No hay estadísticas capaces de evaluar el poder mediático, emocional y político de un personaje como la princesa Diana de Gales. Hasta que comenzó a aparecer en los medios de comunicación y se formó el revuelo que se formó no había habido un personaje público de tal magnitud. Solo hay un caso comparable al suyo, el de la princesa Sissi, emperatriz de Austria y princesa de Hungría, que también hizo correr ríos de tinta en el siglo XIX.

Sissi y Diana vinieron a cambiar para siempre la imagen que teníamos de la monarquía, sobre todo la británica, con Isabel II a la cabeza. Esas familias reales estiradas, en las que el protocolo mandaba sobre las emociones, en las que los miembros parecían robots más que personas, como bien ha retratado la serie 'The Crown'.

Diana Spencer nos recordó a todas que una princesa podía llorar, podía reír a carcajadas, podía correr metida en un saco de patatas, podía estrujar entre sus brazos a sus pequeños, podía enamorarse del hijo de un magnate, podía coger la mano a un enfermo de VIH sin temor a contagiarse o darse paseos por un campo lleno de minas antipersona...

La suya fue una vida de película (y series) pero ahora, además, se ha convertido en una vida de novela. 'Reina de corazones' (Planeta) es el título del libro en el que la autora Julie Heiland viene a narrar con detalle la etapa más conocida de la vida de la princesa, desde que conoce a Carlos de Inglaterra en 1977 hasta el 'annus horribilis' de su divorcio, en 1992.

diana de gales en su casa de highgrove
Tim Graham//Getty Images

"Quería hacerle justicia a Diana, ese fue probablemente el mayor reto [de la novela]. Lograr sumergirme en sus emociones y en esta dramática historia fue un proceso difícil y doloroso", explica la escritora. "De joven yo también sufrí bulimia, y es una época que no me gusta recordar, pero, para la novela, volví a zambullirme por completo en mis emociones y pensamientos de entonces y lo di todo para plasmarlos en el papel con la mayor honestidad posible", señala Heiland, con quien hemos conversado para que nos de su opinión sobre la monarquía y sobre la Princesa del Pueblo.

Diana de Gales: el drama, desde pequeña

Diana nació el 1 de julio de 1961 en Norfolk, hija de Edward John Spencer, vizconde de Althorp y de Frances Ruth Burke Roche. El problemático divorcio de sus padres le afectó profundamente, pero en su hogar nunca fueron las cosas fáciles para ella porque, después de dos niñas, Lady Jane y Lady Sarah, la familia esperaba un varón. Su nacimiento fue un disgusto, aunque luego llegaría Charles, el esperado hijo y hermano; el garante de su legado. Diana se quedó bajo la custodia de su padre.

Acudió a la Riddlesworth Hall School y luego a un internado, la West Heath School. Era conocida por su timidez, por su talento para tocar el piano y para el baile y por lo buena compañera que era. Tras cursar estudios en el Instituto Alpin Videmanette de Suiza, se trasladó a Londres, donde consiguió una plaza como ayudante en una guardería, a la que iba a trabajar desde su piso de Coleherne Court que compartía con varias amigas.

Sus compañeras bromeaban con su relación con el príncipe Carlos. Él era 13 años mayor que ella; se conocieron cuando Diana era una niña y jugaba con los hermanos pequeños del heredero, Andrés y Eduardo. El príncipe de Gales buscaba una mujer apropiada para el trono. Camilla Parker-Bowles, el amor de su vida, no podía ser, pues estaba casada y tenía hijos. Habría sido un escándalo y alguien hubiera recordado la historia de Eduardo VIII y Wallis Simpson.

lady diana spencer
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Lady Di, en una imagen de 1980, antes de conocerse su compromiso con el príncipe de Gales.

Como todos sabemos, Camilla acabó casándose con el príncipe Carlos y, respetando a Diana, la reina le dio el título de duquesa de Cornwall. "Camilla era infeliz en su matrimonio y, por lo tanto, estaba abierta a una aventura. Y a Carlos no le gustó que sus padres le dijeran que apartara de su vida a Camilla y que se casara con Diana", explica Julie Heiland. "Camilla sabe manejar bien el carácter narcisista de Carlos y mantenerse en un segundo plano. Tienen el mismo sentido del humor y las mismas aficiones". Por eso han encajado a la perfección, no como Lady Di.

