El 9 de mayo, los cines comenzaron a proyectar la película de acción y aventuras «El Reino del Planeta de los Simios». Se trata de la secuela de «War for the Planet of the Apes», estrenada en 2017, y la cuarta película del último reinicio de la franquicia simia. Pretende ser la primera parte de una trilogía que, según el director Wes Ball, «se basa en el legado de las» tres películas anteriores. En la crítica que sigue, analizamos si «Kingdom of the» tiene las bases para lanzar la siguiente trilogía.
un protagonista simpático, Noah, que, sin embargo, aún no está emocionalmente a la altura del César de Andy Serkis; unos efectos visuales impecables; en general, no es el peor blockbuster al que se le puede dar una oportunidad
los autores no escatiman en dedicar tiempo al desarrollo y la interacción de los personajes, sacrificando la dinámica de la acción, y esto está muy bien, pero a cambio no ofrecen una historia significativa, sino que se limitan a dar demasiada exposición para las próximas películas; un antagonista-dictador de cartón poco interesante; en general, la película parece menos emocionante que sus predecesoras de la última trilogía
«El reino del planeta de los simios» / Kingdom of the Planet of the Apes
Género ciencia ficción acción aventura
Director Wes Ball
Protagonistas Owen Teague, Freya Allan, Kevin Durand, Peter Macon, William Macy, Eka Darville, Dichen Lachman
Estreno cines
Año de emisión 2024
Página web IMDb
Muchas generaciones después de que César condujera a los miembros de su tribu al valle verde, los humanos parecen haberse vuelto finalmente salvajes y degradados, asentándose en los pantanos, y los simios se han convertido en la especie inteligente que domina el planeta. Tres, hay que subrayarlo, «adolescentes ninjas monos mutantes» Noah, Anaya y Suna saltan despreocupadamente entre las altas montañas en busca de huevos, y ni siquiera por 17 UAH cada uno, sino absolutamente gratis. Todo lo que tienen que hacer es llegar a los nidos de las águilas, y luego pasar por el ritual sagrado de su clan, que cría águilas.
Por desgracia, la celebración planeada no llega a buen puerto, ya que el pacífico asentamiento simio es atacado por un belicoso clan liderado por Proximus Caesar, que ha tergiversado el legado de César el ordinario y pretende apoderarse de la tecnología humana del pasado. Noah, que ha sobrevivido milagrosamente al ataque, jura sobre la tumba de su padre que encontrará a sus parientes secuestrados. Por el camino, conoce a Raka, un orangután conocedor de la filosofía humanista de César, y a Nova, una hambrienta muchacha humana a la que, por algún motivo, persiguen los soldados de Próximus.
Por si no tuvo suficiente con los agresivos monos que rugen a pleno pulmón en el «Godzilla x Kong» o no había suficientes huellas de mono en abril «Monkey Man» os traemos «El Reino del Planeta de los Simios». La película ofrece una nueva historia dentro de la serie que se reinició en 2011 y corre el riesgo de lanzar otra trilogía. La cadena de montaje de Hollywood, eso es lo que es.
Visto lo visto hasta ahora, la cuarta película parece más una degradación que una evolución de la franquicia moderna. «El Reino» — es la más débil de todas sus partes y parece más un largo prefacio de algo mayor.
Desgraciadamente, los nuevos personajes, al menos por ahora, no son capaces de sustituir del todo a César en términos de empatía, y el villano es demasiado primitivo como para preocuparse demasiado por sus estúpidas payasadas. Eso, si eres fan de la última «El planeta de los simios». Si no te ha importado el destino de los simios cinematográficos antes, la situación definitivamente no cambiará con esta película.
El problema es que esta idea no resultó ser un entretenimiento del todo atractivo, porque durante las casi dos horas y media de duración, hay muy pocas aventuras dinámicas que anulen cualquier aburrimiento. Al fin y al cabo, ver numerosos diálogos sin demasiado sentido entre monos no es lo más interesante del cine. En resumen, no te deja sin aliento. El drama no es bochornoso. Y la inundación local, sin la presencia de Noé, no impresiona.
De la indiferencia total, la película se salva por ocasionales escenas de acción, excelentes efectos visuales y la mirada infinitamente bella de la joven Freya Allan, que la cámara de Gyula Pados capta adecuadamente en primeros planos.
Entre los restos de la antigua civilización humana, esas ruinas post apocalípticas, los rascacielos abandonados de Los Ángeles en ruinas y los edificios y carreteras ahogados en matorrales verdes, es difícil ver un mundo antaño floreciente gobernado por la humanidad y el progreso científico y tecnológico. Los paisajes devastados parecen tan convincentes como es posible, al igual que la imagen de los primates capturados mediante tecnología de captura de movimiento. En resumen, los efectos especiales tipo Avatar están al más alto nivel.
Nuevo en la franquicia, el director Wes Ball (no confundir con el culto adaptador para videojuegos Uwe!), que trabajó en un adolescente distópico trilogía «El corredor del laberinto», y un guionista de éxitos de taquilla con subtítulos estrambóticos «Terminator: Dark Fate» y «Avatar: The Way of Water» Josh Friedman intenta deleitar a los espectadores con gafas de distintos grados de reconocimiento.
Aquí vemos que el protagonista Noé heredó muchas virtudes nobles de la estrella de la trilogía anterior, César, interpretado por el incomparable Andy Serkis, lo que en cierto modo tiende un puente entre las historias. El simpático orangután Raka llama Nova a un desconocido o, por ejemplo, en la «zona prohibida» los monos encuentran una muñeca parlante — son huevos de pascua al «Planeta de los simios» original de 1968.
El concepto general del orden mundial local también remite a la novela homónima de Pierre Bull, en la que se basó la antigua película. Y en una de las escenas, los autores dan un Hitchcock natural, inspirado en su horror excepcional. Añádase a esto el autoritarismo exagerado, salpicado de orgullosas banderas «rojas», y se obtiene un intento de apoderarse de las tecnologías ajenas y un cuento de hadas sobre un futuro brillante dirigido por un camarada dictador.
Pero por muy agradable que sea leer ciertas alusiones, o simplemente admirar una fotografía de gran calidad, no ayuda a alegrar la generalmente débil narración con un ojo puesto en «lo más interesante está por venir». Tampoco hay revelación en el hecho de que los simios pisen el mismo rastrillo que la humanidad. Todo va en círculo, lo que significa que los conflictos locales no son algo nuevo.
Al final, el cuadro plantea una pregunta interesante «pueden coexistir simios y humanos?». Aunque así sea, sólo a condición de que los rusos se vean privados de todas las tecnologías posibles.