Flotando en la pasión de Challengers y en la fantasía de I Saw the TV Glow

 

 

Especial para En Rojo

 

La semana pasada me perdí en dos filmes flotantes, Challengers (dir. Luca Guadagnino, EE. UU. e Italia, 2024) y I Saw the TV Glow (dir. Jane Schoenbrun, EE. UU., 2024). Uso esa frase de María Cristina, que me encanta, porque me hace pensar en cada película como una isla que flota, quizás a la deriva en algún mar de un planeta alterno. Ambas películas son territorios flotantes con los que di sin pensar que me gustarían tanto. Por un lado, el tráiler de Challengers presenta la película como un triángulo amoroso que gira alrededor del deporte del tenis. Fui porque soy fanático de todo lo que Guadagnino ha hecho hasta el momento, pero pensaba que esta sería una historia romántica convencional con gente linda sin ton ni son. Se me olvidó que el director tiene un control de la narrativa visual que siempre me deja boquiabierto. Por otro lado, lo poco que había escuchado y visto sobre I Saw the TV Glow me hacía sentir que era para un publico de dos generaciones antes que la mía. Y, de nuevo, quedé fascinado con una de las experiencias más raras, oscuras y algo nostálgicas de este año.

Challengers es una joya dentro de tantas maravillas dirigidas por Luca Guadagnino. La película trata sobre una pareja de amigos, Art (Mike Faist) y Patrick (Josh O’Connor), que juegan tenis juntos. Ambos son jóvenes y, aunque carecen de experiencia, tienen talento en el deporte y luchan por darse a conocer. En un torneo, ambos ven jugar a Tashi (Zendaya), una joven apasionada que juega con una intensidad incomparable e, inclusive, grita ferozmente cuando gana el partido. Art y Patrick quedan flechados no solo por la belleza de Tashi, sino porque la manera en la que ella juega el deporte lo torna en otra cosa. De hecho, el tenis en la película es una metáfora de la intensa relación entre los tres. Challengers comienza y concluye con un partido de tenis entre Art, vestido de blanco, y Patrick en colores oscuros. Tashi los observa desde el centro con zapatos Chanel y gafas Ray Ban que esconden sus emociones. Ella los estudia con una aparente frialdad que se desquebraja cuando concluye el partido. Mientras que Art ha alcanzado el triunfo en el deporte con Tashi como su guía, Patrick continúa compitiendo por encontrar su lugar. Sin embargo, el tenis se torna en el constante conflicto quizás por el amor de Art, a veces por la pasión de Patrick y en otras por el deseo de Tashi. Por momentos, los mismos personajes se preguntan los unos a los otros: “¿estás hablando sobre el tenis?” Ese partido que concluye la película posee una intensidad visual incomparable que solo  un director de fotografía como Sayombhu Mukdeeprom puede lograr. Mukdeeprom capturó la sensualidad romántica de los dos protagonistas en Call Me by Your Name (dir. Luca Guadagnino; Italia, Francia y EE. UU., entre otros; 2017) y la violencia del baile mezclado con brujería de Suspiria (dir. Luca Guadagnino, Italia y EE. UU., 2018). En Challengers, el director de fotografía combina la sensualidad y el desenfreno del deporte convirtiéndolo en la vida misma, especialmente cuando es acompañado por la música energizante de Trent Reznor y Atticus Ross.

I Saw the TV Glow es una fantasía bizarras que evoca el body horror de David Cronenberg en Videodrome (Canadá, 1983) y la entrada a otras realidades como David Lynch logra en películas como Lost Highway (Francia y EE. UU., 1997). La historia se enfoca en Owen (Justice Smith), un joven solitario, y Maddy (Brigette Lundy-Paine), una adolescente unos años mayor que Owen. Aunque nunca se explora del todo, ambos tienen vidas familiares difíciles que se complican aún más porque ellos no caben dentro de la heteronormatividad que predomina en el pequeño pueblo donde viven. Owen y Maddy se refugian en una serie de televisión que se llama The Pink Opaque. Esta tiene ecos de la popular serie, Buffy the Vampire Slayer, creada por Joss Whedon y que se presentó en televisión del 1997 al 2003. El programa dentro de la película es protagonizado por dos adolescentes que están conectadas por una energía misteriosa y por la cual deben de enfrentar diferentes monstruos que trabajan bajo la gran amenaza de Mr. Melancholy. Gradualmente, Owen y Maddy comienzan a confundir su realidad con la de la serie al punto que se les hace difícil distinguir entre lo real y lo fantástico. La película es una metáfora surreal sobre el proceso que pasan los protagonistas descubriendo y aceptando sus identidades queer. Jane Schoenbrun, que es trans, no negocia su mensaje con una audiencia heterosexual y cisgénero. Elle crea unos personajes que se descubren a si mismos en una expresión de cultura popular que tiene una sensibilidad queer, tanto como la tuvo Buffy the Vampire Slayer, en un momento donde la televisión carecía de toda representación. Aunque Schoenbrun mantiene la cotidianeidad de las vidas de Owen y Maddy en los márgenes de la historia, la fantasía que obsesiona a sus personajes incita a la exploración de sus identidades independientemente de las amenazas monstruosas que los rodean. La fotografía de Eric Yue construye un mundo mágico de colores neón y de visuales alucinantes donde la luna tiene ojos malévolos, los corazones laten en la nevera y un fantasmita rosado brilla en el cuello de algunos personajes.

Disfruten de Challengers que ahora mismo se exhibe en las salas de cine de la isla. Aunque no ha empezado en Puerto Rico, espero que puedan ver I Saw the TV Glow en la pantalla grande porque es una experiencia rara y única que no se deben de perder.

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