Hoy en la sección Tras las Huellas de la Sierra, Guillermo Herrero, de toponimos.es nos habla de San Isidro, patrón de los labradores y de la ciudad de Madrid
Cada 15 de mayo, Madrid se transforma en una explosión de alegría y devoción para celebrar a su patrón, San Isidro Labrador. Esta festividad es una de las más esperadas del año en la capital española y en muchos pueblos de la Comunidad, no solo por su carácter religioso, sino también por el profundo significado cultural y social que tiene para los madrileños y para toda la Comunidad de Madrid.
Quién era San Isidro
La historia de San Isidro está íntimamente ligada a la de Madrid. En el Madrid mozárabe del siglo XI nació y creció un joven pocero, zahorí, labrador, hijo de Pedro e Inés, que vivía en la zona de San Andrés, lo que hoy es el Barrio de La Latina. Isidro nació en torno al año 1082, poco antes de que Madrid pasara a manos cristianas, y lo hizo en el Mayrit musulmán.
Agricultor, como todos, se buscaba la vida como podía en una época en la que la vida en la villa se caracterizaba por la sencillez y la pobreza. Desde joven, se dedicó al trabajo en el campo, convirtiéndose en un labrador ejemplar. Su profunda fe cristiana y su bondad hacia los demás le hicieron ganarse el respeto y la admiración de sus contemporáneos.
San Isidro es conocido por los numerosos milagros que se le atribuyen. Se cuenta que en varias ocasiones hizo brotar agua de pozos secos para saciar la sed de los más necesitados, e incluso multiplicó los alimentos para alimentar a los hambrientos. Se cuenta que hizo brotar un manantial de un campo seco en una ocasión con solo un golpe de báculo, justo en un año que Madrid vivió una intensa sequía. Estos actos de generosidad y compasión le valieron el título de “Labrador de Dios” y le convirtieron en un símbolo de la caridad cristiana.
El documento que habla de San Isidro
El documento más antiguo y casi el único donde podemos conocer la vida de San Isidro en Madrid es el denominado “Códice de Juan Diácono”, un texto anónimo de 25 hojas de pergamino agrupadas en tres cuadernos escritos en latín medieval que narran una relación de milagros. Fechado en 1275, es un documento con relatos orales de testigos contemporáneos al cronista y, por tanto, cuenta con poca precisión los hechos.
En Torrelaguna conoció a Toribia, quien poco después se convertiría en su esposa y que más tarde pasaría también a ser santa, conocida como Santa María de la Cabeza. Ambos tuvieron un hijo, Illán. Tiempo después de su primer viaje consiguió regresar a Madrid para retomar su trabajo para la familia Vera en el campo. Allí demostró sus virtudes cristianas y también sus habilidades profesionales como zahorí desarrollando el resto de su vida. Falleció a los 90 años después de un largo camino, en el año 1172. Su cadáver se enterró en el cementerio de la Iglesia de San Andrés dentro del arrabal donde había vivido.
San Isidro visitó otras localidades de la región de Madrid
Pero la influencia de San Isidro se extiende más allá de los límites de la capital. En toda la Comunidad de Madrid, se celebran fiestas en su honor. En Alcalá de Henares, la ciudad natal de Cervantes, se venera al santo con especial devoción. Getafe, Alcobendas y otros municipios también se suman a la celebración, manteniendo vivas las tradiciones y rituales en honor al patrón.
San Isidro es mucho más que un santo para los madrileños; es un símbolo de solidaridad, trabajo y fraternidad. Su vida y sus milagros nos recuerdan la importancia de la fe y la generosidad en tiempos difíciles. En un mundo cada vez más acelerado, la figura de San Isidro nos invita a reflexionar sobre nuestros valores y a apreciar la sencillez y la belleza de la vida cotidiana.