Historia

Dr�cula era mujer: la historia de la condesa que orden� matar a 610 v�rgenes para beberse su sangre

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El ensayo 'Historia de Dr�cula', de Clive Leatherdale, recupera la figura de Elisabeth Bathory, una s�dica arist�crata h�ngara que se convirti� en la asesina m�s prol�fica de la Historia

Dr�cula es un elegante arist�crata que necesita beber sangre para mantenerse vivo. Dr�cula es un hombre. Sin embargo, en la vida real, la persona que ha tenido una conducta m�s pr�xima a la de los vampiros ha sido una mujer.

Se llamaba Elizabeth Bathory. Naci� en el a�o 1560 en Transilvania, en el seno de una de las m�s antiguas, poderosas y respetadas familias de la aristocracia h�ngara. Una familia que ha dado al mundo un cardenal, varios pr�ncipes, un primer ministro h�ngaro y a Elizabeth Bathory, apodada La condesa sangrienta.

Bathory estaba emparentada con el famoso Vlad Tepes, m�s conocido como Vlad el Empalador, el cruel y sanguinario gobernante h�ngaro que castigaba a sus enemigos empal�ndolos y tortur�ndolos hasta la muerte y que algunos consideran que sirvi� de inspiraci�n a Bram Stoker apara crear el personaje del Conde Dr�cula.

A diferencia de Tepes, beb�a sangre de verdad, hecho que la convirti� en una vampiresa viviente

Clive Leatherdale, historiador y autor de 'Historia de Dr�cula'

Elizabeth Bathory naci� 130 a�os despu�s que El Empalador, tambi�n era h�ngara, tambi�n pose�a el t�tulo de condesa y su escudo de armas estaba representado por un drag�n. "Pero a diferencia de Tepes, beb�a sangre de verdad, hecho que la convirti� en una vampiresa viviente", se�ala el historiador Clive Leatherdale, una de las m�ximas autoridades mundiales en la figura de Dr�cula, en su libro Historia de Dr�cula, que acaba de ver la luz en Espa�a (editorial Arpa). "Fue la practicante del vampirismo en vida m�s c�lebre y autentificada de la que hay constancia", resume Leatherdale.

El Libro Guinness acredita que la condesa sangrienta fue la asesina m�s prol�fica de la Historia, atribuy�ndole un m�nimo de 610 v�ctimas confirmadas. Las sacrificadas eran todas v�rgenes que acababan siendo torturadas y sacrificadas para proporcionar sangre fresca a la arist�crata, que cre�a que el rojo fluido pose�a propiedades rejuvenecedoras. La ingesta de sangre, cuentan, hac�a que Elizabeth Bathory se sintiera y pareciera m�s joven.

Como le correspond�a a su linaje, la condesa Bathory recibi� durante su infancia una exquisita educaci�n. Pero creci� en una �poca en la que determinadas pr�cticas que hoy ser�an consideradas profundamente s�dicas estaban a la orden del d�a. De ni�a fue testigo de "castigos inusualmente crueles" infligidos a los gitanos y a los campesinos que incumpl�an la ley, revel� ya en los 80 Raymond McNally, el hombre que identific� elementos de Dr�cula en la figura de Vlad El Empalador, en su libro sobre Elizabeth Bathory Dr�cula era mujer.

Con 11 a�os la prometieron en matrimonio con Ferenc Nasady, otro noble h�ngaro. Con 12 se fue a vivir al castillo de su prometido para ir integr�ndose en su nueva familia. Con 13 se qued� embarazada de un sirviente y, para mantener el esc�ndalo en secreto, fue recluida en una alejada fortaleza donde dio a luz a un ni�o que, r�pidamente, fue sacado del pa�s.

Finalmente se cas� a los 15 a�os con Ferenc Nasady. Pero �ste se pasaba el d�a inmerso en guerras y alejado del domicilio conyugal. Y la condesa Bathory empez� a aplicar algunos castigos ejemplares, de aquellos que se estilaban en la �poca, a aquellos sirvientes que no cumpl�an sus obligaciones. A una criada que hab�a robado una moneda, la oblig� a tener esa moneda al rojo vivo presionada en la mano. "Tuvo que tenerla hasta que le dej� una marca visible en la mano, como un s�mbolo de advertencia sobre posibles robos a otras criadas", explica McNally.

Pero la condesa fue mucho m�s all�. Despu�s de la muerte de su marido en 1604, y tras expulsar del castillo en el que viv�a a la familia de �ste, se entreg� a un sadismo sin parang�n. Empez� a aplicar de manera rutinaria a sus criadas castigos brutales por faltas insignificantes o directamente inventadas que inclu�an humillaciones salvajes, mutilaciones y finalmente muerte. A una criada que en su opini�n hablaba m�s de la cuenta, hizo por ejemplo que le cosieran la boca. A otra que se le antoj� que ten�a una conducta un poco disoluta le hizo sentarse durante un par de horas sobre una parrilla al rojo vivo. Y varias vieron como les cortaban los dedos.

