¿El abominable hombre de las nieves?

¿Existe el Yeti, el abominable hombre de las nieves?

No. Un nuevo estudio vincula las muestras de ADN de presuntos yetis con un antiguo linaje de osos asiáticos

Héctor Rodríguez
Héctor Rodríguez

Editor y periodista especializado en ciencia y naturaleza

Actualizado a

Foto: Abdullah Khan / Fundación Snow Leopard.

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Oso pardo del Himalaya, Parque Nacional Deosai, Pakistán

Un nuevo estudio vincula el ADN de presuntos Yetis con los osos asiáticos, incluidos los osos pardos del Himalaya. La investigación fue dirigida por la bióloga Charlotte Lindqvist, experta en la evolución de los osos.

Foto: Universidad Noruega de Ciencias de la Vida / Fundación Snow Leopard

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Una hembra de oso pardo del himalaya con sus 2 cachorros

La fotografía procedente de un estudio con cámaras trampas con muestra a una familia de osos pardos salvajes en el norte de Pakistán.

Foto: Icon Films Ltd.

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Hueso de fémur podrido de un presunto Yeti encontrado en una cueva en el Tíbet

La bióloga Charlotte Lindqvist probó mediante el análisis de ADN que el hueso en realidad pertenecía a un oso pardo tibetano.

Foto: Icon Films Ltd.

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Una muestra de cabello de un presunto Yeti en Nepal

Se decía que el cabello provenía de un Yeti que un sacerdote jesuita descubrió en las montañas de la región en la década de 1950. La biologá Charlotte Lindqvist secuenció el ADN del cabello descubriendo que la muestra era en realidad pertenecía a un oso pardo tibetano.

El Yeti o el Abominable hombre de las nieves, es una misteriosa criatura con el aspecto de un gran mono que se dice, habitó en las altas montañas de Asia, ocupando desde hace siglos un lugar destacado en la mitología de Nepal y el Tíbet. Los avistamientos de esta criatura mitológica han sido reportados durante siglos. Sus huellas, dicen las crónicas del lugar, han sido vistas en innumerables ocasiones y las leyendas sobre un hombre gigante que habita la cordillera del Himalaya han sido transmitidas de generación en generación por sus oriundas gentes.

Ahora, un nuevo estudio de ADN realizado sobre las presuntas muestras de Yeti albergadas en museos y colecciones privadas está proporcionando una idea de los orígenes de esta leyenda del Himalaya.

Nuestros hallazgos sugieren de manera reveladora que los fundamentos biológicos de la leyenda del Yeti se pueden encontrar en los osos locales

La investigación analizó nueve especímenes de "Yeti", incluidas muestras de huesos, dientes, piel, pelo y heces recolectadas en el Himalaya y la meseta del Tíbet. De todas ella, una resultó ser de un perro. Sin embargo las ocho muestras restantes resultaron pertenecer a varios ejemplares de osos negros asiáticos, osos pardos del Himalaya u osos pardos tibetanos.

"Nuestros hallazgos sugieren de manera reveladora que los fundamentos biológicos de la leyenda del Yeti se pueden encontrar en los osos locales, y nuestro estudio demuestra que la genética debería ser capaz de desentrañar otros misterios similares", dice la científica Charlotte Lindqvist, profesora de ciencias biológicas en la Facultad de Arte y Ciencia de la Universidad de Buffalo, Estados Unidos, y profesora asociada visitante en la Universidad Tecnológica de Nanyang -NTU, en Singapur.

Aunque su equipo no es el primero en investigar el ADN "Yeti", los proyectos anteriores en los cuales se ejecutaron análisis genéticos más simples, dejaron varias cuestiones importantes sin resolver, afirma la investigadora. "Este estudio representa el análisis más riguroso hasta la fecha de muestras que se sospecha derivan de "criaturas anómalas" u "homínidos míticos'", escriben Lindqvist y sus coautores en el artículo presentado por la Royal Society.

La ciencia tras el folclore

Lindqvist sostiene que la ciencia puede ser una herramienta útil para explorar las raíces de los mitos sobre criaturas grandes y misteriosas. De este modo señala que en África, la famosa leyenda occidental de un "unicornio africano" fue explicada a principios del siglo XX por investigadores británicos, que encontraron y describieron el okapi de carne y hueso, un pariente de la jirafa que parece una mezcla entre la propia jirafa, una cebra y un caballo.

En Australia, donde personas y animales descomunales pudieron haber coexistido hace miles de años, algunos estudiosos han especulado que las referencias a enormes criaturas parecidas a animales en la mitología aborigen, pueden haber surgido de encuentros antiguos con la megafauna real o sus restos, conocidos hoy a través del registro fósil australiano.

Pero aunque algunas de esas conexiones siguen siendo inciertas a día de hoy, el trabajo de Lindqvist, como el descubrimiento del okapi, es directo: "Claramente, una gran parte de la leyenda del Yeti tiene que ver con los osos", relata. Es de este modo, que el equipo dirigido por la científica a través de su análisis genético, muestra como un trozo de piel de la mano de un "Yeti" -parte de una reliquia monástica- o un fragmento de fémur encontrado en una cueva en la meseta tibetana resultaron pertenecer a un oso negro asiático y un oso pardo tibetano respectivamente.

Resolviendo misterio científico: la evolución de un oso enigmático

Además de rastrear los orígenes de la leyenda del Yeti, el trabajo de Lindqvist está sacando a la luz una ingente cantidad de información sobre la historia evolutiva de los osos asiáticos: "los osos en esta región son vulnerables o están en peligro crítico desde una perspectiva de conservación, pero no se sabe mucho sobre su historia pasada", afirma la investigadora. "Los osos pardos del Himalaya, por ejemplo, están en grave peligro de extinción. Clarificar la estructura de la población y la diversidad genética puede ayudar a estimar los tamaños de las poblaciones y elaborar estrategias de gestión ", añade.

La expansión de los glaciares y la geografía montañosa pudo haber llevado a los osos del Himalaya a seguir un camino evolutivo independiente

Los científicos secuenciaron el ADN mitocondrial de 23 osos asiáticos -incluido el de supuestos Yetis- y compararon estos datos genéticos con los de otros osos en todo el mundo. Este análisis mostró que, si bien los osos pardos tibetanos comparten un ancestro común cercano con sus parientes norteamericanos y eurasiáticos, los osos pardos del Himalaya pertenecen a un linaje evolutivo distinto que se separó desde el principio de todas las demás especies de osos pardos.

Esta división ocurrió hace unos 650.000 años, durante un período de glaciación, según los científicos, los cuales sugieren que la expansión de los glaciares y la geografía montañosa de la región pudo haber causado que los osos del Himalaya se separasen de los demás, lo que les llevó a un prolongado período de aislamiento y hacia un camino evolutivo independiente.