La Monarquía Hispánica en los Siglos XVI y XVII: Crisis y Transformaciones

BLOQUE 3

A.- Define el concepto de “unión dinástica” aplicado a Castilla y Aragón en tiempos de los Reyes Católicos y describe las características del nuevo Estado.

Unión dinástica.

“Unión dinástica” es la unión de varios reinos, Estados, dominios, etc, bajo un mismo soberano o gobernante por derecho dinástico. Como consecuencia de tal tipo de unión, estos reinos o Estados que han sido fusionados, no han sido integrados, sino que la misma persona posee cada uno de ellos de forma independiente, y, por lo general cada territorio mantiene sus propias instituciones y legislación (particularismo).

Este concepto de unión dinástica se aplica al nuevo Estado o entidad que englobó las Coronas de Castilla y de Aragón y que se ha denominado Monarquía Hispánica, ya que cada reino mantuvo sus propias instituciones hasta el siglo XVIII, momento en el que la Corona de Aragón fue conquistada por las tropas (la Diada) del nuevo rey de España, el francés Borbón Felipe V y, posteriormente castellanizados en sus leyes.

Características del nuevo Estado.

El objetivo principal de los Reyes Católicos fue el reforzamiento del poder real y uno de sus mejores medios fue la política religiosa, concretada en las dos siguientes actuaciones:

  1. Con permiso papal crearon el Santo Oficio o Inquisición (1478) para controlar la uniformidad religiosa.
  2. Fomentaron las regalías, que suponían, entre otras cosas, un control en el nombramiento de los obispos (Patronato Regio).

La uniformidad religiosa se concretó en la expulsión de los judíos decretada en 1492 (70.000 sefardíes abandonaron Sefarad (España); y 50.000 se convirtieron al cristianismo). También se persiguió a los mudéjares, que tuvieron que convertirse al cristianismo (moriscos).

Los Reyes Católicos crearon otros instrumentos par aumentar su poder: entre ellos un ejército permanente pagado por la monarquía, y un cuerpo de funcionarios reales.

La política institucional también se orientó para lograr una monarquía autoritaria y fuerte. Pretendían socavar los privilegios políticos de la nobleza, la Iglesia y las ciudades y reforzar el poder central. Para ello reformaron instituciones ya existentes, especialmente en Castilla:

  • Se reorganizó el Consejo Real de Castilla (1480), principal órgano de gobierno.
  • Se redujo el papel de las Cortes de Castilla.
  • En los municipios se revitalizó el cargo de corregidor.
  • Se creó la Santa Hermandad (antecedente de la Guardia Civil).

C.- Compara los imperios territoriales de Carlos I y el de Felipe II, y explica los diferentes problemas que acarrearon.

a.-Imperios territoriales de Carlos I y Felipe II.

Posesiones de Carlos I.

Al iniciar su reinado en 1516, había heredado los siguientes territorios pertenecientes a su familia tanto paterna como materna: de sus abuelos maternos, heredó las Coronas de Castilla y Aragón con sus posesiones en Italia, el norte de África, y sobre todo, el nuevo continente descubierto hacía 25 años. De su abuela materna recibía el Franco Condado, los Países Bajos y Borgoña. Además, a la muerte de su abuelo paterno, Maximiliano de Austria, heredó también sus posesiones en Alemania y Austria, amén de los derechos al título de emperador del Sacro Imperio Germánico.

Posesiones de Felipe II.

Tras la Paz de Augsburgo (1555), el fracaso ante los protestantes llevó a Carlos I a renunciar al poder. Dividió sus posesiones entre su hermano Fernando, a quien cedió el título imperial y los Estados alemanes, y su hijo Felipe, a quien traspasó la Monarquía hispánica, a los que sumó los territorios borgoñones en los Países Bajos. Felipe II comenzó su reinado en 1556. Heredó de su padre el imperio más grande de la Tierra y durante su reinando aumentó sus territorios, no solo con la expansión en América y en Asia (Filipinas), sino también a partir de la unión con Portugal, la llamada Unión Ibérica en 1580.

b.- Problemas que acarreaban.

