HISTORIA DE SANTIAGO DE CHILE | Imagina Santiago

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Historia de Santiago de Chile

Plaza de Armas de Santiago en 1850 historia de Santiago de chile
Plaza de Armas de Santiago en 1850

La ciudad de Santiago de Chile o simplemente Santiago, es la capital del país y además su principal núcleo urbano. Fundada el 12 de febrero de 1541 por el conquistador Pedro de Valdivia, concentró desde sus inicios, las principales instituciones de gobierno del país, y fue desde aquí que partieron las expediciones conquistadoras del sur.

Pero la historia de Santiago se remonta al siglo X a.C, cuando pasaron por la ribera del Río Mapocho los primeros pueblos nómadas. Habitada de forma permanente primero por indios picunches (la rama del norte del pueblo mapuche) y luego por los incas, fue bautizada por los españoles como Santiago del Nuevo Extremo en honor al apóstol Santiago, convirtiéndose así en la capital de la Gobernación de Nueva Extremadura.

A partir de ese momento, la capital de Chile fue creciendo exponencialmente, aunque su historia estuvo siempre marcada por grandes desastres naturales como terremotos y desbordamientos del río Mapocho.

Con la llegada de la República, Santiago mantuvo su estatus de ciudad capital y en ella se concentraron y se siguen concentrando, no sólo las principales instituciones de gobierno, sino también el poder económico del país.

Primeros pobladores

Chemamules mapuche historia de Santiago de Chile
Chemamules mapuche

Según investigaciones arqueológicas, la historia de Santiago se inicia con los primeros grupos humanos que se instalaron en las riberas del río Mapocho, en el siglo X a.C. Se trataba de pueblos nómadas cazadores-recolectores que viajaban desde la costa hasta las faldas de la cordillera de los Andes, en busca de alimentos y fundamentalmente de manadas de guanacos.

Más adelante, alrededor del año 800 d.C. se empiezan a formar pequeñas comunidades agrícolas, que cultivaban poroto, papa, maíz y zapallo, y que ya habían domesticado auquénidos. Estos pobladores originarios son conocidos como picunches, término proveniente del mapudungún, que significa “gente del norte”, es decir, la rama del pueblo mapuche que habitó la zona central del territorio chileno.

Entre finales del siglo XV y principios del XVI, la región fue conquistada por el Imperio Incaico y sometida al gobierno del Inca Huayna Cápac, quien puso a cargo de la zona de Santiago a un gobernador cuzqueño llamado Vitacura. Éste fue además, el encargado del control de los mitimaes (grupos de familias leales desplazadas a los pueblos conquistados para afianzar el poder político y militar de los incas), la acción colonizadora más importante realizada por el Imperio.

El mitimae principal se estableció en el actual Santiago y sirvió como base para las expediciones que los incas realizaron hacia el sur, a las regiones del Maule y del Bío Bío. Se convirtió también en un punto de confluencia de dos ramas del Camino Inca. Estas dos circunstancias avalan la tesis de que la zona, por su ubicación estratégica, tuvo gran importancia para los Incas y posteriormente para los conquistadores españoles.

La llegada de los españoles

Fundación de Santiago por Pedro de Valdivia historia de santiago de chile
Fundación de Santiago por Pedro de Valdivia

La historia de Santiago y con ella de todo el país, da un giro de 180 grados con la llegada de los españoles. La primera expedición española a territorio chileno, fue comandada por el adelantado Don Diego de Almagro, quien partió del Cuzco en julio de 1535, y que después de viajar por el Alto Perú (actual noreste de Argentina) y atravesar la Cordillera de los Andes, llegó a Copiapó en marzo de 1536.

El cronista Góngora Marmolejo, afirma que Almagro estuvo junto al Huelén (cerro Santa Lucía) y que sus caballos atravesaron las aguas del río Mapocho. Pero lo difícil del viaje y la escasez de oro hicieron que el adelantado regresara rápidamente al Perú.

