Christian Dior y yo (GGmoda) - Dior, Christian: 9788425222092 - IberLibro

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Christian Dior y yo (GGmoda) - Tapa blanda

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9788425222092: Christian Dior y yo (GGmoda)
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Las presentes memorias, publicadas originariamente en franc�s en 1956 y en castellano en 1957, son el relato �ntimo y personal de la fant�stica trayectoria seguida por un artista que, tras per�odos de incertidumbre, se convirti� en el modisto m�s famoso del mundo. Este libro es una referencia esencial a la hora de encontrar una respuesta para el universo de Christian Dior. Como comenta Jean-Luc Dufresne en su prefacio, 'todas las preguntas que el p�blico se hace sobre el misterio Dior quedan resueltas de forma exhaustiva en esta obra, ya que ofrece al lector el vocabulario, los c�digos y las t�cnicas de ese mundo fascinante de la alta costura'.
La organizaci�n interna de una casa de modas, el dif�cil papel de las maniqu�es, el deslumbrante marco de las exhibiciones, los caprichos y las exigencias de una clientela cosmopolita, el riesgo de copia o plagio de los modelos; todo lo que constituye el complicado mecanismo que va de la idea al vestido, est� plasmado en interesantes cap�tulos en los que el autor, junto a recuerdos de su infancia y juventud, pone al descubierto las intrigas, angustias y satisfacciones que jalonan su profesi�n.

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Extracto. � Reimpreso con autorizaci�n. Reservados todos los derechos.:


Texto del prefacio a esta edici�n:

‘Prefacio a esta edici�n

Un modisto que sab�a escribir y que disfrutaba haci�ndolo

por Jean Luc Dufresne

El gusto de Christian Dior por la escritura se expresa por todas partes: en el cuidado con que est�n redactados los programas de cada una de las colecciones, pero tambi�n en ese dominio de las expresiones que se halla tanto en las entrevistas que concedi� a la prensa, como en sus escritos autobiogr�ficos o en las conferencias que imparti� en la Sorbona. Aunque quiz� Christian Dior y yo, escrito en 1954-1955 y publicado en franc�s y en alem�n en 1956, y despu�s en ingl�s, holand�s y castellano a partir de 1957, es el texto de referencia m�s completo.

En efecto, este libro resulta ejemplar, porque pretende ser una peque�a enciclopedia de la alta costura en la ‘edad cl�sica’, en aquella d�cada de los a�os cincuenta en la que todav�a atrae a un gran n�mero de clientas e inspira a los modistos de provincia que trabajan para mujeres con un poder adquisitivo menor.

Si bien la moda aparece en numerosas descripciones en la literatura francesa, es necesario esperar a la d�cada de los a�os sesenta, y por lo tanto despu�s de Christian Dior, para que dicho tema pase a ser objeto de an�lisis estructuralistas -Roland Barthes, El sistema de la moda, 1964-, y luego objeto de un gran n�mero de investigaciones sociol�gicas en torno a la cuesti�n de la distinci�n con Bourdieu y sus seguidores. En cuanto a la historia de la moda y de sus exposiciones -la moda es considerada como una de las bellas artes- debuta modestamente a partir de la d�cada de los cincuenta, teniendo que esperar hasta la d�cada de los ochenta para que se le reconozca su legitimidad intelectual.

En cambio, lo que s� existe desde principios del siglo XX, son colecciones de an�cdotas o de recuerdos de aqu�llos que contribuyeron a su creaci�n. Como, por ejemplo, Paul Poiret, que redacta sus memorias en la d�cada de los a�os veinte, en una �poca en la que m�s bien hab�a empezado ya a perder �mpetu, o dise�adores de vestuario para cine, o creadores de moda, como Maguy Rouff, en los a�os cuarenta. Es una l�stima disponer de tan pocos textos sobre Coco Chanel, si bien ella misma pidi� a Louise de Vilmorin y luego a Paul Morand que escribieran la historia de su vida. Pierre Balmain, por su parte, esperar� hasta 1956 para publicar, en ingl�s, s�lo sus memorias, en las que presenta otra versi�n del trabajo con Dior en Lelong y de la originalidad del new look.

Finalmente, hacia mitad de los a�os cincuenta, se publican varios libros sobre el mundo del lujo y de la moda: escritos por periodistas, re�nen cr�nicas en las que se describen los secretos de la moda -Haute couture, terre inconnue, de Celia Bertin, o Comment un nom deviene une griffe, de Lucien Fran�ois- o hacen el retrato de algunos creadores como, por ejemplo, en Fran�oise Giroud vous pr�sente Tout-Paris. Aunque quiz� sea el texto de Cecil Beaton, Cinquante ans d’�l�gance, con prefacio de Christian Dior, en 1954, el que m�s se acerque a lo que Christian Dior ambicion� realizar en Christian Dior y yo.