La herencia recibida por Carlos I era un conjunto heterogéneo de territorios que solamente tenían en común a su monarca. Estos se hallaban dispersos por Europa, así como por una prometedora América. Esos problemas de desunión territorial se contrarrestaban con una política integradora que tenía dos instrumentos principales: el mantenimiento de la unidad religiosa en torno al catolicismo y la idea de una monarquía universal.

El objetivo de la política exterior de Carlos V estuvo marcada por los intereses dinásticos de los Austrias y no tanto por los intereses de los reinos hispánicos. Tanto en el caso de Carlos V como de Felipe II, los problemas que padecieron por su legado territorial se debieron a tener como primer objetivo mantener los territorios recibidos de su familia, costase lo que costase, así como por intentar mantener una hegemonía en Europa con la religión católica.

Desde esta perspectiva se explican los principales problemas de su reinado: el enfrentamiento con Francia y con los turcos, y la lucha contra la expansión del luteranismo en Alemania.

En el caso de Felipe II, le concedió más importancia que su padre a los reinos hispánicos, aunque como hemos referido, siguieron prevaleciendo los intereses dinásticos sobre los propiamente españoles. Su objetivo de mantener la hegemonía en Europa supuso también un foco de conflictos constante: enfrentamientos con el Imperio Otomano (Lepanto), Holanda o Provincias Unidas e Inglaterra (1588).

E.- Explica los principales proyectos de reforma del Conde Duque de Olivares.

Gaspar de Guzman, conde – duque de Olivares, asumió el papel de valido del joven rey Felipe IV. El conde – duque tenía una amplia visión política, la cual se plasmó en una serie de proyectos de reforma para mejorar la situación interna y externa de la monarquía.

La reanudación de la política exterior ofensiva en Europa exigía la aportación de importantes sumas de dinero a una Hacienda real en crisis crónica. Para paliar esta situación, Olivares planteó una reforma financiera y militar.

Hasta entonces el principal esfuerzo financiero y humano para la defensa de monarquía lo había efectuado Castilla, pero esta se hallaba exhausta y empobrecida. Ya no podía soportar el peso de las enormes necesidades económicas y militares de la Corona. Por ello, Olivares planteó la Unión de Armas (1625).Estas reformas se inscribían en un plan más amplio que pretendía unificar políticamente el Imperio Español, suprimiendo las diferencias forales y repartiendo por igual cargas y beneficios entre todos los territorios de la Corona. El plan buscaba crear una estructura centralizada del Estado, más fácil de gobernar. Pero su aplicación era casi imposible, tanto por las dificultades económicas, como por la oposición de los distintos reinos, celosos de sus prerrogativas forales. A pesar de todas las reformas de Olivares por mejorar los ingresos de la Hacienda Real, a lo largo del periodo se sucedieron las bancarrotas hasta en cuatro ocasiones,  sobre todo por los gastos militares.

F.- Analiza la política exterior de Felipe IV y Olivares en Europa y en América.

La política exterior de Felipe IV se caracterizó por la agresividad: la monarquía reinició la guerra contra las Provincias Unidas (Holanda) y se implicó de lleno en la guerra de los Treinta Años para apoyar a los reinos católicos de Centroeuropa, en donde reinaba la familia de Felipe IV, los Austria o Habsburgo. Ambos conflictos estuvieron interrelacionados y llevaron también a la guerra con Francia.

La Monarquía Hispánica intervino en la guerra de los Treinta Años (1618 – 1648) como aliada de los Hasburgo austriacos en su lucha contra los príncipes protestantes germanos y las potencias que los apoyaban, como Suecia. Entrelazada con este conflicto estuvo la guerra contra las Provincias Unidas, que se reanudó tras expirar la tregua detras expirar la tregua de los doce años en 1621.

El temor de Francia a una posible hegemonía de los Habsburgo, la impulsó a apoyar a los protestantes, a pesar de ser su rey católico. La intervención francesa provocó el descalabro español, que se materializó en dos grandes derrotas militares (Batalla de las Dunas y de Rocroi en 1643, en ambas España fue derrotada por Francia. Con estas dos derrotas se marca el inicio del fin de España como la principal potencia de Europa.