La segunda expedición española partió del Cuzco en enero de 1540, esta vez al mando del capitán extremeño Don Pedro de Valdivia, quien usó una ruta diferente a la de Almagro. Viajó por el sur del Perú y el norte de Chile con el objetivo de llegar al río Mapocho donde tenía previsto “fundar un pueblo”, que le sirviera de base para sus incursiones hacia el sur. Después de un largo y duro recorrido debido a la resistencia de los pueblos indígenas del norte, en enero de 1541, Valdivia logró instalarse con sus tropas en La Chimba o ribera norte del río Mapocho, a las faldas del Tupahue (cerro San Cristobal)

Tras su instalación, Valdivia logró convocar a los caciques de la zona, a los que les explicó que fundaría una ciudad en nombre del Rey Carlos I de España, que se convertiría en la capital de la Gobernación de la Nueva Extremadura. Les hizo saber, además, que debían prestar juramento de obediencia al rey y servir y ayudar en su instalación a los cristianos. Los nativos aceptaron e incluso al parecer sugirieron que la fundación de la nueva ciudad se realizara en una zona pequeña entre dos brazos del río a las faldas del cerro Huelén. Esta zona sigue siendo el corazón de la ciudad.

El 12 de febrero de 1541, Pedro de Valdivia funda oficialmente la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo o Santiago de la Nueva Extremadura, en honor del Apóstol Santiago, patrono de España, y rebautiza el cerro Huelén con el nombre de Santa Lucía.

El 7 de marzo del mismo año se estableció el Primer Cabildo para el gobierno de la nueva ciudad, Cabildo que acordó nombrar como alarife (arquitecto/maestro de obras) a Pedro de Gamboa para que diseñara la ciudad, delimitando los solares y estableciendo la distribución de las acequias. La ciudad fue diseñada en forma de tablero de ajedrez, con una Plaza Mayor o Plaza de Armas, en el centro y solares para la Catedral, la cárcel y la casa del gobernador a su alrededor. Las casas de los colonos fueron levantadas en madera y paja.

No obstante la inicial cooperación de los indígenas, tras comprobar que Valdivia no estaba dispuesto a marcharse, como lo hizo Almagro, éstos empezaron a replegarse y presentar oposición a la colonización. Pocos meses después de su instalación, Valdivia tuvo que partir al sur para detener a tropas indígenas, lo que fue aprovechado por el cacique Michimalonco para atacar Santiago el 11 de septiembre de 1541, con el objetivo principal de liberar a todos los caciques que Valdivia había tomado prisioneros.

Inés de Suárez defendiendo Santiago historia de Santiago de Chile
Inés de Suárez defendiendo Santiago

El ataque arrasó prácticamente con todo el asentamiento, que fue incendiado y saqueado, sin embargo los pocos españoles (unos 55) que quedaron para defenderlo lograron vencer a los indígenas, al parecer gracias a la iniciativa de Inés de Suárez, pareja de Pedro de Valdivia, quien viéndose rodeada, mató con sus propias manos a los caciques indios que tenían prisioneros.

A este incidente le siguieron dos años de hambruna y escasez, ya que los españoles perdieron casi todo en el ataque y tuvieron que volver a sembrar con lo poco que rescataron. La situación mejoró cuando en diciembre de 1943, llegó desde el Perú a la bahía de Valparaíso el barco llamado “Santiaguillo”, llevando alimento, vestido, armas y hombres de refuerzo que dieron estabilidad a la nueva ciudad.

El período colonial

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Plano de la ciudad de Santiago hacia 1600

Consolidado el poder español en la región, los indios que habían escapado hacia el sur y que habían combatido sin éxito por tres años, empezaron a volver en 1544 y a establecerse en los alrededores de Santiago, donde se dedicaron a trabajar la tierra.

Por Real Cédula del 5 de abril de 1552 se le otorgó a la ciudad de Santiago un escudo de armas, y otra Cédula del 31 de mayo del mismo año le concedió el título de Muy Noble y Muy Leal. No obstante, todavía en esos años, la ciudad no pasaba de ser fundamentalmente un asentamiento militar y contaba con sólo 6 ó 7 edificaciones, junto con un puñado de pequeñas casas hecha de madera y paja.

En 1578, todavía estaban en construcción la Catedral, el edificio del Cabildo y otros edificios públicos. No fue sino hasta 1580 cuando por fin se habían poblado las 126 manzanas en que fue dividida la traza urbana del diseño original de la ciudad hecho por Gamboa.

Pero a pesar del, aparentemente, lento desarrollo de Santiago, la ciudad se fue convirtiendo en refugio de paz. De allí partían las conquistas a otros territorios que se encontraban permanentemente en conflicto, como Concepción, por lo que sus vecinos terminaban por refugiarse en Santiago, que llegó a ser nombrada como “comarca muy apacible y agradable a la vista”. Jugó un doble papel frente a las demás ciudades del país, es decir, proveedora y sostenedora de la conquista y por otro lado, lugar de refugio, recreo y descanso para quienes la visitaran.