Tras el �xito de Je suis couturier, colecci�n de entrevistas que abordaban ya algunos temas recurrentes sobre el universo de Christian Dior, este �ltimo concibe con Christian Dior y yo un libro en cuatro partes destinado a dar respuesta de forma exhaustiva a todas las preguntas que el p�blico se hace sobre el misterio Christian Dior. Y para ofrecer al lector el vocabulario, los c�digos y las t�cnicas de ese mundo fascinante de la alta costura, solicita, para algunos cap�tulos, la participaci�n de sus colaboradores bajo la batuta de Marcel Jullian, director de la colecci�n.

Cada una de las partes del libro se organiza en torno a un tema principal. La primera, ‘C�mo he llegado a ser Christian Dior’, pretende dar respuesta a las innumerables preguntas que se hace el p�blico sobre la inmediatez y alcance del �xito de su marca poco tiempo despu�s del final de la guerra. Christian Dior quiere restablecer la verdad: por supuesto, los important�simos medios econ�micos que puso a su disposici�n Marcel Boussac en una �poca de penuria, le permitieron crear con una libertad poco habitual su casa de costura y reclutar a su equipo. �Qu� contraste con la inauguraci�n, en 1945, de la casa Balmain, que �nicamente cont� con los recursos econ�micos de la se�ora Balmain! Pero si Boussac confi� en Christian Dior, en parte se debi� a que aquel hombre de cuarenta a�os, de buena educaci�n, jam�s ocult� que �nicamente se arriesgar�a a montar una nueva empresa Dior si ten�a todas las cartas en sus manos; lo principal era contar con un equipo de colaboradores escogidos, que aqu� describe con particular atenci�n y afecto. Sorprende que el an�lisis de las causas del �xito de sus primeras colecciones, con la creaci�n del new look, casi ni se toque, como si �ste resultara un misterio incluso para su propio creador. En cambio, dedica un cap�tulo entero para contar su repentina fama en Estados Unidos.

Despu�s, Christian Dior plantea su ensayo sobre la costura centr�ndose en dos grandes temas: el proceso de creaci�n y la cr�nica de la vida de una empresa. En ‘De la idea al vestido’ presenta las distintas etapas de la creaci�n de un modelo. Resulta particularmente interesante lo que nos explica del largo y solitario trabajo que permite elaborar progresivamente la idea de cada uno de los modelos, mediante innumerables croquis, muchos de los cuales se conservan actualmente en los archivos de la casa de costura. La siguiente etapa, que da su particular car�cter a la alta costura, es la elaboraci�n de la glasilla, t�cnica de la que quedan muy pocos testimonios, pero que afortunadamente ha perdurado en algunos talleres. Es entonces cuando se pone en marcha toda una serie de intercambios entre el estudio y el taller que desembocan en la creaci�n del modelo. Se reserva mucho espacio al momento m�s espectacular y crucial de la temporada, la presentaci�n de las colecciones, momento de m�xima tensi�n y febrilidad para todos los protagonistas solidarios en dicha prueba -el �xito nunca est� asegurado de antemano–.

La tercera parte, ‘Una casa de costura’, se parece m�s a una colecci�n de an�cdotas en torno a los que dan vida a la marca. Un hecho significativo: todo un cap�tulo est� dedicado a las maniqu�es. En efecto, en la d�cada de los a�os cincuenta, aparece la noci�n de maniqu�es estrella que son objeto de entrevistas, o que incluso publican sus memorias. Christian Dior compone una hermosa galer�a de retratos, que le brindan la ocasi�n de redefinir su ideal de belleza. Otra categor�a, mucho m�s numerosa, la de las clientas, tambi�n es objeto de un cap�tulo enriquecido muy oportunamente con los testimonios de las dependientas. En aquella �poca, algunas clientas, y entre ellas varias que ven�an de Estados Unidos, encargaban decenas de modelos de cada una de las dos colecciones y se pasaban la mitad del a�o acudiendo a las pruebas. El veredicto es un�nime: con un vestido de Dior, las mujeres se sienten m�s guapas; as� lo cuentan todav�a actualmente antiguas clientas francesas y estadounidenses.

