Junts pr Cataluya planteó la campaña como la del retorno del presidente Carles Puigdemont después de seis años y medio de exilio con la esperanza de recuperar la distancia abismal que lo separaba del PSC y el objetivo de superar Esquerra y deshacer el empate técnico entre las formaciones independentistas. Esta era la fotografía que reflejaban todas las encuestas hasta que Puigdemont hizo saltar la banca y anunció en Elna (Cataluña Norte) que se presentaba como candidato a las elecciones en el Parlamento de este domingo 12 de mayo y que su retorno se producirá en el primer debate de investidura. Desde entonces, la trayectoria de Junts ha sido ascendiente a todas las encuestas -incluso un tracking interno elaborado por la misma empresa que dio la victoria a Xavier Trias le otorga un empate técnico- y ha superado todas las trabas que le han puesto o se ha encontrado durante esta campaña y también ha aprovechado todos los regalos, en forma de insultos, que le han hecho.
De hecho, todo ha cambiado después de una primera semana marcada por la interferencia de Pedro Sánchez y el intento de hispanizar la campaña, que condicionó el arranque y los primeros días, y la muerte de Nuria Casamajó i Ruiz, madre de Puigdemont, que obligó el candidato a suspender la agenda durante dos días. Desde entonces, la candidatura de Junts+ Puigdemont se ha erigido en la ganadora de esta segunda semana de campaña y Puigdemont se ha centrado a intentar trasladar su moral de victoria al electorado y captar el voto de aquel independentista y, también de aquel no independentista, indeciso o abstencionista para conseguir, como dice el candidato, una «movilización sublevada» que le permita derrotar el PSC y Salvador Illa en las urnas, un hecho que parecía impensable al inicio de esta campaña. El objetivo de Junts con los llamamientos y proclamas de esta semana ha sido construir la idea que puede ganar para que el electorado independentista concentre el voto en su candidatura.
Además, Junts ha hecho una demostración de fuerza durante cada mitin que ha celebrado en el Espacio Jean Carrère de Argelers, desplazando hasta 13 autocares en un solo día y movilizando más de 15.000 personas que han peregrinado hasta la Cataluña Norte para asistir a los mítines de Puigdemont y hacerse una foto con el presidente en el exilio, que ha dejado atrás los mítines a través de la pantalla. Y, como una imagen vale más que mil palabras, estos últimos se ha podido ver un Puigdemont que disfruta el momento: codo derecho apoyado sobre el atril del escenario, medio de perfil y transmitiendo un hiperliderazgo que dentro de la formación nadie discute.
Puigdemont entra en el cuerpo a cuerpo con el PSC e ignora ERC
Durante toda esta campaña, el presidente en el exilio ha evitado entrar en el cuerpo a cuerpo con Esquerra Republicana, a quien las críticas le han llegado desde las segundas filas juntaires pero sin hacer un grano demasiado, porque el objetivo de la candidatura ha estado en todo momento contraponer su propuesta con la de Salvador Illa, que han remarcado que también es la de Pedro Sánchez y el PSOE. La idea constante que ha centrado todos los actos a Argelers es que el modelo de Junts sería el de un gobierno con un liderazgo fuerte que fuera capaz de levantar Cataluña y que, además, tendría capacidad de hacer frente a Madrid si sus demandas no son correspondidas por parte del gobierno español. En este sentido, han remarcado la capacidad negociadora que ya tienen a Madrid con sus siete diputados y que podría aumentar mucho más si hay un gobierno presidido por Puigdemont. Al otro extremo, el candidato de Junts ha situado el modelo del PSC, que ha definido como una muleta del PSOE hasta el punto de decir que Isla hará de «gobernador civil» en Cataluña. Además, ha destacado en reiteradas ocasiones que Salvador Isla no priorizará los intereses de Cataluña como, por ejemplo, la lengua, para no molestar Pedro Sánchez. «El PSOE quiere aplicar un 155 de baja intensidad en Cataluña», ha advertido, y ha dejado muy claro que habrá consecuencias si se repite la operación Barcelona que cortó el acceso de Xavier Trias de la alcaldía de Barcelona dos horas antes del pleno que lo tenía que escoger.
En medio de esta confrontación de modelos, llegó un momento clave de la campaña, que fuimos las palabras que le dedicó el presidente de la UGT de Cataluña y candidato del PSC, Matías Carnero, durante un mitin de los socialistas. Junts necesitaba gasolina y Carnero se lo puso en bandeja para contrarrestar el efecto de la regeneración democrática que dijo Sánchez que quería impulsar después de tener cinco días el estado en suspenso. Puigdemont aprovechó para acusar los socialistas de usar las mismas armas políticas que el PP y subrayó que utilizaban «las mentiras de las alcantarillas para deshumanizar» el contrincante político que los ha ido recortando la ventaja inicial que tenían los socialistas. En medio de esta polarización, ERC se ha visto relegada a un tercer lugar y las críticas a los republicanos han tenido poca relevancia durante estas dos semanas en las cuales los juntaires han hecho bandera que salir del Gobierno de Pere Aragonès fue una buena decisión y creen que el tiempo los ha dado la razón.
«Dar la campanada» para volver a ser primera fuerza, como Convergència el 2012
En Junts ya no se esconden y admiten en público que creen que domingo puede haber una sorpresa: ven opciones de «dar la campanada» y volver a ser primera fuerza política en el Parlamento después de muchos años, pero en cualquier caso advierten que domingo «no nos sobrará ningún voto» porque la victoria «puede ir de muy pocos votos». De hecho, Junts per Catalunya, nueva formación proveniente parcialmente de la antigua Convergència, no ha ganado nunca unas elecciones en el Parlamento y la última vez que la extinta CDC ganó unas elecciones se remonta en el año 2012, con Artur Mas de candidato. De hecho, el alma de la antigua Convergència ha planado durante toda la campaña desde que los expresidentes de la Generalitat Jordi Pujol y Artur Mas apoyaron a la candidatura de Carles Puigdemont. El mismo Puigdemont ha agradecido el gesto de ambos expresidentes y ha puesto de relieve el paso hecho por Mas, que en las últimas elecciones en el Parlamento del año 2021 apoyó al PDeCAT.
Y, además, en medio de esta campaña, inconscientemente o no, Puigdemont ha
Llamar a Aragonés la misma noche de las elecciones para rehacer la unidad del Primero de Octubre
La candidatura de Junts+ Puigdemont por Cataluña también ha hecho bandera del 1-O en diferentes momentos y ha defendido que rehacer la unidad es clave para gobernar y para reimpulsar el Proceso. De hecho, Puigdemont se ha comprometido a llamar al presidente de la Generalitat y cabeza de lista de ERC, Pere Aragonès, la misma noche electoral para empezar a tender puentes de cara al futuro. Se ha comprometido a entenderse con quién ERC decida que tiene que ser el interlocutor, pero ha fijado como una condición
Si bien es cierto que la independencia no ha sido un tema central de sus discursos, Puigdemont ha enfatizado que para ellos el referéndum del 1-O es válido y que la declaración de independencia es vigente porque no hay ninguna decisión del Parlamento que diga el contrario. Además, el presidente al exilio ha advertido el PSOE que si no acepta un referéndum acordado, al cual ha evitado poner una fecha, cuenta con un plan para culminar la independencia, del cual ha evitado dar detalles, pero ha dejado claro que no se trata de apretar un botón rojo para tener una República. El único que ha avanzado en este sentido es que tiene que contar con la unidad de todos los agentes políticos y sociales a favor, que quiere reunir en una misma mesa para recuperar aquella unidad que no se tendría que haber perdido nunca.