Retrato de la reina Ana de Austria
Hacia 1573. Óleo sobre lienzo, 86 x 67,5 cmSala 055
La reina Ana de Austria (1549-1580), cuarta y última mujer de Felipe II, aparece representada de tres cuartos recortada sobre un fondo neutro en el que se proyecta la sombra de su silueta. Viste una saya negra sobre la que se unen los cabos de una toca blanca mediante algún joyel que tapa la mano derecha. De las mangas redondas asoman las manguillas en raso o seda fruncida que nos muestran las diferentes texturas y variedades dentro de la aparente monocromía del tono negro en el traje cortesano español de este período. Ese tono solo se rompe por el encaje de la lechuguilla y los puños.
Al contrario que los retratos contemporáneos representativos y solemnes de Ana de Austria pintados por Alonso Sánchez Coello (h. 1531-1588) -por ejemplo, el del Museo Lázaro Galdiano de Madrid-, Sofonisba nos muestra a la reina con un traje como los que solía lucir a diario y privada de sus joyas de aparato. De su cuello pende un collar que podría ser de cuentas de calambuco u otra sustancia odorífera de procedencia exótica como el ámbar, a las que era muy aficionada, y la cintura negra posiblemente fuera de eslabones tallados en azabache, como algunas que encontramos en la documentación. Sus manos van enfundadas en guantes de piel teñidos de fustete amarillo, quizá porque el tiempo aún fuera frío. También la infanta Catalina Micaela (colección particular) lleva en su cabeza un narciso que florece hacia marzo o abril. En estos momentos la reina estaba embarazada del infante Carlos Lorenzo, que nació en agosto de 1573.
Esta obra hace pareja con el retrato de su marido pintado por las mismas fechas (P1036): la mano izquierda de la reina descansa sobre una silla tapizada de carmesí en un juego simétrico con la mano derecha de Felipe II, al igual que el collar de su cuello se asocia con el decenario del rey. Recientes análisis llevados a cabo por el Gabinete Técnico del Museo Nacional del Prado apuntan a que ambos se pintaron en la misma tela y con idéntica preparación de base blanca.
El retrato fue realizado por Sofonisba antes de su partida de la corte en junio de 1573, aunque esta no sería la primera vez que la dama de la reina efigiara a Ana de Austria, ya que Giovanni Battista Venturino de Fabriano, secretario del legado Alessandrino, nos informa de que la estaba retratando en noviembre de 1571, cuando quedaba muy poco para el nacimiento de su primogénito, el príncipe don Fernando. En esta obra, la italiana nos muestra una imagen idealizada de la reina, obviando pequeños defectos como una verruga, que Sánchez Coello, fiel a la tradición flamenca, sí representó en el inicio de una de sus cejas, o aminorando su ligero prognatismo. La delicadeza con la que se aproxima a la familia real es otro de los rasgos inconfundibles de su estilo. La dama retrataría en ese mismo momento a las dos pequeñas infantas, también vestidas de negro (Turín, Galleria Sabauda y colección particular), junto al príncipe heredero (San Diego Museum of Art), y este conjunto se podría interpretar como una despedida de la corte española.
La pieza posiblemente formaría parte de la colección del rey Felipe II, aunque la primera mención clara a este retrato en los inventarios reales es en el del Alcázar de Madrid en 1636. En ese momento ya estaba separado del de Felipe II. Del Alcázar madrileño se trasladaría en el siglo XVIII a decorar el Palacio del Buen Retiro, a cuyo inventario de 1794, tras la muerte de Carlos III, corresponde el número blanco del lienzo.
Pérez de Tudela, Almudena, 'Sofonisba Anguissola. La reina Ana de Austria' En:. Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana, Madrid, Museo Nacional del Prado,, 2019, p.153 nº 29