Por qué la abuela y la madre de Carmen Ballesteros Botín fueron las invitadas mejor vestidas a su boda

Carmen Ballesteros, la única mujer de los tres hijos que nacieron del matrimonio entre Severiano Ballesteros y Carmen Botín, y el farmacéutico Juan Diego García, ya son marido y mujer. Tal y como estaba previsto, la pareja celebró sus nupcias en Cantabria el pasado sábado 11 de mayo.

Como nieta del desaparecido Emilio Botín y sobrina y ahijada de Ana Botín O´Shea, la actual presidenta del Banco Santander, se esperaba que la élite financiera y empresarial se dieran cita en este enlace. Precisamente, el lugar elegido por los novios es propiedad de la familia Botín: Carmen y Juan Diego entonaron el 'sí, quiero' en un palacete con vistas a la bahía en Santander, ubicado en la localidad de Puente de San Miguel. Situada a unos 30 kilómetros de la capital cántabra, el lugar es muy especial para Ballesteros, ya que allí vivió parte de su infancia y es también el sitio donde reposan los restos de su abuelo, Emilio Botín.

Se sabía que Carmen Ballesteros había confiado su look nupcial en Rosa Clará, pero no fue hasta el gran día cuando pudimos ver el diseño realizado por la modista catalana y por ende, descubrir el secreto mejor guardado en toda boda, su vestido de novia.

Del traje de la novia destacó el tejido. Confeccionado con uno de los materiales insignia de la casa nupcial, el modelo de encaje bordado con pedrería otorgó a la hija del recordado Severiano Ballesteros una imagen tan romántica como delicada. En cuanto al patrón, sus señas de identidad apuntaron a un escote corazón decorado con puntillas, manga larga, cuerpo ajustado y falda en línea 'A' rematada en cola. Unas sandalias de plataforma y tacón en bloque, un velo de tul brotando de su recogido boho y un ramo de peonías blancas completaron su look.

Con permiso de la novia, y del resto de asistentes, la abuela y la madre fueron las verdaderas protagonistas del desfile de invitados captado mientras bajaban de los autobuses y los coches para llegar a pie a la finca.

Empezando por Paloma O'Shea, de 86 años, demostró que la edad no está reñida con la elegancia y algo más, que la experiencia es un grado, incluido en el arte de ir bien vestida a una boda. Pianista, filántropa y mecenas, así como presidenta de la Escuela Superior de Música Reina Sofía y primera marquesa de O'Shea, es además el referente el estilo de la novia, según su nieta ha confesado en varias ocasiones.

Para la ocasión, la viuda de Emilo Botín escogió un total look de Prada conformado por un vestido con mangas capa, un bolso de mano y unas sandalias de plataforma.

El vestido, parte de la actual colección primavera-verano de la marca de lujo italiana, es un diseño confeccionado en un tejido de gasa muy fluido de color rosa empolvado estampado con flores a contraste. Con el cuello ligeramente subido tipo bufanda y las mangas amplias a modo de capa, el resto del vestido presentaba una línea recta con drapeados en la cintura y largo justo por debajo de la rodilla. ¿Su precio? 3.200 euros.

En cuanto a los accesorios, llevó un bolso de mano de Prada en acabado metalizado en tono plata valorado en 2.700 euros. No es un bolso cualquiera, es una versión del icónico ejemplar shopper de la firma bautizado como Re-Edition 1995. Las sandalias, fabricadas en piel a juego con el vestido, con dos tiras anchas acolchadas en la pala, cierre con pulsera y tacón en bloque de casi 7 centímetros, se venden por 970 euros. Dos aderezos que actualizaron su imagen y le otorgaron el toque cool.

Unos pendientes con flor en tamaño maxi y un tocado lateral con plumas, completaron su look de invitada como abuela de la novia.

Por su parte, Carmen Botín O'Shea, la madre de la novia, escogió un estilismo en tonos nude. A sus 55 años, se decantó por un minivestido repleto de drapeados para probar que el largo mini no tiene edad. El suyo es un vestido de Magda Butrym a la venta por 1.930 euros.

Para su confección se ha empleado un material que mezcla viscosa y elastano en su trama en color crema, dotado de volumen en los hombros, escote caído, manga larga y falda fruncida, el modelo quedaba por encima de las rodillas. Sumó unas medias cristal.

A sus pies, unos zapatos de Alaïa. El par Le Coeur llamado así porque presentan un corazón en la pala. Los suyos eran destalonados, con corte de rejilla y tacón sensato. ¿Su precio? 950 euros.

Una maxipamela de rafia con desflecados y un bolso de mano rígido de color morado, el único tono diferente al color crema, pusieron el broche de oro a un look de invitada de más de 50 años que es pura inspiración.