Incendio y triple crimen en Barracas: “Les dijo que las iba a matar y mirá lo que pasó”

El hotel tiene restos de cera en la vereda. La puerta da a una escalera y se pierde en una especie de pasillo. Las personas entran y salen de la casona antigua de Olavarría al 1600, Barracas, que, por estas horas, se transformó en un lugar de protesta y recuerdo.

Andrea Amarante (42) murió el domingo después de pasar varios días internada en terapia intensiva. Tenía graves quemaduras producto de un violento ataque en la habitación que compartía con tres mujeres. Pamela Cobbas (52) y Mercedes Roxana Figueroa (43) también murieron.

Sofía Catro Riglos (39) es la única sobreviviente y permanece internada en el Hospital del Quemado donde le realizan curaciones. Podrían darle el alta en los próximos días.

Las mujeres fueron atacadas en la habitación donde se alojaban. Ocupaban el departamento 14 del segundo piso. Roxana compartía ese lugar con Pamela desde hacía más de dos años.

La relación con sus vecinos nunca fue buena, al menos así lo describieron a Clarín en el lugar. Peleas, intercambios agresivos y discriminación, fueron algunos de los motivos. Pamela tenía dos hijos, uno de 14 años bajo la guarda del Estado y una joven de 27 años que vive en Mar del Plata.

Roxana era su pareja y convivían en una habitación pequeña del hotel. "Ellas eran, viste vos... y bueno, esas cosas", fue la respuesta de Juan, un vecino que lleva 23 años demostrando la hostilidad que atravesaba la convivencia con Roxana y con Pamela.

En el hotel conviven distintos tipos de personas y muchas encuentran en estas habitaciones una alternativa a la calle, una situación que se agravó en el último tiempo. A la discriminación que sufrían Pamela y Roxana se le sumó la mudanza de Andrea y su novia Sofía, algo que acrecentó los problemas con su vecino del departamento 12.

Agencia Presentes, un medio especializado en temas de género y diversidad sexual, accedió al departamento de las víctimas y contaron: "Él ya las había amenazado una vez. Fue en la última Navidad. Les dijo que las iba a matar a las dos (Pamela y Mercedes) y mirá lo que pasó ahora” dice Diego Hernán Britez, un vendedor ambulante de 51 años.

“Discutían bastante. Ellas llamaron a la policía una vez y entiendo que lo habían denunciado. Él les decía ‘engendros’ por su condición sexual. Les decía ‘tortas’, ‘gorda sucia’”, describió Britez a Presentes.

Según contaron allegados suyos a Clarín, Pamela se dedicaba a revender medias o productos cosméticos. Además tenía una pensión con la que ayudaba a su hijo y viajaba a visitar a su hija.

Cuando Sofía y su novia Andrea se mudaron a la habitación la violencia creció. Las cuatro mujeres compartían un cuarto pequeño y, eventualmente, recibían la visita de sus hijos. Fue ahí cuando la situación se volvió insostenible, aunque –según dicen– los vecinos nunca se imaginaron que podía llegar a tanto.

El lunes de la semana pasada, alrededor de la una de la madrugada, Barrientos irrumpió en el cuarto donde dormían Pamela, Roxana, Sofía y Andrea y las prendió fuego. No está clara la mecánica del crimen, primero se dijo que fue con una bomba molotov y luego que las roció con combustible. El hombre, al que también alcanzaron las llamas, empujaba a las mujeres hacia adentro para que no pudieran escapar. Luego corrió a la terraza y se cortó el cuello con una sierra.

Justo Fernando Barrientos está detenido y a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 14, a cargo de a cargo de Edmundo Rabbione que delegó la investigación en la Secretaría 143 a cargo de Alberto Gegunded.

No han brindado información oficial sobre el hecho ni si han agravado la imputación por el triple homicidio ni si han considerado el agravante de odio de género o identidad sexual a la carátula. Según trascendió, analizaban con distintas pericias si Barrientos es imputable, es decir, si era consciente de sus actos al momento del crimen.

El alquiler cuesta entre 50 y 70 mil pesos y, por la situación económica, muchos empezaron a compartir el cuarto para poder pagar. Esto sumado a la realidad que padecen las personas en situación de calle, que son sistemáticamente expulsadas del espacio público, algo que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anuncia como política de seguridad.

Andrea era auxiliar de enfermería y se fue de Neuquén, donde vivía junto a su familia, escapando de conflictos familiares. "Andrea es sobreviviente de Cromañón", publicó la Coordinadora Cromañón en un comunicado. "Ayer víctima de Cromañón, hoy de un ataque lesbodiante", sentenciaron.

"Andrea no es parte del padrón de víctimas que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires creó en el año 2005. De hecho, esa lista reconoce solo a 1.600 personas como sobrevivientes. Es decir, menos de la mitad del total. Andrea no percibió ayuda económica y tampoco es beneficiaria del Programa de Salud para víctimas de Cromañón. Andrea estaba en situación de calle y dormía donde podía", escribieron.

En sus redes sociales, Sofía se describe como "Emprendedora y gestora de leyes". Además dice: "Sigo capacitándome para hacer todos mis proyectos realidad, trabajo por un mundo mejor". Hace tiempo había empezado una relación con Andrea y se mudaron juntas a la habitación de Barracas.

Está internada y se recupera de las lesiones que le provocó el ataque. "Actualmente una única paciente permanece internada en el Hospital de Quemados donde se realizaron las curaciones necesarias y se espera que en el transcurso de la semana reciba el alta", confirmaron fuentes del área de salud de la Ciudad de Buenos Aires.

"Desde la asamblea de Barracas, en conjunto con otros grupos autoconvocados, realizaremos una acción colectiva el lunes 13 en la plaza Colombia a las 18, en Avenida Montes de Oca al 800, para luego marchar hacia el hotel donde sucedió el ataque, en Olavarría 1621", convocaron.

MG