Nicolás Copérnico

Nicolás Copérnico, considerado el padre de la astronomía moderna y, por tanto, uno de los astrónomos más importante de la historia, es especialmente recordado por su obra De revolutionibus orbium coelestium (Sobre los giros de los cuerpos celestes).

En ella, Copérnico demuestra que la Tierra no es el centro del universo, sino un cuerpo celeste más entre los miles de millones que vagan por el vasto universo.

Para lograr tal proeza, Copérnico debió enfrentarse a las incuestionables postulaciones de Claudio Ptolomeo, las cuales no solo gozaban del beneplácito de la Iglesia católica, ortodoxa e incluso de las incipientes Iglesias protestantes, sino también del propio statu quo de Europa en general.

La historia de Copérnico es, cuando menos, impresionante, puesto que fue él el encargado de exponer a la astronomía moderna ante la infinidad del universo, aun sabiendo que con ello despertaría un enorme sentimiento de repudio entre las mentes más dogmáticas e intransigentes de la época.

Resumen de la vida de Nicolás Copérnico

  • Nombre de nacimiento: Niklas Koppernigk.
  • Nacimiento: 19 de febrero de 1473, Thorn, Prusia Real, Reino de Polonia (actual República de Polonia).
  • Fallecimiento: 24 de mayo de 1543 (a los 82 años de edad tras sufrir un accidente cerebrovascular).
  • Sepultura: catedral Basílica de la Asunción de la Virgen y San Andrés Apóstol, Polonia.
  • Padre: Niklas Koppernigk.
  • Madre: Bárbara Watzenrode.
  • Hermanos: Andrzej, Barbara y Katarzyna Koppernigk.
  • Cónyuge: sin cónyuges.
  • Hijos: sin hijos.

Biografía de Nicolás Copérnico

Estudios de Nicolás Copérnico

Cuando era un niño de tan solo diez años de edad, Copérnico tuvo que enfrentar la muerte temprana de su padre, Niklas, y, si bien aún tenía a su madre consigo, el pequeño Nicolás quedó bajo la tutoría y el cuidado de su tío, Lucas Watzenrode, quien llegó a ser príncipeobispo de Warmia.

Nicolás Copérnico
Retrato de un joven Nicolás Copérnico, obra de José Planella Coromina (siglo XIX).

Gracias a su tío, el pequeño Copérnico recibiría una excelente educación, ingresando a los dieciocho años de edad a la Universidad de Cracovia.

Contrario a lo que se podría creer, Copérnico no se dedicó desde temprana edad al estudio de los cuerpos celestes; de hecho, en Cracovia dedicaría cinco años a estudiar humanidades.

Tiempo después, Copérnico viajaría a Italia para inscribirse en la que es considerada actualmente la universidad más antigua de toda Europa: la Universidad de Bolonia.

Allí, Copérnico estudiaría Derecho canónico, medicina y filosofía; además se dedicaría a estudiar griego antiguo y a trabajar como asistente del astrónomo Dominico de Novara.

A pesar de ser un polímata por excelencia, y de poder haberse dedicado a distintas áreas de la ciencia, Copérnico quedaría seducido por completo por la astronomía.

De esta manera, la incipiente pasión de Copérnico por la astronomía le llevaría viajar a Roma, dedicando allí parte de su vida al estudio de los astros del firmamento.

Si bien su amor por la astronomía era indudable, Copérnico no pudo negar su inclinación polímata, por lo que, poco después de viajar a Roma, volvería a la ciudad italiana de Ferrara a culminar la carrera de Derecho, obteniendo el grado de doctor en Derecho Canónico en la Universidad de Ferrara.

Sobre los giros de los cuerpos celestes: la obra insigne de Copérnico

Copérnico, Ptolomeo y el statu quo

En pleno auge del Renacimiento, Italia se había convertido en un verdadero torbellino intelectual; ideas nuevas flotaban en el aire y las antiguas parecían entrar en declive, y Copérnico era consciente de ello.

En primer lugar, Copérnico se percató de que, contrario a la creencia popular y a la impuesta por el statu quo, la Tierra no era un cuerpo inmóvil, sino que esta, al igual que el resto de cuerpos celestes, giraba en torno a su propio eje de oeste a este, siendo el movimiento diario de los cielos el resultado de la rotación de la Tierra.

Copérnico observando un eclipse de luna en Roma
Copérnico observando un eclipse de luna en Roma, obra de J. Presno.

En este sentido, Copérnico encontraba ya bastante desgastada la teoría ptolomeica, la cual había sido postulada por el matemático y astrónomo griego Claudio Ptolomeo en su tratado astronómico Almagesto hacia mediados del siglo II d. C.

Las dudas de Copérnico sobre la teoría ptolomeica y el sistema geocéntrico no eran descabelladas ni mucho menos. Un claro ejemplo de ello era la ineficiencia que comenzaba a mostrar la teoría ptolomeica en el cálculo de la trayectoria de determinados cuerpos celestes.

Así, pues, Copérnico dedujo que, probablemente, no eran las fórmulas de Ptolomeo las que estuviesen equivocadas, sino todo su sistema geocéntrico en sí mismo.

La teoría ptolomeica y el sistema geocéntrico

Ptolomeo explicaba el movimiento retrógrado (viajar de este a oeste) de los planetas exteriores (en aquel entonces, Marte, Júpiter y Saturno) mediante un complejo sistema de trayectorias en la que suponía que cada planeta giraba en torno a un pequeño círculo, cuyo centro describía otro más grande, de oeste a este, en torno a la Tierra.

