La Corona de Aragón en Albania

La Corona de Aragón en Albania

Alfonso V de Aragón dio apoyo al caudillo albanés Skanderbeg en su lucha contra los turcos

Sergio Martínez Gil

Sergio Martínez Gil

El hijo y sucesor de Pedro, Jaime I el Conquistador, volvió su mirada hacia al-Andalus conquistando las islas Baleares y Valencia, mientras sus sucesores en el trono aragonés, Pedro III el Grande, Alfonso III el Liberal, Jaime II el Justo y Alfonso IV el Benigno prosiguieron esas políticas expansionistas lanzándose directamente hacia el mar Mediterráneo y las grandes riquezas que este ofrecía gracias a las lucrativas rutas comerciales que lo recorrían. Desde entonces, buena parte de la influencia política y de las fuentes de riqueza de la Casa de Aragón provendrían precisamente de la fuerza naval y de ese comercio que había que proteger y hacer crecer ante peligrosos y poderosos rivales como Génova, Venecia, Francia o el Imperio romano de Oriente. A la ya previa tradición comercial catalana, se uniría el pujante reino de Valencia y, aunque en menor medida, también el reino de Aragón y sus comerciantes aun a pesar de que esta entidad política nunca llegó a contar con su propia salida al mar. Pero como ya se ha comentado en varias ocasiones, esto no significa que el reino aragonés no participara en el esfuerzo comercial y naval conjunto de la Corona.

Toda esa influencia alcanzó muchos rincones de toda la cuenca del Mediterráneo; a veces por vías diplomáticas y en otras ocasiones por la fuerza. Sin embargo, uno de los episodios quizás menos conocidos salvo para aquellos conocedores de ese periodo histórico o que hayan podido viajar y hacer turismo por Albania, nos lleva a mediados del siglo XV. En Oriente, el Imperio bizantino, que había frenado durante varios siglos el avance islámico, estaba sumido en una profunda decadencia que en 1453 llegaría a su final con la conquista de la misma ciudad de Constantinopla (actual Estambul), a manos de los turcos otomanos. Pero estos ya llevaban mucho tiempo a ambos lados del Estrecho del Bósforo y del mar Egeo, dominando ya amplias zonas de los Balcanes.

Fue en ese momento cuando reinos como el de Hungría, o la figura del príncipe de Valaquia Vlad Tepes, también conocido como el Empalador, y quien acabó inspirando en parte la leyenda del conde Drácula, empezaron a asumir cuando podían la lucha contra ese aparentemente imparable avance del Imperio otomano. Mientras tanto, y al otro lado del mar Adriático, Alfonso V de Aragón había conseguido conquistar tras una larga guerra el reino de Nápoles, el cual de hecho nunca abandonó falleciendo allí en 1458.

Desde la corte que estableció en el Castel Nuovo de Nápoles, Alfonso V se convirtió no sólo en todo un caballero renacentista y mecenas de las artes, sino que también quiso aumentar la influencia de la Casa de Aragón en los Balcanes apoyando a esos líderes que luchaban contra los otomanos mostrándose así como un paladín de la cristiandad. Seguramente fue el albanés Jorge Castriota, más conocido como Skanderbeg, quien más apoyo recibió por parte del monarca de la Corona de Aragón, quien le envió dinero, tropas y pertrechos para que hiciera frente a los ataques otomanos. Gracias a apoyos como este, Skanderbeg, hoy considerado como héroe nacional en Albania, derrotó a los ejércitos enviados en 1457 por el sultán Mehmed II, el orgulloso conquistador de Constantinopla. Y no fue, ni mucho menos, la única victoria que consiguió. El apoyo dado por Alfonso V no quedó ahí, pues acogió al albanés como vasallo suyo desde 1451 y siempre le ofreció a él y a los suyos un hueco en su corte napolitana en caso de que la defensa de Albania se derrumbara. Además, Skanderbeg también mantuvo intensas relaciones diplomáticas con el papa Calixto III buscando así el apoyo de Roma. Y este pontífice no era un cualquiera, pues su nombre secular era Alfonso de Borja, nacido en el reino de Valencia convirtiéndose entre 1455 y 1458 en el primero de los dos papas de la familia Borgia, proveniente de la Corona de Aragón, que llegaron a ocupar la cátedra de San Pedro. De ahí que no sea raro encontrar hoy en día referencias a la Corona de Aragón en la actual Albania.

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