Más malss noticias para Enrique de Sussex, el hijo del rey Carlos III, cuando todavía colea la última batalla entre el príncipe y su padre enfermo de cáncer. La visita fugaz de la semana pasada a Londres para promocionar los 'Invictus Games' iba llena de torpedos. El relato no puede ser más desigual: primero se filtró la negativa del monarca a recibirlo por motivos de agenda; después que Enrique no lo invitó a los actos oficiales y que rechazó el ofrecimiento de alojarse en una residencia oficial de Buckingham Palace. Dos no se reencuentran si uno de ellos no quiere, ¿verdad? La tirria es total, como también demuestra el detalle de que Meghan Markle evitara acompañarlo durante su estancia en el Reino Unido, pero se encontraran de manera secreta en el aeropuerto de Heathrow sin pisar, oficialmente, territorio británico. El demonio está en los detalles.

Como es bien sabido, el hijo pequeño de Diana de Gales y su esposa renunciaron a su papel dentro de 'The Firm', al tratamiento de alteza real y a la asignación económica de la Corona. También abandonaron territorio británico, instalándose en EE.UU., país de donde es originaria la actriz y madre de Archie y Lilibeth. En California habían encontrado un entorno acogedor, un territorio y sociedad encantada de la vida con la pareja VIP. Enrique se siente como en casa, pero este idilio podría tener las horas contadas. Tanto es así que su nombre ha quedado manchado con una palabra gruesa: “Delincuente”. La etiqueta que le ha puesto un organismo oficial del gobierno de los Estados Unidos, aplicándole una sanción ejemplar.

Enrique iglesia GTRES
Enrique en la catedral de San Pablo, en Londres / GTRES
Carlos III paraguas GTRES
Carlos III / GTRES

Enrique y Meghan crearon la fundación Archewell en los EE.UU., una combinación de entidades con sede en Beverly Hills. Dedican sus recursos a proyectos diversos por todo el mundo, como ayudar a mujeres afganas residentes en el país, ayudar a madres y víctimas de terrorismo en Nigeria o combatir las noticias falsas en los medios, entre otros. La organización acaba de recibir un golpe demoledor, ya que el regulador nacional de entidades de caridad les ha prohibido financiar o gastar ni un solo céntimo, porque no han pagado impuestos y tampoco han presentado los registros contables. Por eso la etiqueta de “delincuente”, por eso esta consideración vergonzosa y humillante. Por eso se hunden. 

Hay respuesta por parte de los Sussex, y resulta, cuando menos, curiosa. La defensa de la fundación consiste en alegar que los papeles fueron enviados en plazo, pero el correo postal les ha hecho una jugarreta. Han perdido o traspapelado el cheque con el importe de la deuda, qué mala suerte. En pleno siglo XXI, Enrique y Meghan pagan con cheques bancarios. Me pinchan y no sangro, la verdad. Ellos, sin embargo, están tan convencidos de su buena praxis que insisten en tentar a la suerte: aseguran que otro cheque ha sido remitido al regulador gubernamental, esperando que todo se resuelva cuanto antes mejor. Seguro que se acaba arreglando, pero el nombre de los Sussex ha quedado a la altura del betún. América se desenamora de Enrique. Veremos si hay ruptura o solo una crisis pasajera.

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Enrique y Meghan / GTRES