Jugó en el fútbol amateur, Maradona lo llevó a la Selección y fundó un club para sacar chicos de la calle - TyC Sports

Jugó en el fútbol amateur, Maradona lo llevó a la Selección y fundó un club para formar jugadores

Jugó en el fútbol amateur, Maradona lo llevó a la Selección y fundó un club para formar jugadores

El exdelantero Juan Pablo Pereyra, quien hizo inferiores en Boca y brilló en Tigre y Atlético Tucumán, creó San Lorenzo Fútbol Club, en la localidad homónima de Santa Fe, con el fin de ayudar a los jóvenes que sueñan con ser profesionales.

Juan Pablo Pereyra trabajó, insistió y esperó. Sabía que convertirse en futbolista profesional no iba a ser sencillo. Sobre todo después de haber pasado por las Inferiores de Boca -a las que llegó de la mano de Jorge Griffa- Newell’s, Rosario Central y tener que volver a pelearla en ligas regionales. Anduvo por varios torneos amateurs, entre ellos el fútbol casildense, cuna de cracks, de donde surgió Franco Armani y en el lugar en el que Jorge Sampaoli se inició como entrenador. Jugó el campeonato organizado por la liga de San Lorenzo, la ciudad santafesina al sur de Rosario en la que nació el 30 de mayo de 1984, y hasta disputó el antiguo Torneo Argentino B con El Linqueño. Pero en 2006, después de trabajar, insistir y esperar, su vida cambió para siempre.

Surgió una prueba en Tigre y me llevó un amigo junto a Sebastián Mascherano, el hermano de Javier, porque ellos son de San Lorenzo también. Hicimos varias pruebas y ahí me vio Caruso Lombardi (N. de la R.: técnico del Matador). Así pegué el salto al Nacional B, a un gran equipo con el que después ascendimos, así que imagínate que fue todo muy rápido”, sintetiza en declaraciones a TyCSports.com y, sobre su engorroso recorrido, contextualiza: Me tocó pelearla desde abajo porque imaginate que ir a entrenar, no tener agua para bañarse y seguir, o hacer dedo para que te levante un auto en la ruta son cosas que me hicieron fuerte. Me costó muchísimo llegar, pero creo que también me ayudó a no rendirme nunca. Destaco la importancia de luchar, jugar en un club de un pueblo y pasar a la segunda división también ayuda a valorar más y entender que fue difícil, que hay que cuidarlo”.

"El fútbol es el deporte más lindo, por lo menos para mí, pero también es muy cruel"

Es recordado entre los futboleros por sus pasos por el conjunto de Victoria y los dos períodos que tuvo en Atlético Tucumán (2008-10 y 2012-13), institución en la que se convirtió en uno de los más queridos y hace poco le rindieron un homenaje. Sin embargo, Pereyra, quien también fue campeón con Estudiantes del Apertura 2010 y jugó la Libertadores con Nacional de Uruguay, se retiró a mediados de 2022. Pero nunca se alejó del fútbol porque además de haber realizado el curso de director técnico, el 4 enero de este año fundó San Lorenzo Fútbol Club, que tiene su centro de entrenamiento en el Polideportivo Urgara, el cual alquilan. El objetivo de la institución es acompañar durante los primeros pasos a los chicos que sueñan con vivir del fútbol.

Juan Pablo Pereyra
Juan Pablo Pereyra durante un reconocimiento que le hizo Atlético Tucumán, club con el que ascendió a Primera en 2009.

“Para mí estaba muy desprotegido el tema de la formación. Yo soy muy crítico sobre eso y me dije: ‘No solamente voy a criticar, sino que voy a intentar hacer algo’”, confiesa y agrega: Nuestro objetivo es claro: preparar a los chicos y darles la posibilidad de que ingresen en un club de AFA, no tenemos un propósito de trascender en algún torneo regional. Nos dedicamos pura y exclusivamente a formar, que los equipos vengan, elijan y se puedan llevar la mayor cantidad de juveniles de la zona porque hay chicos de todos lados, no solamente de San Lorenzo”.