Esta aparte termina con dos cap�tulos en los que el modisto escribe una especie de cr�nica de la expansi�n de la casa -a partir de diciembre de 1953, un estupendo folleto ilustrado y acompa�ado de abundantes esquemas y estad�sticas, relataba el triunfal balance de siete a�os de desarrollo en el mundo-. En Par�s, la sede de la casa se vuelve r�pidamente demasiado peque�a y se ampl�a gracias a la adquisici�n de varios inmuebles en torno al n�mero 30 de la avenida Montaigne, en cuyo dise�o interior y decoraci�n participa intensamente el modisto. Por fin, con un nuevo cap�tulo dedicado a Estados Unidos, demuestra hasta qu� punto es consciente de la importancia econ�mica y t�cnica del modelo americano, aunque deja vislumbrar una verdadera mirada cr�tica sobre el modo de vida de allende el Atl�ntico y sobre los m�todos de fabricaci�n im-puestos a su casa de Nueva York.

La �ltima parte de sus memorias, ‘La aventura de mi vida’, se sit�a bajo el signo del desdoblamiento. Tras catorce cap�tulos en los que describe la marca de forma atractiva y detallada, Christian Dior hubiera podido detenerse ah�. Sin embargo, es en ese momento cuando siente la necesidad de ofrecer al p�blico una imagen m�s �ntima de s� mismo, lo que, partiendo de este hombre tan reservado, desvela probablemente su necesidad de ser querido por lo que es. Aqu� el tono es muy distinto, tal como se�alaba su amigo, el historiador Pierre Gaxotte, autor del pr�logo de la edici�n original. El primero de los tres cap�tulos da a su infancia en Granville, el lugar que se merece en los or�genes de su creatividad, tal como numerosos testimonios confirman, su fidelidad a sus amigos de juventud y la persistencia en su est�tica de referencias a la belle �poque y al tema del jard�n. El segundo cap�tulo introduce en el libro una atm�sfera dram�tica al contar la crisis de los a�os treinta y las dificultades familiares producto de dicha crisis -en la cima de su gloria, no quiso en absoluto esconder los momentos m�s dif�ciles de su existencia-. Finalmente, el �ltimo cap�tulo nos permite penetrar en el coraz�n de su sensibilidad al evocar todas y cada una de sus casas y respectivos jardines, como si una relaci�n misteriosa se estableciera entre su ser interior y el entorno que le gustaba crear para s�.’

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edici�n: Editorial Gustavo Gili SL
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Texto del pr�logo:

‘Pr�logo

Christian Dior y yo

por Pierre Gaxotte (de la Academia Francesa)

Una amistad que perdura encierra siempre alg�n misterio. �Por qu� �sa, precisamente, y no otra? Empieza no se sabe c�mo: porque nos gusta el mismo autor, el mismo ‘ballet’; porque son gratos los encuentros; porque se siente mutua confianza y cada cual se alegra con la felicidad del otro. Pasa el tiempo: los a�os f�ciles y los dif�ciles. La amistad ha arraigado, y he aqu� la asombrosa aventura con que se enfrenta el historiador: presentar al p�blico las memorias del modisto, que no tienen, en verdad, necesidad alguna de presentaci�n.

Hablando cierto d�a, con un eminente soci�logo, de las cosas del mundo y de algunas otras, le dije:

-Acabo de llegar de Am�rica donde, durante varias semanas, he dado numerosas conferencias. �Adivina usted qui�nes son, seg�n el �ltimo ‘Gallup’, los tres franceses de mayor celebridad en los Estados Unidos? Pues el general De Gaulle, Chevalier y Dior.
-�Dior? �Alg�n fil�sofo tambi�n?
Naturalmente, hab�a tomado a Maurice Chevalier por su eminente compa�ero de la Academia de Ciencias Morales y Pol�ticas, Jacques Chevalier.
Si Christian Dior fuera capaz de sentir vanidad, le citar�a esta an�cdota para demostrarle que nunca puede ser uno c�lebre en todas partes y al mismo tiempo. Pero carece en absoluto de vanidad. Es m�s: tiene tan poca, que ha dejado para el final del libro la parte m�s bella y m�s honrosa de su vida: la de la desgracia soportada con valor y vencida a fuerza de energ�a.

