'El simpatizante', una crítica aguda al cine sobre la guerra de Vietnam - Infobae

'El simpatizante', una crítica aguda al cine sobre la guerra de Vietnam

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La serie de HBO no es solo una buena historia, sino una aguda pieza de crítica cinematográfica en un rubro que hasta ahora no había tenido refutación.

HBO lleva mucho tiempo definiéndose a sí misma en contraste con la televisión convencional --"No es televisión", dice su eslogan-- pero en muchos sentidos su historia es la de revisar y responder al cine. Los Soprano actualizó la película de mafiosos (y sus personajes citaron, y se vieron influidos por películas como El padrino). Juego de tronos enturbió el género de alta fantasía; Deadwood, el western; Watchmen, la historia de superhéroes.

Pero la cadena nunca nos había ofrecido su versión de largometraje o su refutación de un tópico básico de Hollywood: la película sobre la guerra de Vietnam (a menos que se tomen en cuenta algunos aspectos de la historia alternativa de Watchmen). Hasta ahora, con El simpatizante, la adaptación cinética y oscuramente hilarante de Park Chan-wook (con el codirector Don McKellar) de la novela del autor estadounidense de origen vietnamita Viet Thanh Nguyen.

La serie de siete episodios es muchas cosas. Es una exploración de la doble identidad: el protagonista, conocido solo como el Capitán (Hoa Xuande), es un doble agente comunista mitad francés y mitad vietnamita que trabaja como ayudante del General (Toan Le), líder de la policía secreta de Vietnam del Sur. Es un thriller de espionaje, una sátira del colonialismo y sus múltiples caras --muchas de ellas son de Robert Downey Jr.-- y una exploración de las complejidades del amor y la memoria.

Pero también es un intenso diálogo y discusión con el cine. Es al mismo tiempo su propia película sobre la guerra de Vietnam, audaz, inventiva y a veces sangrienta, así como una obra punzante y minuciosa de crítica cinematográfica.

En El simpatizante, que comenzó a emitirse en abril, el cine es una continuación de la guerra por otros medios. Su fijación por el cine comienza pronto. Contando su historia en un campo de reeducación de posguerra --el marco de la serie-- el Capitán recuerda haber visto el cruel interrogatorio de una agente comunista en el escenario de un cine, donde están quitando un cartel de Emmanuelle y están poniendo en su lugar el del El vengador anónimo de Charles Bronson. Incluso en la visión soñada de Hollywood, la belleza da paso a un estadounidense que apunta con un arma enorme.

"Hollywood" es una metonimia de Estados Unidos en El simpatizante; es la puerta de entrada del país, su exportación y su arma. El contacto del Capitán en la CIA, Claude (Downey), alecciona a su "protegido" (quien ignora que es comunista) sobre la cultura pop estadounidense, hablándole de los Isley Brothers y de la partitura de Herbie Hancock para El vengador anónimo. Más tarde, Claude le habla del interés de la CIA por vigilar a los directores de cine: "Mientras podamos mantenerlos dentro de los nebulosos límites del humanismo, pero sin ideología política procesable, son completamente inofensivos".

Para Nguyen, quien llegó a Estados Unidos con su familia en 1975, las películas eran potentes y personales. "Crecí cuando Estados Unidos volvía a librar su guerra en Vietnam, esta vez en la pantalla", recordó en un discurso de graduación en 2022. "Vietnam era nuestro país y esta era nuestra guerra, y, sin embargo, nuestro único lugar en las películas estadounidenses era ser asesinados, violados, amenazados o rescatados".

La adaptación de su novela dramatiza esto en su cuarto episodio central, que se estrenó el domingo. El Capitán, enviado a Estados Unidos después de la guerra para vigilar al General en el exilio, es contratado como consultor para La aldea, una película parecida a Apocalipsis ahora de un cineasta estadounidense fanfarrón, Nikos, interpretado de nuevo por Downey. (Downey también interpreta a un académico que vende teorías sobre la mentalidad "oriental" y a un político de derecha que exhibe una foto suya con John Wayne, cuya película Los boinas verdes trató de suscitar el apoyo a la guerra).

