Las temperaturas son altísimas, el sol quema con sus rayos de manera inmisericorde, el termómetro se mantiene muy por encima de los niveles normales y habituales que habíamos estado acostumbrados; y no quiero ser profeta del mal, pero es solo el inicio. Por estudios internacionales se prevé que la temperatura media irá en ascenso continuo en los próximos años.
Los fenómenos de La Niña y El Niño son luces de alarma que nos advierten de cataclismos ambientales aún más severos, el cambio climático es una realidad desde ayer que no hemos querido abordar con seriedad, sobre todo por las grandes potencias globales, que son en mayor medida responsables del deterioro ambiental a causa de la industrialización desmedida que se ha llevado de encuentro los recursos naturales.
Honduras ahora sufre de una ola de calor terrible que no cede desde hace varias semanas, desde tempranas horas de la mañana hasta las altas horas nocturnas se puede sentir la hoguera encendida en el ambiente, y esto genera un impacto de resequedad en las fuentes de agua que es realmente preocupante, el vital líquido se ausenta de los cauces, descubriendo solo piedras y rocas que se ocultan en el lecho.
Y este contexto ambiental se ve profundizado por los pirómanos que sin conciencia prenden cerillos malignos para que los bosques ardan en llamas, luego los depredadores que levantan el hacha para cortar los pulmones de la tierra. El escenario es triste y desalentador cuando se suma el hecho de que las sanciones penales son bajas y la investigación del Estado es débil a causa de los grandes intereses.
El planeta está asumiendo las consecuencias de una pésima administración humana, el hombre se ha hecho autosabotaje, llegando al límite, donde probablemente ya no exista punto de retorno, sino solo medidas de contención. Por ahora esperamos literalmente “como agua de mayo” las lluvias que refresquen la tierra árida y ayuden a disminuir al menos un poco el sufrimiento que ahora vivimos.
