Puñetazos al grito de 'Heil Hitler': una oleada de ataques a políticos sacude Alemania
Puñetazos al grito de 'Heil Hitler': una oleada de ataques a políticos sacude Alemania
buscan reformar el código penal

Puñetazos al grito de 'Heil Hitler': una oleada de ataques a políticos sacude Alemania

En una semana, tres políticos han sido agredidos en Alemania. En uno de los casos, los atacantes increparon a una funcionaria de Los Verdes mientras hacían el saludo nazi

Foto: Protesta contra el ataque a Matthias Ecke, el 5 de mayo. (EFE/Clemens Bilan)
Protesta contra el ataque a Matthias Ecke, el 5 de mayo. (EFE/Clemens Bilan)

En el centro del barrio de Alt-Rudow de Berlín se alza un edificio de ladrillo. La construcción y todo su interior están completamente reformados. Hace tres años, la biblioteca Gertrud-Haß fue uno de los proyectos de la entonces alcaldesa del distrito, Federika Giffey. Desde ese momento, la exministra de Familia durante la última fase del Gobierno de Angela Merkel convirtió este lugar en uno de sus lugares favoritos de esta zona de la capital alemana. Por encontrarse en un sitio conocido y familiar, no llegó a imaginarse que sería precisamente aquí donde sería atacada.

Este pasado martes, la ahora responsable de Economía del Gobierno y vicelalcaldesa de la ciudad, del Partido Socialdemócrata (SPD), fue agredida por un hombre dentro de la biblioteca que la golpeó en la cabeza y en el cuello con una bolsa con de contenido duro. "Hice campaña para que se reconstruyera esta biblioteca. Nunca habría pensado que me atacarían allí", escribió Giffey en la red social X.

Giffey fue la tercera política que fue atacada en Alemania en una semana. El pasado viernes, Matthias Ecke, también miembro del partido SPD, estaba colgando carteles de campaña para las elecciones al Parlamento Europeo en Dresde cuando fue abordado por un grupo de cuatro jóvenes. Fue hospitalizado por fracturas en el pómulo y una lesión en el ojo. Según las primeras investigaciones, al menos una de las personas del grupo que atacó a Ecke está relacionado con la extrema derecha.

En el caso de Giffey, la Policía anunció que había detenido a un hombre de 74 años que ya estaba fichado por "crímenes de odio y de seguridad del Estado". Los fiscales dijeron que había indicios de que el hombre padecía "una enfermedad mental" y estaban evaluando si debía ser admitido en atención psiquiátrica.

Foto: La videalcaldesa Franziska Giffey. (EFE/Clemens Bilan)

La tercera figura política víctima de violencia fue candidata del Partido Verde, Yvonne Mosler. El mismo día en el que Giffey fue atacada en la biblioteca, Mosler fue increpada en Dresde. Un ataque muy parecido al de Ecke aunque, en este caso, los atacantes incluyeron consignas ultraderechistas. Con la mano levantada, un hombre y una mujer gritaron "Heil Hitler" antes de acercarse a la política que estaba colgando carteles relacionados con las elecciones europeas. La atacaron verbalmente y la escupieron, sin que parecieran percatarse de las cámaras de televisión de Deutsche Welle que estaban grabando la agresión.

Los tres ataques en una semana han provocado un aumento de las preocupaciones de que la retórica violenta, fomentada por partidos como el ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) haya provocado una normalización o justificación de la violencia. La propia Giffey dijo después de ser atacada que estos casos suponen "una transgresión a la que la sociedad debe oponerse".

El temor no se basa solamente en las agresiones contra políticos, sino en las consignas ultraderechistas y nazis que han caracterizado alguno de los capítulos violentos. Los más recientes recuerdan a los momentos "más oscuros de la historia alemana", dijo Hendrik Wüst, primer ministro de Renania del Norte-Westfalia y del partido conservador Unión Demócrata Cristiana de Alemania.

En la misma línea se pronunció Michael Kretschmer, el primer ministro de Sajonia, a Deutsche Welle: "Esto recuerda aquella época verdaderamente oscura de la historia alemana… cuando las personas que participan activamente en la política, que se ocupan de cuestiones políticas, se ven amenazadas por otros". Por eso, continuó, tanto las autoridades como la sociedad deben actuar para intentar poner freno a la tendencia.

El debate llega a la justicia alemana

La situación ha llegado hasta tal punto que la ministra de Interior, Nancy Faeser, pidió que se tomaran medidas al respecto, aunque fueran simbólicas. El contexto es especialmente delicado por el periodo electoral en Alemania. Además de los comicios al Parlamento Europeo de junio, se celebrarán elecciones locales en nueve Estados, así como las de Sajonia, Brandeburgo y Turingia en septiembre.

"Estamos experimentando una escalada de violencia antidemocrática", dijo Faeser. En una reunión con los ministros de otros Estados, se discutieron medidas como el endurecimiento de las penas por ataques a políticos, que fueron descritas en una resolución conjunta como un síntoma "de una creciente brutalidad en la sociedad". Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, tildó este tipo de agresiones de "escandalosas y cobardes" y ha manifestado que las "personas decentes y sensatas están claramente en contra". Sin embargo, las reformas legales relacionadas con este fenómeno no llegarán en un corto plazo.

