Bieber que en el instituto era un don nadie; un escenario del crimen, la lujosa villa del asesinado, dispuesta como un tablero de Cluedo; una detective, Danner (Tiffany Haddish), que ve la vida como si estuviera en una película, y los posibles asesinos, cada uno con una cuenta pendiente que saldar en esa reunión de viejos alumnos: Brett (Ike Barinholtz), el duro de la clase recién separado de su novia de siempre Zoe (Zoe Chao); los empollones, Aniq (Sam Richardson) y Yasper (BenSchwartz); la bala perdida, Chelsea (Ilana Glazer); la hípster incomprendida, Indigo (Genevieve Angelson), o Walt(Jamie Demetriou), al que nadie recuerda en la escuela. "Cada uno tiene su historia y sus razones", cuenta Lord. "Ha sido una gozada trabajar con ellos y ajustar sus interpretaciones para acto seguido reventarles todo lo que habían hecho y adaptarlas a otro género. Lo han llevado muy bien", bromea.

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Las ocho caras de la verdad

"Lo que singulariza 'The Afterparty' es que no tiene un look definido como la mayoría de series. Tiene ocho, uno para cada episodio", sigue Lord antes de que Miller recoja su testigo: "Creo que tenemos que destacar el trabajo de Carl (Herse, director de fotografía). Tuvo que preparar ocho estilos distintos, ocho plannings de iluminación, ocho formas de filmar. Y lo mismo con Daniel Pemberton, el compositor de la banda sonora, que tuvo que dar con ocho formas de abordar un tema que se sintieran únicas, pero a la vez encajaran en un conjunto. La libertad que da el streaming, en proyectos como este, es un lujo", sigue Miller. "En el cine tienes que meter todo lo que quieres contar en una especie de caja de dos horas. Aquí el abanico de posibilidades es mayor, pero el reto sigue siendo el mismo: contar una buena historia". Los dos apuntan que el episodio que más han disfrutado, pese al trabajo que conlleva, "es el musical". Y abren la puerta a más asesinatos en una segunda temporada: "No hemos podido encajar un montón de ideas y estilos en esta entrega. Sería genial poder hacerlo en el futuro... Hay asesinatos para rato".

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