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Marc Bloch historiador franc�s de los grandes del siglo XX, calificaba su profesi�n como la ejercida por alguien que no juzga, ni condena, solo busca explicaciones del pasado.

15 Mayo de 2024 15.44

�La historia la escriben los vencedores� es una frase acu�ada por George Orwell cuando era columnista para una revista brit�nica en 1944, luego Winston Churchill d�ndole su toque personal dir�a �la historia ser� generosa conmigo, puesto que tengo la intenci�n de escribirla yo…�, en los a�os setenta la espa�ola Carla Montero en su obra �El Invierno en tu rostro� afirm�: �La historia la escriben los vencedores, pero el paso del tiempo da voz a los vencidos�, en cualquier caso, el silencio de quienes aparecen como protagonistas de ciertos hechos, abre de par en par, la puerta de la injusticia y la maledicencia.�

Las campa�as de posicionamiento de verdades y mentiras hist�ricas, son una constante a lo largo de la existencia de la humanidad, unas contadas con estricto rigor t�cnico-cient�fico y otras escritas con verdadero cinismo y sin el menor escr�pulo.�

El dictador cubano Fidel Castro perfecto conocedor de las sensibles teclas de la historia, adelant�ndose al juicio futuro, escribi� el panfleto titulado �La historia me absolver� como justificaci�n de sus campa�as militares, cr�menes de lesa humanidad y atropellos en contra de sus adversarios pol�ticos que est�n presos o han muerto en la c�rcel. Comprobada est�, hasta la saciedad, la paup�rrima situaci�n de la Isla y su decadente r�gimen, el pueblo cubano sigue sumido en la miseria y el ostracismo, sin derechos y humillados por el todopoderoso y �nico partido comunista. Al final del camino, la historia ha condenado al jefe de los barbudos, mientras su descendencia goza de las mieles de su mal habida fortuna.

En nuestro pa�s, el sitio adjudicado al presidente Gabriel Garc�a Moreno no es el que merece, si bien es cierto se lo califica de tirano, giran en su entorno muchos prejuicios y verdades a medias, no se ha considerado, en su real dimensi�n, la incidencia que como gobernante tuvo y tiene hasta nuestros d�as.�

El academicismo que le honra al historiador socialista Enrique Ayala Mora, reconoce su compleja personalidad y su enorme acci�n p�blica�, no se puede ocultar la val�a de este presidente, cuya obra sigue presente, pues para hablar de �l, hay que citar obligatoriamente, la idea y decisi�n para iniciar la construcci�n del ferrocarril, as� como el �ptimo aprovechamiento de los recursos del estado.�

En educaci�n las cifras no pueden ser m�s reveladoras, el crecimiento en la poblaci�n escolar fue sorprendente, de 13.459 alumnos en el a�o 1867 a 32.000 escolares en 1875. Los hermanos cristianos, las religiosas de los Sagrados Corazones y las Oblatas para la educaci�n primaria, los Jesuitas para la secundaria y los alemanes para la Polit�cnica Nacional, est�n ah� para contar su historia. Al presidente Garc�a Moreno, los escritores ideologizados lo convirtieron en monstruo o redentor.

Lo propio ha sucedido con el General Leonidas Plaza Guti�rrez, el mal trato hist�rico alrededor de su figura es evidente, se le acus� de conspirar en 1911 contra el gobierno de Alfaro, cuando estaba en Nueva York planeando mudarse a Londres, se le acus� tambi�n de urdir el atroz arrastre de los Alfaro en 1912, cuando siempre ayud� al Viejo Luchador y firm� la capitulaci�n para evitar m�s muertes, despu�s de Yaguachi. Luego se dijo que naci� en Colombia para ejercer el poder entre 1901 y 1905, cuando existen pruebas contundentes de su nacimiento en la localidad de Charapot�-Provincia de Manab�.�

Seg�n la investigaci�n de Rafael Arroyo, el general fue v�ctima de su silencio, sostuvo erradamente que la verdad prevalecer�a y por lo tanto no era necesario defenderse, lastimosamente los libros de historia no consideraron sino solamente la versi�n perniciosa. Pasado el tiempo se ha descubierto la verdad. El citado autor exime de culpa, con pruebas, a Plaza Guti�rrez del crimen en el cual la muchedumbre enfervorizada particip� directamente.� ��� ��

Marc Bloch historiador franc�s de los grandes del siglo XX, calificaba su profesi�n como la ejercida por alguien que no juzga, ni condena, solo busca explicaciones del pasado. En tanto que, sin ninguna pretensi�n, sobre las circunstancias hist�ricas se�aladas, esta pluma las expone, para que usted estimado lector, las analice, investigue, digiera y concluya.� ��

El Teniente sonreir� en el cielo y su descendencia en la tierra tambi�n… (O)

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