Augusto Bernardino Leguía y Salcedo

Augusto Bernardino Leguía y Salcedo nació en Lambayeque, 19 de febrero de 1863, fue un político peruano, que ejerció dos veces la Presidencia Constitucional del Perú: de 1908 a 1912 y de 1919 a 1930. A éste último período, que suma once años consecutivos, resultado de sucesivas reelecciones, se le conoce como el Oncenio.

Augusto Bernardino Leguía en total gobernó 15 años, siendo el mandatario peruano que más tiempo ha gobernado hasta el momento. Durante el Oncenio emprendió la modernización del Perú, realizando importantes y numerosas obras públicas.

Se educó Lambayeque, en el Colegio de la Señorita Gallo y en el Colegio Nacional creado por el Presidente José Balta. Con motivo de la inundación de Lambayeque de 1871, sus padres lo enviaron a estudiar en el extranjero, donde recibió una formación liberal orientada al comercio y a la economía. Regresó a Lima a los dieciséis años entrando a trabajar en la Casa Prevost. Posteriormente se convirtió en un exitoso exportador de arroz y azúcar y trabajó como representante de compañías norteamericanas de seguros.

Hombre de negocios muy hábil, fue llamado a ser Ministro de Hacienda (durante los gobiernos de Manuel Candamo Iriarte y José Pardo y Barreda) en momentos muy difíciles para el país. Como Ministro fue muy exitoso, logrando a levantar la economía nacional.

Así, se convirtió posteriormente en Presidente entre 1908 a 1912 y entre 1919 al 1929.

Elecciones de 1908

Augusto Bernardino Leguía fue el candidato oficialista en las elecciones de 1908, es decir, en representación del Partido Civil. El Partido Demócrata, a instancias de su líder, el viejo caudillo Nicolás de Piérola, se abstuvo de participar. Augusto Durand, jefe del Partido Liberal –una especie de ala izquierda del Partido Demócrata–, trató de impedir los comicios con una revolución al viejo estilo de las montoneras, pero fracasó. Leguía fue así elegido sin resistencia para ejercer el período presidencial de 1908-1912.

Primer Gobierno (1908-1912)

Augusto Bernardino Leguía asumió el mando presidencial el 24 de setiembre de 1908, reemplazando a José Pardo.

Este mandato, que sería el primero de Augusto Bernardino Leguía, resultó ser muy turbulento, tanto en el orden interno como en el externo. En el aspecto internacional, afrontó los problemas limítrofes con los cinco países vecinos que, conocedores de las limitaciones materiales que pesaban sobre Perú después de la Guerra del Pacífico, aprovecharon la ocasión para arremeter en demanda de sus pretensiones territoriales.

En el orden interno, enfrentó una intentona golpista que dirigieron Carlos de Piérola, hermano de Nicolás de Piérola, y los hijos de este caudillo: Isaías de Piérola y Amadeo de Piérola. Estos acaudillaron a un grupo de descontentos del partido demócrata y penetraron sorpresivamente en el Palacio de Gobierno, encontrando a Augusto Bernardino Leguía en su despacho.

Los revoltosos le pidieron que firmara su renuncia. Augusto Bernardino Leguía se negó. Entonces, los amotinados lo secuestraron y lo llevaron hasta la Plaza de la Inquisición, donde, al pie del monumento a Bolívar, lo conminaron a renunciar por segunda vez. Augusto Bernardino Leguía volvió a negar su renuncia, diciendo firmemente: «No firmo».

Intervino la fuerza pública, que logró rescatar al presidente luego de un tiroteo que mató a más de cien manifestantes (29 de mayo de 1909). A pesar de no haber tenido participación en esta revuelta, Nicolás de Piérola tuvo que esconderse ante la persecución desatada por el gobierno. El diario opositor La Prensa fue asaltado por turbas gobiernistas y su director, Alberto Ulloa Cisneros fue apresado.

En los dos últimos años de este gobierno se manifestó una aguda crisis económica, motivada por el endeudamiento interno acelerado, los gastos de la defensa nacional y el déficit presupuestal.

Elecciones de 1912

Augusto Bernardino Leguía, de carácter personalista y autoritario, se alejó de su partido, el Civil y conformó su propio grupo de partidarios, llamados civilistas gubernamentales, que eran dueños de la mayoría en las dos cámaras del Congreso y de los órganos electorales. En 1912, finalizando el período presidencial, el gobierno auspició la candidatura de Antero Aspíllaga Barrera, pero frente a ella se alzó la candidatura de último momento de Guillermo Billinghurst, quien amparado en su arrolladora popularidad logró suspender las elecciones y trasladar la decisión electoral al Congreso. Si bien en este parlamento predominaban los civilistas y leguiístas, estos accedieron a satisfacer el pedido popular. Billinghurst, anticivilista acérrimo, fue así elegido presidente y sucedió a Leguía. En compensación, fue elegido primer vicepresidente Roberto Leguía, hermano de Augusto.

Destierro. Las elecciones de 1919

En 1913, Augusto Bernardino Leguía fue desterrado a Panamá por el gobierno de Billinghurst, pasando a Estados Unidos y finalmente a Inglaterra, donde vivió hasta 1918, dedicado a sus negocios azucareros personales. En Londres desempeñó también el cargo de presidente de la Cámara Latinoamericana de Cambio y Comercio.

A principios de 1919, Leguía retornó al Perú. Gobernaba entonces el civilista José Pardo y Barreda en segundo mandato, quien próximo a terminar su periodo, convocó a elecciones presidenciales, siendo una vez más Ántero Aspíllaga el candidato gobiernista. Augusto Bernardino Leguía lanzó su candidatura y su campaña electoral estuvo apoyada por el Partido Constitucional (cacerista) y la Universidad de San Marcos; esta última institución lo proclamó «Maestro de la Juventud», pese a que Leguía nunca tuvo título académico alguno.

Augusto Bernardino Leguía se presentó así como abanderado de los anhelos juveniles por cambiar las estructuras del país. Su triunfo se vislumbraba, al no haber otro candidato más popular, pero alegando que su victoria no iba a ser reconocida por el gobierno civilista, dio un golpe de estado, apoyado por la gendarmería (4 de julio de 1919). Acto seguido asumió el poder como presidente provisorio y disolvió el Congreso.

La caída de Augusto Bernardino Leguía

En 1929, su gobierno volvió a hacer enmiendas a la Constitución para reelegirse, iban ya once años de gobierno, período que sería conocido como «El Oncenio de Leguía», y el país comenzaba a vivir una convulsión social.

El 22 de agosto de 1930 estalló una revolución en Arequipa, dirigida por el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro.

El Presidente Augusto Bernardino Leguía, cansado y enfermo, renuncia. Entrega el poder y parte al exilio en el Barco Bolognesi, pero es obligado a volver y llevado a la isla San Lorenzo, para luego ser conducido al Panóptico Lima (donde hoy se levantan el Centro Cívico y el Hotel Sheraton).

Augusto Bernardino Leguía murió en prisión el 6 de febrero de 1932, a los 69 años, debido a una bronconeumonía contraída en la cárcel, se encontraba en la más absoluta pobreza y fue enterrado en una pobre tumba en el Cementerio Presbítero Matías Maestro de Barrios Altos.

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