El malabarista Ancelotti, por José Sámano

Opinión

El malabarista Ancelotti

Carlo Ancelotti, durante una celebración del Real Madrid

Carlo Ancelotti, durante una celebración del Real Madrid / Real Madrid

Hace años que los vestuarios no son tal, sino camerinos. En ellos abundan los pavos reales y algunos hasta se engominan para rematar de cabeza. Por lo general, los “egómetros” están a punto de reventar, agitados por papás, novias y agentes. Rebosan las vanidades y en el punto de mira prevalece el entrenador. Una figura sometida a equilibrios constantes con los vedetismos, los jóvenes pujantes, los pretorianos al borde de la prejubilación y los jerarcas que velan por intereses que no siempre coinciden con los del técnico. Todo esto se lo sabe de carrerilla Carlo Ancelotti, que ha pasado 48 de sus 64 años de caseta en caseta. De su malabarismo ha dependido gran parte del éxito de un Madrid camino del triplete en un curso que un amplio sector del madridismo tildaba de transición. La temporada “preMbappé”, sin más.

La cumbre liguera de Ancelotti ha evitado el póquer de técnicos españoles en cuatro de las cinco grandes Ligas: Luis Enrique (Ligue 1), Xabi Alonso (Bundesliga) y Mikel Arteta o Pep Guardiola (Premier). Sin olvidar la corona que merece Míchel en Girona, la chistera de Mendilibar para llevar al Olympiakos a su primera final europea y la reconquista de Emery, con el Aston Villa de regreso a la Copa de Europa 41 años después.

¿Quién manda?

Sostiene Vicente del Bosque que al futbolista hay hacerle creer que manda, solo creer. Ancelotti no va a rebufo y ha sabido tutelar como pocos un grupo azotado por las circunstancias. No le llegó el relevo de Benzema y, pese a sus recelos iniciales, sacó provecho de Joselu y Brahim. El primero, uno de los 27 jugadores que tras descender a Segunda se proclamaron campeones de Primera de inmediato, según datos del estadístico Míster Chip. Tanto se revalorizó Brahim que llegó a ser objeto de discordia entre España y Marruecos.

Lesionado de gravedad Courtois, alistó a Kepa y acabó por hacer despegar a Lunin. Resulta que el Real ha dejado veinte veces la portería a cero, lo que jamás había conseguido en las 92 ligas anteriores, según los datos de otro estadístico, Pedro Martín. Sin Militão, Rüdiger se ha convertido en un Espartaco para la grada. Carvajal ha sellado la mejor campaña de su larga trayectoria. Bellingham ha descorchado goles como nunca y disputa el “pichichi”. Vinicius, que no para, hoy es el principal candidato al Balón de Oro.

Modric, 'juvenil' de casi 39 años

Nadie en el Madrid ha ido a peor, salvo Modric en términos cuantitativos, no cualitativos. El único morro torcido, el de este “juvenil” croata que se acerca a los 39 años mientras se rebela contra el maldito edadismo. Ancelotti ha medido al milímetro sus relevos con Kroos. Como ha tenido que afinar con la apuesta por el novicio Güler, al que se le ha visto incluso ajustar debidamente el nudo de la corbata en las celebraciones de esta semana en las instituciones madrileñas. Porque Ancelotti tampoco ha rehuido la parranda con sus muchachos. Le va la marcha con un consorcio que ha hecho suyo. Un equipo en el que todos han respondido al grito de ¡presente!

A dos semanas para el cierre del curso aún le quedan retos. Por ejemplo, sin el “gato” Benzema quedarse a un punto del récord de los 100 del Madrid de Mourinho en la Liga 2011-2012. Y, por supuesto, la final de Wembley. Más allá del resultado, si alguien siente la Copa de Europa como su patio particular es el preparador reggiolesi. Dos órdagos triunfales como jugador y cuatro como entrenador.

Concluida la cita con el Dortmund le espera otro desafío mayúsculo. ¿Cómo enhebrar en lo deportivo y en lo personal a Mbappé en un vestuario-camerino que concilia adecuadamente? El enésimo funambulismo para este Houdini italiano.