�Debo decirlo? No hab�a recibido, en un principio, m�s que los tres primeros cap�tulos de esta obra. Despu�s de leerlos, escrib� una carta al editor, excus�ndome de no tener nada que decir. El �xito, en efecto, se presenta por s� mismo; la fama no necesita introducci�n alguna. El nombre de Christian Dior es lo bastante ilustre y ha sido suficientemente pronunciado e impreso en todo el mundo para que sea necesario precederlo con un peque�o discurso:

‘Dior... Ya le conoc�is, el hombre que ha acortado las faldas y ha inventado el new look’. Por otra parte, puesto que se trata en primer t�rmino de colecciones, de vestidos, de maniqu�es, de la organizaci�n de una casa de modas, de la manera c�mo �stas se crean..., �qu� gu�a m�s sagaz y m�s id�neo que el propio creador? Mas, en estos momentos llegaron a m� las �ltimas cincuenta p�ginas mecanografiadas y ya no mand� mi carta; porque el verdadero Christian, el Christian amigo, acababa de mostr�rseme en toda su plenitud.

Ciertamente, el viaje a trav�s de la alta costura es de lo m�s divertido y pintoresco. Es el �ltimo refugio de lo maravilloso; como un cuento de hadas vivido diariamente. Sin embargo, tiene un gran sentido humano el que ese cuento de hadas haya comenzado por la pobreza y la enfermedad. Christian Dior cuenta todo eso con la sencillez de un hombre educado, que hizo lo que deb�a; que no oculta ni desfigura sus recuerdos y que no saca ni humillaci�n ni honra por haber tenido que comenzar, a los treinta a�os, una vida muy dif�cil, cuyo triunfal resultado estaba lejos de sospechar.

El azar jug� su partida: fue el encuentro con Jean Ozenne. Pero fue tambi�n necesaria una voluntad prodigiosa y -no tengo reparo en decirlo- una especie de genio. �Por qu� tal colecci�n gusta a las mujeres y por qu� no aquella otra? �Por qu� tal l�nea, tal detalle, son inmediatamente adoptados, imitados, y otros, en cambio, son rechazados o ignorados? Fui alg�n tiempo -poco para mi gusto-, director literario de un peri�dico femenino. Cultiv�bamos el superlativo con ardor. Divino, sublime, espantoso, monstruoso, constitu�an lo esencial de nuestro vocabulario (anaquel de ep�tetos). �Por qu� los vestidos de Christian Dior eran siempre sublimes y sus abrigos, divinos? Ped� explicaciones. ‘Porque tiene esto -me dec�a una de las se�oras de la secci�n de modas- y esto... y el conjunto... �Es sublime!’... Evidentemente. Yo no digo que todas las formas del genio se equiparen; pero existe, ciertamente, el genio de la costura. Christian dice, sencillamente, que su ambici�n ha sido ser un buen confeccionador.

Puesto que no quiero ocultar nada, voy a hacer una confesi�n: Cuando el �xito se abati� sobre Christian Dior como el buitre sobre Prometeo, nos preguntamos algunos: ‘�Se lo comer�? �Seguir� siendo el mismo?’ Naturalmente, est�bamos dispuestos a perdonarle algunas originalidades, algunas resonantes fiestas, algunas concesiones al esnobismo parisino; todo ello formaba parte de su profesi�n. Mas no quer�amos analizar nuestra amistad y crear un sentimiento an�logo a las circunstancias. Christian se fue a vivir al barrio donde habit� en su infancia, y le vimos adoptar el mismo gesto tranquilo ante la buena que ante la mala fortuna. Conservar un mismo esp�ritu en los contrastes de la vida no es f�cil proeza. Me siento feliz, porque este libro sea tambi�n el de la amistad. En 1949, Henri Sauguet me ofreci�, como aguinaldo, los �ltimos discos de ‘Forains’, escribi� sobre la funda: ‘A mi querido Pierre, en recuerdo de los a�os juveniles y como buen augurio de los viejos’. Los a�os viejos han llegado para m� y este pr�logo ser�a un mal disco. Cada uno da lo que puede: ‘A mi querido Christian, en recuerdo de nuestros a�os juveniles y en feliz augurio de los dem�s. Con fiel afecto’.’

Copyright del texto: sus autores
Copyright de la edici�n: Editorial Gustavo Gili SL
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Texto de la introducci�n:

‘Introducci�n

De un hombre que escribe sus memorias se dice com�nmente que se ‘asoma sobre su pasado’. Me desagrad...

"Sobre este t�tulo" puede pertenecer a otra edici�n de este libro.

  • EditorialEditorial GG, SL
  • A�o de publicaci�n2007
  • ISBN 10 8425222095
  • ISBN 13 9788425222092
  • Encuadernaci�nTapa blanda
  • N�mero de edici�n1
  • N�mero de p�ginas232
  • Valoraci�n
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