La calle del Comercio y los dulces que conquistaron a Alfonso XII

La calle del Comercio y los dulces que conquistaron a Alfonso XII

FELIPE AIRA MONFORTE

MONFORTE DE LEMOS

La calle del Comercio lleg� a ser la de mayor actividad de todo Monforte
La calle del Comercio lleg� a ser la de mayor actividad de todo Monforte ARCHIVO HIST�RICO PROVINCIAL DE LUGO

Era conocida en el Medievo como Arrabal y cambi� muchas veces de nombre

19 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La calle del Arrabal fue una de las v�as medievales de mayor proyecci�n y relevancia. Desde aquellos lejanos siglos, comunic� dos de los puntos m�s importantes de la villa monfortina: la plaza de Santa Mar�a de A R�goa, con su iglesia rom�nica del mismo nombre demolida en el a�o 1840 en la actual plaza de Espa�a, y el puente de los Pelambres, conocido en la actualidad como puente viejo. El Arrabal da R�goa, ya citado en documentos del siglo XIV pertenecientes al monasterio benedictino de San Vicente del Pino, acab� nombrando a una sola calle, la del Arrabal o Arrabaldo.

Desde finales del siglo XV, en esta v�a se encontraba el hospital de Sancti Spiritu, que acog�a seg�n documentaci�n de la �poca a �los pobres enfermos que se hallaren en este lugar� y daba posada �a peregrinos y pasajeros�. En el a�o 1821, tiempo de desamortizaciones, se puede leer en el libro de acuerdos plenarios que la Junta Nacional del Establecimiento del Cr�dito P�blico, a solicitud del propio Ayuntamiento, puso a disposici�n municipal el cuidado y administraci�n del extinto convento de San Juan de Dios o de Sancti Spiritu. Como administrador del hospital all� existente se nombraba al licenciado Benito Miranda, profesor de medicina y ex religioso de dicho centro hospitalario.

Fue el paso previo al traslado, a�os despu�s, de las dependencias municipales situadas en la calle Falagueira. En la d�cada de los a�os 50 y 60 del siglo XIX se realizan obras en el inmueble. La fachada antigua desaparece en su inmensa mayor�a para dar paso a otra nueva, que es en su configuraci�n la que llega hasta nuestros d�as. Durante la segunda parte del siglo XIX la antigua calle del Arrabal comienza a denominarse del Comercio. Fue en 1887 cuando se acuerda cambiar la denominaci�n que ven�a manteniendo desde el Medievo.

Gran actividad comercial

Este cambio fue consecuencia de la gran cantidad de negocios que llegaron a existir en la v�a y tambi�n del entusiasmo con que las corporaciones municipales de la �poca se tomaron la asignaci�n de nuevas denominaciones. Muchos nombres del callejero fueron reemplazadas por los de pol�ticos, militares o m�dicos a finales del XIX. Sin ir m�s lejos, en el a�o 1907 la calle del Comercio pasa a llamarse calle de Manuel Arias Rodr�guez.

Antiguo r�tulo de la tienda de tejidos Anacleto, ya desaparecida
Antiguo r�tulo de la tienda de tejidos Anacleto, ya desaparecida ROI FERNANDEZ

En el acta del acuerdo plenario se lee que el alcalde, visiblemente emocionado, dio cuenta a la corporaci�n del fallecimiento del diputado provincial y exalcalde de Monforte Manuel Arias Rodr�guez, al que se quiso dedicar un recuerdo �para hacer la apolog�a del finado y de los servicios prestados por �l especialmente a las clases pobres de quienes era constante defensor,�. La propuesta consist�a en dar su nombre a la calle del Comercio, en la que se hab�a producido su fallecimiento, y fue aprobada en el pleno por unanimidad.

Manuel Arias era el cabecilla de los que sus contrincantes pol�ticos llamaban �caciques de Fiolleda�. Arias hab�a alcanzado una relevante posici�n en la poblaci�n, siendo la mano derecha de Joaqu�n Guillermo de Osma, el pol�tico que a lo largo de tres d�cadas desempe�� el cargo de diputado a Cortes por este distrito. Sin embargo, el acuerdo sobre el cambio de denominaci�n no tendr�a demasiado eco, pues la calle sigui� conoci�ndose como del Comercio y popularmente como del Arrabaldo.

A�n hubo otra denominaci�n, calle del General Antero Rub�n, que se adopta por medio de un acuerdo plenario del a�o 1919, en el que adem�s se decide colocar una l�pida de m�rmol blanco en letras de relieve con el nombre del militar. Era af�n al general Primo de Rivera, al que tambi�n se rinden honores cuando la hoy plaza de Espa�a pasa a ser plaza del General Primo de Rivera.