Una boda de película

Aunque Carlos había pensado que la elegida podría ser Lady Sarah Spencer, la hermana mayor de Diana, al conocer a esta cambió de opinión. Además, cuando los medios de comunicación la comenzaron a seguir, quedaron fascinados por ella y por la relación extraña que se venía: el príncipe taciturno amante de la jardinería y la bella princesa fanática de la moda, el baile y los niños.

Carlos le propuso matrimonio a Diana el 6 de febrero de 1981, regalándole un anillo de oro blanco de 18 quilates coronado por un zafiro de Ceilán ovalado de 12 quilates rodeado de 14 diamantes en solitario. La joya es ya un icono y es la misma que utilizó el hijo de la pareja y futuro heredero, Guillermo, cuando se comprometió con Kate Middleton.

La boda se celebró el 29 de julio de 1981 en la Catedral de San Pablo, en presencia de 2.650 invitados. Diana llevaba un vestido de novia de tafetán confeccionado con seda y encaje antiguo y 10.000 perlas, creado por el equipo de diseño formado por los esposos David y Elizabeth Emanuel. Llevaba una tiara de la familia Spencer del siglo XVIII con un velo de 7 metros.

lady diana spencer el día de su boda
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Diana de Gales, el día de su boda, con el traje de Emanuel y los siete metros de velo. Tardó 3 minutos y medio en llegar al altar.

Diana y Carlos tuvieron dos hijos: el príncipe Guillermo Arturo Felipe Luis, nacido el 21 de junio de 1982, y el príncipe Enrique Carlos Alberto David, nacido el 15 de septiembre de 1984. Pero para cuando nació Harry, la relación entre ambos ya estaba bastante deteriorada y, como podemos leer en 'Reina de corazones', la princesa de Gales se había dado cuenta de que no era una relación de ensueño: "Éramos tres en el matrimonio", llegó a decir.

Además, a Carlos no le gustaba nada la popularidad de Diana. Sentía celos. La situación era un auténtico infierno para ambos. "Seguro que hubo días en los que Diana deseaba ser una mujer normal, una madre normal que pudiera ir de compras por la ciudad con sus hijos. Pero también era inteligente y supo aprovechar la atención que le proporcionaban su matrimonio con Carlos y su título", señala Heiland.

"Y aunque el revuelo de la prensa a menudo la asustaba y se convirtió cada vez más en un infierno para ella, también había una parte de ella que disfrutaba e incluso necesitaba la atención. Y aunque se arrepintió muchas veces de su decisión de casarse con Carlos y este le hizo mucho daño, también era su príncipe azul, su sueño hecho realidad. Diana era una romántica hasta la médula", explica la escritora de 'Reina de corazones'.

Los hijos le 'salvaron' la vida

En ese infierno, lo que salvaba la vida a Diana eran sus hijos, a los que procuraba ver todo el rato; le echaba muchas veces en cara a Carlos que no pasaba suficiente tiempo con ellos. "Diana colmó de amor a sus hijos, algo que no era habitual en la familia real en aquella época; el trato era, por lo general, más bien frío. Con su modo de educarlos, les enseñó a ser empáticos y cálidos. La acompañaban en sus visitas a los albergues para indigentes, y les enseñó que el lujo en el que vivían no era algo que debiesen dar por sentado. Pero también les demostró que era posible seguir a su corazón y no ser solo una marioneta del sistema", declara Julie Heiland.

diana, princesa de gales, en kensington palace, con sus hijos william y harry
Tim Graham//Getty Images
Diana, Princesa de Gales, en Kensington Palace, con sus hijos William y Harry.

La separación de los príncipes de Gales fue anunciada a finales de 1992, y su divorcio fue efectivo en agosto de 1996. Los quince años que transcurrieron entre 1981 y 1996 fueron una auténtica tragedia de depresión, bulimia e infidelidades por ambas partes. El libro 'Reina de corazones' recoge la relación que Diana mantuvo con James Hewitt, un oficial de caballería del ejército británico que traicionó a Lady Di vendiendo su historia de amor a la prensa.

