Resumen de Antonio y Cleopatra

William Shakespeare

Antonio y Cleopatra

Esta tragedia en cinco actos en verso y prosa de William Shakespeare fue escrita probablemente alrededor de 1606-1607, estrenada seguramente en 1607 y publicada en el infolio de 1623. La fuente es, sin duda, la vida de Marco Antonio de las Vidas paralelas de Plutarco, en la versi�n de North. Shakespeare emple� tambi�n La historia romana de Apiano y pudo consultar otras obras inglesas sobre dicho tema.

El drama presenta a Marco Antonio en Alejandr�a, esclavo de la belleza, ya madura, de Cleopatra. Reclamado por la muerte de su mujer Fulvia y por los sucesos pol�ticos, Marco Antonio vuelve a Roma, donde se pone fin al antagonismo entre �l y Octavio Augusto con su matrimonio con la hermana de Augusto, Octavia, suceso que provoca los celos de Cleopatra.


Fotograma de Cleopatra (1934), de Cecil B. DeMille

Pero esta uni�n no dura: Antonio abandona a Octavia y vuelve a Egipto, donde la cadena de la voluptuosidad vuelve a ligarle. Se asiste a su descomposici�n espiritual, s�lo interrumpida de tarde en tarde por impulsos generosos que recuerdan al guerrero de otros tiempos, como cuando con su generosidad confunde de verg�enza a Enorbarbo, que le hab�a abandonado y que ahora se mata, despreci�ndose a s� mismo.

Despu�s de la batalla de Actium, Marco Antonio es perseguido hasta Alejandr�a por Octavio Augusto y all�, tras un ef�mero �xito, sufre la derrota final. Ante la falsa noticia de la muerte de Cleopatra, primero pide a su secuaz Eros que le mate, pero Eros no acepta y se mata en lugar de atravesar a Antonio. Antonio, siguiendo su ejemplo, se deja caer sobre la espada. Llevado al mausoleo donde se ha refugiado Cleopatra, expira en sus brazos. Cleopatra, para evitar la verg�enza de figurar en el triunfo de Augusto, decide truncar su vida con la mordedura de un �spid; con ella se matan Carmiana y las dem�s doncellas.

Antonio y Cleopatra es la tragedia del hombre de acci�n cuya voluntad languidece y se debilita en las espirales de una lujuria que percibe indigna pero irresistible. Y nunca una tragedia similar ha sido conseguida con tintas tan fastuosas y encantadoras. Gran parte de la fascinaci�n proviene del car�cter de Cleopatra, representado por el poeta en toda su movilidad y facetas de seductora; verdaderamente moderno y capaz de imprimir un ritmo vivo, r�pido y caprichoso a ciertos di�logos, de sabor fresqu�simo, en comparaci�n con las retah�las pedantes de las reinas del teatro �ulico del siglo XVI.

Pero la atm�sfera de lujo barroco, y la alegr�a de colores iridiscentes y de im�genes exuberantes, difundida por todo el drama, hace de �l algo aparte en la producci�n shakesperiana. Por otra parte, la rapidez y la extra�eza de las muertes, la vehemencia de algunas im�genes crueles (como, por ejemplo, cuando Cleopatra se ve ya mostrada a la ululante plebe romana y grita: "Ponedme antes desnuda en el fango del Nilo y dejad que las moscas del r�o cubri�ndome de gusanos hagan de m� algo inmundo"), la insistencia sobre el tema de la serpiente (Antonio dice de Cleopatra, acarici�ndola: "�D�nde est� mi serpiente del viejo Nilo?" y Cleopatra, parecida a una serpiente en sus lisonjas y enga�os, se mata con un �spid) dan al drama un gusto de encantadora y perversa perdici�n que parece ya casi rom�ntico.

Todo el Oriente enjoyado y siniestro que atraer� a Théophile Gautier y a Gustave Flaubert est� ya m�s que insinuado en la obra de Shakespeare. Pero no s�lo la atm�sfera de fastuosa y letal voluptuosidad de Antonio y Cleopatra fue recogida por los rom�nticos; en algunas escenas de interrogatorio y de misteriosos resentimientos (IV, 3) se encuentra ya un modelo de la atm�sfera de ansiedad evocada en tantos dramas de Maurice Maeterlinck.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].