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viernes, diciembre 27, 2019

Rose Wilder Lane: Pionera de la Libertad Educativa

En su libro de 1943 "The Discovery of Freedom" (El Descubrimiento de la Libertad), Rose Wilder Lane presenta un convincente caso a favor de la libertad individual y del gobierno limitado.

Gary J. Wood from Toronto

Mi hija de ocho años, Abby, comenzó recientemente a leer “Little House in the Big Woods” de Laura Ingalls Wilder. Se motivó , en parte, tras ver los episodios televisivos de “La Pequeña Casa en la Pradera” con su tía abuela. Coincidentalmente, he estado últimamente leyendo más sobre algunas de las mujeres claves en la historia quienes  promovieron los ideales de libertad individual, un gobierno limitado, la no coerción y cooperación voluntaria a través del comercio. Rose Wilder Lane era una de esas mujeres yació el 5 de diciembre de 1886.

La libertad siempre debe superar la coerción

La hija de Laura Ingalls Wilder y Almanzo Wilder, la bebé Rose es la niña que muchos de nosotros recordamos del noveno libro de “Little House, The First Four Years”. Tal vez esos años de crecimiento en la pradera inculcaron en Lane un robusto sentido de individualismo  y de autosuficiencia que finalmente encontró su camino en sus escritos a lo largo del siglo XX. A finales de la década de 1920, se decía que era una de las escritoras mejor pagadas de los Estados Unidos. Se transformó en una abierta oponente al “New Deal” de Roosevelt,  al Seguro Social y de otros programas del gobierno, se sintió que le quitaba poder como ciudadana y le daba mayor autoridad al Estado.

En su libro de 1943 El Descubrimiento de la Libertad, Lane presentó un caso convincente a favor de la libertad individual y el poder limitado del gobierno. Ella traza las raíces de la compulsión en muchas áreas de la vida, incluyendo la educación, y explica por qué la libertad siempre debe prevalecer sobre la coerción. Ella escribe:

La escolarización americana es ahora obligatoria, impuesta por la policía y controlada por el Estado (es decir, por los políticos de turno) y pagada con impuestos obligatorios. El resultado inevitable es posponer el crecimiento de un niño. Pasa de la autoridad de sus padres a la autoridad de la policía. No tiene control de su tiempo ni responsabilidad por su uso hasta que cumpla los dieciséis años. Su situación actual no requiere que desarrolle la autosuficiencia, la autodisciplina y la responsabilidad, es decir, que no tenga una experiencia real de libertad en su juventud. (págs. 259-60).

Lane continúa diciendo que este tipo de educación estadounidense, importada de Prusia por reformadores de la educación del siglo XIX, “es ideal para el Estado alemán, cuyos súbditos no se espera que conozcan nunca la libertad”, pero “no es la mejor preparación para heredar el liderazgo de la Revolución Mundial por la libertad” (p. 260). Lamenta la “sustitución de la educación estatal obligatoria por la antigua educación gratuita estadounidense”, diciendo que antes “los niños estadounidenses iban a la escuela porque querían ir, o porque sus padres los enviaban”, no porque se exigiera a los padres bajo amenaza legal de fuerza (p. 258).

A medida que Abby se adentra en la serie de “Little House” (en la que Lane contribuyó decisivamente a crear un catálogo de las experiencias de sus padres), aprendo junto a mi hija, fascinada por la vida y las obras de la pequeña Rose, de quien se convertiría en una pionera de la libertad.