Radiografía del Caravaggio que dejó escapar el Estado y se quedó un misterioso coleccionista inglés

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Radiografía del Caravaggio que dejó escapar el Estado y se quedó un misterioso coleccionista inglés

Por Sol G. Moreno

Caravaggio. Ecce Homo (después de la restauración). Hacia 1605-1609. Óleo sobre lienzo. 111 x 86 cm. Imagen cortesía de colección privada.

Desde que apareció en 2021, la historia del Ecce Homo se ha contado en capítulos, como una novela de misterio por entregas. Muchos esperaban que una vez confirmada la autoría de Caravaggio se lo quedase el Prado, pero no ha sido así. Su dueño es un misterioso coleccionista que lo ha cedido al museo por nueve meses.

El culebrón Ecce Homo de Caravaggio suma un nuevo capítulo: ha terminado en el Prado gracias a una cesión temporal de su misterioso y filántropo dueño. Apenas se sabe nada sobre él, salvo que reside en España, que es británico y que compró el cuadro con la intención de compartirlo con el público. Sin embargo, la noticia de que esta obra maestra ha acabado en manos privadas no ha sentado del todo bien, ya que parte del público ha criticado la inacción del Estado por no incorporarla a sus fondos patrimoniales.

¿Fracaso o jugada maestra? El precio del Ecce Homo –36 millones–, estaba por debajo del mercado al ser considerado inexportable, por lo que podría considerarse una ganga según algunos expertos. Por otra parte, existen precedentes similares como los 24 millones pagados por la Condesa de Chinchón de Goya –en el año 2000– o el Barbero del Papa de Velázquez que costó 23 millones –en 2003–. Pero, ¿necesitaba realmente el Prado otro Caravaggio teniendo David vencedor de Goliat? Lo cierto es que, al final, la tela se expondrá en el museo desde el próximo 28 de mayo sin que la pinacoteca haya pagado un solo euro.

Según han explicado tanto el Prado como Jorge Coll, máximo responsable de Colnaghi, la galería que ha gestionado la venta, el préstamo se ha cerrado por nueve meses y hasta octubre la tela quedará colgada de forma individual. Existe la posibilidad de que durante los meses restantes se sume a la sala 7A, donde se exhibe el único lienzo de Caravaggio conservado en la institución: el mencionado David y Goliat.

Caravaggio. David vencedor de Goliat. Hacia 1600. Óleo sobre lienzo. 110,4 x 91,3 cm. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Caravaggio. Ecce Homo (durante el proceso de restauración). Hacia 1605-1609. Óleo sobre lienzo. 111 x 86 cm. Imagen cortesía de colección privada.

Cronología de un hallazgo

Todo comenzó en abril de 2021, cuando la casa de subastas Ansorena ofreció lo que entonces se identificó como una Coronación de espinas atribuida a un seguidor de Ribera por 1.500 euros. Era una escena que mostraba uno de los momentos más dramáticos de la Pasión de Cristo, cuando Poncio Pilato lo presenta ante al pueblo coronado de espinas y dice: “He aquí el hombre” (en latín, Ecce Homo).

“¡Es él!”, exclamó la profesora italiana nada más ver una foto.

Esta es una iconografía que han representado miles de veces los artistas a lo largo de la historia, incluido Caravaggio, que hizo varias versiones sobre el mismo asunto (recordemos su lienzo del Palazzo Bianco de Génova). Por eso, expertos en su obra como Cristina Terzaghi dieron la voz de alarma con la pintura española. “¡Es él!”, exclamó la profesora italiana nada más ver una foto y enseguida se apresuró a viajar a Madrid para estudiar la pintura en directo.

Para cuando llegó, la imagen de aquel supuesto cuadro de segunda ya había circulado por decenas de móviles de especialistas, marchantes y coleccionistas. Entonces el terremoto ya se había convertido en tsunami y el Ministerio de Cultura ya estaba sobre aviso. Por eso los miembros de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación se reunieron de urgencia para declarar inexportable la obra, que fue retirada in extremis de la subasta. Fueron un par de días trepidantes. El tercer capítulo de esta fascinante historia lo firmaron una semana después los técnicos de la Comunidad de Madrid, que añadieron más expectación aún al declarar el cuadro Bien de Interés Cultural (BIC). La autoría todavía no se había confirmado al 100% pero el lienzo ya era inexportable, luego estaba protegido para evitar que saliese de España.

Investigaciones posteriores llevadas a cabo por la propia Terzaghi, Keith Christiansen, Gianni Papi y Giuseppe Porzio han confirmado las mejores sospechas: aquel Ecce Homo que había permanecido en la familia Pérez de Castro –descendientes del político Evaristo Pérez de Castro, firmante de la Constitución de 1812 y miembro de la Academia de Bellas Artes de San Fernando– era realmente de Caravaggio. El dato más revelador fue descubrir que el cuadro procedía de las colecciones reales españolas, ya que figuraba en las testamentarías de Carlos II (1701-1703) y de Carlos III (1789-1794) inventariadas en el Palacio de la Casa de Campo. Aquel hallazgo permitió a los expertos seguir tirando del hilo e investigar la procedencia completa del lienzo, de regio pedigrí.