El ministro de Justicia de Alemania, Marco Buschmann, descartó este viernes un recrudecimiento de las penas y afirmó que esta medida no reduciría la violencia contra funcionarios alemanes. "El intento de resolver el problema social de la brutalización del debate político únicamente mediante el fortalecimiento de las legislaciones fracasará", dijo, aunque añadió que está dispuesto a analizar las distintas propuestas para reformar el Código Penal.

Foto: La ministra de Finanzas de Holanda, Sigrid Kaag. (EFE/Lavandeira)

Los recientes ataques han estado en el punto de mira del ámbito social y político de Alemania en la última semana, pero las cifras apuntan a que el problema lleva estando presente más de un año. En lo que llevamos de 2024, se han denunciado 22 ataques contra políticos. El año pasado, según datos del Gobierno federal, el partido AfD registró 86 delitos violentos, seguido de 62 casos por parte de Los Verdes, 20 de Die Linke y 19 el partido CDU. En lo que respecta a amenazas, insultos o difamaciones, Los Verdes tienen el mayor número de casos denunciados, un total de 947, seguidos de 293 de los socialdemócratas.

Más allá de las propuestas para reformar las leyes en este sentido, algunos políticos han apostado por un aumento de la seguridad de funcionarios locales. Berlín anunció que, de cara a las elecciones generales de 2025, formará a cerca de 100 guardaespaldas más para aumentar la protección de los candidatos. El problema reside en que los servicios de seguridad gubernamentales solo son responsables de proteger a los miembros del Gobierno federal y el Bundestag, no a los políticos locales.

"Examinar las iniciativas legales no está mal, pero no ayuda a corto plazo", afirmó Georg Maier, ministro de Interior de Turingia, a Der Spiegel. Su apuesta pasa por establecer un contacto directo entre políticos y la Policía para atender a aquellos que puedan estar en riesgo. "Ya hemos iniciado estas medidas en Turingia", anunció.

"La ultraderecha está empoderada"

Es posible que, en los últimos días, algo se haya roto en Alemania. O, por lo menos, que las autoridades son ahora conscientes de una tendencia que llevaba tiempo llamando a sus puertas. A principios de año, miles de personas se manifestaron en varias ciudades del país para protestar contra el ultraderechista AfD. La gota que colmó el vaso, más allá de sus polémicas propuestas políticas, fue una reunión entre miembros del partido con neonazis y empresarios para llevar a cabo un "plan maestro" para deportar a millones de migrantes.

El miedo a una Alemania con AfD al frente copó las calles del país, y los socialdemócratas tanto locales como europeos se comprometieron a no forjar alianzas políticas con AfD en el caso de que fueran necesarias coaliciones para gobernar. Ahora, las autoridades reconocen la amenaza que representa la extrema derecha para la democracia, porque, en el pasado, "se cometieron muchos errores al no actuar plenamente contra el extremismo de derecha, especialmente en el ámbito jurídico. Muchos crímenes quedaron impunes", sostiene Lorenz Blumenthaler, portavoz de la organización alemana Fundación Amadeu Antonio, a Euronews.

Esta sensación de impunidad, continúa Blumenthaler, conduce a una nueva conciencia de la extrema derecha basada en que no será castigada por sus crímenes y puede repetirla. "Se sienten empoderados", afirmó.

Foto: Protesta contra el partido AfD en Colonia, el 16 de enero. (Reuters/Jana Rodenbusch)

Los partidos de izquierda, como SPD y Los Verdes, han culpado directamente a Alternativa para Alemania del clima de crispación en el país por su retórica centrada en la confrontación. "Si hay políticos que oficialmente (dicen) 'vamos a cazarlos'… las palabras moldean las acciones", dijo Niklas Nienass, miembro del Parlamento Europeo por Los Verdes. La extrema derecha ha negado estas acusaciones y Alice Weidel, líder de AfD, acusó a los políticos alemanes de utilizar las noticias de las agresiones para obtener beneficios electorales. Además, recordó que los miembros de su partido también son atacados son frecuencia.

En los artículos publicados en periódicos alemanes y en las declaraciones de varios funcionarios se ha repetido el nombre de Walter Lübcke. El político, del partido CDU, fue asesinado a balazos en 2019 por un neonazi en Hesse y el caso marcó un punto de inflexión en la historia del país porque fue la primera vez que un político era asesinado por un extremista desde la Segunda Guerra Mundial.

Uno de sus colegas del partido, Roman Poseck, no dio declaraciones después del asesinato, pero le rondaba el sentimiento constante de que cualquiera pudo haber sido la víctima. Incluso él mismo. Posek, actual ministro del Interior de Hesse, calificó lo ocurrido en 2019 como un punto de quiebre y el inicio de un miedo que persiste años después. "Es un ejemplo del hecho de que a menudo las palabras van seguidas de acciones. Quien siembra odio, cosecha violencia", dijo al Frankfurter Allgemeine.

En el centro del barrio de Alt-Rudow de Berlín se alza un edificio de ladrillo. La construcción y todo su interior están completamente reformados. Hace tres años, la biblioteca Gertrud-Haß fue uno de los proyectos de la entonces alcaldesa del distrito, Federika Giffey. Desde ese momento, la exministra de Familia durante la última fase del Gobierno de Angela Merkel convirtió este lugar en uno de sus lugares favoritos de esta zona de la capital alemana. Por encontrarse en un sitio conocido y familiar, no llegó a imaginarse que sería precisamente aquí donde sería atacada.

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