"Hewitt destacó lo fácil que era enamorarse de Diana: resultaba imposible escapar de su extraordinaria aura. Creo que le gustaba mucho; después de todo, se ocupó con cariño de Guillermo y Enrique, llevó a Diana a casa de sus padres y la cuidó. Solo años después, cuando el matrimonio de Diana con Carlos se había roto oficialmente, vendió su historia", recuerda Julie Heiland.

A pesar del final terrible del matrimonio de los príncipes de Gales, con entrevistas en la BBC y libros biográficos que hicieron saltar las alarmas en Buckingham, la influencia de Diana en la monarquía británica (y, si apuras, en el resto de monarquías) es brutal. Isabel II "se ha dado cuenta de que la familia real tiene que avanzar con los tiempos y ser más abierta", opina la autora quien, si se tiene que quedar con un momento de la historia de Diana, elige una foto icónica: "Cuando visitó el Taj Mahal, el monumento del amor, sola... ¡fue genial! La foto que entonces dio la vuelta al mundo se convirtió en un símbolo de su soledad en un momento en que su relación con Carlos se estaba rompiendo o ya estaba terminando", declara.

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Un final también trágico

Cuando se divorció de Carlos, Diana siguió haciendo lo que más le gustaba, ser una activista social, apoyando diversas causas: las personas sin hogar, los enfermos de VIH, los niños necesitados, la concienciación contra las minas antipersona... Su popularidad se mantuvo y casi se hizo mayor tras su separación.

En 1997, cuando se supo que mantenía una relación con Dodi Al Fayed, hijo del dueño de Harrod's, el revuelo fue máximo. Era uno de los 'playboy' del momento. Estuvieron de vacaciones en Cerdeña, el sur de Francia y París y salían en todas las revistas, algo que parecía no gustar a la familia real: era la madre del futuro heredero de la corona británica.

Las teorías conspirativas argumentan en ese disgusto real la muerte de Diana de Gales, acaecida la madrugada del 31 de agosto de 1997, cuando sufrió un gravísimo accidente de tráfico en París. El coche en el que viajaba con Dodi, su guardaespaldas y el chófer se estrelló contra un pilar del puente del Alma mientras les perseguían los paparazzi.

diana, princess of wales and dodi fayed both partially visible in back seat, bodyguard trevor rees jones front, left and driver henri paul, in their mercedes benz s280, shortly before the fatal crash which killed diana, fayed and paul, paris, 31st august 1997 jacques langevins photo was presented as part of the evidence at the scott baker inquest into the crash, in which the jury found that diana and dodi had been unlawfully killed because of the reckless driving of henri paul and the pursuing paparazzi photo by jacques langevinscottbaker inquestsgovuk via getty images
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La última foto que se tiene de la princesa, en el Mercedes en el que sufrió el accidente, en la noche del 31 de agosto de 1997.

La trágica muerte de la princesa, que tenía solo 36 años, sacudió al mundo. Miles de personas acudieron a las puertas de Kensington Palace y de Buckingham para dejar ramos de flores, velas, dibujos... en su recuerdo. El planeta entero se quedó impresionado al ver a sus hijos, William (15 años) y Harry (12 años), desfilar tras el féretro de su madre, que iba en un carruaje tirado por seis caballos negros, en el funeral del 6 de septiembre.

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La víspera, Isabel II dio un mensaje dirigido a la nación en el que aseguraba que nadie "la olvidará jamás. Millones de personas que nunca la conocieron, pero que sintieron que la conocían, la recordarán. Por mi parte, creo que se pueden extraer lecciones de su vida y de la extraordinaria y conmovedora reacción a su muerte. Comparto su determinación de conservar su memoria".

¿Qué habría pasado si no hubiera muerto hace ahora 25 años? "Le encantaba ser socialmente activa y sacaba fuerzas de ello. Si todavía estuviera viva, seguro que desearía tener más paz y tiempo para ella y sus hijos", reflexiona Julie Heiland, que reconoce lo mucho que ha disfrutado escribiendo 'Reina de corazones'. "Fue un modelo para muchas mujeres. Creo que podemos aprender mucho de Diana", concluye.