En el corazón de Madrid, la historia se entreteje con cada calle, cada muralla y cada leyenda, construyendo un relato fascinante sobre su pasado. La ciudad que conocemos hoy, con su vibrante vida y emblemáticos monumentos, tiene sus raíces en un lugar de aguas abundantes elegido por los árabes, donde ni visigodos ni romanos vieron potencial. Este lugar, que eventualmente se convertiría en la urbe de Madrid, no solo es el nacimiento de imponentes murallas medievales que resistieron el asedio del tiempo, sino también el crisol de historias y tradiciones que definieron su carácter.
En el día de San Isidro, Madrid despliega su orgullo local y celebra al labrador que se convirtió en santo, reflejando la profunda conexión de la ciudad con sus raíces. A través de las calles menos transitadas, los madrileños y los visitantes pueden descubrir el alma de una ciudad que creció dándole la espalda al río Manzanares, pero abrazando una rica herencia cultural.
Iram Martínez, periodista y guía turístico, ofrece un free tour en el que revela los secretos de un Madrid menos conocido. Desde la Plaza de Puerta Cerrada, que marca la transición de un Madrid a otro con su antigua muralla y calles serpenteantes, hasta el mural que cuenta la historia del primer escudo de Madrid, este recorrido invita a una reflexión sobre la identidad madrileña.
Mientras se camina por la calle de la Pasa, con sus azulejos que narran una peculiar tradición matrimonial, hasta la calle del Codo, cuyo trazado ingenioso protegía a la ciudad de invasores, emerge un Madrid que defiende su singularidad con férrea determinación. La Casa y Torre de los Lujanes, descrita por Martínez como el primer rascacielos mudéjar de Madrid, es otro hito en este viaje por el tiempo que revela la evolución arquitectónica de la ciudad.
Y entre las curiosidades, la muralla que escupía fuego, un testimonio de ingenio militar que usaba el pedernal para asustar a los atacantes, narrando historias de una Madrid invencible.
Este viaje a través del Madrid “viejo” no solo es un homenaje a la ciudad y sus ancestros, sino también una invitación a redescubrir y revalorizar esos rincones que, a menudo invisibles, tejen la rica tapestría de la historia madrileña. A través de estos relatos y monumentos, Madrid se revela no solo como una capital europea moderna, sino como un testamento vivo de resistencia, tradición y transformación.