Pese a su reciente nacimiento, la institución ya cuenta con personería jurídica, que entre otras cosas le da autoridad legal y permite que pueda recibir alguna ayuda económica del Estado, y también logró que tres juveniles se sumaran a las filas de Talleres de Córdoba. No obstante, el trabajo había iniciado antes del nacimiento de San Lorenzo. “Primeramente armamos un centro de entrenamiento, empezamos a gestionar pruebas con varias instituciones y vimos que el potencial de los chicos era muy grande, pudimos colocar 16 jugadores en distintos equipos de AFA, pero entrenábamos dos días nomás, así que decidimos armar el club para poder tenerlos a disposición más tiempo, conocerlos más -explica-. Además, sumamos la competencia el sábado en la Liga Sanlorencina y como la mayoría son muy jóvenes, tienen 9 años, trabajamos mucho en la contención.

El acompañamiento a los jóvenes es algo que lo inquieta y menciona cada vez que puede durante la charla con TyC Sports. “A mí me tocó jugar en el club de mi barrio al que íbamos a las 14 y volvíamos a casa recién cuando se hacía de noche, eso es lo que queremos reivindicar un poco, la costumbre de estar mucho tiempo en el club porque yo creo que hasta los 12 años los chicos se tienen que divertir, como dice Rubén Rossi (N. de la R.: formador y exfutbolista que fue campeón con la selección juvenil en el Mundial de 1979) : ‘El gran maestro es el juego hasta esa edad’”, remarca.

"Queremos reivindicar un poco la costumbre de estar mucho tiempo en el club "

Como parte de la formación, el delantero que también jugó en Ferro, Almirante Brown e Independiente Rivadavia hace hincapié en promover otros intereses porque sabe que la fortuna que tuvo él hay muchos que no la tendrán, independientemente de sus condiciones. “Nosotros contamos con alrededor de 150 chicos y el fútbol es el deporte más lindo, por lo menos para mí, pero también es muy cruel, sabemos que no todos van a tener la posibilidad de ser profesionales y tratamos de apuntar a algo un poco más colectivo, más humano. Por eso es importantísimo el estudio, sino es como que te preparaste cinco o seis años para algo que no se dio y quedaste sin jugar a una edad muy joven. No hay que apostar todo al fútbol porque no hay una garantía. Sí, hay que dedicarle esfuerzo y tiempo, pero la vida de un adolescente no puede pasar únicamente por el fútbol”, se sincera.

Pereyra
En octubre de 2022 fue invitado a la despedida de la Gata Fernández en UNO.

La merienda en el club y el rol social que excede lo futbolístico

Pereyra se desempeña como coordinador de la institución, rol en el que lo acompaña Ignacio Segovia, mientras que cada categoría cuenta con un técnico y preparador físico, pero en el último tiempo, además del trabajo en lo deportivo, sumaron otras actividades, como una merienda diaria, que consideran que está relacionado a la formación de los jóvenes y tiene un valor social importante.Tenemos chicos que sabemos que no la están pasando bien. Nosotros hacemos una merienda muy humilde, no es que podemos darle lo que tal vez corresponde, pero siempre tienen un mate cocido, un paquete de galletitas para que se vayan con algo en el estómago. Me ha pasado que algunos padres me han dicho: ‘No, mi hijo no toma mate cocido’. Pero cuando vienen toman lo que se les da y eso genera un ida y vuelta entre los chicos”, confiesa.

"La vida de un adolescente no puede pasar únicamente por el fútbol"

Además, debido a la situación económica que afronta el país, tratan de cubrir otras necesidades, más allá de una comida. Armamos un roperito con botines que quedan de algunos para darles a otros compañeros que lo necesiten. Siempre lo manejamos de una manera muy individual para que nadie se entere a quiénes van destinados, pero la idea es unir, tratar de igualar las posibilidades para todos porque acá somos todos iguales, no importa si tu familia está bien económicamente o no”, reflexiona Pereyra.