El rodaje lleva al Capitán al corazón de las tinieblas del Hollywood de la década de 1970. Nikos proclama que está haciendo La aldea para dar voz al dolor del pueblo vietnamita, pero se olvida de dar diálogo a sus personajes vietnamitas. Cuando acepta añadir unas líneas, se encuentra con el pequeño problema de que ninguno de los extras contratados para interpretar a los aldeanos es vietnamita ni habla el idioma.

(El reparto múltiple de Downey, por cierto, es posiblemente un riff visual sobre esta historia de las películas que tratan a los asiáticos en general, y a los vietnamitas en particular, como intercambiables: cada aspecto del imperialismo, se transmite, es la misma cara con diferente maquillaje. Pero en una serie que pretende poner en primer plano a los vietnamitas en su propia historia, el recurso resulta llamativo y distrae porque… bueno, es un montón de Robert Downey Jr.).

El Capitán se ofrece como voluntario para resolver el problema, reuniendo a un grupo de vietnamitas expatriados para cubrir los papeles de extras, incluido su amigo Bon (Fred Nguyen Khan), quien demuestra tener talento para ser asesinado, repetidamente, con una gran variedad de disfraces y maquillaje.

Pero la solución del Capitán presenta sus propias complicaciones. Sus extras refugiados, quienes huyeron de los comunistas, no quieren interpretar al Viet Cong en la pantalla. "¿Para qué hacemos arte", les suplica el Capitán, "si no es para explorar toda la complejidad de la vida?". Su discurso no convence a nadie, pero una oferta de 10 dólares más de sueldo sí lo hace.

Park, el director de la implacable y sanguinaria Oldboy: cinco días para vengarse, encaja a la perfección en esta historia, capaz tanto de transmitir la emoción de la acción real como de satirizar lo absurdo del cine de acción. (Park y McKellar escribieron el cuarto episodio, dirigido por Fernando Meirelles). En el plató, el Capitán conoce a un actor coreano-estadounidense (interpretado por John Cho), cuyo currículum incluye personajes de diversas etnias asiáticas que han sido apaleados hasta la muerte por Robert Mitchum, apuñalados por Ernest Borgnine y tiroteados por Frank Sinatra. Un prepotente actor de método (David Duchovny) interpreta su papel de criminal de guerra con inquietante fidelidad.

El episodio llega al clímax de la película dentro de un espectáculo: la violación de una campesina a la que Nikos ha puesto el nombre de la madre del Capitán. Aunque Nikos lo considera un "homenaje", el Capitán está horrorizado. ("¡Deberías darme las gracias!", se queja Nikos.) Es demasiado para el Capitán, a quien Xuande interpreta como un hombre experto en dominar sus emociones y su afecto. Lo despiden e interrumpe el rodaje de la escena y, al salir del plató, resulta herido en una explosión pirotécnica que pretende simular un ataque aéreo contra la aldea vietnamita.

El Capitán sobrevive a la devastación de su país solo para ser reventado por el simulacro de la guerra de la que escapó. Pero Nikos consigue las explosiones que necesita, y La aldea se lanza al mundo.

"Esta película es basura", dice filosóficamente más tarde un personaje vietnamita, "pero eso es solo desde nuestra perspectiva. Es estadounidense y, desde una perspectiva estadounidense, es bastante progresista".

Este tema --las perspectivas y las lentes que las expresan y determinan-- es lo que hace de El simpatizante tanto una ingeniosa crítica de las películas bélicas como una inventiva historia de guerra por sí misma. La serie abre con una declaración que aparece en pantalla: "Todas las guerras se libran dos veces / la primera vez en el campo de batalla / la segunda en la memoria". Astuta y apasionada, El simpatizante se une a esta batalla en un tercer frente: en las imágenes.