Cuentan que Elizabeth Bathory era muy guapa. Pero, con el paso de los a�os, su belleza comenz� a marchitarse. Pidi� entonces consejo a una de sus nodrizas, y �sta le sugiri� que se diera ba�os de sangre. No en vano, desde el origen de los tiempos se ha considerado que la sangre tiene propiedades especiales.

"El concepto de vampiro se fundamenta en dos preceptos: la creencia en la vida despu�s de la muerte y el poder m�gico de la sangre", explica Leatherdale, quien revela c�mo las comunidades m�s primitivas ya conoc�an la trascendencia m�stica y biol�gica de ese fluido rojo. Era algo que se basaba en la simple observaci�n: si alguien perd�a mucha sangre, mor�a. La conclusi�n entonces era pensar que la sangre era la esencia de la vida...

"Una teor�a perversa sobrevino entonces: si la p�rdida de sangre debilitaba y mataba, probablemente la creencia posterior fuera que el consumo de este licor m�gico pod�a regenerar, rejuvenecer y devolver la vida", se�ala Leatherdale, recordando c�mo las sangr�as con fines curativos, basadas en el derramamiento de la supuesta mala sangre de los enfermos, se realizaron hasta el siglo XX o como las transfusiones de sangre se vienen practicando desde la antig�edad.

"Un viejo remedio que se recetaba a los leprosos eran los ba�os de sangre", afirma el autor de Historia de Dr�cula. "Durante las batallas, los guerreros se beb�an la sangre caliente de los ca�dos, no solamente como un gesto de dominaci�n y posesi�n sino por el convencimiento de que as� el vencedor obtendr�a la fuerza y el coraje de la v�ctima. La sangre tambi�n actuaba como elemento fertilizante y se utilizaba para regar los cultivos", a�ade.

En toda la Europa medieval las doncellas fueron muy solicitadas; no tanto por sus favores sexuales sino por su sangre 'inocente'

Clive Leatherdale, historiador y autor de 'Historia de Dr�cula'

Y con la llegada del cristianismo, el simbolismo de la sangre a�n se reforz� m�s. "Quien come de mi carne y bebe de mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitar� el �ltimo d�a, ya que mi carne es verdadera comida, y mi sangre, verdadera bebida. Quien coma mi carne y beba mi sangre permanece en m�, y yo, en �l", rezan los vers�culos 54, 55 y 56 del cap�tulo 6 del evangelio seg�n San Juan.

"La eucarist�a no era el �nico medio para reforzar la creencia en las propiedades m�sticas de la sangre. El culto a la Virgen Mar�a alent� a los charlatanes a recetar la sangre incorrupta de las v�rgenes como ant�doto para cada mal concebible. En toda la Europa medieval las doncellas fueron muy solicitadas; no tanto por sus favores sexuales sino por su sangre inocente", asegura Leatherdale.

Pero Elizabeth Bathory llev� esa idea al extremo. Un d�a, cuentan, le propin� una fort�sima bofetada a una criada como reprimenda por darle un tir�n mientras le cepillaba el cabello. Fue tan fuerte la bofetada que la criada sangr�, cayendo unas gotas del fluido rojo en la mano de la condesa. A Bathory le dio la impresi�n de que la zona de la piel en la que le hab�a ca�do sangre de la doncella se mostraba m�s joven y tersa. As� que orden� que la degollaran y llenaran con su sangre una ba�era.

A partir de ah�, los ba�os de sangre se convirtieron en una rutina. Aunque otras muchas veces, seg�n declararon despu�s varios testigos, la condesa directamente mord�a a sus v�ctimas en el cuello o en el hombro para beberse su sangre.

Sus cr�menes empezaron a ser tan abultados y los cad�veres de sus v�ctimas tant�simos que el rey Math�as II de Hungr�a orden� una investigaci�n. Uno de los c�mplices de la condesa en los asesinatos declar� que el n�mero de muertas (porque todas eran mujeres j�venes) era aproximadamente de medio centenar. Pero un testigo asegur� haber visto una lista, escrita de pu�o y letra por La condesa sangrienta, que recog�a a modo de inventario a todas sus v�ctimas y que �stas ascend�an en total a 650.

Elizabeth Bathory fue juzgada en 1611 (sin comparecer en persona al proceso) y condenada para el resto de sus d�as a ser recluida en el castillo de Esei, donde fue emparedada dejando abierta s�lo una diminuta rendija a trav�s de la cual le pasaban agua y comida. Muri� tres a�os despu�s, en 1614.

Parece muy improbable que Bram Stoker conociera la historia de La condesa sangrienta cuando concibi� al personaje de Dr�cula. Pero todo indica que tampoco se inspir� en Vlad Tepes El Empalador al crear al vampiro protagonista de su novela Dr�cula. "Podemos afirmar a ciencia cierta que la contribuci�n de Vlad el Empalador en la novela fue m�nima, si es que la tuvo, y es que probablemente Stoker apenas hab�a o�do hablar de �l", sentencia Leatherdale.

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