Los intereses de Monforte se vieron favorecidos en algunas ocasiones por el General Antero Rub�n, especialmente cuando a partir del a�o 1917 es nombrado capit�n general de Galicia. La actual calle del Comercio sigue con el nombre del militar hasta mayo de 1931. Unas semanas despu�s de proclamarse la segunda Rep�blica, pasa a denominarse calle del 14 de Abril. As� se mantiene hasta el a�o 1936, cuando ya bajo el mando de los sublevados, pasa a ser calle de Jos� Antonio Primo de Rivera. En 1989, por acuerdo de 14 de noviembre, la calle Jos� Antonio pasa a ser calle del Comercio.

De sombreros a dulces

No hace tantas d�cadas era una v�a que ten�a abierto en cada bajo un local comercial. La actividad y el tr�nsito de personas era tan importante que lleg� a ser considerada la principal arteria de la localidad. All� se ubicaba la sombrerer�a con venta de calzado de primera clase del industrial Manuel Gonz�lez Garrido, de los �Caga na Cabaza�, sombreros que no pocos visitantes adquir�an.

Tambi�n era visita obligada la confiter�a de Eulogio de la Fuente, donde se elaboraban y vend�an las famosas tortas monfortinas de bizcocho, que fueron degustadas durante la inauguraci�n de la estaci�n ferroviaria monfortina en el a�o 1883, con la asistencia de Alfonso XII y su esposa Mar�a Cristina. Tal fue el �xito del dulce que el monarca pidi� que se las enviasen a Madrid de forma regular. Las tortas eran servidas a diferentes puntos de Espa�a en cajas de madera de media y una docena.

Benedicto Vald�s, en la calle Coru�a, luego se instalar�a en la calle Comercio
Benedicto Vald�s, en la calle Coru�a, luego se instalar�a en la calle Comercio FAMILIA VALD�S

Chocolates con cacao de la Guinea espa�ola y un hotel sede de un pol�mico cabar�

En la calle del Comercio tambi�n se pod�an adquirir en tiempos no muy lejanos los suculentos chocolates de Demetrio Guiti�n, que seg�n rezaba la propaganda de la �poca se elaboraban �a base de molino de piedra con cacao de la Guinea espa�ola�. La empresa pas� a denominarse posteriormente Viuda de Guiti�n, en alusi�n a Mar�a Garc�a Vargas. Los dulces que elaboraba en el horno artesano de la rinconada del Conde se vend�an posteriormente en el establecimiento que ten�an en la vieja calle del Arrabaldo durante su �poca m�s reciente de apogeo comercial.

Tambi�n tuvieron su sede en la calle del Comercio tiendas de muebles como la del tallista Juan Bautista Fre�n; las farmacias de Gabriel Rodr�guez Barreiro o de Ram�n Mart�nez Losada; o establecimientos de �tejidos, finas telas y seda� como el fundado por la familia Cisneros en el a�o 1887. Un negocio casi tan antiguo como la casa de tejidos Anacleto, fundada en 1876 en un bajo contiguo a la plaza de Espa�a de una vivienda recientemente rehabilitada.

Tampoco podemos olvidarlos del hotel Comercio, sede actual de la oficina del peregrino, hospedaje de ilustres for�neos y hasta sede provisional de un cabar� que cont� con grandes admiradores y tambi�n con muchos detractores.

Calzado de fabricaci�n local

Tambi�n se ubicaba en la calle Comercio el negocio de Tom�s S�nchez Sieiro conocido como �El Palacio del Calzado�, donde en 1927 se expon�a un regalo que el pr�ncipe de Asturias realiza para que se sortease a beneficio de un colegio monfortino. Por su parte, Perfecto Siso Losada presum�a de vender la mejor muestra del calzado que fabricaban entonces los afamados zapateros monfortinos entre los que estaba mi abuelo Emilio Aira, �Tronceda�.

Otros locales comerciales de esa bulliciosa calle eran el comercio de venta al por mayor de jamones de Tom�s Somoza Caama�o; el establecimiento de Benedicto Vald�s, denominado El Cielo; el colegio de ni�os de don Modesto, el estudio de �Foto Pacheco�, luego adquirido por Salustiano Vila para sus hijos Constantino y Arcadio; el establecimiento de tejidos de Manuel Abella; sastrer�as como las de Faustino Carballada; ultramarinos como el de Fructuoso Deus; e imprentas o sedes de publicaciones locales como la de �El Eco de Lemos�, de Agust�n Fern�ndez.