La Paz de Westfalia (1648) puso fin al conflicto en Centroeuropa (Guerra de los Treinta Años). Significó la aceptación por España de la independencia de las Provincias Unidas y el final de la hegemonía de los Habsburgo en Europa.

Otro de los objetivos fundamentales de la política exterior era la defensa del tráfico marítimo con América, interrumpido por ingleses y holandeses por medio, sobre todo, de ataques piratas. Ello obligó a mejorar los recursos de la armada y a fortificar los principales puertos americanos: La Habana y Cartagena de Indias, etc.

Sin embargo, las dificultades financieras y las derrotas militares debilitaron la defensa del imperio, especialmente en las colonias portuguesas. Las actuaciones de los corsarios y de las flotas de Holanda, Inglaterra y Francia provocaron las primeras pérdidas territoriales en América: Jamaica (1665), Bahamas (1672), etc.

G.- Analiza las rebeliones de Cataluña y Portugal de 1640.  (“La crisis de 1640”).

La década de 1640 fue un periodo de crisis general para la monarquía hispánica; a la participación en la guerra de los Treinta Años y a la guerra contra las Provincias Unidas, se debe sumar en la propia península los conflictos en Cataluña, Portugal, Andalucía y Naṕoles. Referiremos los dos primeros, por ser los más relevantes.

En Cataluña, los sucesivos intentos de la Corona por lograr la aprobación de las Cortes del proyecto de la Unión de Armas fracasaron. El problema fiscal fue transformándose en una cuestión política que se agravó aún más por la guerra con Francia (1635), ya que Cataluña se convirtió en frente de batalla. Olivares exigió al reino pagar la manutención de las tropas que luchaban en la frontera contra los franceses.

En junio de 1640 se produjo una sangrienta revuelta, el llamado Corpus de Sangre, en la que fue asesinado el virrey. Los sublevados buscaban el apoyo de Francia, que envió tropas al territorio catalán. La prolongación del conflicto y los perjuicios de la presencia francesa favorecieron la rendición de Barcelona en 1652 y la aceptación de la soberanía de Felipe IV.

Paralelamente, en 1640 se produjo otra rebelión en Portugal en contra del proyecto de Unión de Armas. En ese reino se añadían también las dificultades de Felipe IV para proteger el Imperio luso de ultramar (Brasil) de los ataques holandeses. La nobleza y la alta burguesía promovieron la rebelión dirigida por el duque de Braganza, quien se proclamó rey de Portugal. Los intentos de Felipe IV por recuperar Portugal fracasaron y la independencia de Portugal se consolidó.

H.- Explica los principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII y sus consecuencias. (“Economía y Sociedad”).

Crisis demográfica.

Desde finales del siglo XVI y durante el siglo XVII tuvo lugar una acusada crisis demográfica: la población peninsular se estancó e incluso decreció. Fueron varias las causas que motivaron este periodo crítico:

– Las epidemias que afectaron a toda la península en diversas oleadas.

– La reiteración de las malas cosechas provocaba, frecuentemente, crisis de subsistencia.

– La expulsión de los moriscos en 1609 – 1614 hizo disminuir la población de algunos reinos hispanos: Valencia, Murcia y Aragón.

Todo ello tuvo como consecuencia que la población española se redujera, pasando a lo largo del siglo XVII de los ocho millones de habitantes a los siete.

Crisis económica.

El siglo XVII se caracterizó por una grave crisis económica que afectó a toda Europa, pero en España alcanzó tintes especialmente graves por su coincidencia con la crisis política y fiscal de la monarquía.

Las manifestaciones más destacables de esta recesión fueron varias:

– La crisis de las actividades textiles, sobre todo en Castilla; debido al aumento de impuestos y a la competencia extranjera.

– La disminución de la llegada de metales preciosos de América.

– La crisis de la Hacienda Real, por el incesante aumento de los gastos en guerras, para que el rey Felipe IV mantuviese su patrimonio familiar.

La consecuencia fue el empobrecimiento del pueblo llano y el aumento de los marginados sociales, debido a esa pauperización de la economía.

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