Se ha podido seguir su huella hasta 1605, fecha de ejecución del cuadro, gracias a un compromiso escrito en Roma entre Caravaggio y el cardenal Massimo Massimi. En 1631, la obra pasó a formar parte de la colección de Juan de Lezcano y, algo más tarde, a García de Avellaneda y Haro Delgadillo, conde de Castrillo y virrey de Nápoles (así se menciona en el inventario realizado con motivo de la marcha de su esposa a Madrid). El salto a la colección real vino de la mano de Felipe IV en 1664. La obra colgó en las dependencias de los sucesivos monarcas durante más de siglo y medio, hasta que en 1816 se documenta en el Palacio de Buenavista de Godoy. A la muerte de este, la obra se cedió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, precisamente donde Evaristo Pérez de Castro lo permutó en 1823 por un lienzo de Alonso Cano. El puzle se había completado.

En el mercado internacional valdría más de 100 millones

Despejadas todas las dudas sobre la autoría y una vez trazada la provenance de la obra, solo quedaba restaurarla –lo ha hecho el equipo de Andrea Cipriani– y encontrar el mejor comprador para ella. ¿A qué precio? Jorge Coll confiesa que “en el mercado internacional podría haber superado los 100 millones de euros, pero eso es una entelequia porque el cuadro es BIC”. De modo que esa cifra se ha reducido notablemente de nueve a ocho cifras.

Solo el nombre de Caravaggio ya es un reclamo, no solo porque se trata del maestro indiscutible del barroco italiano y el claroscuro, sino por la escasez de obras suyas conservadas: unas 60 en todo el mundo. Es cierto que hace ocho años se descubrió otro Caravaggio en un desván francés, pero desde luego ambos episodios son de una rareza extraordinaria. En España se conservan cuatro obras del pintor: David vencedor de Goliat en el Prado, Salome con la cabeza del Bautista en Patrimonio Nacional, ambas de procedencia real como el Ecce Homo; Santa Catalina del Thyssen y San Jerónimo penitente del Museo del monasterio de Montserrat. Sumar esta quinta obra del maestro milanés a la oferta española supone toda una hazaña.

Caravaggio. Salomé con la cabeza del Bautista. Hacia 1607. Óleo sobre lienzo. 116 x 140 cm. Patrimonio Nacional, Palacio Real, Madrid.
Caravaggio. Ecce Homo. 1604. Óleo sobre lienzo. 128 x 103 cm. Palazzo Bianco, Génova.
Caravaggio. Santa Catalina de Alejandría. Hacia 1598-1599. Óleo sobre lienzo. 173 x 133 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid.

La tela representa a Cristo coronado de espinas y maniatado mientras un Poncio Pilato con rostro barbado lo señala desde el primer plano. Los personajes están asomados al alféizar de una ventana, desde donde el gobernador romano se dirige a la masa enfurecida que clama por la crucifixión de Jesús. Es una obra de la etapa final del maestro y está datada hacia 1605-1609. Según han podido confirmar los expertos a través de los documentos estudiados, se trata de la pintura realizada para el célebre concurso de 1605 del cardenal Massimo Massimi, quien hizo competir a tres de los artistas más aclamados del momento: Ludovico Cardi il Cigoli, Domenico Cresti apodado Passignano y Michelangelo Merisi, para obtener el mejor Ecce Homo. Ganó Cigoli, por eso su versión se conserva hoy en el Palazzo Pitti de Florencia, mientras que las otras dos escenas se perdieron. Hasta ahora, que por fin ha aparecido la de Caravaggio.

Caravaggio. San Jerónimo penitente. Hacia 1605. Óleo sobre lienzo. 140,5 x 101,5 cm. Museu de Montserrat, Barcelona.

Jorge Coll cuenta que “durante todo el proceso de expertizaje, restauración y venta ha habido muchísimo interés por la obra” pero al final solo recibieron una oferta, la única que presentaron ante la Administración, dándole así oportunidad de ejercer su derecho de tanteo (ese que le permite quedarse con la pieza por el valor estipulado en la oferta, si así lo desea).

Lo que ocurrió es que ni la Comunidad de Madrid ni el Ministerio dijeron nada. ¿Por qué? “Hay bastantes factores por los que no se ejerció el derecho de tanteo y uno de ellos es el precio, porque el presupuesto de Cultura es el que tenemos”, argumentan a El Confidencial fuentes ministeriales. “Por otro lado, el Gobierno estaba en ese momento en funciones (la oferta de venta se presentó en verano de 2023 y hasta noviembre no se constituyó el actual Gobierno) y no se podían comprometer a pagos futuros”, añaden. De modo que el Ecce Homo pasó de la familia Pérez de Castro a otras manos privadas.

Se cierra así otro capítulo más de un relato fascinante que promete seguir dándonos sorpresas, a tenor de las palabras de Coll. “Ahora se ha prestado por nueve meses, pero habrá otras soluciones para que el cuadro se siga compartiendo. De momento vamos a ir quemando etapas. Ya habrá más noticias más adelante, porque tanto la familia Pérez de Castro como el dueño actual desean mantener la obra accesible en colecciones públicas”, vaticina. Lo que no aclara es si se mantendrá en el Prado o en otro espacio (español o extranjero).

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