El abogado que aterrorizo Monterrey | ABC Noticias

El abogado que aterrorizo Monterrey

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Monterrey.- Hace 19 años, el abogado Leopoldo del Real fue asesinado a tiros cuando tomaba un café con el entonces Director de la Policía Ministerial, Fernando Guzmán.

El crimen aún sin resolver, puso fin a la carrera de un litigante que aterrorizó Monterrey, amparado en la protección de grupos políticos y porque no decirlo, un estilo personal carismático y arrojado, pero brutal.

""Actuaba en base al terror, a la protección de altos personajes de la política"", explicó Gilberto Marcos, quien como director de Televisa Monterrey, documentó los abusos del abogado.

En el homicidio fue involucrado el entonces Procurador de Justicia David Cantú, desencadenando un escándalo de tal magnitud, que fue una de las causas de la renuncia del Gobernador Sócrates Rizzo.

El ascenso

Polo del Real, como mejor se le conocía, empezó a cobrar notoriedad a final de los ochentas, justo a la mitad del sexenio del Gobernador Jorge Treviño.

El litigante era frecuentemente contratado por quien necesitaban de su brutal estilo para darle velocidad a un litigio, generalmente del ámbito civil.

""Empezó cobrando deudas y forzando divorcios, siempre a la fuerza; increíble, pero incluso gente muy respetable lo contrataba"", explicó Marcos.

""Luego ya empezó a hacer otro tipo de cosas, se habló de extorsiones, trabajos para gente del poder político; claro, nunca hubo pruebas, pero era vox populi"".

Marcos, el único de la época que accedió a la entrevista, añadió que se supone que el Gobernador Treviño se hartó de los excesos del abogado, al grado que giró una orden de aprehensión en su contra, que lo obligó a exiliarse varios años de la entidad.

Por la puerta grande

En Marzo de 1995, tras regresar de su exilio, Polo del Real recibió a este reportero en su casa de la colonia María Luisa, en Monterrey.

""Nomás que me grabes y te parto tu madr..."", advirtió, a  quien entonces trabajaba para Televisa.

La larga charla fue sin embargo grabada por el camarógrafo Jorge Lozano y, sin saber que hablaba para la historia, el abogado soltó la lengua.

""Yo vuelvo por la grande güero, por la puerta grande"", expresó, sonriendo de oreja a oreja.

""El cabr... de Jorge Treviño me tenía amenazado, pero ya volví y voy a trabajar a toda madr...""

Alto, fuerte y de un innegable carisma animal, Del Real presumió sus libros y sus pieles; mármoles y maderas finas; lujo, dinero y mal gusto a más no poder.

""Con éstos me llevo mejor que con mucha gente"", comentó, ya en el techo, frente a sus perros de pelea.

""Estos hasta matan diferente que la gente. Más derecho, no? Más simple. No se andan con chingad..."".

Meses después, un asesino profesional entró al café Florián, frente a Cintermex y mató a Del Real.

Y fue muy simple: De un tiro en la cabeza.

El fin de muchos 

Como maldición antigua, el asesinato de Polo del Real marcó el declive e incluso la muerte de otros.

""David Cantú, Procurador de Justicia del Gobernador Sócrates Rizzo; Rizzo tuvo que destituirlo porque se le ligó con la muerte de Polo"", explicó Marcos.

""Y uno de los factores de la renuncia obligada del propio Rizzo, fue el escándalo del asesinato de Polo"".

Fernando Pérez Guzmán, el director de la Ministerial que acompañaba a Del Real al momento del homicidio, jamás se recuperó del incidente.

Fue de hecho su tumba política.

Y Arturo Flores Loera, un joven ladrón de autos que se entregó por haber participado en el asesinato, murió como sólo pasa en las películas: suicidándose, al saltar del quinto piso del Hospital Universitario.