La Alameda durante la época colonial historia de santiago de chie
La Alameda durante la época colonial

Poco a poco la población de Santiago fue aumentando y en la década de 1610 el Oidor Hernando Machado calculó una población de 1.717 españoles y criollos, 8.600 indios y 300 negros, y el cronista español Antonio Vásquez de Espinoza habla de “285 casas de muy buen edificio con sus huertas y jardines y 61 casas de poco precio con techo de paja”. El centro urbano estaba habitado por los españoles y sus sirvientes mientras que la periferia estaba poblada por los indígenas, mestizos y algunos africanos libres.

El siglo XVII marcó el desarrollo urbanístico de la ciudad de Santiago. Fue en este momento que se concluyó la construcción de la Catedral, se levantaron iglesias y monasterios como los de la Compañía de Jesús y de Santo Domingo que además de una función religiosa se dedicaban a la educación de los jóvenes de clase alta; se mejoró el Hospital del Socorro fundado por Pedro de Valdivia en 1552 y se instalaron en la periferia algunos establecimientos que podrían llamarse “industriales” como molinos, curtiembres y ollerías (para producir ollas y platos de greda).

Durante su consolidación, la ciudad tuvo que lidiar con una serie de desastres naturales que la azotaron. Ejemplo de esto fueron las inundaciones producidas por las crecidas del río Mapocho en julio de 1574, junio de 1609, invierno de 1620 y enero de 1621. Para evitar estos desbordamientos se decidió la construcción de tajamares en el cauce del río, pero las obras no fueron realmente definitivas hasta 1798.

Otro de los peligros que tuvo que enfrentar permanentemente la ciudad fueron los terremotos. Aunque las crónicas registraron dos de ellos durante el siglo XVI, uno en 1575 y el otro en 1580, no causaron daños de consideración en las edificaciones, como tampoco lo hizo el terremoto del 6 de septiembre de 1643. Fue el gran terremoto del 13 de mayo de 1647 el que pasaría a la historia como el “terremoto magno”, ya que causó grandes destrozos y la muerte de unas 1.000 personas, lo que constituía el 25% de la población de Santiago, sin contar las víctimas en las chacras y estancias de la periferia. Cayeron completamente los edificios del Cabildo y las Casas Reales, así como la mayoría de las iglesias, quedando en pie sólo la nave central de la Catedral hecha con arcos de piedra. Todas las casas de la ciudad quedaron completamente destruidas. La reconstrucción no fue terminada sino hasta finales del siglo.

A finales del XVII se concluyó por fin la construcción de los tajamares, el puente de Cal y Canto sobre el río Mapocho y el empedrado de las calles. No obstante los 3 grandes terremotos que ocurrieron en menos de 12 horas el 8 de julio de 1730, causaron nuevamente graves daños en la ciudad, sus viviendas, iglesias, monasterios y demás edificios públicos.

Paralelamente al desarrollo urbanístico, y a las obligadas reconstrucciones de Santiago, su población fue transformándose y se incrementó ampliamente el mestizaje, lo que indirectamente provocó el proceso de desaparición de la población indígena. Para principios del siglo XVIII, la población de Santiago se estimaba en unas 12.000 personas, mientras que para finales de dicho siglo debieron ser ya unas 50.000. Otro cambio es que desde los primeros años de 1700, son los comerciantes y no los guerreros, los que ocupan los niveles más altos del estrato social, constituyéndose como la nueva aristocracia. Este crecimiento de la población, entre otras cosas, consolidó a Santiago como una ciudad-capital.

Las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del XIX se caracterizaron por las obras de remodelación de la ciudad que había sido afectada por los grandes desbordamientos del río. Además de la reconstrucción del puente de Cal y Canto y los tajamares, se hizo la carretera que unió Santiago con el puerto de Valparaíso que por primera vez fue transitable para carretas y todo tipo de coches. También se concluyó la construcción del canal del Maipo o San Carlos para proveer agua a la ciudad en épocas de sequía, se pavimentaron calles y veredas, se instaló iluminación pública, se levantó la nueva Catedral y se edificó el definitivo edificio del Ayuntamiento y el Palacio de la Moneda, obras que tuvieron el sello del arquitecto italiano Joaquín Toesca.

