En mi entrega anterior comenté algunos temas importantes sobre la democracia en el México de la Cuarta Transformación, y considero importante aprovechar la oportunidad que me da esta casa editorial para ahondar más en este tema que se vuelve muy importante en estas fechas previas a la jornada electoral del 2 de junio de 2024.
Comenzaré por recordar una frase del presidente estadounidense Abraham Lincoln, “La democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”; así de simple y así de contundente es el pensamiento de este gran personaje de la historia. Estas palabras fueron pronunciadaspor Lincoln el 19 de noviembre de 1863, durante la Guerra Civil Estadounidense, en la dedicación del Cementerio Nacional de Gettysburg, en Pensilvania. 
Normalmente, después de eventos trágicos y socialmente conmovedores, los líderes deben entrar en un proceso de reflexión para impulsar el segundo paso para sus naciones; ese fue el caso en que el presidente norteamericano aprovechó este momento para enmarcar su discurso. En Gettysburg se llevó a cabo una de las batallas decisivas en la guerra civil norteamericana, el triunfo de las fuerzas de la Unión y muy probablemente esa haya sido la razón para que el presidente Lincoln dijera esas palabras que reflejan la esencia de la democracia. 
Nosotros en México hemos pasado también por momentos que se han convertido en hitos para el desarrollo como nación. Durante la primera transformación, o sea durante la independencia el Grito de Dolores es, sin duda, el momento que da origen y sentido a nuestro país; en la segunda transformación, en la guerra de reforma, el hecho histórico fue la batalla del 5 de mayo, que representó una victoria que fortalecería el espíritu nacional durante la intervención francesa. 
Para la tercera transformación, o sea la revolución mexicana, el momento decisivo fue la decena trágica; existirán opiniones diversas sobre este hecho, pero, desde mi humilde punto de vista, esto fue el impulso de una ola nacionalista para refrendar el carácter democrático y de lo que un país debe realizar para alcanzar los ideales de justicia y bienestar social. A partir de ahí se consolida la visión del país que lastimosamente fue vulnerada por una clase política corrupta apartada de los principios que reflejó Abraham Lincoln en su famosa frase. 
Tristemente, la sangre de tanto mártir revolucionario estuvo a punto de no ser una semilla para el crecimiento de un país mejor para todos. La ambición que generó la revolución institucionalizada terminó por convertirse en un sistema que privilegiaba a unos cuantos con el costo para la gran mayoría que conforma el pueblo, dando paso con esto a una casta privilegiada por la extrema corrupción y que produjo una desigualdad lastimosa.
Es precisamente este punto donde debemos reflexionar ante la decisión que tomaremos los mexicanos en este proceso electoral. Debemos considerar que, con nuestro voto, estaremos abriendo paso a una nación en donde todo sea mejor, donde el gobierno sea del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. 
Son cuatro objetivos que nos deben impulsar a tomar la decisión correcta; primero, permitir la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones y asegurar una representación equitativa de todos los sectores de la sociedad, donde los que conforman el gobierno deben proporcionar igualdad y equidad en la representación de los intereses ciudadanos; el segundo, garantizar los derechos individuales y las libertades civiles de todos los mexicanos; el tercero, promover la rendición de cuentas y el combate a la corrupción para fortalecer las instituciones democráticas; el cuarto, proporcionar el marco institucional para la estabilidad política y el desarrollo económico para todos los ciudadanos.
Estos objetivos solamente los puede garantizar una opción que tenga como principio que el pueblo es quien debe ser el origen y fin de cualquier gobierno.