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Los gemelos del Chilam Balam

Julio César Ramírez

El 7 de mayo, desde Tzimol, Chiapas, Marco von Borstel, Ollin Koatl, nos confió lo que en seguida compartimos: -En un sueño que tuve me llegó el mensaje de que los gemelos mayas del Chilam Balam: Hunahpú e Ixbalanqué, se convirtieron, tras su combate contra los Dioses del Xibalba, en ríos, en el Usumacinta y el Grijalva, para darle vida a los hombres y mujeres verdaderos, a los pueblos mayas que aún ahora pueblan estos territorios.

Estos afluentes nacen de las montañas de Guatemala y abrazan el estado de Chiapas para desembocar juntos en el estado de Tabasco, en México, nutriendo los pantanos y manglares y diluyéndose en el Golfo de México.

Estos territorios son una de las cunas más importantes de la cultura maya y donde hoy en día todavía están presentes pueblos tsotsiles, tseltales, tojolabales, chol, lacandones, chuj, zoques, mam, canjobalanos, mocho, chontales y muchos más, conviviendo con diversas comunidades mestizas y criollas de todo el mundo, en una región asolada por problemas sociales, intereses corporativos y megaproyectos de muerte que pareciera quieren destruir su belleza y riqueza natural, así como desaparecer todo vestigio de la dignidad y grandeza de los pueblos ancestrales.

En las cuencas de estos ríos podemos encontrar los sitios sagrados de Tikal, Palenque, Yaxchilán, Bonampak, Toniná, Piedras Negras, entre otros; y muchos están en riesgo.

Estos gemelos también dan vida a la selva del Petén/Lacandona, que es uno de los pulmones más importantes del continente americano y una de las zonas con mayor biodiversidad del mundo y que junto con los demás ecosistemas de la región representan una de las posibilidades de mitigación del cambio climático, que tanto está haciéndose presente en todo el planeta.

Como si fuese un mito, el río Grijalva (uno de los dos gemelos), ha sido desmembrado por el mal llamado desarrollo, por los Dioses del lugar de los muertos; las represas construidas en su cauce no le permiten fluir libremente, y pueblos, tierras fértiles, historias y ecosistemas enteros, han sido inundados por los embalses de esos proyectos de supuestas energías limpias que son las presas hidroeléctricas, que de limpias tienen poco o realmente casi nada.

Acá residen los heroicos pueblos zapatistas, las admirables Abejas de Acteal y tantas comunidades y organizaciones que resisten al capitalismo depredador, a los malos gobiernos y a las bandas criminales. Y ahora, varias comunidades, movimientos, instituciones, investigadores y personas nos hemos unido de los dos lados de la frontera y de lugares más lejanos para construir una alianza que nombramos como Ríos Mayas, para imaginar y cosechar alternativas y no permitir que se hagan más presas en el Usumacinta ni en toda la región, para frenar el uso de agrotóxicos y edificar un territorio de integración cultural, donde se valoren las expresiones ancestrales de los pueblos y las nuevas manifestaciones artísticas de los jóvenes, un espacio de paz, de alegría, de justicia y dignidad; un espacio donde demos cabida a nuevos mitos luminosos y no sólo protejamos la biodiversidad que aún existe sino restauremos los ecosistemas que han sido tan cruelmente devastados.

Acá esgrimimos la cultura como una arma revolucionaria de los pueblos, para generar vida y plasmar sueños, de caminar enarbolando la esperanza y poder encontarnos con las otras y los otros, donde haya lugar para la diversidad, para los que no piensan igual, el respeto, las abuelas y los abuelos, pero en especial para las nuevas generaciones que merecen un horizonte de futuro, nadar en caudales limpios, alimentarse de comida sana y caminar sin miedo por sus comunidades, ciudades y montañas; un mundo donde quepan muchos mundos, como dicen los compas que aún usan pasamontaña.

Acá pensamos en la agroecología, las culturas comunitarias y las propuestas imaginadas desde abajo, como respuesta ante la depredadora avaricia de los poderosos.

Así también la música, las danzas, los trajes tradicionales, los idiomas originarios, el hiphop, la gráfica, el rescate y la innovación.

Todo el arcoiris de flores que crecen alimentadas por las aguas de estos ríos y sus subcuencas, está listo para gritar: que vivan los gemelos en libertad, que respiren y fluyan las aguas de los ríos, que el quetzal vuele libre embelleciendo el cielo y que los venados, jaguares y armadillos habiten de nuevo las selvas y los bosques, que se destierren el patriarcado, el colonialismo y el capitalismo que nos mata.

Así, con trabajo, unión, respeto y cultura, derrotaremos a los Dioses de Xibalba, a las fuerzas del despojo, a los espíritus del mal que nos acechan.

Con amor, ritmos y bailando hemos de limpiar las cuencas de los ríos, derrumbar las presas que ya existen; sembrando milpas de colores y esperanza que perdurarán por siete generaciones más, haciéndonos merecedores de la herencia de los mayas, de los observadores de los astros, de los mejores matemáticos, de los arquitectos de los templos del Tiempo, que se sabe contar aún, entre el caos de este tiempo oscuro, de guerras, violencia desmedida y flagelo de utopías.

El otro día tuve un sueño, y de pronto desperté: estoy en la cuenca San Vicente, afluente del Grijalva, y me dí cuenta que el sueño tiene pies y manos y que juntos estamos tejiendo esta alianza y que... habremos de vencer.

Marco von Borstel. Tzimol, Chiapas, México. 7 de mayo del 2024.

@kardenche

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