Capital de la nueva República

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Abrazo de Maipú entre O’Higgins y San Martín

Al llegar el siglo XIX, la historia de Santiago inicia un nuevo capítulo, ya que para ese momento la ciudad  no sólo era la capital sino que había consolidado su primacía sobre las demás ciudades del país. El 18 de septiembre de 1810, se proclamó aquí la Primera Junta Nacional de Gobierno, con lo que se dio inicio al proceso de independencia del país.

Aunque la independencia no fue definitiva sino hasta 1818, las batallas que se libraron devastaron sobre todo a los territorios del sur de Chile pero no afectaron a la capital. Las batallas decisivas de Chacabuco y Maipú, devolvieron el gobierno nacional a Santiago, donde se concentró aún más todo el poder político y económico del país.

A pesar de que se habla de una primera República Conservadora hasta los años 50 del siglo XIX, seguida por una República Liberal, en realidad el gobierno ejercido desde Santiago era un gobierno oligárquico, conservador y fuertemente arraigado en el catolicismo más ortodoxo, formado (a decir de historiadores) por “las mejores familias que han controlado todo” y excluyendo a las mayorías de participar en los asuntos públicos. Sir Horace Rumbold señala en 1873 que “Chile es su clase propietaria”, preocupados más por sus propios intereses que por el desarrollo del resto del país.

Durante la segunda mitad del siglo XIX Santiago fue transformándose debido al aumento acelerado de su población. La migración a la capital de los adinerados de provincia, la inmigración extranjera de técnicos y especialistas que se quedaban a vivir en la ciudad y que difundían sus costumbres propias, las influencias externas a través de los viajes que con frecuencia las familias santiaguinas realizaban a Europa, entre otros factores, contribuyeron a la modernización de la ciudad.

Por otro lado, la apertura y liberación del comercio y el establecimiento de un nuevo sistema bancario contribuyeron al remozamiento del país y de su capital, ya que se incrementó el gasto público en infraestructuras, al igual que el gasto privado. Es en este siglo donde se desarrollan obras de gran importancia para Santiago como las primeras redes de agua potable, el telégrafo, la remodelación del Cerro Santa Lucía y de la Alameda, la construcción del Teatro Municipal y el Parque Hípico y el desarrollo del sistema ferroviario nacional. El primer tren llegó a la capital el 14 de septiembre de 1857, año en que también el tranvía inició sus servicios de transporte público. La Estación Central de Ferrocarriles fue inaugurada en 1884.

En 1872, el intendente de Santiago, Benjamín Vicuña Mackenna  impulsó la idea de una reforma urbana, que incluyó el diseño de vías de circunvalación de la ciudad, la remodelación del trazado urbano, el saneamiento de los barrios populares de la periferia y la canalización del río Mapocho. A partir de 1882, la luz eléctrica empezó a instalarse en algunas áreas públicas de la ciudad como la Plaza de Armas y llegó a las casas particulares desde mediados de 1885, aunque se generalizó recién en 1900 con la construcción de la primera planta térmica de Santiago.

El Gran Santiago del siglo XX

Tranvias en la Plaza de Armas a principios del siglo XX Historia de Santiago de Chile
Tranvias en la Plaza de Armas a principios del siglo XX

La electricidad posibilitó la expansión del tranvía, cuyo nuevo trazado ferroviario llegó hasta las poblaciones que se levantaban en la periferia como Providencia, Ñuñoa o Barracas, lo que a su vez promovió el proceso de construcción de nuevas poblaciones, al garantizar fácil el traslado de sus habitantes.

La ciudad inició un crecimiento imparable que la forzó a ampliar sus límites cada vez más. Se urbanizaron los sectores rurales de la periferia, que acogieron a las familias de clase media y baja que se establecieron principalmente en las comunas de Barracas, Conchalí, La Cisterna y La Granja, mientras que las clases adineradas se empezaron a trasladar hacia las zonas de la pre-cordillera como Ñuñoa, Providencia, Las Condes o Vitacura, dando origen a lo que se viene a llamar El Gran Santiago. Mientras tanto, el centro de la ciudad fue perdiendo habitantes y se fue constituyendo como una zona sobretodo destinada al comercio, la banca y el gobierno, parte de lo que hoy se conoce como el barrio Cívico.

