La hija de David Hasselhoff, modelo 'curvy' en Playboy - XL Semanal
Hayley rompe barreras

La hija de David Hasselhoff, modelo 'curvy' en Playboy

La hija menor del actor de “Los vigilantes de la playa” y ‘El coche fantástico’ triunfa como modelo y ayuda a mujeres de talla grande a lidiar con sus cuerpos. No ha sido un camino fácil pero ya no se le resisten ni las mejores marcas ni la portada de 'Playboy'.

Por Fernando Goitia

Lunes, 11 de Octubre 2021

Tiempo de lectura: 7 min

Ese apellido... Sí, Hasselhoff, referencia catódica de dos generaciones. Al actor que pasará a la posteridad por aquello de «Kitt, te necesito», le ha salido una heredera en el mundo del show bussines. Hayley Hasselhoff es, a sus 29 años, todo un icono entre las modelos «voluptuosas, rellenitas, pero con buena salud», como ella misma define a las de su ámbito de actuación. Su portada para Playboy Alemania, el pasado abril, la convirtió en la primera top de tallas grandes protagonista de una edición europea de la revista. Después de aquello, se desnuda ahora en una entrevista a The Sunday Times Magazine, aunque esta vez de forma metafórica.

Se remonta Hasselhoff en sus confidencias a lejanos tiempos escolares, en Los Ángeles, cuando tuvo que lidiar con la crueldad de sus compañeros. El tamaño de sus pechos a los nueve años, edad a la que empezó a usar sujetador, inspiraba todo tipo de bromas y chistes crueles en los vestuarios de la piscina. Tanto que, para evitarlos, Hayley dejó la natación. Recuerda, en todo caso, que a pesar de aquellos estímulos negativos exteriores «era una niña vivaz, abierta, feliz. En clase siempre estaba hablando y riendo».

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Romper barreras. Portada de abril de Playboy Alemania, primera en Europa con una modelo curvy. «La inclusividad en lo concerniente a las tallas –explica Hayley sobre los motivos que la llevaron a aceptar posar desnuda–  también es importante para las mujeres que ven en Playboy patrones de belleza deseables. Suponía una oportunidad increíble que no podía dejar pasar».

De tan insistentes, sin embargo, los comentarios burlones sobre su físico le generaron inseguridades sobre el cuerpo que le había caído en suerte. Crecer entre celebridades, eventos y rodajes de Los vigilantes de la playa –la icónica serie de los 90 que reimpulsó la carrera de su padre y lanzó la de su madre, la ‘vigilante playera’ Pamela Bach–, ayudó a Hayley a cimentar cierta confianza precoz en si misma. Por ejemplo, como no encontraba ropa de su talla aprendió a cortar, rehacer y adaptar a su figura las prendas que compraba. «Por aquel entonces, en las tiendas no había mucha variedad, así que si algo no me sentaba bien, yo misma lo arreglaba. Hoy le diría a aquella niñita que no hiciera el menor caso de las burlas –aconseja dos décadas después– y que continuara disfrutando de lo que le gustaba».

Cuenta Hayley que tuvo que lidiar con la crueldad de sus compañeros en el colegio. El tamaño de sus pechos a los nueve años, edad a la que empezó a usar sujetador, inspiraba todo tipo de bromas ofensivas

Que es, más o menos, lo que ella hizo. Con apenas siete años, de hecho, debutó como actriz en Los vigilantes de la playa [episodio 22, Castillos en la arena; dato para consumo de fans irredentos], y con diez apareció en Mucho más que un cachorro, dramón familiar protagonizado por su madre. «La interpretación, en su momento, fue una forma de terapia –confiesa Hayley a la publicación británica–. Y me di cuenta de que lo que más me gustaba era contar una historia. Siempre quise ser una narradora. Estoy convencida de que el universo me situó en este planeta para ponerme en la situación de otros y comunicar distintas emociones a través de mi técnica y de mi arte».

De aquellos rodajes, por cierto, recuerda la fascinación que le producía ver a su padre en acción. «Me quedaba impresionada por su capacidad y sus dotes artísticas», afirma. Ni el divorcio de sus progenitores, cuando ella tenía 14 años, ni la agria batalla judicial por la custodia de ella y Taylor Ann, su hermana mayor; ni el posterior matrimonio de su padre (el cuarto) con la modelo galesa Hayley Roberts, 27 años más joven que él, consiguieron erosionar ese sentimiento.

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De apellido Hasselhoff. Hayley, de 29 años, es la hija menor del actor David Hasselhoff y la actriz Pamela Bach, su tercera esposa. Taylor Ann, de 31 años, con sombrero en la imagen, es la mayor. Sus padres estuvieron 17 años casados, entre 1989 y 2006, y trabajaron juntos en la serie Los vigilantes de la playa.

A ello han contribuido, quizá, las tres emes que rigen hoy su vida: «Movimiento, mindfulness y meditación», según ella misma explica. Pero más allá de su actual confianza, la vida ha sido para ella una suerte de carrera de obstáculos. Hace cuatro años, sin ir más lejos, dejó de beber tras ser detenida ebria al volante de su Mercedes. El fantasma del alcoholismo de su padre –aireado al mundo en 2007 con un vídeo en el que se comía una hamburguesa en evidente estado de embriaguez– la empujó hacia esa drástica decisión, al tiempo que lidiaba con problemas como ansiedad, depresión y ocasionales ataques de pánico que la persiguieron durante varios años.