Cada uno en su rol

Uno de los hábitos que se repiten en varios clubes durante las etapas formativas y preocupa al Flaco es la presión que los padres pueden generar en sus hijos al depositar expectativas que tal vez nunca lleguen a cumplir.Lo primero que tenemos como regla de convivencia es que los papás no pueden dar indicaciones, no pueden gritar. De esa manera evitamos un comentario que afecte al chico en el entrenamiento o un partido”, manifiesta y continúa: “El porcentaje de jóvenes que van obligados por su familia es muy alto. Yo trato de hacerles entender que hay otros deportes o actividades para hacer. Es cierto también que cuando hablamos de fútbol me ha pasado que algunos padres, que incluso son universitarios, pierden un poco la razón”.

Más allá del trabajo de prevención que realizan, si notan jóvenes que no disfrutan el proceso tienen un protocolo de cómo abordar una situación así. “Si hay un caso particular lo derivamos a un psicólogo deportivo que, si bien no es parte de la estructura del club, son de confianza y creemos que pueden ayudarlos. Yo jugué muchos años, he tenido muchísimos psicólogos deportivos, pero no soy psicólogo. Más que pedirles a los papás que no griten, intentar que los chicos sean respetuosos en el día a día o darles un abrazo y contenerlos, no puedo hacer”, desmenuza.

Cuando conoció a Maradona y su debut en la Selección Argentina

Es miércoles 3 de febrero de 2010. Boca enfrenta a Lanús en La Bombonera por el Clausura, partido en que se quedará con la victoria por 3-1. Mientras ve el encuentro, el entonces delantero de Atlético Tucumán recibe un llamado de su representante, quien le avisa que existe la posibilidad de que sea convocado a la selección para un amistoso ante Jamaica. La noticia se confirmó horas más tarde y al día siguiente el Flaco le confesó a Télam: “Viví uno de los momentos más felices de mi carrera”. Sin embargo, la alegría duraría poco porque tuvo que ser desafectado ya que se encontraba recuperándose de una patada del uruguayo Pablo Pintos que le rompió el tabique nasal, lesión que no había sido considerada por Maradona, su ídolo y el técnico de la Albiceleste.

Pero al igual que le sucedió en sus comienzos, el fútbol le tenía preparada una revancha. Fue así que Diego volvió a convocarlo al seleccionado conformado por jugadores que militaban en Argentina para otro amistoso previo al Mundial de Sudáfrica. Esta vez, el santafesino cumpliría uno de sus sueños, ya que ingresaría por Martín Palermo a los 65 minutos en la goleada por 4-0 frente a Haití en Neuquén.

Juan Pablo Pereyra
En la Selección Argentina, Juan Pablo Pereyra coincidió con Martín Palermo y Ariel Ortega, entre otros.

“Soy un maradoniano con todas las letras, así que haberlo conocido fue tocar el cielo con las manos. A veces me pasa que leo declaraciones de jugadores de primer nivel que cuentan que soñaban con conocerlo y yo lo tuve ahí, pude compartir un mate y que me haya dirigido fue un premio a tanto sacrificio, tantos idas y vueltas que tiene la carrera del futbolista de mi nivel. Los de élite están condenados a ir a sus selecciones, a jugar en Europa, pero los normales, que somos la mayoría, pasamos por un montón de cosas y siempre la tenemos que pelear, esa es la parte que por ahí que no se ve del fútbol, que yo lo hablo mucho con los padres. Esta es una profesión hermosa -dice-, pero muy difícil y ni siquiera haciendo todo bien por ahí el resultado final es positivo. Por eso, haber estado con Diego fue lo más grande que me pasó en la vida”.

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