Retorcida, sádica y divertida: así es la serie ‘Wolf’ de HBO Max

Retorcida, sádica y divertida: así es la serie ‘Wolf’ de HBO Max

Crítica

Sus virtudes no están exentas de defectos pero es un thriller tan alocado como entretenido

Juliet Stevenson, víctima de una visitada inesperada.

Juliet Stevenson, víctima de una visitada inesperada.

Simon Ridgway

Los rompecabezas televisivos pueden ser uno de los pasatiempos más frustrantes: una acumulación de falsas sospechas, pistas forzadas y la sensación de que, cuando resuelves el entramado, no tienes exactamente una historia dramática sino una experiencia plana. Las adaptaciones de las novelas de Harlan Coben son el mejor ejemplo de este estilo de thriller artificioso donde colocar las piezas es el único atractivo. Y, mientras Wolf debería encajar en esta categoría por la forma de plantearse y desarrollarse la historia, esta es suficientemente alocada para disfrutarla y defenderla.

Se basa en las novelas de Mo Hayder sobre el inspector Jack Caffrey, aquí interpretado por Okweli Roach. Megan Gallagher escribe y dirige este embrollo complicado de explicar. El inspector Caffrey ha vuelto a Londres con su nueva pareja porque es incapaz de desvincularse de una tragedia personal que le tiene obsesionado: cuando tenía ocho años, su hermano de diez años desapareció sin dejar rastro. Él siempre dio por sentado que fue secuestrado por el vecino (Anthony Webster), un inquietante hombre con antecedentes que todavía a día de hoy le observa por la ventana, aunque no encontraron pruebas en su casa y, de hecho, el cuerpo de su hermano nunca se haya recuperado.

El inspector Caffrey vuelve a Londres para estar cerca de su vecino, que sospecha que secuestró y mató a su hermano cuando eran niños

Cuando cargas con un caso sin resolver en tu vida, entiendes que nada se puede interponer en tu camino para descubrir la verdad.

Cuando cargas con un caso sin resolver en tu vida, entiendes que nada se puede interponer en tu camino para descubrir la verdad.

Simon Ridgway

En paralelo, el matrimonio Anchor-Ferrers (Juliet Stevenson y Owen Teale) se instalan en su majestuosa segunda residencia en el campo con su hija Lucia (Annes Elwy). El marido necesita reposar tras una operación de corazón pero pronto descubren que esto será imposible: encuentran algo en el jardín que les indica que un psicópata podría andar suelto: el hombre que destripó a dos adolescentes cinco años antes y que en teoría estaba en prisión. Sin embargo, cuando dos agentes de policía (Iwan Rheon y Sacha Dhawan) se presentan en su casa para revelarles algo terrible ocurrido en el vecindario, su tranquila estancia se tuerce todavía más.

Hablar de Wolf, que conste, es complicado porque sus virtudes (que están ahí) no están exentas de defectos. Como guionista, Megan Gallagher se divierte con el material que adapta. Es consciente que es rebuscado, que incluye idas y venidas para entender los hechos y conectarlos, que ofrece pistas absurdas y que retrata una comunidad campestre hasta cierto punto absurda. Hay raves, serpientes, adictos a las películas de terror, adolescentes apáticos y hasta influencers de bofetón. Pero se mueve con desparpajo por el thriller, la comedia, el sadismo y hasta los anzuelos que coloca sin sonrojarse.

Hay secuestros, destripadores, pederastas y multitud de traumas; y 'raves', serpientes, adictos a las películas de terror, adolescentes apáticos e 'influencers' de bofetón

Sacha Dhawan y Iwan Rheon, dos policías que llegan con malas noticias.

Sacha Dhawan y Iwan Rheon, dos policías que llegan con malas noticias.

Simon Ridgway

Al mismo tiempo, posiblemente por emitirse en la BBC en el Reino Unido y el nivel de humor de la producción, la creadora no lleva al espectador tan al límite como debería. Es como si el guion tuviera tanta mala leche que temiera crear escenas con un exceso de tensión o de atmósfera: se resiste al impulso de producir escenas irrespirables a pesar de que el texto pueda dar lugar a esto. Para que nos entendamos, podría ser Funny games en determinados momentos y prefiere rebajar el tono con sentido del humor y una construcción de atmósfera más ligera. Esta forma de frenarse convierte Wolf en un thriller más accesible pero menos atrevido.

Por suerte, siempre avanza. Ofrece momentos inesperados. Y, cuando toca encajar las piezas del misterio principal, a priori encajan. Por lo tanto, es un entretenimiento solvente con un punto de humor retorcido para quienes prefieran prescindir del dramatismo funcional de los thrillers de manual.

Es un entretenimiento solvente con un punto de humor retorcido para quienes prefieran prescindir del dramatismo funcional de los thrillers de manual

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