Trabajar como modelo de tallas grandes, revela, fue clave en el proceso de ayudarla a sentirse más contenta con su cuerpo. Se inició en esa industria, incipiente en aquel entonces, con apenas 15 años y una talla 44. La introdujo el representante de su padre que, en apenas un año, consiguió colocarla en la prestigiosa Agencia Ford para convertirse en el rostro adolescente de una marca norteamericana de tallas grandes durante varios años.

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Míticos bañadores. Hayley posa en sus redes sociales con uno de los bañadores rojos que se hicieron mundialmente famosos en la serie Los Vigilantes de la Playa.  Recuerda la modelo la fascinación que le producía entonces ver a su padre en acción.

No olvidó, sin embargo, sus ambiciones como actriz. Su aparición en la serie Huge, las peripecias de ocho adolescentes en un campamento de verano para perder peso, hizo de ella un rostro popular en Estados Unidos. Pese a los buenos recuerdos, la descripción de su personaje en las notas promocionales como «la menos gordita en el campamento de los gorditos», provoca en Hayley la siguiente reflexión: «En el cine y la televisión siguen siendo frecuentes los chistes a costa de la mujer con curvas. Es raro que sea presentada como mujer y punto, y que la narración se centre en el drama o en la comedia de su vida y no en sus dimensiones corporales. Queda mucho por hacer para no categorizar a las protagonistas femeninas en función de su peso».

'Mi relación con la salud mental siempre va a ser conflictiva, pero he conseguido tener conciencia de cómo soy en realidad para entender cuáles son mis desencadenantes'

Volviendo a su trayectoria como modelo, cuando Hayley alcanzó la mayoría de edad, la expansión del sector de las tallas grandes vivía un inédito auge. «Apareció una especie de escena underground llena de mujeres voluptuosas, rellenitas, pero en absoluto mal de salud, muy seguras de sí misma y me dije que quería formar parte de aquello». Con el tiempo, incluso la alta costura se ha sumado a la tendencia de vestir a mujeres con tallas mayores. «Versace, Fendi, Chanel… Todas han terminado por poner a modelos con curvas en las pasarelas, pero en algunos casos, no han pasado de medidas puntuales tomadas de cara a la galería. Queda mucho trabajo por hacer».

Ella, por de pronto, asume su parte. Tras vivir casi una década como nómada, Hayley ha regresado a su Los Ángeles natal, una ciudad que, asegura, «sigue estando muy atrás en lo tocante a la diversidad corporal». Por eso, uno de sus objetivos «es seguir fomentando el debate sobre la imagen que las personas tienen de sus propios cuerpos –afirma–. Y es una bendición encontrarme al frente de este debate».

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Amor rotundo. Hayley sale con el actor y fotógrafo británico Dominic Farrell. Los últimos años han vivido en una casa en un pueblo de Kent, en plena campiña inglesa, donde la modelo causaba sensación con la rotundidad de sus volúmenes y sus looks, irrenunciables los tacones y el esmerado maquillaje.

Su elección para convertirse en la primera modelo curvy de una edición europea de la revista Playboy –Molly Constable lo fue de la edición estadounidense en 2017– fue, por consiguiente, casi inevitable. A su influencia en el sector se añade, además, la popularidad de su linaje en Alemania, donde su madre recibió un premio como actriz y su padre sigue siendo todo un símbolo televisivo y, sobre todo, musical. Nadie allí olvida su actuación en 1989 cantando sobre el mismísimo muro de Berlín su Looking for Freedom desde la cesta de una plataforma de elevación.

Aceptar la oferta de la célebre revista, sin embargo, generó en Hayley ciertas reservas. «Era la primera vez que hacía una sesión así». Es decir, con los pechos al aire. «Me dije al final que podía hacer lo que quisiera con mi cuerpo, del que me siento más que orgullosa –añade–. La inclusividad en lo concerniente a las tallas de ropa también es muy importante para las mujeres que ven en Playboy unos patrones de belleza deseables. Suponía una oportunidad increíble que no podía dejar pasar».

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Compartiendo escote. Modelo para las principales marcas de tallas grandes y habitual en las principales pasarelas del sector, Hayley Hasselhoff es una activista por la normalización del debate sobre salud mental y promueve un mensaje positivo sobre asumir el propio cuerpo. En ese sentido, en su cuenta de Instagram comparte imágenes como esta.

Lejos de quedarse ahí, Hayley decidió hace un tiempo compartir con el mundo las lecciones personales que le proporcionó la superación de sus propias inseguridades. Por eso lanzó, en plena pandemia, una serie en Instagram TV titulada Redefine you: A conversation for wellbeing (Redefínete: Una conversación para estar bien), además de desarrollar un proyecto de salud mental llamado Check in with you (Consulta contigo misma). «Mi relación con la salud mental siempre va a ser conflictiva –concluye–, pero he conseguido tener conciencia de cómo soy en realidad para entender cuáles son mis desencadenantes».

Etiquetas: Modelos