Violencia de género
"Mi padre es agresivo, golpea la pared y me rompe la tablet": la carta de una niña al escapar de su padre maltratador
Catalunya apuesta por redoblar el control sobre los padres tras un divorcio
El día a día de la violencia vicaria: "Mi ex usa a mis hijos como bombas contra mí"
Elisenda Colell
Redactora
Periodista de desigualdades y exclusión social crecida en la redacción de informativos de la Cadena SER en Catalunya. Nací en Viu Comunicació y Cugat.cat.
"Haces de tapón de mi voz: no puedo ser yo misma, no puedo hablar, no me puedo expresar cuando estoy contigo". Así empieza la carta de una niña de 12 años que el pasado 19 de enero huyó de casa de su padre para regresar con su madre. Las dos piden anonimato para contar su historia. La menor vivía con su progenitor desde hace siete años, ya que en 2018 un juez retiró la custodia de la madre y se la dio a él. El motivo: las denuncias que la mujer había presentado por maltrato en 2015 y que finalmente se archivaron. Durante dos años, madre e hija han estado viéndose una hora a la semana en un punto de encuentro de la Generalitat. La mujer, reconocida como víctima de violencia institucional por el Govern, asegura que el hombre ha maltratado a la niña para seguir haciéndole daño a ella. Ahora la menor ha escrito una misiva para explicar toda la violencia vivida con su padre. Una carta que ha querido compartir con EL PERIÓDICO para dar a conocer su realidad.
Madre e hija empezaron a compartir los primeros fines de semana después de la pandemia, en 2021. "En Navidad, cuando pasé más tiempo con ella, me di cuenta de que no quería seguir con mi padre, tenía todo lo que necesitaba y quería estar con ella", dice la menor en la carta. La niña recuerda aún el día 1 de enero, cuando cenaba con su padre en el sofá viendo la tele. "Me dijo que me llevaría con mi madre y yo no le respondí. Antes siempre le decía que no por miedo", cuenta. Por carta, explica como esa noche su padre habló con su madre. "Se puso violento, tiró el móvil contra la pared y se fue de casa. Dijo que no se lo quería poner tan fácil a mi madre". Según el relato de la menor, esa noche su padre regresó a su casa. "Me dijo: 'Que sepas que estoy vivo por ti, que he ido a la carretera a ver si me atropellaban y a mirar si me podía tirar por el balcón", cuenta la menor.
Golpes en la pared
La situación más grave de la que habla la menor son los ataques violentos. "Se ha comportado agresivamente y de forma frecuente tira cosas al suelo como el casco o el móvil, y rompe objetos como vasos, platos o la tablet –asegura–. También da golpes a la pared con los puños". "Yo llegué a pensar que era normal, hasta que me di cuenta de que no lo era", sigue la carta. "Cuando me preguntaba si estaba a gusto con él, yo le decia que sí por miedo a su reaccion, que era violenta y agresiva: te hacía sentir culpable de lo que querías", cuenta.
"Yo siempre me he encargado de despertarlo por la mañana y por la noche para que me hiciera la cena", cuenta la niña. En la carta lamenta haber tenido que "hacer de madre" de su padre. "Me explicaba sus problemas con mi madre o del trabajo y yo tenía que consolarlo: desde la cuarentena me preparo yo la comida porque él siempre está durmiendo", sigue.
"No has hecho de padre"
La misiva es una retahíla de reproches a su progenitor. "Todo lo que no le conviene no lo acepta, no lo admite, lo rechaza e intenta hacer que sea tu culpa", cuenta. "Siento que no has hecho de padre. Me gustaría que hubiera sido comprensivo, afectuoso y que estuviera por mí. Sí que me has dado de comer y un techo, pero nunca me has escuchado". "Nunca me he sentido a gusto, no me gusta esa casa, no me gusta estar allí, no me gustan los vecinos, nunca me he sentido protegida ni a salvo". "Nunca me ha escuchado y, si he querido algo que a él no le iba bien, pasaba de mí, solo le interesan sus cosas y nunca ha pensado en mí si no le conviene a él", se queja la niña. "Nunca me ha mostrado cariño, tampoco cuando me ponía enferma".
En cambio, la niña agradece en la carta el acompañamiento y la escucha de la madre. "Ha estado cuando la necesitaba, ella me ayudaba a aguantar", explica la niña. La madre cruza los dedos. "Si él quiere puede denunciarme porque tiene la custodia de la niña. De momento no lo ha hecho, parece que ya le va bien", suspira. La madre lleva años arruinada por los litigios judiciales. "Llevan años sin escucharnos. Ahora que ella ha decidido hablar no podrán detenerla", confía. La niña termina la carta con un aviso. "Lo que yo quiero es estar con mi madre y no con mi padre. Si me obligan a ver a mi padre me escaparé".
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