Bajo la premisa de la teoría ptolomeica, habría momentos en los que el planeta exterior tendría que moverse de este a oeste en el círculo más pequeño, siendo la combinación de dichos movimientos la explicación del movimiento retrógrado que presentaban planetas como Marte, Júpiter y Saturno cada año.

Aristarco de Samos y el sistema heliocéntrico

Hacia el año 1500, las observaciones celestes se habían acumulado excesivamente, por lo que cada vez resultaba más complicado calcular los movimientos de los cuerpos celestes mediante el uso de la teoría ptolemaica.

En aquel entonces, Copérnico recordaría que cierto astrónomo griego llamado Aristarco de Samos había postulado una teoría en la que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al contrario hace muchísimo tiempo.

Nicolás Copérnico explicando su teoría
Nicolás Copérnico explicando su teoría, obra de Michał Elwiro Andriolli (año 1873).

Si bien Copérnico sabía que Aristarco tenía razón, este temía que las personas le despreciasen de la misma manera que sucedió con Aristarco en el siglo III a. C., o, lo que es peor, que le consideraran y condenaran por herejía o por contradecir la Biblia.

Las trayectorias planetarias en el sistema heliocéntrico

En el sistema heliocéntrico, los planetas describen una trayectoria circular en torno al Sol, la cual tardará determinados días terrestres en completarse según la distancia de dichos cuerpos celestes respecto a su estrella.

Así, por ejemplo, dado que la Tierra completa su año sideral mucho más deprisa que Marte, llegará un momento en el que la Tierra lo adelantará en su trayectoria, por lo que Marte comenzaría a manifestar una aparente desaceleración para, después, empezar a retroceder (viajar de este a oeste) durante 73 días.

Esta explicación del movimiento retrógrado, según el sistema heliocéntrico, no se aplicaría únicamente a Marte, sino también al resto de planetas conocidos hasta entonces (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno).

Finalmente, Copérnico concluyó que las matemáticas necesarias para representar los movimientos planetarios resultaron ser mucho más sencillas en su sistema que en el ptolomeico.

Sin embargo, Copérnico decidió proceder con cautela, puesto que era consciente de la magnitud de sus postulaciones y del impacto que esta supondría en las mentes más dogmáticas e intransigentes de la época.

De Comentario a De revolutionibus orbium coelestium

Tras varios años de estudio, y aún con el miedo de ser acusado de hereje, Copérnico decidió publicar en forma manuscrita y anónima su primera obra astronómica, Comentario, en 1515.

Copérnico
Astrónomo Copérnico, conversación con Dios, pintura al óleo de Jan Matejko (año 1872).

En tan solo 40 páginas, Copérnico expondría su modelo heliocéntrico del universo y, si bien nunca firmó ni público oficialmente tal obra, esta circularía rápidamente entre sus amigos y colegas astrónomos, encontrando tanto entusiastas como detractores.

A medida que Comentario y distintos resúmenes de la teoría heliocéntrica circulaban por Europa, Copérnico se ganaría la enemistad del mismísimo Martín Lutero, el padre del protestantismo, quien llegó a considerarlo como un necio y un negacionista de la palabra de Dios.

Ante tal situación, y en pleno auge de la Reforma protestante, Copérnico decidió postergar la publicación de su obra maestra por poco más de una década.

Finalmente, en 1543, Copérnico decidiría compartir su obra maestra, De revolutionibus orbium coelestium, con sus dos amigos más cercanos: el obispo Tiedemann Giese y George Joachim Rheticus, quien era, además, su discipulo.

Sin embargo, ni el obispo Tiedemann ni Rheticus serían los encargados de publicar la obra de Copérnico, pues tal hazaña recaería en la persona de Andreas Osiander, a quien Rheticus le encargó la publicación del libro.

Si bien Osiander aceptaría la petición de Rheticus de publicar el libro de Copérnico, este escribiría, de manera preventiva, un prefacio en el que se desestimaba, de antemano, lo que se estaba por leer.

Nicolás Copérnico en su
Un enfermo Copérnico recibe la primera copia de su libro en este dibujo de José Planella Coromina (siglo XIX).

De esta manera, Osiander, quien era pastor luterano, pudo librarse de ser acusado de negacionista y, al mismo tiempo, dar a conocer la obra maestra a la que Copérnico dedicó 25 años de su vida.

Inventos y descubrimientos de Nicolás Copérnico

Las siguientes son tan solo algunas de las aportaciones realizadas por Nicolás Copérnico a la ciencia y a la sociedad moderna:

  • Planteamiento de un modelo heliocéntrico del universo (heliocentrismo).
  • Establecimiento de una correlación entre la materia y la gravedad. Así, a mayor masa, mayor poder gravitatorio.
  • Definición del calendario gregoriano (como revisionista).
  • Postulación de la teoría de los tres movimientos de la Tierra (rotación, traslación y movimiento de oscilación cónico de su propio eje).
  • Establecimiento del orden de las órbitas de los planetas.
  • Explicación de la retrogradación o movimiento retrógrado de los planetas.
  • Simplificación del procedimiento matemático necesario para realizar el cálculo de la trayectoria de un cuerpo celeste.
Referencias

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