El ritmo del aumento de la población excedía todas las previsiones. Mientras que para 1940 Santiago contaba con 952.075 habitantes, el censo de 1960 registró la suma de 1.907.378, lo que significaba que la población se había duplicado en sólo 20 años. Este crecimiento exponencial se debió fundamentalmente a la migración de los habitantes de provincia que fueron afectados por el desplome de la industria salitrera y de las exportaciones agrícolas, que llegaron a la capital atraídos por su desarrollo industrial y su auge económico.

Todo este crecimiento desmesurado de la ciudad, le generó en las primeras décadas del siglo, un grave problema de insalubridad y contaminación. Como medida de saneamiento se implementaron redes de alcantarillado y se extendió el suministro de agua potable a la mayoría de las comunas.

La Ley de Comuna Autónoma cambió la organización de la capital y permitió el loteo de los terrenos rurales. Cada comuna debía tener oficinas municipales y proveer servicios públicos básicos, lo que fomentó la urbanización de las nuevas poblaciones periféricas. Es en este momento en el que surge la primera gran especulación de terrenos ya que muchos de los alcaldes y regidores de estos nuevos municipios eran los propietarios de las chacras o fundos de las nuevas comunas. Para 1980 la ciudad de Santiago tenía un área seis veces mayor que la que tenía en 1930, con una población que rozaba los 4 millones de habitantes.

Entre las obras urbanísticas de la segunda mitad del siglo XX destacan la Avenida Circunvalación Américo Vespucio, la Ruta 5 Panamericana, el Parque Metropolitano de Santiago, el Aeropuerto Internacional y por supuesto el metro, cuyo primer tramo fue inaugurado en 1975.

El Régimen Militar, producto del golpe de Estado de 1973, contribuyó aún más al crecimiento de la ciudad, ya que adoptó un modelo económico neoliberal donde la organización y regulación pasaba del Estado a manos del mercado, y provocó una explosión de desarrollo inmobiliario incontrolado, modelo que se extiende hasta la actualidad.

Santiago, moderna capital del siglo XXI

Imagen de los modernos edificios de Santiago historia de Santiago de Chile
Imagen de los modernos edificios de Santiago

En la actualidad, desde finales del siglo XX y comienzos del XXI, la historia de Santiago es la historia de una ciudad inmersa en un acelerado proceso de modernización. La pobreza ha disminuido considerablemente, aunque sigue manteniéndose la fuerte división entre la gran urbe pujante y moderna y sus barrios marginales.

Las zonas que un día fueron los grandes arrabales de la ciudad se constituyeron en comunas organizadas, habitadas por la clase media y baja, gracias a la construcción de grandes conjuntos habitacionales, mientras que las clases adineradas siguen extendiéndose cada vez más hacia la pre-cordillera, habitando lo que se conoce como el “sector oriente”.

Las principales empresas y los grandes bancos se establecieron en la zona de Providencia y Las Condes, donde se levantan enormes edificios y centros comerciales, que han dado origen a lo que comúnmente se llama el Sanhattan de la ciudad. Mientras tanto, el gobierno ha iniciado un plan de beneficios fiscales para la construcción de edificios de vivienda en el centro histórico a fin de devolver atractivo a esta zona.

Por otro lado, este desmesurado crecimiento trajo consigo enormes problemas para la ciudad. La contaminación atmosférica alcanza niveles críticos y una capa de smog se acumula sobre Santiago de forma permanente, a lo que contribuyen los escasos niveles de lluvia. Otro grave problema es el transporte público, el Metro tuvo que ampliar sus recorridos, construyéndose otras cuatro líneas y con la previsión de continuar creciendo. En 2007 fue necesario implementar un Plan Maestro de Transporte, llamado Transantiago, mediante el cual se reguló el transporte público de autobuses, aunque ocasionó no pocos problemas.

El gran terremoto del 27 de febrero de 2010, causó pocas víctimas pero dejó en mal estado no sólo edificios antiguos sino también muchos de reciente construcción, lo que generó un amplio debate sobre la aplicación de los estándares antisísmicos obligatorios en las construcciones Santiaguinas.

La reciente crisis económica ha generado una importante migración de empresas y ciudadanos europeos a la ciudad de Santiago, que ven en su desarrollo una oportunidad de futuro, por lo que todo parece indicar que el crecimiento de la población y de los límites del Gran Santiago, seguirá siendo considerable.

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